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La nueva ley del sector pesquero se olvida de las trabajadoras del mar

Viernes 11 de septiembre de 2015

El proyecto de Ley reguladora de la protección social de los trabajadores del sector marítimo-pesquero reconoce tan solo la figura de los rederos que trabajan por cuenta ajena en los barcos en alta mar mientras ignora a la rederas de los puertos

"El relevo generacional se hace muy difícil sin unas condiciones dignas y sin redes reparadas a punto no hay capturas", manifiesa Maite Burgoa, la presidenta de la Asociación de Rederas de Euskadi

Natalia González de Uriarte eldiario.es 10-09-2015

El proyecto de Ley reguladora de la protección social de los trabajadores del sector marítimo-pesquero contempla muchas reivindicaciones pendientes del gremio pero las grandes ignoradas por los legisladores son las trabajadores del mar que operan en tierra firme, a pie de puerto.

La norma, que afronta su última tramitación en el Senado dentro de unos días tras haber pasado por el Congreso, reconoce tan solo la figura de los rederos que trabajan por cuenta ajena en los barcos en alta mar mientras olvida a las tradicionales rederas de los puertos y otros colectivos que faenan en las lonjas y en los barcos atracados, conocidas en Euskadi como neskatillas y empacadoras. A pesar de que su labor es absolutamente imprescindible para las flotas- "sin redes a punto no hay capturas"- la norma no hacen ninguna mención sobre estas trabajadoras.

En un párrafo del artículo 3 se hace referencia a los rederos por cuenta ajena como incluidos en el campo de aplicación del Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores del Mar. En el texto refundido de 1974 no se contemplaba específicamente la figura del redero por cuenta ajena. En la nueva norma se ha recogido expresamente "por constituir una categoría laboral específica diferente a la del resto de trabajadores por cuenta ajena dedicados a la pesca marítima como tripulantes de una embarcación o como personal administrativo de empresas marítimo-pesqueras". Así lo reconoce un informe elaborado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y el Instituto Social de la Marina sobre el impacto normativo del Proyecto de Ley.

Competencias profesionales adquiridas

De las rederas en tierra firme se olvidan pese a que ellas tenían todas sus esperanzas puestas en esta Ley. "Hemos perdido una oportunidad única pese a que nosotras hemos cumplido todas las exigencias encomendadas", confiesa la presidenta de las rederas de Euskadi, Maite Burgoa.

Esta redera con más de 40 años de trabajo en el puerto de Ondarroa relata como prácticamente la totalidad del colectivo se ha profesionalizado. Han completado un proceso de evaluación y formación que ha servido para acreditar su competencia profesional adquirida a lo largo de su vida laboral en ’confección y mantenimiento de arte y aparejo’. Este título lo concede el Gobierno vasco y las mujeres que realizan su labor en los puertos de Hondarribia, Orio, Getaria, Ondarroa, Lekeitio y Bermeo ya disponen de este reconocimiento profesional. También se han organizado, asociado y federado para luchar contra el intrusismo. El siguiente paso que esperaba este colectivo era que sus reivindicaciones -asumidas en principio por la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente- quedarán resueltas en esa regulación de las profesiones pesqueras que última el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero no ha sido así. Ninguno de los derechos largamente reclamados quedan recogidos.

No se les reconocen ninguna de las ventajas derivadas de la penosidad de su trabajo, al contrario que ocurre con los hombres, que sí se benefician del Régimen Especial de Trabajadores del Mar, un sistema de la Seguridad Social que ofrece derechos más provechosos que el Régimen General al tratarse de una actividad singular debido a sus características de dureza y condiciones de penosidad en que se desarrolla el trabajo en el mar. Ninguna de sus aspiraciones se ven cumplidas; ni los coeficientes reductores en edad de jubilación, ni la definición expresa de las enfermedades propias de la actividad ni la figura del pago subvencionado de un seguro. "No se reconocen las enfermedades laborales que sufrimos por el desarrollo de estas profesión".

Enfermedades profesionales

La lesiones que presentan estas trabajadoras son de carácter músculo-esquelético en espalda y cuello, así como contracturas y tendinitis en extremidades superiores por la realización de movimientos repetitivos y la adopción de posturas forzadas. Su trabajo se desarrolla a la intemperie, con largas exposiciones al sol, que derivan en ocasiones en cánceres de piel. También el frío y la humedad hacen mella en su salud. Padecen fuertes artrosis y reúmas. "Por mediación del Gobierno vasco han llegado unos cubiertas a ciertos puertos, los guipupuzcoanos sobre todo, que nos protegen. Pero en Bizkaia estamos mal", confiesa Burgoa. "’¿Dónde vas, pero dónde vas?’, me pregunto muchas veces yo con mis 62 años, enferma de los huesos, cuando bajo al puerto", revela la veterana redera.

La flexibilidad en cuento a horarios inherente a su profesión sin calendarios tampoco se refleja en los salarios que cobran "que siguen siendo ínfimos".

Las rederas, pasan sus días pendientes de un sonido: la sirena de los puertos que avisa de la entrada de barcos. "Si suena una vez, entra bonito, si son dos, chicharro y si emite tres pitidos, se anuncia la entrada de anchoa", relatan las trabajadoras del puerto de vizcaíno de Ondarroa. En cualquiera de los casos, ese pequeño ejército de trabajadoras del mar que operan en tierra firme, a pie de puerto, entra en acción. De su labor, imprescindible para garantizar la continuidad de la actividad de las flotas de cerco, depende que las naves regresen antes o después a la mar en esos días de campaña. Urge que las redes estén perfectas para las tareas extractivas. Han de reparar en el menor tiempo posible los distintos paños, corchos y plomos que componen mallas de diferentes longitudes que oscilan de 250 a 1000 metros y unos 50 de ancho.

Enmiendas del PNV en el Senado

En paralelo avanzan las neskatillas,encargadas de descargar los buques, llevar la mercancía a la venta y también se ocupan del aprovisionamiento de víveres que necesitan los arrantzales para zarpar a alta mar. Para la flota de altura en fresco, se ponen marcha las empacadoras. Se dedican a pesar, clasificar y ordenar las cajas de pescado descargadas de la flota o de camiones provenientes de la flota vasca en las lonjas de las diferentes empresas antes de su subasta.

Los colectivos de rederas, neskatillas y empacadoras advierten de que el futuro del sector pesquero peligra sin protección social para las mujeres que arreglan las redes, una labor imprescindible para extraer las capturas. "El relevo generacional se hace muy difícil sin unas condiciones dignas y sin redes reparadas a punto no hay capturas", insiste Maite Burgoa. Esta profesional estima que son un centenar de mujeres las que se dedican en Euskadi a este singular oficio.

El representante del PNV en el Senado José María Cazalis presentará varias enmiendas al proyecto cuando la norma aterrice en la Cámara alta - tras hacer lo mismo sus compañeros del Congreso- pero sus posibilidades de prosperar son muy escasas. El portavoz jeltzale ya ha sacado a relucir en diversas ocasiones la contradicción en la que, a su juico, cae el Gobierno de Rajoy al mantener posiciones contrapuestas sobre este asunto. "Mientras la responsable de la cartera de Pesca emite en los sucesivos congresos de Mujeres del Sector Pesquero llevados a cabo los últimos cuatro años reiterados mensajes favorables al objetivo de equiparar sus condiciones laborales, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social sigue criterios opuestos al mismo". Cazalis califica como "una absoluta falta de respeto a un colectivo que se ha esforzado mucho para cumplir con todas las condiciones que les ha ido poniendo la Administración y que incomprensiblemente aún sigue siendo discriminado".

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