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La ley de igualdad salarial rompe el tabú de hablar del sueldo en Alemania

Lunes 16 de enero de 2017

Las empresas de más de 200 trabajadores deberán declarar a sus empleados cuánto perciben los hombres y cuánto las mujeres para llegar a la igualdad salarial.

LAURA CRUZ Público 15-01-2017

BERLÍN.— La desigualdad salarial entre hombres y mujeres es algo que, según datos oficiales, existe en prácticamente todos los países del mundo. En Alemania, la Oficina federal de estadística (Destatis) señala que hay una brecha salarial del 21% que se mantiene más o menos constante desde 2002. La disparidad en retribuciones laborales es más acusada en el oeste de Alemania y en Berlín, donde las mujeres cobran hasta un 23% menos que los hombres y es algo más baja en el este del país, pero también se da en un 8% de media.

Esta desigualdad existe en todos los sectores sin excepción. Desde hace tiempo el Partido Socialdemócrata, socio principal de Angela Merkel en la Gran Coalición gobernante, había hablado de un proyecto de ley que intentase eliminar esta discriminación. Tras meses de debates, bloqueos y críticas, esta semana el Ministerio de Familia, al que también le pertenece la competencia de mujeres, ha aprobado la Ley para Mayor Igualdad Salarial.

No exento de reproches, el nuevo texto será refrendado próximamente por el parlamento. A partir de su aprobación las empresas de más de 200 empleados estarán obligadas a informar a sus empleados de cuánto ganan los hombres en la empresa y cuánto las mujeres, para que éstas puedan reclamar un salario acorde al de sus compañeros. En empresas de más de 500 empleados, además de lo ya comentado, se deberán hacer planes periódicos de igualdad en los que se informe a los trabajadores de cómo avanza la empresa en esta materia.

"Hasta ahora no teníamos ninguna ley que regulase la desigualdad de salarios entre hombres y mujeres, por eso creemos que el hecho de que haya salido a la luz este proyecto es un éxito. Calculamos que la aplicación de la misma afectará a 14 millones de puestos de trabajo. Hay que romper el tabú de no hablar de los salarios", declaró la Ministra de Familia, Manuela Schwesig.

"Hay que romper el tabú de no hablar de los salarios", asegura la ministra de Familia del Gobierno alemán

En Alemania hablar con los compañeros de trabajo del sueldo que se percibe es considerado uno de los grandes tabúes laborales y se ve como una indiscreción. Así lo corrobora Jens Ulrich, quien dice que en su empresa (de más de 5.000 empleados), es algo de lo que no se suele hablar. "He oído a gente comentar que hay desigualdad de salarios y que varias mujeres querían que hubiese una auditoría privada para comprobarlo, pero no es algo que sepamos realmente. La disparidad retributiva se hace más patente en los puestos intermedios o de alto rango donde los salarios se suelen negociar, ya que en los de poca cualificación se suele empezar cobrando lo mismo", dice Ulrich. Su empresa será una de las que tendrán que adaptarse a la nueva legislación.

También Elena Echeverría confirma que ha trabajado en empresas donde sospecha que las mujeres cobraban menos que los hombres por el mismo trabajo. "Veo esta ley difícil de aplicar, sobre todo porque las mujeres, debido a las presiones sociales en las que nos movemos a diario, solemos negociar nuestros salarios normalmente por debajo de los de los hombres. Es como si la sociedad nos hiciese creer que estamos donde estamos, pero que realmente no valemos tanto. Es más, donde también veo una desigualdad muy patente es en los puestos de dirección, ahí siendo mujer es muy difícil llegar", afirma esta española afincada en Alemania.

A pesar de este evidente tabú, en algunas empresas, como la de Emiliano Navarro, no hay problema en hablar de los salarios. Trabaja en una guardería donde la mayoría de las trabajadoras son mujeres y recuerda que ellas le preguntaron por su sueldo. "Lo hicieron para comprobar si todos ganábamos lo mismo y nos dimos cuenta de que sí, por suerte", señala.

"Veo una desigualdad muy patente es en los puestos de dirección, ahí siendo mujer es muy difícil llegar", dice una española afincada en Alemania

Si esto hubiese ocurrido de manera inversa, resultaría algo chocante imaginar a los hombres preguntando a las mujeres de su misma empresa por su salario para ver si ellas ganan más por desempeñar el mismo empleo. Otra de las compañías que se verán afectadas por la nueva ley es en la que trabaja Kristine Feigenbaum, una multinacional en expansión. "Aquí tampoco se habla mucho del tema de las retribuciones, pero creemos que hombres y mujeres ganan lo mismo, no es un tema tabú porque el ambiente es muy internacional. Además en mi sector trabajan, de hecho, más mujeres que hombres", cuenta Feigenbaum.

La duda que viene tras la aprobación de la ley es si realmente se aplicará de manera efectiva y qué pasará con las PYMES (pequeñas y medianas empresas), ya que las nuevas medidas sólo son aplicables en empresas de más de 200 empleados. Estas son, precisamente, algunas de las críticas que ha recibido la nueva regulación. Representantes políticos de la oposición ya la han considerado insuficiente, aunque los sindicatos valoran que se comience a combatir la desigualdad salarial.

Elke Hannack es la portavoz federal de la Federación alemana de sindicatos (DGB), un paraguas sindical que aglutina en su estructura organizativa a varios sindicatos sectoriales. Para Hannack esta ley "es un primer paso. No supone mayor desigualdad salarial, sino que crea mayor transparencia, así que la valoramos positivamente. Esto conllevará a un cambio cultural en las empresas", asegura Elke.

No lo tiene tan claro, sin embargo, la parlamentaria de Los Verdes, Ulle Schauws, quien ya la ha considerado "decepcionante, puesto que no trata el tema de la pequeña empresa, donde también se producen desigualdades salariales". Lo mismo opinan en Die Linke.

Otra de las críticas, pero desde el sector conservador, es que va a suponer muchos costes para las empresas. El parlamentario de CDU Michael Fuchs señala de que será "un monstruo burocrático, ya que los nuevos requisitos de divulgación de información provocarán costes sustanciales en las compañías". Esta argumentación se cae por su propio peso, puesto que Alemania es uno de los países más burocratizados de Europa. Tanto autóctonos como extranjeros están ya acostumbrados a que cada procedimiento, por nimio que sea, tenga que realizarse bajo un proceso burocrático que puede ralentizar mucho cada gestión.

Según el Instituto alemán de investigación económica en 2010 tan sólo el 2% de los puestos de dirección eran ocupados por mujeres en Alemania

Según coinciden en señalar la mayoría de los trabajadores entrevistados para este artículo, otra de las diferenciaciones que notan en las empresas de Alemania es llamado techo de cristal. Este concepto define la limitación del ascenso laboral femenino en detrimento de los hombres debido a teóricas barreras invisibles a pesar de sus altas cualificaciones.

Según el Instituto alemán de investigación económica en 2010 tan sólo el 2% de los puestos de dirección eran ocupados por mujeres en Alemania. También se legisló para que esto cambiase a principios del año pasado, cuando se estableció que los consejos administrativos debían tener una cuota mínima de un 30% de mujeres. Tras esta ley han aumentado las mujeres en puestos de responsabilidad, pero no se ha llegado todavía a una igualdad efectiva.

Esto demuestra que la discriminación positiva, mediante el establecimiento de cuotas por ejemplo, tiene un efecto paliativo ante estas evidentes desigualdades laborales que todavía se dan hasta en los países socialmente más desarrollados. Si la sociedad no fuese patriarcal, no harían falta este tipo de medidas, ya que ninguna persona sería discriminada por razón de género.

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