Manacor: "La jueza me obliga a llevar a mi hija con mi maltratador"

Cristina Suárez mallorcadiario 12 de febrero del 2016

Le tiembla la voz relatando más de siete años de maltrato. Hace tres que esta cordobesa, de nombre Esther González, se vino a Mallorca con su hija menor huyendo de su expareja un hombre que, según afirma, le ha sometido a agresiones físicas y psicológicas desde antes incluso del embarazo. Ahora, una jueza de Manacor le obliga a acudir a Córdoba una vez cada dos meses para que la niña vea a su padre. La próxima cita: en marzo. "Nos va a hacer algo. Pido ayuda desesperadamente". En una entrevista con mallorcadiario.com relata su historia.

Esther muestra el auto del nuevo régimen de visitas

"Fue mi primer novio. Siempre me ha tratado mal pero al principio yo creía que aquello era lo normal", cuenta. "Hasta que me harté y me fui de casa". Eso fue antes de dar a luz. "Después, ya con la niña -incluso en el hospital- los insultos y patadas continuaron y fue cuando me armé de valor y nos vinimos a la isla".

Él presentó denuncia contra ella por llevarse a la niña sin permiso paterno. "Pero es que no todo el mundo sabe de leyes y yo no sabía que debía hacer unos papeles. Además, yo tenía que huír del hombre que nos tenía atemorizados, a mí y a toda mi familia", cuenta Ester.

Desde entonces el hombre ha venido tres veces a la isla. "En la última visita, yo me dirigía al Punto de Encuentro Familiar de Palma con mi hija cuando se nos acercó gritando y amenazándonos. La niña entró en estado de pánico y el Centro emitió un informe". La visita se canceló pero ella volvió a denunciar -como tantas otras veces- aunque el juicio no se ha celebrado aún.

El individuo cuenta con una orden de alejamiento en vigor "al resultar una situación objetiva de riesgo para la víctima dada la reiteración de las llamadas y mensajes del denunciado, el contenido de los mismos y el temor manifiesto de la denunciante". Son palabras de la jueza recogidas en el auto.

"Él no quiere a la niña, nunca la ha querido. Solo quiere verla para hacerme daño a mí", asegura la mujer, y lanza este grito a la opinión pública para que "alguien le escuche" y evite tener que visitar al que considera, su "verdugo".