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La igualdad nos pilla en bragas

Viernes 30 de noviembre de 2018

2018. Galicia, una comunidad perdida en una esquinita de España, se convierte en el primer reducto en el que se prohíbe la obligatoriedad de llevar falda como uniforme escolar en ámbito público y privado, una cuestión que nos persigue en edad adulta a través del trabajo. ¿Es que el sexismo no sigue modas?

Bárbara G. Vilariño 28/11/2018 - eldiario.es + Pikara

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Detalle de uniformes escolares de falda. / Tabea Huth - Wikimedia Commons

La igualdad nos pilla también con los pantalones bajados, porque nadie se atreve a llevarlos cuando se trata de las cuestiones más mínimas para evitar la diferenciación por sexo. ¿Pero es que aún era obligatorio en centros públicos que las niñas vistiesen falda? No sea que el pantalón altere la conciencia de género, claro…

Sería la llegada del frío la que ablandó el corazón de los partidos políticos -no hay medias térmicas que resistan la helada gallega-, sabedores de que esta situación genera una innecesaria diferenciación, a pesar de seguir manteniendo colegios que distinguen por sexo. Pero parece que el rosa y el azul vuelven a ser colores de tendencia en tus peores entornos discriminatorios, así que toma nota de lo último de lo último.

Una cuestión es el caso de aquella jefa de sección que tuve que llegaba con unos tacones a la oficina para ponerse otros “de andar cómoda” (medio centímetro más bajos). Otra, la de la obligatoriedad de emplear tacones, maquillaje y ciertos atuendos más adaptados al cuerpo que los de compañeros de trabajo masculinos. ¿Ya salí del colegio y vuelta a la faldita? No os preocupéis, confío plenamente en que si logramos superar la falda-pantalón podremos con esta crisis sexista.

Los casos de uniformes dignos de AARG de una Cuore feminista son buena muestra de estas discriminaciones absurdísimas que perviven en pleno 2018: desde las faldas de tubo de las trabajadoras de Renfe a las camisas de fuerza (otra cosa no son) de la cadena de restaurantes Hooters. Sí, seguimos en 2018.

Nacimos desnudos y todo lo que llevamos es performance. La atribución de esta frase se debe al filósofo Ru Paul. Las vestiduras no son cuestión mínima porque afectan desde el ámbito escolar al profesional. Casualidad, casi siempre a las mujeres. Y queridas, la pretensión es que dentro de nuestros armarios no se meta nadie… ni nosotras mismas.

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