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La Diputación Foral de Bizkaia elabora un estudio sobre mujeres víctimas de malos tratos en el entorno rural

Lunes 22 de junio de 2015

Jueves, 18 de junio de 2015 Bizkaimedia

El estudio indica que a las mujeres se les presuponen unos comportamientos (mandatos de género) que hacen que situaciones de violencia sufridas por las mujeres sean percibidas como "normales".

La Diputación ha descentralizado los servicios de atención a las mujeres víctimas de malos tratos a las comarcas del territorio en los últimos años.

Entre las conclusiones del estudio se apunta la necesidad de reforzar las acciones formativas que promuevan la educación afectivo-sexual en igualdad y libertad y la revisión de esquemas de seguridad de las mujeres en situación de riesgo.

El estudio subraya que "sin el cese de situaciones violentas no es posible la reparación".

La Diputación Foral de Bizkaia ha realizado un estudio para identificar las necesidades y obstáculos encontrados por mujeres víctimas de violencia de género del área rural de Bizkaia. El estudio entiende que la violencia contra las mujeres es una grave violación de los derechos humanos y pretende contribuir al análisis de los recursos públicos de atención, protección y justicia frente a la violencia machista, y a su adecuación a las características específicas de los entornos rurales.

El estudio parte de la constatación de que las mujeres rurales corren mayores riesgos de ser víctimas de violencia a causa de la persistencia de las actitudes tradicionales que sobre la familia y la distribución de los roles de género imperan en los municipios más pequeños. Es decir, se realiza sobre las mujeres un gran control social, se les presuponen, o se les imponen, ciertos roles y actitudes que hacen que algunas situaciones violentas hacia ellas sean consideradas "normales" o "naturales"

Debido a la preocupación por situaciones de violencia de género especialmente ocultas en el ámbito rural, y con el fin de que el residir en municipios alejados o con dificultades de transporte no dificulte el acceso a la atención, en los últimos años la Diputación ha descentralizado los servicios de atención psicológica a las mujeres víctimas de malos tratos a las comarcas del territorio. Y esta medida contribuye eficazmente a la mejora y adecuación de los recursos públicos de la red de atención a las necesidades de las víctimas de violencia de género de Bizkaia.

Trabajo de investigación

La investigación ha sido desarrollada por la Asociación Pro-derechos Humanos Argituz. La técnica utilizada para investigar violaciones de derechos humanos sitúa como eje central los testimonios, valoraciones y demandas de las mujeres sobrevivientes de la violencia de género. Se han realizado 25 entrevistas en profundidad y una entrevista vía e-mail a mujeres residentes en municipios de Bizkaia de hasta 5.000 habitantes, víctimas de violencia de género (física, psíquica y/o sexual) a manos de la pareja o ex-pareja masculina. La característica común de todas las mujeres es que han dejado atrás la situación de violencia, utilizando -en los últimos cuatro años- alguno/s de los servicios de apoyo que ofrece la Diputación Foral de Bizkaia.

Estas mujeres aportan los relatos de sus vivencias, valoraciones y demandas. Esta información es complementada por las opiniones de profesionales de la red de atención e intervención, que representan las diferentes ámbitos (salud, seguridad, justicia y servicios sociales).

El entorno rural

El estudio indica que en el entorno rural existe una mayor presencia de los "mandatos de género" (estereotipos o actitudes que se les presuponen a las mujeres por el hecho de ser mujeres) que naturalizan en cierta medida la violencia sufrida por las mujeres. Es decir, ideas preconcebidas que hacen que las situaciones de violencia no se vean como tales, sino que se enmarquen en el ámbito de la normalidad. El estudio recoge declaraciones como esta: "Nacida y criada en caserío, aunque tengo estudios, fui educada "para la familia"; he tenido que hacerme cargo de la familia por obligación, era mi deber. Mis padres me solían decir "cada uno elige su cruz, y cada uno ha de seguir adelante con ella". (…) En mi matrimonio han existido capítulos muy duros y he seguido adelante sin decírselo a nadie, porque lo más importante era la familia, tenía que seguir llevando la cruz. Mi máxima preocupación era romper la familia, disgustar a mis padres…"

Las mujeres víctimas también han mostrado que la violencia contra las mujeres sigue constituyendo un asunto privado con declaraciones como esta: "Las mujeres que vivimos en localidades pequeñas, también tenemos que hacer frente "al qué dirán"; siempre estamos mirando lo que puedan estar pensando los de alrededor. Te crees que todo el mundo está hablando sobre ti. (…) En mi caso, además, él era muy conocido, llevábamos muchos años casados…Todo eso va en paralelo con el proceso judicial, te sientes cuestionada."

También se ha constatado el temor debido al control de los agresores en un entorno cercano, el mayor aislamiento y una mayor desprotección, unido todo ello a formas específicas de violencia machista relacionadas con las características de las explotaciones agrícola-ganaderas familiares.

Conclusiones y recomendaciones

Fruto del análisis de los testimonios, el estudio concluye con la formulación de conclusiones y recomendaciones para lograr una mejora de las acciones de prevención, atención, protección y justicia. Y si bien se aportan algunas consideraciones específicas, la mayor parte de ellas son extensibles al abordaje de esta problemática en el entorno urbano.

Así, destacan las recomendaciones que se resumen a continuación dirigidas a:

Aumentar la visibilidad social y apoyo frente a la violencia machista en el entorno rural. Entre otras acciones, se propone reforzar la formación dirigida a la población infantil, adolescente y joven, que promueva la educación afectivo-sexual en igualdad y libertad; proporcionar información accesible; impulsar las Escuelas de Empoderamiento; y reforzar el control social primario y el rechazo social hacia los agresores. Proporcionar atención adecuada y mayor accesibilidad a recursos especializados. El estudio concluye que por parte de la policía se deben revisar los esquemas de seguridad de las mujeres en situación de riesgo, asegurando que se adecúan a las características específicas de los entornos rurales y aislados y que centran el control sobre el agresor; y acercar desde los servicios sociales los recursos especializados a los entornos rurales. Promover la autonomía económica y de vivienda durante el proceso de salida de la violencia. Impulsar recursos y enfoques especializados para mujeres extranjeras, aún más vulnerables. Garantizar el derecho de las mujeres a la justicia, lo que requiere eliminar importantes barreras. Debe mejorarse la atención a las necesidades de las mujeres en el momento de la denuncia. Evitar el acoso y la repetición de las agresiones que sufren las mujeres que han iniciado o conseguido la salida de la violencia. Sin que cese esa violencia no resulta posible la reparación del daño. Garantizar la protección de los derechos de las hijas e hijos, hecho que supone uno de los elementos centrales, ya que con frecuencia el maltratador utiliza a los y las menores como instrumento de control, de venganza y de presión hacia El documento finaliza recomendando la necesidad de mejorar la formación y la coordinación entre profesionales, agentes y servicios.

Se trata de asegurar que no las mujeres no sean doblemente víctimas (de evitar efectos revictimizantes) y que exista una respuesta policial, judicial y social adecuada ante las situaciones de violencia y ante las amenazas y los intentos de repetición de la violencia, ya que "sin el cese de la violencia no es posible la reparación".

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