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Juana Doña, feminista comunista encarcelada por el franquismo, ya tiene su calle en Madrid

Miércoles 30 de mayo de 2018

El Ayuntamiento organiza un homenaje en el que han participado familiares y amigos para recordar a una de las mujeres que más años estuvo presa en las cárceles franquistas y que fue la última condenada a muerte en la dictadura.

Su nombre sustituye a la antigua calle Batalla de Belchite, en el distrito de Arganzuela, después de que se levantaran las medidas cautelares contra el callejero propuesto por el Comisionado de Memoria Histórica.

Patricia Rafael 29/05/2018 eldiario.es

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El hijo de Juana Doña, Alexis Mesón Doña, junta a su hija y nietos en un momento del homenaje. / Fernando Sánchez.

Poco antes de las siete de la tarde familiares, amigos, compañeras del Movimiento por la Liberación e Igualdad de la Mujer y del PCE se resguardaban de la lluvia constante frente a la placa con la que Juana Doña, feminista comunista, fallecida en 2003, forma parte ya del callejero de Madrid, en pleno distrito de Arganzuela. Su nombre sustituye a Batalla de Belchite y forma parte del listado propuesto por el Comisionado de Memoria Histórica que el Ayuntamiento ya está colocando para cambiar el callejero franquista que aún pervive en la capital.

La lluvia obligó a trasladar el homenaje hasta la cercana Casa del Del Reloj, cuyo auditorio se quedó pequeño para el acto que recordó a la militante madrileña. “Este es un acto de reconocimiento público a las mujeres represaliadas y torturadas por el franquismo”, afirmó la concejala delegada del distrito de Arganzuela, Rommy Arce. Mauricio Valiente, tercer teniente de Alcalde, subrayó que si no se recuerda todo lo que lucharon muchas mujeres contra la dictadura “perderemos la batalla de la memoria”.

Juana Doña fue una militante comunista encarcelada más de 18 años en prisiones franquista. La primera vez fue detenida al terminar la Guerra Civil por formar parte de las Juventudes Comunistas y tras dos años presa fue indultada. Pero en 1947 fue detenida de nuevo acusada de colocar una bomba, que no causó heridos, junto a la embajada de Argentina. Ella siempre negó estos cargos y en una entrevista que le hizo el periódico argentino La Nación en 2002 explicaba así su implicación en la “explosión de un petardo”: "Ocurrió que, por entonces, llegó el nuevo embajador argentino, y dijo que España era un oasis. Mis compañeros reaccionaron: ¿Cómo? ¿Con esta dictadura y los miles de españoles que mueren, fusilados o por hambre?". Según recoge el periódico, “para probar que ese oasis no era tal” organizaron el “estallido”.

Última condenada a muerte

Doña sin embargo esquivó su pena de muerte. Al contrario que sus compañeros de juicio sumarísimo, todos ejecutados, ella logró salvarse gracias una carta que su hijo, que entonces tenía nueve años, le escribió a Eva Perón pidiéndole que intercedieses por ella. La argentina visitaba entonces España y su petición fue escuchada y atendida por el dictador Franco, que conmutó la pena a la mujer por una condena a 30 años de cárcel. Juan Doña se convirtió así en la última mujer condenada a muerte por el Franquismo.

Esta parte de su historia inspiró la miniserie, dirigida por Agustín Villaronga, Carta a Eva, donde se relata cómo fue esa visita de Eva Perón a España y la detención y posterior condena a muerte de la militante comunista .

Doña pasó más de 16 años en diferentes cárceles franquistas y recogió todo lo vivido en los penales en su libro Desde la noche y la niebla (mujeres en las cárceles franquistas), que escribió tras quedar en libertad pero que no se publicó hasta 1978. En sus páginas relata las torturas, las incomunicaciones, el hambre, el frío, la crudeza de las prisiones y también cómo se organizaba la resistencia dentro de ellas.

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Juana Doña aparece en el centro de este collage de homenaje a las mujeres que lucharon por la República y fueron represaliadas. / F. S.

También detalla cómo el franquismo descargaba su represión más brutal sobre las mujeres. “ Las violaciones a las detenidas nada tenían que ver con el deseo sexual, era simplemente un acto de poder y humillación, el sadismo de sentir debajo de ellos unos cuerpos que se desgarran de horror en un acto que está hecho para el placer. Era la afirmación machista. Se las violaba en las comisarías, en los centros de falange, en las cárceles de los pueblos, en la calle y hasta en sus mismas casas. Cuando las mujeres eran detenidas el primer temor era el de la violación”, escribe en uno de los pasajes que se transforman en un testimonio de primera mano de lo que vivieron las represaliadas encarceladas por la dictadura.

Tras quedar en libertad en 1961, Doña se exilia a París donde encontró el motor de lo marcaría el resto de su vida: el feminismo. “Empecé a mirarme de forma distinta, y encontré que una parte de mi mente jamás había funcionando, y mil preguntas nunca articuladas, a pesar de haber vivido en un mundo de mujeres parte de mi vida, se agolparon y tuvieron respuesta. Y uní a los ideales de toda mi vida, los ideales del feminismo, porque esa batalla será la más larga, dura y justa que ganará la mitad de la humanidad más oprimida de todos los tiempos”, escribe en el mismo libro.

Luchar desde el feminismo

Durante el homenaje celebrado en Madrid , Maribel Banadés recordó cómo en febrero de 1986 Juana Doña les contó que debían organizarse . “Nos reunió a un grupo de amigas comunistas y nos dijo que teníamos que fundar una organización feminista al margen del partido y que había que introducirse en el movimiento feminista para luchar todas juntas por la igualdad”, recordó su compañera, quien rememoró el primer acto de la asociación, Movimiento por la Liberación e Igualdad de la Mujer, un homenaje a todas las mujeres que habían luchado contra la dictadura y habían defendido la República. De hecho, la primera revista de la asociación se llamó 13 Rosas, en recuerdo de las jóvenes socialistas y comunistas asesinadas al terminar la Guerra Civil, “cuando aún nadie las recordaba”, apuntó Banadés.

El hijo, una de las nietas y varios bisnietos de Juana Doña también quisieron recordar lo que la figura de la mujer ha significado para ellos. “Por fin ha llegado el tan anhelado homenaje público porque el íntimo te lo fuimos dando durante todos estos años”, decía su nieta Lina. Juana Doña escribió otros dos libros, Querido Eugenio —dedicado a su marido, ejecutado tras la guerra— y Gente de abajo, dos testimonios imprescindibles y crónicas de una época que cuentan cómo las personas corrientes defendieron los ideales de la República y organizaron la resistencia contra la dictadura.

Manuel Vázquez Montalbán, que prologó estos dos volúmenes, subraya en el segundo la necesidad de conservar los testimonios de quienes fueron los protagonistas “desde abajo” de la lucha contra el franquismo. Recuerda cómo en un encuentro sobre franquismo y antifranquismo en una universidad europea dos historiadores “oficiales y democráticos redujeron la resistencia española contra Franco a Tierno Galván. “No está mal la selección”, afirma el escritor barcelonés, y continúa: “Pero hubo muchos más, cuyos nombres y apellidos jamás serán retenidos por memoria alguna. Juana Doña es uno de ésos”.

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