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Jaén: Protección policial para 22 adolescentes en el último año por violencia machista

Viernes 11 de marzo de 2016

«Han sido socializadas en un modelo de amor-sufrimiento con el que se identifican», alerta un estudio sociológico sobre maltrato y menores de la Consejería de Igualdad

Miguel Ángel Contreras | jaén Ideal

@MigueAContreras 8 marzo 2016

La violencia de género no entiende de edad. La lacra se ha cebado en los últimos años con mujeres cada vez más jóvenes, sometidas a un estrecho control por parte de sus maltratadores, de manera más rápida y letal que en los casos detectados entre adultas, tal y como han advertido reiteradamente organismos como el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM). La edad no es un salvoconducto para no sufrir violencia de género; las palizas, las vejaciones y la pesadilla también tiene como protagonistas a adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y 17 años. Sólo en Jaén, según datos del área de Violencia de Género del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, hay 22 menores de edad con protección policial, aunque sólo dos de ellas presentan un nivel de riesgo medio, grado dos en una escala de cuatro. A diferencia de lo que ocurre en el resto de provincias andaluzas todas ellas, dentro Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (Sistema VioGén), son españolas. De los casos, doce están inactivos, en el que por determinadas circunstancias se considera que, temporalmente, no es preciso que sea objeto de atención policial, aunque puede reactivarse en cualquier momento.

Con este sistema cuentan con «un ángel de la guarda», como lo definió recientemente el subdelegado del Gobierno en la provincia de Jaén, Juan Bautista Lillo, durante las 24 horas, «un seguro de vida» para las mujeres frente a «estos bárbaros». La implantación del VioGén permite además compartir datos a las distintas administraciones que trabajan en la prevención y la erradicación de la violencia de género.

La Junta atendió durante el pasado año a un total de 129 mujeres adolescentes, lo que supone un 37,2 % más que en el año anterior y lo ha hecho con programas como la Atención Psicológica a Víctimas Adolescentes. Entre las medidas puestas en marcha para la atención de víctimas adolescentes de violencia de género están el Protocolo ante la Ciberdelincuencia de Género, la Guía de Orientación para Familias de Víctimas Adolescentes y las campañas ’No es amor’, ’Sí es amor’ y ’El amor no se mide’.

Primeros signos

La adolescencia puede convertirse en un caldo de cultivo para las peores prácticas machistas, como asegura el estudio presentado recientemente en Sevilla ’Voces tras los datos: una mirada cualitativa a la violencia de género en adolescentes’, impulsado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales a través del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM). Lo expuso la consejera María José Sánchez Rubio, junto a la autora del mismo, la socióloga Carmen Ruiz Repullo. En dicho informe se constata que chicos y chicas que han entrado en la espiral de la violencia de género a lo largo de sus relaciones lo han hecho sin ser conscientes de ello.

Una de las conclusiones más llamativas de este trabajo es que ese modelo de masculinidad hegemónico tiene también su reflejo en las propias relaciones sexuales de las parejas que padecen la violencia de género, ya que en la totalidad de los casos las víctimas han sufrido algún tipo de violencia sexual.

Los primeros signos de la violencia de género en la adolescencia, desde los celos y las humillaciones, hasta el control del móvil y las redes sociales, tienden a justificarse en nombre de un ideal de amor patriarcal, donde se considera normal que el varón imponga sus criterios o quiera controlar a «su chica», según recoge este estudio. «Esta iniciativa tiene como fin conocer los mecanismos que llevan a vivir la violencia de género en la adolescencia y los soportes que invisibilizan esa violencia, para poder así mostrar a la juventud la ceguera de la cultura machista que han aprendido, que les puede llevar al maltrato y que pueden desaprender para que no ocurra», ha asegurado la consejera de Igualdad y Servicios Sociales.

A partir de las entrevistas realizadas a las víctimas, el informe concluye que las chicas han sido socializadas en un modelo de amor-sufrimiento con el que ellas se identifican ante una película, un libro o una canción. A partir de ahí, todas las encuestadas reflejan ideas consolidadas como «el amor para toda la vida», «la media naranja», «los celos como signo de amor» o la esperanza de que «el amor lo cambia todo». Por su parte, ellos reproducen el modelo cultural de masculinidad hegemónica: líderes de grupos, chulos y chicos malos entre otros. Tanto las chicas como los chicos creen que «el hombre duro y difícil» es el más atractivo, reproduciendo así los roles culturales aprendidos, pero sin ser conscientes de que ese mismo modelo determina las relaciones de pareja asimétricas y machistas.

Redes sociales

Así mismo, el informe pone el foco en la violencia sexual, toda vez que las chicas que han mantenido relaciones sexuales con el chico agresor han sufrido formas de violencia sexual de diversos grados, desde las más sutiles a través del «falso consentimiento», hasta las más severas como la violación o agresión sexual. Lo más llamativo es que gran parte de las víctimas tiende a normalizarla, al justificar que hacían prácticas no deseadas como muestra de amor, siempre bajo presión de ellos.

El estudio también refleja el uso por parte de los agresores de las redes sociales y las nuevas tecnologías para ejercer la violencia de género, si bien se aprecia que el control tecnológico está tan extendido en la adolescencia que en un principio no levanta sospechas y, de hecho, se ve como señal de amor.

El estudio insiste en la naturalización e invisibilización de las distintas formas de violencia de género por parte de la juventud, por lo que apuesta por una mayor sensibilización de este sector poblacional, con especial incidencia en el ámbito de la educación sexual y el respeto a los límites de la pareja también en la intimidad.

Desde 2003 han fallecido quince mujeres por violencia machista en la provincia.

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