Xarxa Feminista PV

Feministas contra la guerra

Domingo 6 de marzo de 2022

El movimiento de mujeres tiene una larga tradición de lucha contra guerras reaccionarias. Un hilo rojo y morado que es urgente recuperar ante el estruendo de la guerra en el Este de Europa. ¡Guerra a la guerra!

Josefina L. Martínez 4/03/2022 CTXT

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Comité Internacional de Mujeres para una Paz Permanente, en 1915. WILPF.ES

En agosto de 1910 se reunía en Copenhague la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas organizada por Clara Zetkin. Allí se propuso establecer un Día Internacional de las Mujeres, lo que fue aprobado con entusiasmo por más de 100 delegadas de 17 países. En el congreso se debatió sobre los derechos laborales, la educación de las mujeres y la lucha contra la guerra, cada vez más cercana. El 19 de marzo de 1911 se celebró por primera vez en Berlín el Día Internacional de las Mujeres, con más de 30.000 manifestantes. Unos años después se cambiaría para el 8 de marzo.

La segunda Conferencia internacional de mujeres estaba programada para 1914, pero no pudo realizarse porque la guerra fracturó Europa en pedazos. La lucha contra la guerra imperialista encontró a Clara Zetkin en primera fila junto a Rosa Luxemburgo. Ambas rechazaron el apoyo de la socialdemocracia a la cruzada patriota. Cuando el bloque parlamentario del SPD aprobó los créditos de guerra el 4 de agosto de 1914, ellas junto con otros militantes formaron la Liga Espartaco y editaron la revista La Internacional. En medio de enormes dificultades, en marzo de 1915 Zetkin logró organizar una Conferencia Internacional de Mujeres contra la Guerra, que contó con 29 delegadas de los países beligerantes. Esta reunión tiene un gran valor histórico. Se trató del primer encuentro internacional donde pudieron reunirse militantes socialistas que se oponían a la guerra mundial. Las mujeres estuvieron a la vanguardia. La Conferencia de Berna aprobó un manifiesto que se imprimió por miles para pasarlo clandestinamente en varios países. A su regreso a Alemania, Clara Zetkin fue acusada de traición y encarcelada.

En 1914, la ilusión de un desarrollo gradual y pacífico del capitalismo fue aplastada por la guerra mundial. Los partidos socialdemócratas habían defendido que, en caso de una guerra entre potencias, los trabajadores se negarían a combatir y llamarían a la huelga general. Pero en el momento decisivo, en agosto de 1914, la socialdemocracia eligió alinearse con los intereses de los capitalistas de cada país. En diciembre hubo una nueva votación en el Parlamento alemán y Karl Liebknecht fue el único diputado socialdemócrata que se opuso. En su discurso dijo: “No a la guerra, el enemigo está en casa”.

Rosa Luxemburgo centró su actividad en la agitación contra la Primera Guerra Mundial, lo que le valió la acusación de “traición” y varias penas de prisión. Entre enero de 1915 y noviembre de 1918, pasó casi todo el tiempo recluida en cárceles alemanas. En 1916 publicó el texto “La crisis de la socialdemocracia alemana”, conocido como Folleto de Junius por el pseudónimo con el que lo firmó. Era una denuncia desgarradora de la catástrofe guerrerista y la debacle de la Segunda Internacional.

Mujeres contra la guerra

Con la llegada de la Gran Guerra, el movimiento sufragista –al igual que el movimiento socialista– se dividió. En Inglaterra, varias organizaciones sufragistas adoptaron posiciones patrioteras y dejaron de lado la lucha por el voto femenino. Dos grandes referentes del movimiento como Christabel y Emmeline Pankhurst encabezaron campañas por el alistamiento en el ejército y promovieron la colaboración de las mujeres con su propio gobierno imperialista. Los sindicatos y el Partido Laborista se sumaron a la fiebre de la unidad nacional, suspendiendo las luchas obreras hasta después de la guerra y decretando una “tregua laboral”.

Sin embargo, no todas las mujeres socialistas siguieron ese camino. Silvia Pankhurst rompió con su hermana y con su madre y encabezó la lucha contra la guerra imperialista. Su periódico, el Dreadnought se mantuvo con una tirada promedio de 20.000 ejemplares. En sus páginas se denunciaba la pobreza, la prostitución, los problemas de salud y vivienda de las mujeres, los abortos clandestinos, el acoso y la explotación laboral en medio de la guerra.

Clara Zetkin, Rosa Luxemburg, Silvia Pankhurst, Aleksandra Kollontai e Inessa Armand fueron pioneras de un feminismo socialista internacionalista en lucha contra la guerra. Cuando en 1917 los vientos de la revolución llegaron desde Rusia, todas ellas se sumaron con entusiasmo a la nueva ola de transformación social.

Este 8 de marzo, más de cien años después, toca recuperar aquella enorme tradición de las feministas internacionalistas. Desde nuestro punto de vista, feministas contra la guerra significa hoy rechazar el militarismo nacionalista de Putin, así como la escalada guerrerista de la OTAN. Porque no se trata de elegir entre dos bandos reaccionarios, sino de defender una posición independiente. La lucha por una Ucrania libre está ligada a la lucha contra toda opresión imperialista y por un futuro socialista. Este 8 de marzo seamos muchas más las que digamos alto y claro: ¡guerra a la guerra!

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