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Faltan dos siglos para que la igualdad de las mujeres llegue al poder

Domingo 25 de octubre de 2015

La ONU denuncia la lentitud en la equiparación en los puestos de gobierno | La representación femenina en la gerencia de empresa y alto funcionariado | El informe de las Naciones Unidas indica que el 60% no denuncia la violencia

La Vanguardia Internacional | 21/10/2015

La cuenta sale a partir de los números de las Naciones Unidas. El sueño de la equiparación por sexos en la cúpula del poder planetario se sitúa actualmente a más de dos siglos de distancia. Mucho más lejos que Marte.

Si bien en este asunto las matemáticas no son exactas, sirven como ilustración de la perenne discriminación entre sexos a la hora de liderar. "En la mayoría de las sociedades del mundo, las mujeres siguen sin tener las mismas posibilidades de hacerse escuchar que los hombres tanto en la esfera pública como la privada".

Así lo señala el The world’s women report (las mujeres en el mundo), que cada cinco años elabora el departamento de estadística de asuntos económicos de la ONU. El documento, presentado ayer en la sede de Nueva York en su sexta edición, apostilla: "El número de mujeres que son jefas de Estado o de Gobierno sigue siendo la excepción".

De los 194 países que integran las Naciones Unidas, hoy sólo 15 mujeres (19 en el momento de hacer el informe) ejercen el máximo cargo en sus naciones. Pese a todo –observan sus autores– ha habido una "ligera mejoría en comparación con las 12 mujeres que ocupaban el poder en 1995". Entonces se firmó la declaración de Pekín, que fijó el marco para eliminar los obstáculos que dificultan una participación igual a la masculina.

A la vista de este ritmo de siete conquistas cada dos décadas, el reparto en la cima del pregonado 50% se extiende a más de 200 años vista. "La desigualdad tiende a ser severa y muy visible en el poder y en el terreno de la toma de decisiones", se dice. De modo similar, pero algo mejor, el 22% de los parlamentarios –una de cada cinco– y el 18% de los ministros son mujeres.

Tampoco en la esfera privada las cosas están para lanzar cohetes. La representación femenina en la gerencia de empresa y alto funcionariado también sigue siendo baja, sin que país alguno haya alcanzado o superado la paridad. La mitad de los países registran, sólo de forma aproximada, una representación del 30% o algo más.

"Este informe confirma que las vidas de las mujeres han mejorado en numerosas áreas en los últimos veinte años, aunque el ritmo ha sido lento y desigual", afirma en el prefacio Ban Ki Mun, secretario general de la ONU.

Quedan los déficits. Sólo el 50% de las mujeres en edad de trabajar integra la fuerza laboral, en comparación con el 70% de los hombres. Las mujeres se concentran en ocupaciones mal remuneradas. Ganan entre el 70% y el 90% del sueldo de los hombres.

Además, ellas dedican como promedio tres horas más al día que los hombres a tareas domésticas y al cuidado de familiares en los países en desarrollo, y dos horas más al día que los hombres en los países desarrollados. Estas diferencias hacen que las mujeres con­tinúen dependiendo de sus cón­yuges en muchos países.

La vulnerabilidad se hace más palpable en el caso de las madres solteras. En todos los países, debido a un incremento de la fecundidad extramarital y a los divorcios, los hogares monoparentales han ido al alza. Las madres solteras con hijos constituyen el 75% de los hogares monoparentales y sufren tasas de pobreza más altas que las de los padres solteros o los hogares biparentales.

Perduran las lacras. Más de un tercio de las mujeres en todo el mundo ha sufrido violencia física o sexual en algún momento. En los sucesos más extremos, la violencia contra la mujer puede provocar la muerte: las mujeres representan alrededor de las dos terceras partes de las víctimas de homicidios cometidos por la pareja o en el entorno familiar.

En un buen número de países, tanto hombres como mujeres creen que es aceptable en ciertas circunstancias que un marido golpee a su esposa, sostiene el documento. Sin embargo, empiezan a cambiar las actitudes, según matiza el informe, hacia esta violencia. Tanto los hombres como las mujeres la consideran ahora menos aceptable. Pero el 60% de las mujeres víctimas de la violencia siguen sin denunciarla ni solicitan algún tipo de ayuda.

La ONU insiste en denunciar prácticas como la mutilación genital femenina, que han sufrido más de 125 millones de mujeres y niñas en África y Oriente Medio.

A pesar de todo, se remarca que la vida de las mujeres y las niñas ha mejorado en diversos ámbitos. Faltarías más, cabría decir. La esperanza de vida sigue al alza a escala mundial: 72 años para las mujeres y 68 para los hombres. Las defunciones maternas disminuyeron un 45% de 1990 a 2013.

"No podemos cumplir la Agenda del 2030 para el Desarrollo Sostenible sin que la mitad de la población mundial ejerza sus derechos plenamente y en condiciones de igualdad, en el derecho y en la práctica", declaró Ban Ki Mun a finales del pasado mes en un acto conmemorativo de los 20 años de Pekín. En ese mismo escenario se demostraron las carencias.

De los cinco copresidentes de un acto por y para las mujeres, sólo uno era mujer.

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