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Entrevista a Tarah Demant que responde a Feijóo sobre el aborto: "Todos los derechos humanos son fundamentales, aunque no te gusten"

Jueves 23 de febrero de 2023

MADRID 21/02/2023 MARISA KOHAN Público

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Tarah Demant, activista de Amnistía Internacional y experta en derechos sexuales y reproductivos y derechos LGTBI, en su paso por Madrid. — Marisa Kohan / PÚBLICO

Tarah Demant (Berkeley, California, 46 años) lleva décadas dedicándose a los derechos humanos, especialmente a los sexuales y reproductivos. Tal vez, los menos conocidos de todos. Recientemente, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, intentó salir de un atolladero en su propio partido, y tal vez cambiar el rumbo: desde hace décadas, el Partido Popular afirma en sus estatutos que el aborto no es un derechos, sino un fracaso; en su intento de posicionarse, el líder popular acabó diciendo que el derecho al aborto es un derecho, que está en las leyes, pero que no es un derecho fundamental. Demand deshace el entuerto y explica cómo los antiderechos en Estados Unidos, aupados por Donald Trump, afirman lo mismo. De hecho, es lo que está sucediendo en el país norteamericano desde que hace ocho meses, la Corte Suprema derogara la mítica sentencia Roe vs Wade y diera a los Estados la potestad de legislar sobre el asunto. Trece de ellos han prohibido el aborto, una decisión con consecuencias dramáticas sobre las que hablamos en esta entrevista.

Los derechos LGTBI y las fracturas del feminismo en relación a la ley trans también ha sido un punto de debate en esta entrevista. Sólo un breve spoiler: el derecho al aborto es una derecho humano fundamental, como todos los derechos humanos; y los derechos humanos "no son una tarta ni una pizza, que cuanto más se lleve el de al lado menos me queda para mí".

Hace ahora ocho meses que la Corte Suprema de EEUU revoco la sentencia ’Roe vs Wade’. ¿Que supuso esta decisión? ¿Como esta afectando a las mujeres?

Cuando la sentencia Roe contra Wade fue derogada, lo que ocurrió inmediatamente fue que la decisión sobre el derecho al aborto quedó en manos directamente de los Estados. Por lo tanto, cada uno de los 50 Estados que conforman EEUU puede elegir su propias leyes para decidir si las mujeres tienen o no derecho a abortar. Hoy en día, un total de 13 estados han prohibido el aborto de forma total o prácticamente total. Y digo que casi total porque algunos Estados mantienen una estrecha franja de despenalización, que abarca unas pocas semanas de gestación, y la mayoría de las embarazadas no saben que están encinta hasta las seis o nueve semanas.

Así, lo que ocurre básicamente es que no hay acceso a un aborto seguro y legal en 13 Estados. Y tal como se puede imaginar, son Estados del Sur. Es decir, que desde Florida hasta Texas, una distancia que abarca unos 30.000 kilómetros [el equivalente a la distancia entre Barcelona y Polonia], no se puede practicar un aborto legal ni seguro.

No hemos visto descender el número de mujeres que necesitan un aborto, porque las prohibiciones no detienen a las que necesitan abortar. Lo que sí hemos visto es como se ha incrementado el número de mujeres que se desplaza a Estados vecinos. Esto puede suponer tener que realizar un viaje de unos 1.000 kilómetros, y muchas necesitan recursos para poder viajar. Por tanto, la prohibición del aborto no impacta a las mujeres de forma igual. Una mujer rica puede coger un avión e ir donde necesite. Pero una que trabaje en un supermercado ¿puede cogerse cuatro días para conducir 1.000 kilómetros? ¿Tienen un coche para hacerlo? ¿Tienen acaso dinero para un hotel?

En los últimos meses hemos visto un tremendo incremento en las peticiones de ayuda en forma de dinero y recursos para poder cruzar la frontera de un Estado para poder realizarse el aborto que necesitan.

Algunos Estados, como California, Colorado Connecticut, New Jersey, Vermon o Nueva York se han movido para proteger estos derechos, no solo para sus ciudadanos, sino para los de los Estados en los que existe una prohibición para el aborto. No solo para facilitar abortos seguros, sino también para proteger de la persecución a los médicos, porque muchas de estas prohibiciones también van contra ellos y contra quienes ayuden a facilitar la interrupción del embarazo. Si yo desde California, por ejemplo, envío a mi prima a Texas pastillas para abortar (muchos procedimientos en EEUU son farmacológicos), puedo ser juzgada en ese Estado por ello.

Así es como se ha creado una red de criminalización en los Estados del Sur, cuyo objetivo es congelar cualquier ayuda o asistencia para conseguir el cuidado para un aborto que se necesita. Es realmente aterrador.

¿Eso quiere decir que las mujeres son obligadas a tener hijos?

Sí. Hemos conocido historias de mujeres que son forzadas por el Estado a tener hijos. Esas historias están empezando a contarse, pues ya hace casi nueve meses que se produjo la decisión de la Corte Suprema. Así que quienes estaban embarazadas y tenía cita para un aborto o para que les recetasen píldoras, han sido obligadas a tener los niños.

Otra cosa que vamos a ver cuando recopilen datos es un incremento de la mortalidad materna. EEUU es el país con la mortandad materna mas alta de todos los países desarrollados. Y no es una coincidencia que las cifras más altas se den en los Estados del sur, donde se ha prohibido el aborto. Este incremento de la mortalidad no es solo porque se volverá a métodos inseguros para abortar, sino porque estar embarazada es extremadamente peligroso en EEUU. Lo veremos en un año o dos, cuando esas estadísticas estén recogidas y analizadas.

Usted afirma que la prohibición al aborto exacerba las desigualdades. ¿Cómo? "La prohibición al aborto tiene un efecto directo en la falta de acceso de los niños a los estudios"

Lo que vemos es una brecha cada vez mas grande entre los ricos y los pobres. Porque cuando fuerzas a una mujer a tener un hijo, la obligas a vivir en una situación económica que exacerba el ciclo de la pobreza. La mayoría de las mujeres que necesitan abortar en EEUU (bastante mas de la mitad) ya tienen hijos, lo que significa que abortar es una decisión que es correcta para ellas, que la han meditado, y que es buena para su familia. Existen también estudios que muestran cómo las restricciones al aborto tienen un impacto directo sobre el acceso de los hijos a la educación, que se reduce de forma considerable en la familia. Esto no solo impacta en las mujeres o en las embarazadas.

Por otro lado, en Estados Unidos la mortalidad materna es cuatro veces superior entre las mujeres negras que entre las blancas. Y entre tres y cuatro veces y media en las nativas americanas, comparadas con las blancas. La prohibición al aborto no es algo que afecte de forma similar. Quienes van a sentir desproporcionadamente sus efectos son las personas mas pobres de las áreas rurales.

En muchas de estas zonas la única clínica que existía era la de Planned Parenthood (el servicio de planificación familiar) que no solo realizaba abortos sino que se encargaba de la contracepción, se ocupaba de test de cáncer, y servían de servicio básico de higiene y medicina familiar. Todas han sido cerradas en los Estados que prohíben el aborto. En EEUU no existe la sanidad garantizada como en España. Cuando se prohíbe el aborto también ocurren todas estas otras cosas. Los abortos no disminuyen sino que tienden a aumentar donde se prohíbe, porque hay escasez de contraceptivos, una falta de educación sexual... y por ello la distancia entre los ricos y los pobres se ensancha y se ensancha...

Imagino que existe miedo o una sensación de terror en las mujeres de esos Estados.

Sí, hay un sensación de desesperación. Estamos comenzando a conocer los relatos de las mujeres y son escalofriantes. Es una dura carga para ellas contar sus historias, porque lo que rodea al aborto está terriblemente estigmatizado y puede suponer un riesgo en su comunidad o que puedan ser atacadas por extraños.

En Louisiana, justo al este de Texas, una mujer estaba llevando adelante un embarazo deseado y planeado. Pero en una de las revisiones se vio que el feto había muerto. La obligaron a llevar su embarazo a término, por lo que tuvo que llevar el feto muerto cerca de tres meses porque no permitían una "evacuación", una práctica de aborto. Esto es lo que estas leyes hacen. Por eso el impacto de prohibir el aborto por ley es tan devastador e increíblemente cruel. Y no sólo es cruel para quienes tienen embarazos no deseados, sino también para las que quieran tener un hijo y se encuentran con problemas en la gestación. En estos casos, el embarazo puede ser una amenaza para la vida de la mujer y también destruir a una familias. Si necesitan un aborto, ¿Qué hacen? En casos de una urgencia, como el caso de que el embarazo fuera ectópico [el que ocurre fuera del útero] y pueda ser potencialmente mortal, si está en un Estado que prohíbe el aborto, deberá coger un avión, ir a otros estado, consultar un especialista... Puede ser una situación de riesgo y emocionalmente devastadora.

Hay algún Estado que tiene alguna excepción, como que la vida de la madre esté en riesgo. Pero esas leyes no funcionan, porque los médicos tienen que probar ante un tribunal que la mujer moriría y que no existía ninguna otra alternativa, o arriesgarse a una pena de cárcel. De hecho, estas leyes no están escritas para que tales excepciones funcionen; igual que lo vemos alrededor del mundo, que no funcionan las excepciones porque no están para aplicarse, sino para prohibir el aborto.

Por lo que relata, los Estados del sur de EEUU están exactamente igual que los peores países de América Latina que prohíben el aborto, como Nicaragua, o El Salvador.

Exactamente. Tenemos Estados que son del tamaño de países y que están entre los que peor estadísticas tienen entre las naciones con peores datos del mundo. Hay mucho temor a que los Estados de EEUU se equiparen a El Salvador; en varios ya hay mujeres en la cárcel por haber perdido su embarazo. Habitualmente se las acusa de haber consumido medicamentos para abortar. Actualmente hay mujeres en las cárceles de EEUU por abortos naturales, porque ¿cómo pruebas que no te has practicado un aborto? No deberían demostrarlo, porque el aborto es un derecho humano, pero se las criminaliza por ello.

Desde que la ultraderecha entró en las instituciones en España, se han recrudecido algunos debates que parecían cerrados hace tiempo, como el del aborto. Hace unos días, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, afirmó, en una frase confusa, que el aborto es un derecho, pero no fundamental; que sólo está en la ley, pero no es un derecho humano ¿Qué le respondería?

El aborto es un derecho humano; los líderes o los partidos políticos no puedes escoger qué es o no es un derecho humano según les guste o les venga bien políticamente. Las personas nacen con sus derechos como parte de su dignidad. Llevamos décadas debatiendo y construyendo consensos que han acabado en acuerdos y tratados internacionales que España ha firmado y de los que es parte. Por eso, una sola persona o un líder no puede decidir que es y que no es un derecho humano. Algunos llegan a creer que tienen razón porque defienden sus propias creencias, pero no pueden imponer sus creencias a otros. ¿Por qué el aborto no es un derecho humano, porque no te gusta?

Las mujeres tienen derecho a la igualdad; a la vida; a estar libre de tortura; tienen derecho a los estándares más altos de cuidados médicos; a elegir el número y el momento en el que quieren tener hijos; a participar en la vida social; tienen derecho a la dignidad; a participar en el gobierno... Tienen todos estos derechos, pero no pueden tener ninguno de ellos si pueden controlar su propio cuerpo.

El aborto es un derecho fundamental que ha sido acordado en cerca de 37 tratados y documentos, la mayoría firmados por España, lo que no quiere decir que te tenga que gustar o no, y que te protegen, además, de ser sometido a un aborto si no quieres.

Y esto es radicalmente importante, porque las leyes pueden cambiar. Esto es lo mismo que argumenta Donald Trump y su corte reaccionaria. Es un tema preocupante, porque significaría dejar en manos de una persona decidir qué derechos son realmente derechos y eso no es correcto. Los derechos humanos están interrelacionados, son irrenunciables.

Y qué está sucediendo con las personas LGTBIQ, porque una de las amenazas es también retroceder en sus derechos.

Estos son dos movimientos antiderechos paralelos, porque son los mismos los que se oponen al aborto y quienes quieren acabar con los derechos de este colectivo. Es gente que quiere controlar los cuerpos e imponer un punto de vista religioso, particularmente de religiosos evangelistas, con su particular visión de lo que está bien y lo que está mal, de cual es la finalidad del sexo y de quién debe tener sexo con quién. Esta misma gente está impulsando leyes estatales para prohibir a mujeres trans entrar en los baños de cuyo sexo es de nacimiento, por el simple hecho de tener unos genitales distintos.

Son leyes que intentan solucionar problemas que no existen, y lo único que intentan, igual que con el aborto, es politizar el tema LGTBI.

Un caso que ha saltado a los medios es el de una mujer que tenía un negocio para vender tartas y se negó a vendérsela a una persona gay. Esto es una discriminación clara en EEUU. Pero diversos estados están intentando introducir normas por las que se pueda despedir a alguien por ser gay o puedes negarle una adopción... Estas leyes anti LGBT son discriminatorias, y estamos viendo sus efectos devastadores, porque en algunos estados se ataca violentamente a los niños trans.

España ha aprobado recientemente una ley por los derechos trans y LGTBI. Sin embargo, esto ha supuesto una quiebra en el movimiento feminista, que el próximo 8M saldrá dividido a las calles. ¿Sucede también esta brecha en EEUU? ¿Cómo se ve desde fuera?

En inglés lo llamamos TERFS [lFeministas Radicales Trans Excluyentes] y tenemos algo de eso en EEUU. Pero es un fenómeno principalmente europeo. El movimiento feminista en EEUU es diverso y amplio y ha crecido mucho más en la interseccionalidad, particularmente en las luchas de los 80 y los 90 del movimiento de las mujeres negras, que estaban excluidas.

Y los grandes movimientos de base en EEUU en general no son transfóbicos. Esto no quiere decir que no exista transfóbia. Porque creo que muchas personas ven los derechos humanos como si fuera una tarta o una pizza: si alguien coge un trozo de derechos humanos queda menos para mí. Pero no es así como funcionan los derechos humanos.

Si las personas trans tienen derechos humanos, las mujeres Cis [las que viven acorde con su sexo de nacimiento] también tienen derechos humanos. Los derechos humanos no son una pizza ni una tarta. Existe un océano inmenso de derechos humanos. He visto esta postura sobre todo en Europa: en Gran Bretaña y algo en España. Pero las mujeres trans son mujeres, y perderemos las unas sin las otras. Los movimientos anti derechos quieren a las trans y a las mujeres cis separadas. No podemos adentrarnos por ese camino.

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