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Entrevista a Silvia Agüero, gitana, mestiza, feminista

Lunes 17 de septiembre de 2018

“Lo del ‘patriarca’ es un invento payo”

Silvia Agüero ha impartido este fin de semana en Zaragoza un taller sobre ’Metodología para la superación del antigitanismo’

“¿Qué tiene que ver si conocen o no nuestra cultura, si somos humanos también?”

“Los gitanos fueron muy valientes, pero nadie nos considera luchadores por la justicia; al revés, somos los que siempre estamos pidiendo ayudas”.

“Un gitano multimillonario sufre el mismo antigitanismo que una mujer gitana pobre”

Ana Sánchez Borroy - Zaragoza 15/09/2018 - eldiario.es

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Silvia Agüero. Juan Manzanara / Zaragoza

Silvia Agüero (Vallecas, 1985) ha impartido este fin de semana en Zaragoza un taller sobre ’Metodología para la superación del antigitanismo’, a pesar de que reconoce entre risas que no existe ningún método. Lo que no le hace ninguna gracia es que algunos piensen que ser feminista es incompatible con ser gitana.

¿Cómo se manifiesta hoy en día el anti-gitanismo?

La Unión Europea, en su comisión contra la intolerancia y el racismo, dijo que el antigitanismo es una forma de racismo estructural y sistémica. Esto supone que se produce en todas las estructuras de la sociedad, es decir, que un gitano multimillonario sufre el mismo antigitanismo que una mujer gitana pobre. También, que es el tipo de racismo más perpetuado por las instituciones públicas. Y, además, es el más persistente y el más banalizado por la sociedad. Por supuesto, el antigitanismo es muy español, aunque se dé en otros sitios de Europa y del mundo, porque ser español quiere decir que no eres gitano, que no eres moro y que no eres negro.

Entonces, ¿piensa que el antigitanismo es un tipo de racismo más exacerbado que otros?

Sí, por supuesto, y además es el más banalizado, como dice la Unión Europea. Para mí, como escribí en un artículo junto con mi marido, es una ideología de la superioridad de la raza paya sobre la raza gitana. Aunque las razas no existan, hablo de raza porque realmente somos racializados. Incluso me gusta más decir que somos racisminados; es más explícito. En Ucrania, han estado matando todo este verano a gitanos. En España, en Fortuna, en Murcia, el año pasado hubo un pogromo, una masa desesperada de payos contra gitanos porque uno había causado robos. Esto se ha olvidado y banalizado. El alcalde de este pueblo, de Fortuna, les dio dinero a los gitanos para que se fueran, en lugar de llamar a la policía y emprender acciones judiciales contra esas personas. Es decir, aunque no se puede tomar la justicia por su mano, se da por hecho que con los gitanos sí se puede. Rober Bodegas ha recibido supuestamente 400 amenazas por sus chistes. A mí, justo por este taller sobre antigitanismo, me han amenazado en Foro Coches; hay una página web, en la que me insultan y dicen que van a ir poner una bomba.

¿Por qué cree que todavía se habla poco de este antigitanismo?

Ahora se empieza a hablar más, pero todavía sólo en algunos medios. En la televisión, aparecen todavía los tópicos, los estereotipos… Hay que hablar más y, además, quien tiene que hablar somos nosotros y, sobre todo, nosotras. También dicen que no hay gitanas hablando de esto, pero a mí, la verdad, me llaman poco. Los medios siguen contribuyendo al antigitanismo y a la incitación al odio. Tengo la alerta activada para noticias sobre gitanos y no hay día que no me llegue una noticia en la que se habla de clan, reyerta… ¿Verdad que tu familia no es un clan? La mía, tampoco. ¿Y le llamas tú a tu padre “patriarca”? Yo, a mi padre, tampoco. Lo del “patriarca” es un invento payo. Nunca hemos llamado a nuestros mayores “patriarcas”. Ni ahora. Nunca. El año pasado, mi marido, Nicolás Jiménez, se tiró todo el año enviando cartas al Fiscal de delitos de odio por publicaciones en todos los medios y todas se han archivado.

¿Cree que hasta hace poco los gitanos no hacían lo que está haciendo usted, contarlo?

Sí lo hacían, lo que pasa es que siempre hemos estado invisibilizados. Ahora, porque están las redes sociales; si no, seguiríamos en las mismas. Desde hace mucho tiempo hay gitanos y gitanas que están luchando por que haya una sociedad justa, equitativa y gitanizada. Por ejemplo, Helios Gómez, un anarquista. O Mariano Rodríguez, Marianet, de la CNT en Cataluña. Hay muchísimos gitanos y gitanas que han estado publicando documentos y siendo un modelo para todos y para todas. En los años 80, cuando empezó la democracia, la primera manifestación que hubo en la Plaza Mayor fue de gitanos y gitanas pidiendo una vivienda digna; todavía existía el decreto de la Guardia Civil contra nosotros. Fueron muy valientes, pero nadie nos ha metido en su club de rebeldes, de luchadores por la justicia; al revés, somos los que siempre estamos pidiendo ayudas.

¿Cree que hay gente que no es consciente de que tiene actitudes antigitanas?

El racismo no es ignorancia, ni el machismo tampoco. Nadie en su sano juicio diría que el machismo es ignorancia. Nadie mata a su mujer porque ignora que no se pueda hacer eso. Eso forma parte de una deshumanización. ¿Por qué nos tratan mal a los gitanos? ¿Porque son ignorantes de nuestra cultura? ¿Y qué? ¿Qué tiene que ver si conocen o no nuestra cultura, si somos humanos también? La deshumanización forma parte también del antigitanismo y del racismo.

Pero hay micromachismos que algunos cometen sin ser conscientes del menosprecio que supone para las mujeres

Ese machismo de baja intensidad, que está dentro de la estructura y que nos oprime a todas nosotras, también forma parte de la deshumanización, de esa cosificación de las mujeres. Cuando señalamos los micromachismos, también estamos diciendo: “Oye, que somos humanas”.

¿Cómo se supera el antigitanismo?

(Risas). Lo primero que digo en esta charla es que lo siento, pero no hay ninguna metodología para superar el antigitanismo. Voy a Zaragoza a molestar, a intentar incomodar, porque así es cómo se arregla esto. ¿Cómo han descubierto que eran machistas muchos hombres que ahora se han convertido en aliados? Pues molestándolos. Porque cuando han ido a una charla con su pareja, con su amiga, les ha dolido la tripa, se han sentido humillados y se han sentido mal porque se han visto reflejados. Con el antigitanismo, espero que ocurra lo mismo. Hay que incomodar.

¿Y cómo se incomoda al antigitanismo? 

Poniendo un espejo enfrente. En la última charla que he dado, con Afroféminas, avisé de que no iba a decir lo de que nos han tratado muy mal en la gran redada. Lo que digo es que estoy harta de que me hagáis esto ahora y que no tenéis que hacerlo más. Esa gitana imaginaria que tienen muchos en la cabeza es un producto creado por payos y payas. El primero, el payo Cervantes, que creó ’La gitanilla’ y ha contribuido a esa imagen. Que nosotros no robamos niños. Además, no nos comeríamos a un niño payo nunca, jamás en la vida. Porque son muy blancos. Decir ese tipo de cosas molesta, incomoda.

¿El feminismo ayuda a superar el antigitanismo?

Por supuesto, el feminismo es una brecha que se ha abierto en la sociedad para superar toda clase de desigualdades, entre ellas, el antigitanismo. Cuando digo que soy feminista gitana, mucha gente piensa que es un oxímoron, una contradicción, pero no es cierto. Nosotras tenemos una larga tradición de feminismo, aunque no se haya llamado así. Un ejemplo sería lo que ocurrió en la Real Casa de la Misericordia de Zaragoza. El 30 de julio de 1749, se llevó a cabo en secreto el primer exterminio de gitanos en nuestra península, por parte del marqués de la Ensenada y por otros payos más. Todos los gitanos y todas las gitanas fueron encerrados y los separaron, para que no hubiera más. A los gitanos se los llevaron a los arsenales de Murcia, de Cádiz, de Valencia… A las gitanas, a la Casa de la Misericordia de Zaragoza. Pues bien, las gitanas se rebelaron, no se quedaron quietas: se quitaban la ropa para escandalizar a los curas, rompían la ropa, inundaban los pozos, hacían estragos con la sarna... para que las dejaran libres; muchas, así, podían escaparse. Para mí, esto forma parte de nuestras referentes feministas, tanto de las mujeres gitanas como de las payas. Esa gran redada de 1749 no es la única ley que ha habido contra gitanos. Hay más de 230 leyes anti-gitanas en España; por eso, hemos perdido completamente nuestra lengua, el romanó. Lo que ha quedado es el caló, que es una mezcla entre el romanó y el castellano antiguo.

Para la mayoría, este es un episodio completamente desconocido, ¿por qué?

Porque contar esta historia supone muchas cosas. Primero, dinero, porque supone admitir que España tiene la Marina y el Ejército que tiene gracias a esclavizar a gitanos. Y eso significa que tienen una deuda con nosotros. Supone que el rey de España tendría que pedir perdón porque su noveno abuelo estaba de acuerdo con esto. Y también supone una cuestión católica porque, en esa época, si ibas a ser encerrado, te podían dar asilo en las iglesias. Sin embargo, pactaron que no hubiera asilo para los gitanos y gitanas, a pesar de que estaban avecindados en todos los pueblos, estaban censados. No vivían fuera de las ciudades, sino con los demás vecinos, payos y payas. Los únicos que se salvaron fueron los que vivían errantes, andarríos. Supone una deuda y supone pedirnos perdón.

¿La sororidad entre mujeres gitanas es diferente a la sororidad que puede haber entre payas?

No sé cómo es la sororidad en la intimidad entre las mujeres payas, pero entre las gitanas es una cuestión familiar, porque todas somos primas, eso sí que no es un estereotipo. Puedo irme tranquilamente a Zaragoza sin conocer a nadie, encontrar a cualquier familia gitana y, si me pasa cualquier cosa, tendría casa, comida y lo que necesitara. Y entre las mujeres gitanas, por supuesto; entre nosotras, todo funciona.

¿Crees que algunas payas pretenden imponer cambios a las mujeres gitanas?

Más de las que quisiera. Esto se debe también al paternalismo antigitano. De hecho, el mayor problema que tenemos ahora mismo en España es el anti-gitanismo institucional y la Fundación Secretariado Gitano porque no es una organización gitana, sino paya. Hay gitanos que trabajan para la Fundación, pero no tienen ningún puesto de poder ni de decisión.

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