Xarxa Feminista PV
Portada del sitio > IGUALDAD y DERECHOS-(Aborto-Cuidados) > Entrevista a Rafaela Pimentel: "Hemos luchado por todas las empleadas de (...)

Entrevista a Rafaela Pimentel: "Hemos luchado por todas las empleadas de hogar que trabajan con 70 años por una pensión miserable"

Sábado 11 de junio de 2022

JPEG - 32 KB
Rafaela Pimental, activista por los derechos de las trabajadoras del hogar y los cuidados. — Jairo Vargas

MADRID 10/06/2022 JAIRO VARGAS MARTÍN Público

Rafaela Pimentel (Baní, República Dominicana, 1960) es la cara más visible de Territorio Doméstico, un colectivo de mujeres que pelea desde hace 18 años por los derechos de las empleadas del hogar, la mayoría migrantes, la mayoría mestizas. Ese ha sido su oficio desde hace más de dos décadas, cuidar de una familia que siempre ha respetado sus derechos y la trata con dignidad y respeto, asegura. No siempre es así, por eso también impulsó la creación del Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados, el primero de este tipo a nivel nacional. Este jueves, Pimentel no podía contener las lágrimas cuando el Congreso de los Diputados ratificó el convenio 189 de la OIT, que acabará con la discriminación laboral de este colectivo. Con su delantal atado en el que pide "politizar las ollas, las calles y los delantales", deja la escobilla del baño con la que ha celebrado este avance para atender a Público en la Plaza de las Cortes de Madrid.

Hace más de diez años que esperaban esta ratificación, pero ¿cuánto tiempo lleva peleando por un avance así?

Pues 30 años. Desde que llegué estoy en esta lucha y hoy me siento muy orgullosa de ser una trabajadora del hogar.

¿Le ha costado creérselo cuando lo ha visto desde la tribuna del Congreso?

Un poco sí. Con muchas compañeras siempre comentaba que hasta que no tuviéramos más de 80 años no nos darían derechos. Pero siempre hemos peleado convencidas de que se haría justicia algún día. Una sociedad no puede permanecer con un sector de mujeres tan poco valoradas. Nuestro trabajo es importante. Si la sociedad tiene un mínimo de conciencia y decoro tenía que darnos estos derechos. Era cuestión de dignidad.

¿Cree que el Gobierno actual ha sido determinante para lograrlo?

Es cierto que nunca nadie nos había llamado para tenernos en cuenta. Si ahora lo han hecho estos políticos es algo histórico y algo que suma. Pero hay muchos elementos que lo han hecho posible. Esto tenía que acabar pasando porque la lucha de tanto tiempo no es en vano. Territorio Doméstico lleva desde 2006 peleando y todo el movimiento de trabajadoras del hogar está organizado y articulado nacional e internacionalmente.

Además del derecho a tener paro o eliminar el despido por desistimiento, ¿qué otro aspecto es indispensable para avanzar?

Lo principal es que haya un reconocimiento del trabajo que hacemos. Puede haber leyes, pero si no hay reconocimiento la gente puede hacer lo que quiera. En 2011 logramos algunas mejoras, pero seguimos peleando por ellas. En muchas entrevistas de trabajo, si preguntas por cuándo serán tus vacaciones te dicen que ya hablaremos de eso. Solo algunos empleadores cumplen las normas, por eso hace falta que se reconozca nuestro trabajo. Tenemos que estar amparadas totalmente en el Estatuto de los Trabajadores, solo así mejorará nuestra vida. Y necesitamos políticas públicas de cuidados dignos.

No se ha parado de gritar "no estamos todas, faltan las internas". ¿Qué representan ellas en esa lucha?

Las trabajadoras internas son las que se llevan la peor parte de este empleo. Trabajan y duermen en la casa del empleador. En 2011 logramos jornadas de descanso 36 horas consecuenticas la semana y dos horas de descanso consecutivo diario. Ellas aún tienen que pelear por esas condiciones. Tienen horarios superlargos y no se respetan sus descansos. Algunas cuidan a personas mayores y apenas pueden dormir, porque están en la misma habitación con las personas a las que cuidan. Pasan la noche en vela, se levantan temprano y su salario es bajísimo. Hay mucha gente que las trata como a animales, sin descanso, sin comida. Nos llegan denuncias que a veces nos parecen una película de terror. Mucha gente no se lo cree, pero es verdad. Hemos tenido que ir a sacar a compañeras de los lugares donde estaban porque no aguantaban más.

¿Cómo se puede hacer para que se controle esto, para que vaya una inspección de trabajo a casa de una familia?

Es uno de los puntos que tenemos que pelear. Nos dicen que un hogar es inviolable y que es complicado, pero se puede crear la manera. Hemos hecho propuestas a la ministra. Se trata de buscar mecanismos para que la familia no pierda su intimidad. Pero no debería haber problemas, si dejas entrar en casa al que instala el teléfono o al que revisa el gas, ¿por qué no puedes dejar entrar a un inspector de trabajo si hay una denuncia de malas condiciones?

Hay casi 200.000 trabajadoras sin contrato y muchas en situación irregular, ¿cómo debería abordarse este problema?

Hay que tener voluntad política y dejar de pensar que son objetos y no personas. Si no hay una regularización, al menos deben flexibilizarse las trabas de la Ley de Extranjería para que una persona pueda conseguir los papeles. Desde que llegamos a este país tenemos que pasar al menos tres años escondidas y sin derechos. Y es a estas personas a las que se busca para trabajar sin contrato ni Seguridad Social, es con ellas con quien más abusos se cometen. Hay maneras de solucionarlo. Lo hemos visto con los refugiados de la guerra de Ucrania, se han montado dispositivos para darles permisos de residencia, padrón, escolarización... España va a seguir envejeciendo y siempre va a necesitar a las personas migrantes. Hay dejar de verlas como un gasto porque los migrantes somos una inversión y aportamos a la economía y a la vida. Si nosotras dejamos de cuidar esto explota, porque no hay residencia ni guarderías suficientes.

En un día tan feliz, ¿hay alguien de quien se acuerde especialmente?

Me acuerdo de Donatilda, una compañera que ha luchado tanto, que ha trabajado toda su vida y que hoy no tiene pensión. Ha pasado por el hospital y la tienen que mantener sus hijas. Me acuerdo de esas compañeras que siguen trabajando con 70 años para conseguir una pensión miserable, de las mujeres que trabajaron toda su vida y nunca pudieron tener paro ni pensión. Acá hay muchas así. Por ellas vamos a seguir luchando, para cobrarnos esa deuda histórica de cuidados que hay con nosotras. Tengo 62 años y siempre he pensado en qué iba a ser de mí con 65. Mi nieto tiene tres años y solo quiero que crezca en una sociedad distinta en la que no se vulneren los derechos.

Comentar esta breve

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0