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Entrevista a María Palomares, Directora de Calala Fondo de Mujeres: “Los ataques contra el feminismo son ataques contra la democracia, coordinados a nivel internacional”

Lunes 29 de agosto de 2022

Directora de Calala Fondo de Mujeres, María Palomares Arenas lleva años analizando junto a compañeras latinoamericanas y europeas las estrategias en las que los grupos antifeministas y las formaciones de la derecha reaccionaria confluyen para atacar la democracia.

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Foto cedida

Sarah Babiker 28 AGO 2022 El Salto

Desde Calala Fondo de Mujeres, fundación feminista que centra su trabajo en apoyar y acompañar a grupos de mujeres en el Estado español y Centroamérica, tanto económicamente como con formación y asesoramiento, María Palomares Arenas ha podido observar las dinámicas que la ofensiva anti feminista internacional extiende en Europa, América Latina y Estados Unidos.

Palomares, directora de Calala, explica cómo en los últimos años los movimientos reaccionarios han tomado fuerza, consiguiendo una regresión en los derechos de las mujeres, como sucedió el pasado junio en Estados Unidos con la anulación de la sentencia Roe contra Wade que garantizaba a nivel federal el derecho al aborto. Una de las principales propuestas de Calala y sus socias para afrontar el auge del antifeminismo como parte de una ofensiva más amplia contra la democracia, es On the right track, un proyecto con el que persiguen fortalecer a las organizaciones y activistas feministas ante los ataques que sufren.

¿Cómo surge On the right track?

On the right track es una idea que va tomando forma en 2018 entre varios fondos de mujeres con los que compartimos un análisis de que la presión a la que estaban sometiendo los grupos fundamentalistas —como les llamábamos en aquel entonces— sobre las políticas de igualdad, y los ataques que estaban llevando a cabo contra el movimiento feminista, estaban aumentando. Así decidimos que teníamos que dedicar recursos y esfuerzo para apoyar a las organizaciones que estaban siendo objeto de estos ataques. Desde el principio teníamos una visión compartida de que estos ataques en el fondo no estaban dirigidos solamente al movimiento feminista o a los derechos de la personas LGTBI o de las mujeres, sino que son ataques a la democracia y que son ataques que están coordinados a nivel internacional. Hay una fuerte relación entre América Latina y España, con Estados Unidos influyendo en las agendas de América Latina y Rusia influyendo en Europa del Este, pero también llegando hasta España. Coincidimos además en que esas redes se están coordinando cada vez mejor.

Empezamos con este programa, como decía, en 2018, después de varios episodios en los que muy explícitamente se evidenciaba lo complicada que se estaba poniendo la situación: el intento de cambio de la ley de aborto en España, las movilizaciones en las calles de Bulgaria para que el gobierno no ratificara el convenio de Estambul, el referéndum a favor de las negociaciones de paz en Colombia, cuando gana el no con una campaña muy clara, alertando que si los que están a favor del sí ganan a tu niños les van a enseñar a ser homosexuales en el colegio.

La victoria de Trump ya le da una vuelta a todo. También el asesinato de Marielle Franco en Brasil, cuando ya se estaba orquestando todo lo que sería el gobierno de Bolsonaro. Todos estos fenómenos eran como explosiones que van saltando de un país a otro, en nuestro análisis, detrás están estos grupos anti género, o estos lobbies que se estaban dando de la mano con partidos políticos, propuestas políticas antidemocráticas, autoritarias o dictaduras directamente.

En este recorrido, ¿era de esperar el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos respecto al aborto?

Nosotras lo que escuchamos de las compañeras de Estados Unidos es que desde que pierde las elecciones Trump está haciendo incidencia política para seguir en el candelero, y también movilizando a sus bases. Esta sentencia sería una estrategia para poner sobre el tablero sus propuestas políticas que son regresivas respecto a derechos humanos básicos. Se trata de la agenda política de los grupos anti género, y el aborto entra en esos “paquetes” de derechos que quieren abolir.

¿Qué relevancia tiene?

Estados Unidos tiene problemas para aprobar leyes referentes a la desigualdad de género en el ámbito federal. De hecho, durante todo el siglo XX el movimiento feminista ha estado intentando que se ratifique la Equal Rights Amendment, que reconoce la igualdad de hombres y mujeres ante la ley, a nivel de todo el país, el texto se tiene que ratificar por 38 estados, algo que aún no se ha conseguido. La serie Ms. America explica las movilizaciones del movimiento feminista en los 70 por la ratificación del texto.

Respecto a la interrupción voluntaria del embarazo lo que había era una serie de sentencias que permitían el acceso al aborto de manera segura con la sanidad que tienen ellos allí, que no es sanidad pública, porque había un juez que había dicho: “esto no es delito, se puede hacer”. Lo que han hecho ahora, con la anulación a finales de junio de la sentencia “Roe contra Wade”, es decir no, no, esa sentencia estaba mal y esto sí es delito, el aborto es un atentado contra la vida y se puede perseguir judicialmente.

¿Cuál es el modus operandi de estos movimientos para haber conquistado semejante regresión?

Esto lo cuenta muy bien Neil Datta, que es el director del Foro Parlamentario Europeo por los Derechos Sexuales y Reproductivos. La ONU legisla a favor de los derechos de las mujeres, especialmente en la década de los noventa, cuando hubo muchos avances, gracias especialmente a la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo de 1994, donde se definen los derechos sexuales y reproductivos. En aquel momento, la Iglesia Católica, la Iglesia Evangelista, la Iglesia Ortodoxa y grupos cercanos a las religiones, con una visión conservadora, se dan cuenta de que están perdiendo la batalla cultural, y empiezan a organizarse y a crear una agenda común, deciden que tienen que ir más allá de sus diferencias porque tienen un objetivo común y entonces acuerdan una estrategia para intentar que retrocedan las leyes del aborto, las leyes del matrimonio homosexual,la fecundación in vitro, una serie de temas que para ellos son sagrados. Crean sus propias ONG e institutos médicos y empiezan a hacer como una campaña de incidencia, pero con el lenguaje de los derechos humanos.

Entonces, recurren a diferentes ámbitos para hacer esta incidencia: desde los espacios multilaterales, como las conferencias de la ONU sobre los Derechos de la mujer, a los espacios regionales como la Organización de Estados Americanos, o la Unión Europea. No basan su discurso en “porque Dios esto no lo quiere así”, sino en la idea de que “las personas que creen que el feto tiene derechos son personas que también defienden los derechos humanos” y entonces empiezan a utilizar una jerga más de derechos humanos con la que van ganando posiciones y con la que es más difícil frenarlos.

Así, por ejemplo, las compañeras de la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos de Catalunya, que siempre van a la Comisión para la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de Nueva York, que se realiza cada marzo y supone una revisión de cómo van las políticas de la ONU en lo relativo al avance de las mujeres, cuentan cómo estos lobbies desembarcan con su ONG, con sus estatutos consultivos y van cuerpo a cuerpo a pelear hasta la última coma de cualquier texto que pueda salir como resultado de estos espacios multilaterales.

Están además apoyados por países que son dictaduras o estados donde los derechos de las mujeres están en cero y cada vez van consiguiendo más apoyo. Esto, sumado al auge de gobiernos de extrema derecha en Europa y de gobiernos conservadores en América Latina hace que en estos espacios multilaterales donde al final lo que cuenta es qué vota cada país, estas estrategias (con sus discursos, narrativas y propuestas) vayan ganando posiciones.

¿Cómo estarían operando en Europa?

En el caso de Europa los grandes aliados —los gobiernos de Polonia, Hungría, y en su momento el gobierno de Italia— han hecho mucho por conseguir que estos discursos avancen en el marco de la Unión Europea. Aquí, donde se pretende influir es en el diseño de políticas globales, pero luego vemos también cómo operan país a país, teniendo cada vez más capacidad de influir en el discurso público, usando de manera muy inteligente las redes sociales, utilizando las fake news y con una serie de estrategias de ataques a las organizaciones de mujeres, y a las organizaciones que defienden los derechos humanos o los derechos de la comunidad LGTBI. Ataques que pueden ser, por ejemplo, denuncias administrativas en plan “estas son las subvenciones que está recibiendo esta organización, pero no están siendo bien justificadas, quiero que un juez lo mire”.

Hablamos de denuncias en juzgados en contra de organizaciones, pero también en contra de activistas. El caso de Pamela Palenciano,o el del Coño Insumiso, por ejemplo, son paradigmáticos de cómo utilizan los juzgados. También se llega a ataques físicos, y aunque en España no hemos visto muchos casos, en otros países de Europa del Este se han vivido situaciones de confrontación en manifestaciones que han sido encapsuladas por grupos de extrema derecha o anti género, resultando en agresiones a manifestantes. Realmente están usando múltiples estrategias desde la incidencia política y el lobby en espacios multilaterales o país a país, pero también con ataques a las organizaciones de base.

¿Qué motivaciones estratégicas pueden tener las formaciones políticas de extrema derecha para aliarse con los grupos anti-género?

En este sentido es muy interesante escuchar a las compañeras latinoamericanas. En el foro de Awid de 2016 en Brasil, cuando justo había salido el impeachment a Dilma Rousseff, durante un acto en el que también estaban las compañeras de Nicaragua explicando la deriva que estaba tomando el gobierno de Ortega, o las compañeras del Salvador, que no conseguían que el aborto fuera despenalizado, las brasileñas apuntaban que la agenda de los derechos sexuales y reproductivos ahora mismo es como el eje que separa los bloques: antes era el comunismo por un lado y el capitalismo por otro, y ahora es los que están a favor de los derechos sexuales y reproductivos y los que están en contra, que luego ahí detrás pues hay intereses económicos, hay visiones de qué rol debe tener el Estado, hay propuestas neoliberales… Pero los bloques se enfrentan ya no hablando de esos temas más macro, sino hablando de derechos sexuales y reproductivos, porque han visto que es un tema que polariza y que hace que los que están contigo se queden contigo y no se vayan al otro lado.

Así, por ejemplo, las compañeras de Brasil decían: cuando ya había sido el impeachment de Dilma Rousseff —que había sido prácticamente un golpe de estado y la antesala de que viniera Bolsonaro—, tendríamos que haber estado alerta pues antes de hacer el impeachment, lo que hicieron fue ir a por las leyes de aborto que había en Brasil, un ataque que empezó un año antes. Tendríamos que haber visto que eso era una señal de que iban a por el sistema democrático en Brasil, que no se iban a quedar ahí, lamentaban.

En el caso de Nicaragua, una de las primeras cosas que hizo Ortega después de cargarse todo el movimiento social que pudiera oponerse un poco a su gobierno, fue prohibir el aborto y señalar a las organizaciones feministas como abortistas, es decir, como el enemigo. Eso pasó en Nicaragua hace ya casi 15 años: son estrategias que vemos que se van repitiendo. Entonces, por resumir, sí que hay un análisis de que no es que estén muy preocupados por los derechos sexuales y reproductivos, sino que detrás de eso hay una agenda política y económica muy clara.

Hablabas de la polarización que ejercen y el compromiso que acaban recibiendo por parte de sus bases sociales. ¿Cómo lo consiguen?

En Brasil, Bolsonaro se apoyó muchísimo en las iglesias evangélicas y las iglesias evangélicas son creadoras de red comunitaria y organizan barrios. Si tú consigues que esas redes estén contigo te has ganado a medio país que te apoyará. Recuerdo hace un tiempo haber leído un artículo que decía, “Vale, los evangelistas han votado a Bolsonaro, pero o trabajamos con las personas de base que al final han votado y que son evangelista o no vamos a llegar a espacios que son necesarios, en el sentido de que no puedes decir, bueno con esta gente no voy a trabajar.

Y en el caso de España, yo creo que con el consenso que hay en este país respecto a la violencia de género, el derecho al aborto… lo que les ha funcionado realmente ha sido apelar a sentimientos muy básicos de que las feministas ya se están pasando, los hombres no tenemos derechos. Es un poco como apelar a una sensación de malestar que tiene la gente y ponerle un nombre a eso, evitando el discurso más racional y el debate sobre si el aborto ha de ser un derecho.

Por lo que cuentas, más que basarse en estos grupos que se expresan desde el discurso de los derechos humanos, recurren simplemente al antifeminismo.

Bueno, aquí también está el Opus Dei o Legionarios de Cristo. Hicimos un mapeo en 2016 con Católicas por el Derecho a Decidir, sobre la parte ultraconservadora católica de España. Está muy bien organizada y tiene sus bases a las que movilizan. Sin embargo creo que cuando Vox llega le da como vidilla a unas serie de narrativas que ya estaban ahí: el tema de las denuncias falsas, de la custodia compartida. Empiezan a surgir asociaciones de hombres que asumen el discurso de que las feministas se están pasando,de que hay muchas denuncias que son falsas, o que como te lleven a juicio acabas en la cárcel. Son narrativas que permean a amplias capas, Vox sabe acogerlas rápidamente y las pone en el micrófono público, llevándose enseguida para su campo a toda esa gente, igual que lo ha hecho con el tema de Cataluña o con el tema de la inmigración. Han sabido ver que ahí había un malestar que podían activar para conseguir votantes.

¿Cómo responder ante esta amenaza a derechos que se pensaban conquistados? ¿Cabe la posibilidad de blindar legislativamente estos derechos?

Al final si las leyes las hacen los gobiernos va a depender mucho de cuál sea la agenda política del gobierno de turno. Y sabiendo que estamos en un contexto donde estos temas son los que marcan la línea de quién está conmigo y quién no, pues estamos viviendo una situación muy de riesgo de que las leyes que hay se puedan cambiar.

Es importante la incidencia política, hacer entender por qué estos derechos son derechos humanos y no son solo derechos de las mujeres, sino que afectan a la sociedad en su conjunto. También es necesario fortalecer todo el trabajo que se hace a nivel de base, de influencia, de educación, poniendo además atención a las mujeres que están necesitando abortar o tener una píldora anticonceptiva o educación sexual para tener relaciones no violentas.

Este es el trabajo de base que hacen los grupos ahora mismo, y que en muchos sitios está dentro de la alegalidad, pero hay otros contextos donde este trabajo es ilegal y los grupos aun así lo siguen haciendo,por supuesto no pudiendo llegar a todas las mujeres que lo necesitan. Pero en Centroamérica, por ejemplo, hay una red que se activa cada vez que llegan casos de mujeres que necesitan abortar.

¿Y aquí? ¿Qué perspectiva crees que se abre en España ante un eventual gobierno con mayoría absoluta del Partido Popular o con VOX?

Yo creo que si VOX entra de alguna manera en el gobierno va a hacer todo lo que pueda por retroceder respecto a la ley de violencia machista, la ley de matrimonio igualitario, la ley de aborto, todo lo que haya de educación sexual en las escuelas, eso va a estar en primer lugar en su agenda. De hecho, cuando entraron al gobierno de Castilla y León dijeron: “ahora vamos a quitar esto”, y les tuvieron que advertir desde el gobierno de la comunidad: “pero eso no lo legislamos nosotros, dónde va, señor”.

Si el PP no tiene mayoría pues tendrá que ceder ahí, ¿no? Lo que pasa es que el PP tiene feministas también, ¿no? Al menos tenía. Yo no sé, el PP antiguo tenía feministas y de hecho cuando el gobierno del PP quiso cambiar la ley de aborto hubo resistencias internas.

Entonces, a ver qué resistencias se encuentran a nivel institución, siendo un partido político de derecha menos ultra. Pero lo que se van a encontrar también es una oposición muy organizada, las feministas del PSOE saldrán a gritar a la calle como no han salido en años, más todo el movimiento feminista que sigue organizado. El lado positivo es que creo que sí, que se van a encontrar una oposición muy fuerte que incluso les puede hacer perder la batalla si se empecinan en que estos son sus temas principales, tal y como está la sociedad española, que es más pro derechos.

Claro, esto recuerda a cuando Gallardón pretendió cambiar la ley del aborto y tuve que irse, ¿tú crees que estamos en el mismo país?

Yo quiero creer que estamos en el mismo país, que lo que ha cambiado es que gente que votaba al PP ahora vota a Vox. Creo que es verdad que VOX ha avanzado dos o tres casillas en imponer sus marcos discursivos y en expandir una serie de conceptos que antes no existían y eso nos ha hecho retroceder a las que estamos del otro lado. Pero creo que Vox tiene también su tope. No creo que ese discurso pudiera ser mayoritario. Yo quiero pensar eso, la verdad.

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