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Entrevista a Kajsa Ekis Ekman "Me niego a distinguir entre trata y prostitución como si hubiese putas e inocentes"

Martes 29 de octubre de 2019

De gira por España, la periodista y activista Kajsa Ekis Ekman asevera que no entiende cómo se sigue discutiendo sobre la abolición de la prostitución. Para ella, es una cuestión de vida o muerte, la de las mujeres prostituidas.

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La periodista y abolicionista Kajsa Ekis Ekman.

madrid 28/10/2019 Lula Gómez Público

Kajsa Ekis Ekman (Estocolmo, 1980) es periodista, activista y una de las voces más reconocidas por la abolición de la prostitución. Conoce de lo que habla. Para escribir El ser y la mercancía, editado por Bellaterra Ediciones, se pasó dos años recorriendo Europa investigando el negocio, sus sindicatos, los lobbies que lo defienden y el testimonio de las mujeres prostituidas. Esta semana ha estado en España invitada por Feminicidio.net para hacer campaña pro abolición y señalar la prostitución y el negocio de los vientres de alquiler como los más abominables del capitalismo.

La escritora sueca aprovechó también para verse con los partidos políticos. Ekis Ekman, que habla un perfecto español, cuida el lenguaje. Por eso seguro prefiere referirse a las mujeres que ejercen la prostitución como prostituidas y celebra el término hijo de putero, en vez del clásico español. A ellos, quienes hacen posible el negocio, los denomina directamente compradores.

Las preguntas personales se suelen dejar para el final, pero me resulta difícil hacerlo, especialmente para alguien que habla tanto de lo nocivo que ha sido para las mujeres separar los conceptos cuerpo y alma. ¿Cómo se siente tras dos años metida en las tripas y el negocio de la prostitución?

Bueno. Son más de dos años. Salí del libro, estuve 3 años escribiendo sobre la crisis económica en Grecia y volví al tema de prostitución. Es duro, sí, pero también es muy enriquecedor en cuanto a la comprensión del fenómeno. Quería entender los discursos no abolicionistas que escuchamos sobre la prostitución.

Pero esos discursos se mantienen. Una parte argumenta que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo y otra defiende la libertad de ejercerla.

Eso es lo interesante. Porque por el trabajo del lobby del sexo el discurso es el que tú quieras: desde el trabajo más antiguo del mundo, a la profesión más moderna. Han cogido los términos claves de todos los movimientos sociales. Han secuestrado los términos más importantes y utilizan sindicatos, para convencer a la izquierda; vida privada, para hacerse con la derecha conservadora. Hablan de la libre elección entre dos adultos, que es el término neoliberal más corriente. Mi vida, mi cuerpo, mi decisión es el eslogan para llegar a las feministas. Y al movimiento LGTBI, les dicen que es una sexualidad igual que ser gay o lesbiana.

Pero usted denuncia que no son sindicatos; que no hay libre elección, que se está manipulando la realidad.

No. Claro, ¡no son sindicatos¡. Un sindicato es un grupo financiado por los trabajadores que luchan contra los gerentes y jefes de la industria. Y eso, como tal, no existe en la prostitución. Lo que hay son grupos de lobbistas que se llaman sindicatos para convencer a la izquierda. Algunos son financiados por proxenetas, como en Inglaterra; otros por los Estados, como en Holanda. Otros son sindicatos que ya existían y que abrieron dentro de sus organizaciones espacios para la prostitución. Otros son lobbistas.

Y por supuesto, no hay prostitución libre: eso es falso. La prostitución en sí es sexo entre dos personas. Una que quiere y otra que no. Por eso mismo yo no hago distinción entre trata y prostitución. Me niego, es hacer una distinción entre putas e inocentes.

¿Y qué pasa con las mujeres prostituidas que defienden que quieren ejercer?

Lo que quieren es dinero, no sexo. Si no las pagas, ¿no practican sexo, verdad? Entonces, dales dinero de otra forma. El sexo debe ser libre y ajeno al dinero. En el sexo debe haber deseo y en la prostitución no lo hay.

Pero habrá muchos que dirán que tampoco hay deseo en picar una mina, pero sí quieren la remuneración.

Pero trabajar en minas es un trabajo necesario para la humanidad y el sexo lo practicamos para sentirnos bien. No hay necesidad de sexo. No hay necesidad de que los hombres se corran una vez por día, por semana o al mes. No es un derecho humano.

Habla de que dejemos de mirar a las mujeres prostituidas y pongamos el foco en los hombres ¿Por qué se van los hombres de putas?

Por falta de respeto a las mujeres. Porque no buscan una sexualidad mútua. En la prostitución él decide con quién; ella no. Él decide cómo; ella, no. Es el sexo más desigual que pueda existir. Ellas, al recibir el dinero, renuncian al derecho de decidir y mandar.

"Los hombres se van de putas por falta de respeto a las mujeres", Ekis Ekman

No puedo entender por qué hay tanta gente preocupada por mantener una institución tan brutal, tan capitalista, tan colonizadora, tan patriarcal. Porque entre comprador y comprada se distinguen por género por supuesto, pero también por clase social, por país de origen, por edad (ellos son siempre más viejos. Las niñas que entran en esto lo hacen con 14 años). La desigualdad es absoluta: ellos tienen papeles; ellas, no…. Hasta el estado civil; ellos casi siempre están casados; ellas, no.

¿Eso es lo que ha estado contando a los partidos políticos?

Sí, claro. En el PSOE dicen que están a favor, que tratarán de hacer una propuesta por la abolición; en el PP no me han recibido. Y en Unidas Podemos hay dos corrientes, una abolicionista y otra que no. Abominable, la verdad. No puedo entender cómo un partido anticapitalista no esté en contra de la peor expresión del capitalismo. Dicen que son un partido muy joven, que requieren tiempo para tomar posiciones, que no quieren crear divisiones… No lo entiendo. Solo espero que se sumen a la lucha.

Usted dice que el cuerpo nos une a todas las mujeres, pero viendo la división que hay, no pareciese tan claro.

Ricas y pobres tenemos el mismo cuerpo. Las dos podemos sufrir abuso en el matrimonio, las violencias físicas y psíquicas no tienen clase. Nos dividen las cuestiones de trabajo, porque las mujeres ricas no trabajan en el sector reproductivo y luchan por otras cosas, pero el feminismo no es siempre lucha de clases.

¿Y el debate dentro del feminismo entre abolicionistas y no?

Para mí, la máxima del feminismo es defender el derecho de vivir de las mujeres. Y si tú no estás en contra de la prostitución, que es una de las fuentes de mortalidad entre las mujeres, ¿qué es feminismo? Si tú defiendes una institución patriarcal donde el hombre tiene todos los derechos y las mujeres ninguno… ¿Por qué debe haber una serie de mujeres de origen pobre que existan para eso?

"Si tú no estás en contra de la prostitución, que es una de las fuentes de mortalidad entre las mujeres, ¿qué es feminismo?"

El mecanismo de defensa de tanto las personas en prostitución como en vientres de alquiler es disociar cuerpo y mente, cuerpo y mercancía para apropiarse de la capacidad reproductiva de las mujeres, fundamento de la sociedad patriarcal. Utilizan técnicas de desconexión universales: tratar de pensar en otra cosa, utilizar drogas para evadirse, cualquier cosa.... ¿Cómo si no vas a vivir en un mundo donde tienes que vender tu cuerpo o a tu propio hijo, parido por ti?

Porque, ¿qué es un acto sexual? Es placer, es unirse con la otra persona, es sentir… Es un momento donde el alma y cuerpo se unen. Y aquí, solo una persona disfruta y la otra desconecta.

En este sexo comprado cuentan las emociones y los deseos de los compradores; nosotras no valemos nada: somos cosas. Y ojo, veamos también la tasa de mortalidad de estas mujeres. Porque no estamos hablando de filosofía y de qué es libertad. La tasa de mortalidad en las mujeres prostitutidas es un 40% más alta que de las que no. No podemos esperar 20 años más para abolir la prostitución. Estamos hablando de vida o muerte.

Hablemos de la economía de los cuidados, base del capitalismo.

Claro, el trabajo no pagado de las mujeres es la base de toda sociedad. Para entender la economía hay que analizar la reproducción y después, solo después, la producción. Y ahí los cuidados son el trabajo más básico y clave. Y también el peor pagado, sin posibilidades de tener carrera, sin sueldo… Trabajamos hasta gratis.

Hay que entender que todos aportamos a la economía, pero que solo algunos se llevan los beneficios. Habría que repartir la ganancia de igual manera entre todos los trabajadores, porque todos aportamos. Y el problema es que si tú cuidas a tu hijo, no puedes hacer huelga. Si cuidas al hijo de otro, sí puedes pero es más difícil que si trabajas con dinero o máquinas porque eres responsable de vidas. Y entonces, sobre nosotras caen los recortes, porque saben que seguiremos trabajando ya que nuestra responsabilidad por la vida humana es la columna vertebral de cada sociedad. Las mujeres por eso nunca han vivido en el neoliberalismo, porque nunca hemos sido individualistas. El día que lo seamos se muere la economía.

Dice también que las feministas “somos el sueño de la izquierda”.

Sí, sobre todo en España. Son populistas e intelectuales a la vez. El movimiento feminista en España me impresiona mucho: está en todas partes. El 8M es súper importante, sus huelgas y capacidad de convocatoria.... Admiro cómo han sacado a la luz la violencia machista. Eso en Suecia no pasa. Que un diario como El País o como Público publiquen en portada “Nuevo caso de violencia machista”, o “Hombre apuñaló a su esposa”… es fantástico. En mi país, dicen: “Persona hallada muerta”. “Otra persona bajo sospecha”.

Aquí hay minutos de silencio por cada mujer asesinada. Es impresionante. Tendría que ser lo mismo con la prostitución. Porque es no vale callarse porque sean inmigrantes, porque no tengan papeles, porque son pobres.

Kajsa Ekis Ekman tiene que irse. Cierra la conversación con la realidad de esas mujeres prostituidas que tan bien conoce y recuerda que empezó a escribir El ser y la mercancía en Barcelona, donde convivía con una mujer rusa que trabajaba en la calle. Un día murió. Treinta y pico años. Estaba alcoholizada. Acabó en una fosa común: no tenía papeles y no sabían quién era. No entró en las estadísticas de violencia de género, por supuesto. “Seguro que ninguno de sus compradores pensó porqué no la vieron más. Buscarían a otra: somos mercancía”. “No hay ninguna niña en la escuela que diga que quiere ser puta”, concluye.

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