Domingo 11 de mayo de 2025
La pensadora publica una crónica filosófica: ’Politeísmo bastardo, cuatro días con Angela Davis’ (Bellaterra Edicions).
Raúl Bocanegra - Sevilla-09/05/2025 Público
La filósofa y profesora Jule Goikoetxea (San Sebastián, 1981) acaba de publicar Politeísmo bastardo (Bellaterra Edicions), una obra que lleva por subtítulo Cuatro días con Angela Davis. Se trata de una divertidísima y agitada "crónica filosófica" de título enigmático, en la que toma como excusa la visita que hizo en mayo de 2024 a Barcelona la mítica activista y pensadora Angela Davis para explorar las esquinas de la cotidianeidad. Al hacerlo, Goikoetxea ilumina dónde —y por qué— nos ubicamos cada uno de nosotros.
Así, mediante un método literario contrapuntístico, en el que trata con grandes dosis de humor —"ese era el objetivo en realidad, este libro es para reírse"— los temas más serios, la filósofa plantea que "es en la vida real, en las calles, es en los bares, en el puesto de trabajo, en la casa, en la familia, dónde se dan todas las luchas y los análisis". En resumen: "En la vida real no está separada la teoría de la práctica". Lo que sigue es un resumen agrupado por temas y conceptos que fueron explicados en la conversación de Goikoetxea con Público.
Politeísmo bastardo
Es cierto que el título, Politeísmo Bastardo, suena mucho mejor una vez que te has leído el libro. Puede sonar un poco raro al principio y coge sentido una vez leído. No es muy comercial. También se ha dicho: ¿Qué pasa? ¿Por qué lo titulo así? El libro es una crónica literaria, una crónica filosófica con diferentes registros. Uno de los objetivos de este libro era [recoger] todos los temas, un montón, que iban a salir durante esos cuatro días en los que Angela Davis va a estar en Barcelona y yo voy a tener que estar con ella, digamos, de acompañante, de guardaespaldas, dicho con ironía. Todos tienen que ver, digamos, con el pensamiento politeísta y también interseccional, que, aunque no sean exactamente lo mismo, van en la misma onda.
¿Y de qué trata lo del politeísmo? Es una crítica —aunque el libro no sea un ensayo—, al pensamiento monoteísta. ¿Qué quiero decir con esto? El pensamiento monoteísta, las sociedades monoteístas, empiezan con los dioses monoteístas. [Después] llega un momento en que las sociedades politeístas se van a convertir en monoteístas ¿Qué van a hacer [entonces] los poderes? Van a ir matando a todos los dioses hasta dejar solo un dios, que va a ser el dios, ya sea del cristianismo, del judaísmo o del Islam, que es uno solo. Es decir, va a haber durante décadas y siglos todo un proceso en donde la vida, lo bueno y lo malo, se va a ir reduciendo a una sola cosa. Todas las explicaciones que en un momento se daban mediante diferentes dioses van a confluir en uno solo.
Y este dios, este poder omnipresente, refleja que esas sociedades van a empezar a reducir todo —también en la ciencia, en la manera de vivir el amor, en la manera de vivir la moral— a una sola moral correcta. Es decir, va a haber una moral universal, va a haber un sujeto universal, va a haber un amor eterno. De ahí nacen luego las relaciones monógamas. Se establecen mediante leyes, mediante represión, obviamente, todas unas relaciones sociales que también van a ser monoteístas en ese sentido. Y un ejemplo es la monogamia. ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que la interseccionalidad, el politeísmo, estas corrientes van a defender? Van a decir que no hay un solo padre, que hay muchos padres, que no hay un solo malvado -Satán o el dinero-, sino que hay muchísimos malvados, es decir, que hay diferentes sistemas de dominación. De nuevo, las causas del bien también van a ser más de una. No hace falta que sea dios o el estado, o la familia aquello que es lo bueno. No. Va a haber muchas maneras de relacionarse de maneras legítimas.
Y, por tanto, toda esta gente que también aparece en el libro desde Angela Davis, Sarah Ahmed, Vandana Shiva y las trabajadoras del hotel, Mariña y Ana María, es defender que la vida es muchísimo más plural de lo que la modernidad ha querido enseñarnos y, por tanto, mucho más complicada también con muchísimos más poderes que un solo dios o una sola cosa: el Estado, el dinero... Entonces, en las diferentes conferencias, pero también en las diferentes conversaciones que van a salir, hay diferentes perspectivas sobre este mismo tema. La vida es más plural, la vida es muchísimo más grande de lo que este sujeto universal ha creído.
Ahora que estamos con el tema de la guerra, el rearme y todo eso, hay una crítica al sujeto universal también, a ese sujeto legítimo. Se ha criticado mucho durante las últimas décadas tanto desde los estudios decoloniales, el feminismo, etcétera: solo ha habido un sujeto legítimo tanto para la ciencia como para las maneras de relacionarse y de querer ser, que era ese sujeto universal que normalmente ha sido un hombre blanco, etcétera. En esta crítica se amplía también lo de los sujetos legítimos. Hay muchísimas maneras de ser sujeto. Y por tanto, ahí tenemos que ir aprendiendo a aceptar diferentes cuerpos, diferentes vidas, que es también lo que siempre se ha dicho desde fuera del imperio. ¿Y por qué es bastardo? Pues es un politeísmo bastardo porque toda esta cosmovisión, estos marcos, no están del todo legitimados ni en los debates de los medios de comunicación, ni en la ciencia ni en diferentes ámbitos, y por eso es bastardo. Las familias decentes todavía no han aceptado, digamos, esta cosmovisión más plural.
El contrapunto estilístico
Este libro lo he escrito muy rápido y lo he hecho adrede. Quería que fuera una crónica. Son cuatro días en la vida real, es decir, no son cuatro días en unas jornadas científicas o cuatro días en no sé dónde. Son cuatro días con un montón de gente. La manera que tiene el libro de contar todo esto es mediante diferentes registros.
Hay partes un poco más ensayísticas, hay partes que son conversaciones, otras que son más cuento y algunas que también son poesía. La última parte del libro una poesía. Hay diferentes registros. ¿Por qué? Porque nosotros en la vida utilizamos diferentes registros. La ciencia lo que hace es abstraer y formalizar los lenguajes para poder hacer determinadas investigaciones con un lenguaje que no de pie a malentendidos. Pero en la vida real, todos estos registros, la poesía, el ensayo, la reflexión, la ironía, las bromas, los chistes... se dan a la vez. Lo que defiendo en este libro es primero, insisto, no un lenguaje formalizado, sino un lenguaje ordinario. Esto nos permite hacer reflexiones mediante el humor, que es en realidad como la mayoría de nosotras y nosotros pensamos y hablamos. El humor lo que hace es darle al análisis una dimensión específica.
No puedo analizar muchas cosas si no es mediante la ironía porque lo que hacemos es resaltar o subrayar determinadas cosas de la realidad. Eso que resaltas o no resaltas viene de un análisis previo. Por eso, muchas veces decimos que el humor es político porque está basado en diferentes análisis o pensamientos que tiene cada cual, y por eso hacen gracia determinadas cosas y otras no hacen ni puta gracia.
El libro lo que trata es, mediante ese lenguaje de chistes, ironías, etcétera, desarrollar temas y reflexiones que están hoy en la actualidad. El libro no es: ‘Mira, viene Angela Davis y vamos a hacer un libro’. Esto no va de esto. Se ha cogido como excusa porque lo que yo he podido hacer esos cuatro días con Angela Davis es acceder y compartir un montón de debates actuales, ya sea el punitivismo, la violencia, la guerra, el genocidio de Israel. Y también cómo hacer frente a todo eso.
Angela Davis, todo el rato, tanto durante la conferencia, como, en su vida en general, siempre insiste que su lucha es antirracista, anticolonial, feminista y a favor de los derechos para todas las personas. Esto lo dice porque con el tema trans, teniendo en cuenta lo que, además, acaba de salir hace pocos días en el Reino Unido (una sentencia que reduce a las mujeres a una gónada, bueno, en fin, a la vagina), lo que hace es resaltar durante estos cuatro días, precisamente, la interseccionalidad. Aquí hay muchos ejes, no hace falta reducir todos los ejes a uno, porque eso no es real. Hay muchos ejes de opresión. Están relacionados todos, pero de nuevo hay que analizarlos como hace este libro, como hacemos normalmente cuando nos salimos del día a día, elemento por elemento. Y esto es lo que el libro muestra con ese humor, porque es así como se da en la vida la reflexión, pero también las emociones, los sentimientos.
Los bares
Efectivamente, ¿Por qué aparecen ahí? Le doy mucha importancia a los bares porque para mí, los bares, y en concreto los tugurios, no cualquier bar, han sido siempre muy importantes para desarrollar mi pensamiento. Ahí aparecen por ejemplo, el primer día, algunas de las conversaciones que se dieron en La Kalada, que es el bar donde vamos a ir después de la feria con Angela Davis, sus colegas y más gente. Se recogen las diferentes conversaciones que se dan en ese tugurio y que, de nuevo, se dan con esa riqueza que tiene la vida, que es lo que decía antes, que no tienen los ensayos académicos, o esas obras que solo podemos hacer en un registro. [Las conversaciones] se dan con humor, con risas, con insultos, con chistes y, mientras, se intercalan todo el rato reflexiones. Y además hay reflexiones sobre [variados temas]. Ahí están desde que ’mi novio se siente agredido cuando lo penetro con un arnés’ hasta diferentes ideas sobre el lenguaje, las naciones minorizadas, el colonialismo. Aparece ahí también un pitote que han tenido los grupos antirracistas, exactamente igual que tenemos también en los grupos feministas. Es decir, todo ese cristo aparece y ¿dónde aparecen esos cristos? Normalmente en las calles, en la noche, y por tanto en los bares. Y por eso era súper importante para mí que esto tuviera un un lugar especial.
Angela Davis
Ahí se recoge todo ese análisis antirracista, todas las luchas antirracistas, hay una crítica a la industria cultural blanca. Hay una crítica que, por eso también la pongo ahí. Tenemos una responsabilidad. La gente blanca, toda, pero quienes somos feministas, activistas, tenemos determinadas responsabilidades e igual que cuando nosotras hacemos la crítica, que Angela también la pone encima de la mesa, a los hombres, como un grupo político, quiero decir, no individualmente, las blancas somos un grupo, somos una clase política, y por tanto tenemos unas responsabilidades porque estamos viviendo en sistemas racistas y coloniales absolutamente. Y en este camino de coger nosotras responsabilidades, vamos a fallar muchas veces y esto aparece en el libro. Vamos a fallar muchas veces. El problema no es fallar, el problema no es equivocarse. El problema es no seguir intentándolo, no asumir las responsabilidades que tenemos como personas blancas, como personas europeas, como personas que somos parte del imperio y en este caso además como personas que pertenecemos a países ricos porque además eso también es bonito que Angela dice también, ella es estadounidense, tampoco es del Congo. Y ahí aparece también una crítica que dice Beatrice Duodu, presentadora, toda una crítica a la blanquitud y luego una crítica de como también, y por eso lo de la interseccionalidad, no valen lo mismo los cuerpos del Congo que los cuerpos, por ejemplo, racializados que están en España o en EEUU. Es decir, por eso es importante el tema de la interseccionalidad. Para hacer frente a todo este tipo de dominaciones, hay que adentrarse en la complejidad.
Hay que adentrarse en la complejidad, porque vamos a encontrar en todos los grupos oprimidos y opresores diferentes ejes, que es un poco lo que dice la interseccionalidad. Que hay que hacer un análisis del poder geolocalizado, porque si no, no se entienden cómo funcionan los sistemas de dominación.
El tema del racismo está desde el principio. La crítica que se hace a la industria cultural blanca, catalana, española, a las blancas en general para coger nuestras responsabilidades, etcétera, tiene un papel principal. Angela Davis ahí dice, que es una de las cosas que a mí más me emocionó, que ella nunca hubiera esperado que en el 2020, el año de la pandemia, iba a ver las manifestaciones antirracistas más grandes que ella nunca había visto en Estados Unidos y llenas de gente blanca, Esto lo dice para mostrar que la lucha es larga, que nunca termina y que va dando resultados muy poco a poco.
La esperanza pragmática
Ella dice en esa conferencia: "tal y como dice mi amiga —una amiga suya— la esperanza es una disciplina". Esto es lo que voy a recoger. No suelo usar el concepto de esperanza porque está muy relacionado con el concepto cristiano de esperanza. Y no de luchar. Y nosotros somos de la lucha. Es la única manera de conseguir bienestar y efectivamente, de crear espacios habitables. Desde una perspectiva donde la lucha es imprescindible para el bienestar, la lucha nos da alegría. No nos da bajón. Ahí es donde entra la esperanza, ¿Por qué? Porque si no hay lucha disciplinada, no va a haber esperanza. Por eso esto se utiliza y sale en el libro una y otra vez. Es decir, la complejidad lo que hace es muchas veces llevarnos al bajón. Por eso se pone primero encima de la mesa —y esto lo hace Angela Davis también siempre— la complejidad y [luego] te dicen: ’a ver, el sistema carcelario estadounidense está relacionado con el genocidio palestino’. Y al principio puedes decir: ’¿Uy, y eso?’ Y efectivamente van ahondando en esa complejidad interseccional, politeísta, en donde los ejes de dominación se tocan unos a otros. Y por eso se habla de capitalismo racial, heteropatriarcal y colonial. Este enorme monstruo de diferentes cabezas es complejo, pero está relacionado. Y por eso la esperanza está en que analicemos esas relaciones entre todos los ejes de dominación y con ese análisis en la mano pongamos estrategias concretas y objetivos concretos. Y llevémoslos adelante y eso solo se puede hacer mediante la lucha disciplinada. Por eso esa esperanza no es ñoña, sino entendida de manera pragmática. Es decir, aquí tenemos unos objetivos, tenemos unas estrategias y solo vamos a conseguirlos mediante la lucha disciplinada. En la historia siempre el cambio político ha venido de la lucha disciplinada.
Teoría y práctica. Militancia y academia
A toda la gente que sale en el libro le he pedido permiso. Me he asegurado de que la gente que sale está a gusto, no solo Angela, que es un personaje absolutamente interesante, pero salen también otros personajes muy interesantes también. No quiero tampoco centrarlo todo en Angela porque ella es una excusa. Ella, como militante política que es, siempre lo digo, tiene una empatía política increíble, que es básicamente lo fundamental para una militante política.
Es más una militante que una académica para mí. Ha sido profesora de la universidad, pero creo que es reconocida y es una referencia mundial por su trabajo político. Por supuesto, el trabajo político también es en parte siempre científico, pero lo que la caracteriza es esa empatía política que viene del compromiso político y de una lucha disciplinada. No olvidemos que tiene 80 años, lleva toda la vida luchando, tiene una perspectiva histórica increíble y, como dice ella, hay que tener paciencia, pero todo es urgente.
Es en la vida real, es en las calles, es en los bares, es en el puesto de trabajo, en la casa, en la familia, dónde se dan todas las luchas y los análisis. Y por tanto, es muy importante qué lenguajes utilizamos para esos análisis. Porque si no, ocurre la escisión. Y esto es una de las características del capitalismo neoliberal también: escindir la vida, fragmentarla de manera que no podamos ver la relación que unos fragmentos tienen con otros. Y entre ellos está la fragmentación entre teoría y práctica cuando es algo que no se puede fragmentar, porque nosotras pensamos a medida que hacemos y vamos cambiando eso que hacemos a medida que pensamos. Es decir, en la vida real no está separada la teoría de la práctica. Por eso también he querido hacer este libro así, porque si no muchas veces al hacer ensayos o al hacer solo poesía, parece que están divididos. Y en la vida se da todo junto y para cambiar las cosas creo que tenemos que hacerlo todo junto, no solo entre todas y entre todos, sino con diferentes lenguajes, discursos, de manera que todo el mundo pueda participar porque muchas veces el lenguaje y el discurso suponen una manera de excluir.