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Empleadas de hogar ven solo parches y retrocesos en su largo camino al reconocimiento como trabajadoras de pleno derecho

Miércoles 31 de marzo de 2021

Poco tienen que celebrar las empleadas de hogar en su día. Nuevamente los datos visibilizan por qué son el sector más precario y las mujeres más pobres entre todas las trabajadoras.

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Una mujer en una manifestación de empleadas de hogar. Edu León

Susana Albarrán Méndez 30 marzo 2021 El Salto

Este 30 de Marzo, día internacional del Empleo de Hogar, no hay mucho que celebrar para un amplio número de trabajadoras del hogar y cuidados. Ni ratificación del Convenio 189 de la OIT, ni equiparación de sus derechos con los del resto de trabajadores. En diciembre pasado, por tercera vez y vía decreto, el gobierno de coalición retrasaba hasta 2023 la integración del sistema especial de Empleo de hogar en las medidas de protección aún no reconocidas del Régimen general.

Durante 2020, el año más duro para las empleadas de hogar, reconocidas durante la crisis sanitaria como esenciales, se estableció el subsidio extraordinario para aquellas que, contrato en mano, hubieran perdido su trabajo o hayan visto reducida su jornada debido a la pandemia. De las 43.635 solicitudes (a 28 de febrero de 2021), “solo fue concedido a un 10% de las trabajadoras afiliadas y tras su extinción, el 21 de julio de 2020, se ha vuelto al punto de partida, manteniendo a este sector como el único que no tiene reconocido el derecho a la prestación por desempleo” afirma la Plataforma por un Empleo de Hogar y Cuidados con plenos derechos, de Madrid, en una nota de prensa.

En este año, si bien el anuncio por parte de Inspección de Trabajo de regularizar los salarios y cuotas de la Seguridad Social que se encuentren por debajo del salario mínimo fue una buena noticia, de esta regularización se han quedado fuera todas aquellas trabajadoras con contratos de jornada parcial o por horas.

Se trata de un sector altamente feminizado que, como señala la Plataforma, sufre cuatro veces más de parcialidad que en el resto de sectores laborales, y rebasa con creces los índices de parcialidad involuntaria, 80% frente al 55%. “Nada se dice sobre la enorme tasa de informalidad en el sector, que afecta al menos a unos 200.000 empleos sin contrato de trabajo, alrededor de un tercio del total. Muchas de estas trabajadoras se encuentran en situación administrativa irregular y se enfrentan a una fuerte vulnerabilidad” aseguran. “Tendría que ser obligatorio para todas estar de alta en la Seguridad Social”, comentan desde Servicio Doméstico Activo, Sedoac.

Apuntan también que en este tiempo de pandemia, las condiciones laborales de las empleadas de hogar y cuidados se han deteriorado aún más. Trabajadoras en régimen interno sufrieron una alta vulnerabilidad al verse obligadas por sus empleadores a convivir con ellos durante el confinamiento, o bien fueron despedidas de manera inmediata. 20.000 estuvieron en ese último caso, según datos de esta Plataforma que intenta velar por que se apliquen los derechos en este sector.

Admiten también que, en muchos casos, las cargas de trabajo aumentaron dado que centros de día y escuelas cerraron. Y a pesar de ello, subrayan, los salarios se han mantenido igual o incluso reducido debido al impacto de la crisis económica, por tanto, “sus pensiones continúan siendo las más bajas de todas las ramas económicas, alcanzando poco más de la mitad de la pensión media”.

Para Sedoac, la Asociación Intercultural de Profesionales del Hogar y Cuidados (AIPHYC) y la Alianza por la Solidaridad-ActionAid han aumentado las ofertas de interna, “aprovechando la necesidad y desesperación de las mujeres”, con sueldos “que no alcanzan el salario mínimo”, denuncian. No se olvidan tampoco de las más de 200.000 mujeres que trabajan en la economía sumergida en España por la imposibilidad de regularizar su situación con una Ley de Extranjería que impide conseguir la residencia hasta cumplir al menos tres años de estancia en España, y por tanto se han quedado fuera de todas las medidas.

Los colectivos de empleadas de hogar insisten en que, en el contexto de crisis sanitaria que aún continúa, el riesgo de salud de las trabajadoras en este sector sigue siendo alto y el hecho que el sector siga a la cola en la equiparación de derechos laborales “no solo afecta a su valoración profesional sino que tiene consecuencias directas en asuntos claves, como la protección frente al coronavirus o la vacunación, de la que quedan relegadas al no ser incluidas como personal socio-sanitario”, a pesar de haber sido consideradas esenciales.

Empleadas de hogar, las más pobres

Como consecuencia de una limitada cobertura de los servicios públicos, sostienen desde la Plataforma por un Empleo de Hogar y Cuidados con plenos derechos, España ocupa el segundo puesto a nivel europeo en la contratación de empleo de hogar, casi el 3% del total de trabajadoras y trabajadores en activo, frente al 0,3% de países como Finlandia o Bélgica. Sin embargo, esa demanda no ha tenido su consecuencia en ampliar derechos, por ello advierten “Con una fuerza precaria y sin derechos, se pretende tapar las grietas de un sistema de cuidados demasiado frágil que, castigado por la insuficiente atención a la dependencia, las limitadas políticas de conciliación y la aún desequilibrada corresponsabilidad entre hombres y mujeres, se ha mostrado dramáticamente incapaz de garantizar el bienestar del conjunto de la población”.

En ello coincide el último informe de Intermon Oxfam, Esenciales sin derechos, el cual hace una revisión de las condiciones de vida y trabajo de las empleadas del hogar “el colectivo más precario de nuestro precario mercado de trabajo”. En él se afirma que el 28% de las empleadas de hogar de toda Europa trabajan en España, y a pesar de que las familias invierten más de 7.000 millones de euros sus servicios, una de cada tres trabajadoras vive bajo el umbral de la pobreza, y una de casa seis en condiciones de pobreza severa, es decir que sobreviven con menos de 16 euros al día. “Hemos externalizado a bajo coste los trabajos más esenciales de nuestra sociedad y economía, los que hacen posible que la vida continúe” argumenta el informe.

Este estudio, realizado por Liliana Marcos Barba, confirma lo que los diversos colectivos y asociaciones de trabajadoras domésticas vienen demandando intensamente en la última década: reconocimiento de la prestación por desempleo, un fondo de garantía salarial, inclusión en la ley de prevención de riesgos laborales, negociación colectiva o la protección por despido injustificado. “Cada vez que se acerca el momento de integrarlas en el régimen de la seguridad social, se pospone” como también han alegado las trabajadoras del sector organizadas.

Por ello, y en esta fecha significativa los colectivos urgen a que se reconozcan las condiciones de trabajo justas y se otorguen sin más retrasos, plenos derechos de las más de medio millón de trabajadoras de hogar y cuidados, que no admiten ya “más excusas, parches, ni demoras”. Dolores Jacinto de AIPHYC señala al respecto: “Seguiremos luchando por el reconocimiento de derechos. No se puede decir que nuestro trabajo es esencial para la vida, que obviamente lo es, sin que se traduzca en reconocimiento de derechos” concluyen.

Una buena noticia

Es el segundo año en que el movimiento de empleadas de hogar y cuidados no ha podido celebrar su día de manera reivindicativa en alguna plaza, como venía haciéndolo hace más de diez años, trayectoria que El Salto ha recogido en su revista del mes de marzo. Este 2021 se han realizado diversos conversatorios on line con el fin de no dejar pasar la oportunidad de visibilizar y llamar la atención de administraciones y sociedad en general sobre las problemáticas que siguen padeciendo. Porque si algo se mueve y mantienen un ritmo dinámico, a pesar de los reveses, es justamente el movimiento de trabajadoras que se organizan en torno a la reivindicación de todos los derechos para las trabajadoras domésticas.

Es así como hoy mismo se ha presentado la Asamblea Interterritorial de asociaciones y colectivas de trabajadoras de hogar y de cuidados. “Tras varios años de proceso colectivo, decidimos dar el paso de conformar un nuevo espacio de articulación política, que empuje la lucha por la transformación de las condiciones laborales de las trabajadoras en este sector, desde perspectivas feministas, anticapitalistas y antirracistas”, reza el inicio del comunicado ¡Nunca más las últimas!, a través del cual se han dado a conocer.

Los colectivos y asociaciones que confluyen es este espacio lo hacen desde diversas partes del territorio español (A Coruña, Valencia, Barcelona, Granada, Zaragoza, Madrid, Castellón y Bilbao) y apuestan, aseguran, “por construir un espacio desde el que socializar los debates y articular propuestas y herramientas comunes; tejiendo así una red horizontal de cuidados desde la cercanía, la confianza, la transparencia y el respeto”.

Reiteran todas las situaciones adversas que viven las trabajadoras de hogar y que vienen denunciando como parte del movimiento porque explican, “Hemos sido consideradas trabajadoras esenciales pero las medidas implementadas por el Gobierno nos siguen dejado atrás. Por ello, exigen en su comunicado la implementación de políticas públicas que garanticen los cuidados como derecho básico universal y condiciones de trabajo dignas para las personas que cuidan; la ratificación del Convenio 189 de la OIT garantizando medidas para su implementación así como presupuesto propio, y el reconocimiento pleno en el Estatuto de las y los Trabajadores e integración completa en el Régimen General de la Seguridad Social.

De igual manera solicitan el seguimiento y control por parte de la Inspección de Trabajo de todos los contratos —tanto de jornada completa como parcial, y de quienes trabajan en régimen de interna— y de las cotizaciones de la seguridad social de acuerdo a salarios reales. En su texto insisten en la abolición de la ley de extranjería y en una regularización de personas migrantes para que puedan obtener permisos de trabajo y residencia y con ello el acceso a la sanidad pública

En definitiva, exigen “a las instituciones y a la sociedad que se reconozca, se visibilice y se reparen todas las violencias con medidas concretas y efectivas que nos protejan”.

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