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El pacto PSOE-Podemos y las trabajadoras de hogar

Domingo 28 de octubre de 2018

13/10/2018 | Isabel Otxoa VientoSur

La cuestión de la protección de seguridad social de las trabajadoras de hogar no está aún entre los Grandes Temas del País. Las semanas previas al acuerdo PSOE-Podemos para los Presupuestos de 2019, hemos sabido de tensiones, exigencias, tiras y aflojas en múltiples materias, pero el silencio respecto al asunto de Hogar no auguraba nada bueno, y así ha resultado ser.

En el año 2011, pocos meses antes de perder el poder, el último gobierno del PSOE pacta con CCOO y UGT las condiciones de la integración del Régimen Especial de empleadas de Hogar de 1969 en el Régimen General como Sistema Especial, con particularidades tales como la exclusión de la prestación de desempleo. Aplazan hasta el 1/1/2019 la equiparación al Régimen General en dos cuestiones clave: cotización por salarios reales y cobertura de vacíos de cotización en la base reguladora de las pensiones.

Durante estos siete años, la cotización se ha venido haciendo por bases correspondientes a intervalos de salarios, los llamados tramos. En la reforma de 2011, la base del primer tramo se correspondía con el ingreso promedio en salarios por dos horas semanales. Hay que tener en cuenta que un 11% de las externas trabaja entre 1 y 5 horas (estadísticas de la ATH-ELE en 2017). El tramo quince, último por arriba, se correspondía con el salario mínimo por cuarenta horas, aunque la jornada máxima en hogar son sesenta horas semanales. Este desfase en los salarios más altos se debía ir acortando subiendo el tramo más alto en un 5% anual, hasta el ajuste a salarios reales a partir del 1/1/2019.

Rajoy reformó el sistema de inmediato en 2012, pasó a ocho tramos y elevó el primer tramo con el argumento de evitar el fraude. Hay que señalar que a quienes les subió el costo de tener ayuda en casa fueron en su inmensa mayoría pensionistas, que son quienes contratan pocas horas (estadística de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, de 2009). Respecto al tramo alto, el PP suprimió los incrementos anuales del 5%, lo que mantuvo a bastantes externas a tiempo completo y a la inmensa mayoría de las internas cotizando por debajo de sus salarios.

Hoy día la base máxima de cotización en el Sistema de Hogar es de 897 €, cuando el salario mínimo que debe cobrarse por la jornada de legal de 60 horas son 1357 €. De acuerdo a las estadísticas de la asesoría de la Asociación de Trabajadoras de Hogar de Bizkaia para 2017, incluso teniendo en cuenta que no se estaba cumpliendo la legalidad en cuanto a salarios, el 56,43% de las internas ganaban más de 1000 €, y cerca de otro 9%, desde 1400 € en adelante. Esto era lo que debía terminarse el 1 de enero de 2019.

Como es sabido, el PP presentó la enmienda 6777 a sus propios presupuestos, para aplazar la medida hasta 2024 con un argumento que mostraba su total falta de respeto hacia las interesadas. Por lo que se ve, el gobierno se había topado con una realidad: los empleadores domésticos no iban a ser capaces de cumplir las obligaciones propias de la cotización por salarios reales. En consecuencia y una vez bien argumentado el asunto, el plan era continuar con los ocho tramos cinco años más.

La enmienda 6777 también retrasaba a 2024 la llamada cobertura de vacíos, que es el mecanismo que en el Régimen General compensa los periodos no cotizados. En Hogar, los vacíos se producen por motivos añadidos, al no haber cobertura por desempleo y al perderse el empleo de un día para otro con más frecuencia que en otros sectores, entre otros motivos, por fallecimiento o ingreso en residencia de la persona atendida.

La combinación de bases de cotización topadas por debajo de los salarios y la no cobertura de los vacíos para el cálculo de la base reguladora de las pensiones, hace que las de hogar sean muy bajas, y que incluso en trayectorias largas y continuadas de empleo no se alcance, o se llegue justo a la pensión mínima.

Llegamos al acuerdo PSOE-Podemos. No hay que buscar las medidas sobre Hogar en el apartado de “Revertir recortes”, ni tampoco en el de “Empleo digno con salarios dignos”, sino en el “Pensiones”, aunque no hay ninguna mención a la cobertura de vacíos, por lo que se mantiene su aplazamiento hasta 2024. No se va a gastar dinero en mejorar las pensiones de Hogar, salvo por la vía del incremento de las pensiones mínimas del sistema, lo que no satisface las demandas de las mujeres que han trabajado toda su vida y aspiran a tener una pensión digna después de contribuir lo que se les permitió en un régimen de bases topadas.

Sobre la cotización por salarios reales, cuya falta tiene como consecuencia la rebaja de todas las prestaciones, entre ellas la de baja de maternidad, de enfermedad y de accidente, el acuerdo establece dos nuevos tramos de cotización para 2019. A diferencia de lo que ocurre con otras medidas, en este caso no hay previsión de impacto económico presupuestario.

No se especifica la cuantía de los salarios que abarcaría cada tramo, ni la base que les correspondería. Se ha difundido que la base más alta corresponderá a los salarios de 1000 € en adelante, con lo que no hay un avance respecto al plan de incremento gradual de las bases previsto por Zapatero, que de haberse cumplido hubiese fijado en 2018 una base máxima de 1010 €. Así las cosas, el no reconocer salarios reales se hace sin contrapartida en términos de elevación de tramos.

El salario mínimo de 900 € debería suponer un gran incremento salarial y por tanto un incremento del coste del trabajo doméstico y de cuidados, que va a ser un problema para una parte de la población que no tiene ingresos altos y contrata empleo de hogar a falta de otras alternativas. Aquí hay un dilema: continuar mirando para otro lado, o controlar que el aumento de salarios sea efectivo, lo que debería traer como consecuencia el afrontar de una vez que el sistema actual de cuidados privados en casa es inviable.

El acuerdo establece que la plena integración en el Régimen General no podrá demorarse más allá del 2021. Qué va, sí se puede. Y hasta el infinito; la historia del sector está marcada por las demoras en poner en práctica reformas cuya necesidad y bondad se han admitido mucho antes en la teoría. También es historia muy reciente la infraprotección, baste recordar que, entre otras desigualdades, hasta el año 2012 la Seguridad Social no reconocía el accidente laboral y la prestación por baja se cobraba después de las cuatro primeras semanas.

Por fin, se incluye en el acuerdo la ratificación durante 2019 del Convenio 189 de la OIT, sobre trabajo decente para las trabajadoras de hogar. Este Convenio, que es de 2011, supuso en su momento una presión hacia el gobierno del PSOE, que al de pocos meses suprimió los aspectos más discriminatorios de la legalidad que había hasta entonces, reformando la relación especial de hogar con el RD 1620/2011. Otro problema es que las normas sobre jornadas, descansos, salarios, control de las agencias, intervención de la Inspección de Trabajo… no se hacen cumplir. Ahí tienen un gran margen de actuación los gobiernos progresistas. Del C189 a día de hoy, quedan dos aspectos que supondrían una mejora: la equiparación en materia de seguridad social y la adopción de medidas de salud laboral, pero ni la una ni la otra tienen ningún plazo de ejecución. Creo que habría que advertir al gobierno de turno que sabemos distinguir entre realidades y promesas y que, además, tenemos memoria.

Isabel Otxoa. Profesora de Derecho del Trabajo en la Universidad del País Vasco /Euskal Herriko Unibertsitatea

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