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El liderazgo feminista del Punto Lila sostuvo la acampada juvenil de la Plaça Universitat

Martes 26 de noviembre de 2019

La Asamblea estudiantil permanente que los antidisturbios de la Guàrdia Urbana de Barcelona desalojaron la madrugada del miércoles sigue viva porque los jóvenes de la "Generación 14-O" no sólo protestan por la sentencia contra el procés sino que han puesto en marcha un movimiento reivindicativo de derechos y libertades para proteger su futuro en torno a principios feministas. Durante dos semanas, ’Público’ ha conversado con las protagonistas de esa nueva marea.

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Detalle de la acampada juvenil denominada Asamblea Plaza Uni y protagonizada por la "Generación 14-O", fecha de la sentencia del Procés. | EFE / Quique García

Barcelona 23/11/2019 09: carlos enrique bayo / lilith santos Público

Cuando las organizaciones de juventudes de los partidos independentistas se escindieron de la Acampada de Universitat, desmontaron sus tiendas y se llevaron la caja de resistencia y los ordenadores, muchos medios dieron por desmantelado el campamento y por desarticulada la movilización estudiantil. Pero lo que surgió de esa escisión fue un nuevo movimiento juvenil que no se limita a pedir la libertad de los presos soberanistas ni a la agenda ’indepe’, sino que se está erigiendo en el núcleo de una nueva marea joven al estilo del 15-M. Esta vez, más feminista que nunca.

Los que resistían allí no sólo se habían recuperado de ese revés organizativo y económico –que atribuyen a tacticismo electoralista, ya que las formaciones independentistas se desmarcaron de la acampada en la víspera de las elecciones del 10-N– sino que también sobrevivieron después al aguacero que inundó muchas vías públicas barcelonesas, e incluso estaciones de Metro, y arrasó gran parte de su campamento.

Todas esas penalidades sólo les reforzaron en su determinación de llevar adelante una lucha juvenil aparte de las maquinarias políticas de los partidos, a los que acusan de haberse aprovechado de su iniciativa hasta que la consideraron amortizada electoralmente, y de desvincularse a toda prisa del Tsunami Democràtic en cuanto Interior y la Audiencia Nacional amenazaron con imputar terrorismo a sus impulsores.

Ahora, una vez desalojado el campamento de Universitat por los antidisturbios de la Guàrdia Urbana, pero con el nuevo movimiento Assemblea Plaça Uni continuando sus acampadas y protestas, es el momento de aprender de su experiencia, corta pero intensa, en micro-organización reivindicativa. Y muy especialmente de su núcleo feminista, en el que mujeres jovencísimas (de 16 a 20 años) fueron capaces de poner en marcha un nuevo escenario para controlar la violencia machista y hacer frente al conflicto de género mediante la deconstrucción de estereotipos, la participación, el diálogo, el cuidado, la formación, los debates y los talleres. El machismo es transversal, presente en las conductas de hombres de muy distintas ideologías, de un extremo a otro del espectro político

Y, sobre todo, comprender que constataron que el machismo está presente en muchas conductas de los hombres de muy distintas ideologías, ’indepes’ o no, de izquierdas o de derechas; un comportamiento que aparece en distintos grados y expresiones, pero que es auténticamente transversal de un extremo a otro del espectro político.

Durante dos semanas, Público conversó casi cada día con muchas de las organizadoras y participantes de la acampada, que siempre hablaron bajo condición de anonimato y explicaron así las contradicciones a las que se enfrentan en esta nueva revuelta juvenil barcelonesa:

"Nos autodenominamos Generación del 14 de Octubre porque fue el día que salimos a la calle en contra de la sentencia del Juicio del Procés. Salimos los jóvenes a defender los derechos y libertades de políticos adultos condenados y encarcelados injustamente. Pero otra de nuestras demandas es la dimisión del conseller Buch [de Interior], porque vemos como una gran contradicción que los independentistas en el poder y sus partidos nos envíen a la calle a manifestarnos y luego ellos mismos nos lancen a los policías a reprimirnos. Además, también estamos aquí por la liberación de todos los presos y presas políticos y exiliados, y los recientes que se están produciendo en estos días, porque ya son alrededor de 250 los detenidos durante nuestras protestas".

"Y porque nuestro lema y demanda fundamental es ’SIT and TALK,’ [sentarse y hablar] que los políticos se pongan ya a dialogar y a negociar", agrega otra de las acampadas.

"Pero en la acampada también hay una mezcla de reivindicaciones, y no sólo las independentistas", interviene en la conversación otro de los estudiantes de la Assemblea Plaça Uni. "Porque también estamos no independentistas que encontramos injusto el recorte de derechos y libertades en Catalunya, que también afectará a todo el Estado español, aunque están experimentando estas medidas represivas y de persecución ahora con nosotros, los catalanes. Estamos también acampados por los derechos civiles y sociales, por una vivienda digna, por el derecho a la vivienda, por el derecho al estudio y al trabajo de los jóvenes"...

"Ser independentista no implica ser de izquierdas ni ser feminista"

"Porque queremos una democracia más directa, una democracia real", concluye la chica que primero habló. "Yo creo que ser independentista no implica ser de izquierdas. Y veo que estos partidos y políticos capitalistas, aunque se declaren independentistas, son de derechas, y no están teniendo en cuenta que los cambios sociales de verdad se hacen desde las clases explotadas, de abajo a arriba, y que las clases trabajadoras tenemos derecho a tener unos estudios, trabajo y vivienda. Yo cada vez desconfío más de los partidos y políticos independentistas de derechas; de hecho, ya no confío para nada en estos políticos de derechas que promueven el procés. Y, siendo yo independentista, tampoco estoy de acuerdo en la forma en la que lo están llevando a cabo".

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El Punto Lila de la acampada de la Assemblea Plaça Uni en Universitat

En lo que sí hay unanimidad es en el carácter feminista de la acampada, donde el P’unt Lila’ de las activistas se ha convertido en el núcleo de la Asamblea Plaça Uni y en el eje que organiza y coordina los encuentros, las comisiones y las iniciativas, como la que se preparaba a instalar una carpa dedicada a biblioteca y sala de estudios para sostener la protesta sin dejar de ir a clases y sin perder el curso.

Ese Punto Lila, una iniciativa inaugurada en 2011 por el movimiento del 15-M, es "un espacio autogestionado por las mujeres de la acampada para generar espacios relacionales de fraternidad; mejor diríamos de ’sororidad’ que es el término feminista de ayuda y empatía entre mujeres, y de vínculos sinceros y de apoyo mutuo, y para asegurarnos de que todo el mundo respeta a todo el mundo y que, sobre todo, se nos respete a las chicas, y no se construyan lenguajes, actitudes o políticas machistas en el interior de la acampada", explica una de ellas.

Fundamentalmente, se logró que en la primera asamblea se aprobara un protocolo especial para los casos de agresiones machistas, racistas u homófobas –así como para robos o actitudes violentas–, al que se acogió la muchacha que denunció en el Punto Lila haber sido víctima de una supuesta violación en la madrugada del jueves, 14. Un hecho que casi una semana después se convirtió en titulares de todos los medios de comunicación cuando descubrieron la posible agresión sexual, pese a que ella no quiere que se dé publicidad al caso y ni siquiera presentó denuncia policial.

Indignadas por las noticias sobre la supuesta violación

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Comunicado de AssembleaPlUni y AcampadaResisteix sobre la violación de una joven

Ellas están ahora indignadas por "las informaciones publicadas sobre violencia sexual en la acampada de Plaza Universitat. La asamblea condena la instrumentalización política y morbosa de los hechos sin tener, en ningún momento, el consentimiento de la persona agredida", tal como manifestaron el martes en un comunicado firmado por @assembleapluni y AcampadaResisteix:

"Desde hace 21 días que llevamos acampadas", contaban entonces, "el Punto Lila se ha dotado de un protocolo público para hacer frente a cualquier tipo de agresiones, lamentablemente sistémicas en la sociedad. El protocolo pasa por respetar y seguir en todo momento la voluntad de la agredida que, en este caso, no lo quiere convertir en un acontecimiento mediático".

"Esta acampada ha sido y siempre será un espacio de militancia feminista, donde nunca se ha tolerado ningún comportamiento machista, racista o lgtbifóbico, ya que precisamente luchamos para acabar con esas lacras".

En conversación con Público, las integrantes del Punto Lila ratificaban y ampliaban esa denuncia:

"Lo que la prensa publique sobre lo que sucede en la acampada no es ni significativo ni tiene valor para nosotras. La información sobre las agresiones machistas que se producen en la acampada, –como desgraciadamente acontecen en toda la sociedad, ya que es un mal endémico–, han de respetar fundamentalmente a la agredida, lo que ella sienta, y lo que ella decida y cómo ella quiera gestionar este problema. Nosotras sólo daremos la información que la agredida permita y respetar su voluntad".

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El protocolo del Punto Lila frente a agresiones machistas, racistas o LGTB

"Porque cuando te agreden has de estar muy preparada para asumir una denuncia, y todos los riesgos psicosociales que conlleva una denuncia y un juicio, como son la victimización, las dudas frecuentes sobre el propio testimonio, el cuestionamiento de sus costumbres, de su personalidad, de si es diurna o nocturna, de si estaba en la calle o en el portal de su casa, la revictimización doble y triple en su entorno familiar, de amistades, de su clase, de su trabajo, y luego las sucesivas revictimizaciones durante el proceso –como ya se ha visto en casos de mujeres violadas, cuya denuncia y proceso judicial les resulta mucho más doloroso a veces que el mismo acto de violencia sexual ejercido sobre ella–, sólo ella puede hablar y decidir".

"Nosotras ponemos en marcha enseguida el Protocolo del Punt Lila cuando se nos comunica o constatamos algún abuso o agresión machista en la Acampada, y así lo hicimos cuando ella nos lo notificó".

¿En qué consiste el protocolo frente a los abusos y agresiones?

"En primer lugar se hace la escucha del caso que la chica nos presenta, se analiza y después vamos a hablar con el chico que haya cometido alguna acción machista, para que se explique. Pero como cualquier agresión machista es injustificada siempre, se le hace un primer aviso. Si el chico sigue molestando a otras mujeres de la acampada o a la misma, entonces nos coordinamos con la comisión de Seguridad y Vigilancia y con la ONG StreetMedicsBCN, para estar pendientes de la conducta de este chico. Si sigue agrediendo verbal, psicológica o físicamente, se le impide participar en las asambleas y en las actividades de la acampada y se le expulsa de las comisiones de trabajo. Finalmente, si reincide, se le quita su tienda de dormir y se le expulsa de la acampada, aunque al ser un espacio público, el asunto es muy complicado.”

"Logramos moderar a los machitos en las asambleas"

Antes de la supuesta agresión sexual, el Punt Lila ya se había enfrentado a otros problemas menos graves a causa del machismo imperante en la sociedad, que también nos explicaron:

"Nos hemos encontrado con muchas contradicciones de género dentro de la acampada, nos hemos encontrado a machitos de turno que nos levantan la voz a las chicas de la acampada, que nos interrumpen en las asambleas diciendo que cuando intervenimos lo que decimos no tiene tanta importancia, o intervenciones invasivas que intimidan a las mujeres a la hora de participar de forma igualitaria".

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Guía de la Generalitat contra comportamientos sexistas juveniles

"Cuando detectamos estas desigualdades, ya en la primera asamblea, en la que participaron un 80% de varones y apenas un 20% de mujeres, e identificamos estas interrupciones, y muchos chicos intervenían sin pedir turno irrumpiendo en la lógica igualitaria y participativa de la asamblea, o subían el volumen de voz pensando que si gritaban sus ideas tenían más peso, etc… Nosotras, desde el Punto Lila decidimos que propondríamos ofrecernos como moderadoras de todas las asambleas para impedir estos abusos".

"Y fue una gran satisfacción y sorpresa, un antes y un después, entre la primera y la segunda asamblea, pues con nuestra moderación se equilibraron las intervenciones; los chicos que gritaban o interrumpían o invadían espacios de diálogo, dejaron de hacerlo, y conseguimos unas asambleas más productivas, participativas e igualitarias".

"Veías a violentos que provocaban a la Policía como una lucha entre ’machis’, entre tíos a ver quién la tenía más larga"

"También hemos analizado que se han producido durante las noches con más altercados de protesta contra la sentencia unas conductas propias de afirmación masculina, de a ver quién la tiene más grande".

"Sí, lo veias detrás de los contenedores, o los violentos que provocaban a la Policía, como una lucha entre ’machis’, entre tíos que buscan afirmar su identidad masculina desde las acciones agresivas", interviene otra chica.

"Yo diría incluso de una épica narcisista, cuando se hacían selfies con el fuego de las barricadas detrás de ellos. Muy inmaduros la verdad".

"...y porque muchos chicos participantes de la acampada sentimos que nos hemos de deconstruir como varones", interviene uno de los dos chicos presentes en la conversación, un estudiante de instituto de sólo 16 años.

¿Tú te sientes que eres un joven deconstruido? ¿Cómo deconstruyes tu masculinidad supremacista?, preguntamos.

La deconstrucción de hombres y mujeres machistas

"Pues porque me replanteo los rasgos que según la cultura los hombres hemos de demostrar en esta sociedad", responde él. "Modelos de hombres dominantes, blancos, heterosexuales. Es un proceso muy largo. No me siento identificado con lo que se espera del género masculino agresivo, discriminador, que se cree superior a las mujeres, etc"…

"Esta deconstrucción la hacemos tanto las mujeres como los hombres en esta acampada. Hay muchos hombres que estamos deconstruyendo nuestra masculinidad supremacista, y que estamos aprendiendo a reconstruirnos desde una masculinidad no opresiva, así respetamos mucho el Punto Lila, y son un referente en toda la acampada, tanto para las mujeres como para nosotros hombres.”

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Dípticos del Ajuntament sobre la atención a hombres machistas.

“Todas somos frutos de contradicciones y aprendemos a través de las contradicciones", entra en la conversación una estudiante de Primero de carrera de Ciencias Sociales, con sólo 17 años. "El otro día vino un cantante que hablaba precisamente de las contradicciones… tenemos contradicciones y tenemos que deconstruirnos en este camino... Sí, el movimiento independentista está lleno de contradicciones también”.

"Por eso todo el día estamos alertas intentando hacer una pedagogía de la gestión de conflictos y generar aprendizajes de deconstrucción de los estereotipos de género, de los que todas y todos somos víctimas".

"La acampada es un microcosmos del resto de la sociedad , que como es natural también reproduce las mismas dinámicas machistas y contradicciones internas en los espacios relacionales de la acampada".

"Para nosotras todo esto está suponiendo una carga emocional y física muy importante para gestionar estos aspectos y poder garantizar que la acampada sea un espacio de deconstrucción de género, tanto de hombres como de mujeres, seguro e igualitario. Incluso durmiendo muy pocas horas para mantener los turnos de vigilancia feminista y de seguridad en la acampada". "Nos encontramos con ’machis’ tanto de izquierdas como de derechas, independientemente de su ideología o posición política"

"El capitalismo es injusto porque genera unas conductas y unas lógicas de opresión de clases pero que están atravesadas y se sustentan a parte de la dominación de clases pero atravesadas por lógicas de dominación de género", agrega una compañera que estudia un grado universitario de Economía.

"Nos encontramos con ’machis’ tanto de izquierdas como de derechas, en todas las organizaciones, independientemente de su ideología o posición política", subraya.

Después de tres semanas de acampada en la Plaza Universidad, y aunque fuera un espacio público y son conscientes del riesgo que conlleva, se sorprenden de que se monte un gran escándalo mediático con la supuesta violación, cuando ningún medio de TV o prensa pareció darse cuenta de que sufrían hasta una veintena de agresiones diarias, tanto verbales como a veces físicas, de fascistas, neonazis y ultras en la acampada.

“En cambio no están deteniendo a los fascistas, neonazis o ultras que nos agreden en la acampada . En la acampada desde el primer día, que hay alrededor de 15 a 20 agresiones diarias de ofensas verbales, intimidaciones de fascistas y unionistas, aunque entendemos que es normal porque estamos en una plaza, no en un espacio cerrado, y se creen con el derecho a increparnos, ofendernos , insultarnos” subrayan.

"Lo más grave es que viene todo tipo de gente a la acampada, tanto de día como de noche, incluso con armas blancas, y con pinchos a agredirnos", contaban poco antes del desalojo. "Y por eso tenemos la comisión de seguridad, y también la de vigilancia, porque estamos en situación de vulnerabilidad constante al estar acampadas en una plaza pública. Lo hemos de entender y aunque vengan armados, no les hacemos caso, sencillamente nos alejamos e invitamos a que se vayan y dejen de amenazarnos o agredirnos, porque vienen a provocarnos pero evidentemente no lo consiguen.”

La experiencia ha sido muy dura y reconocían que a menudo tenían que buscar espacios de descanso. "Pero a mí me compensa estar en la acampada", afirmaba una de ellas. "Si estamos haciendo esto es para tener un futuro mejor".

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El Punto de Información de la acampada de Universitat a medianoche del 20-N, sólo dos horas antes del desalojo por los antidisturbios.

"Laboratorio social de formación continua y autogestión"

El mejor resumen de lo aprendido, de las bases que están asentando para construir ese futuro, nos lo trazó una estudiante de primer año de carrera universitaria, que está buscando trabajo con 17 años y vive en un barrio degradado de Barcelona:

“Esta experiencia es como un laboratorio social de formación continua, de autogestión joven, donde demostramos nuestra capacidad de autoorganización y autonomía. También hemos hecho muchas charlas y debates sobre el papel de las drogas y el alcohol, y cómo a la sociedad capitalista le interesa en el fondo que los jóvenes estemos domesticados y medio adormecidos entre fiestas, alcohol y drogas, ya que éstas son muy alienantes e impiden que los jóvenes seamos conscientes de nuestra realidad y nos organicemos de forma lúcida para construir y luchar por nuestro futuro".

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Una mesa dentro del Punto Lila de la acampada.

"Por eso hemos controlado el alcohol en la acampada, y tenemos carteles sobre esto y hemos decidido que no se permite consumir ni una birra cuando hacemos alguna actividad, como turnos de vigilancia o trabajos en comisiones. Igual que avisamos a los de fuera de la acampada, cuando hacemos algún concierto, de que no vengan a emborracharse ni a usar este espacio, aunque sea público, para degradarlo con porros o alcohol.”

Un ejemplo de lucidez juvenil que también muestra otro acampado aún más joven, un estudiante de instituto de 16 años que compatibiliza las clases –lleva los apuntes siempre consigo– con la participación en los talleres, asambleas, comisiones de trabajo y actividades formativas de la Assemblea Plaça Uni:

"Es el primer espacio en mi vida en el que he podido aprender todo esto. El primero donde como joven me siento que tomo decisiones, que nos autogestionamos con muchísima responsabilidad y sin esquemas jerárquicos de dominio, control o poder internos. Estamos aprendiendo a gestionar muchas cuestiones que ni los adultos saben aún gestionar.”

¿Por qué no les permiten desarrollar esa actividad en un espacio público? Esto es lo que nos responde otro estudiante, éste universitario, que en segundo de Ingeniería fue expulsado del sistema educativo porque no podían seguir pagando ni su familia ni él las elevadas cuotas de la matrícula y actualmente está en la difícil búsqueda de algún empleo:

"Muchos adultos tienen miedo de los jóvenes, un miedo irracional"

“Muchos adultos están acostumbrados a imponernos a los jóvenes, aunque seamos mayores de edad, todas las normas de la sociedad y tienen miedo de los jóvenes, un miedo irracional. Cuando los jóvenes perdemos nuestro miedo, los adultos tienen miedo. Y no tendría que ser así, adultos y jóvenes tendríamos que vivir en espacios de regulación compartida.”

Finalmente, una joven de 18 años que cursa una carrera de Humanidades y trabaja a temporadas en empleos por horas, muy activa en el Punt Lila de la acampada, nos explicó lo que han adquirido a través de este proyecto:

“He aprendido que muchas de mis contradicciones y problemas como joven no son sólo mías, sino que son compartidas, y esto te crea un sentido de colectividad y de comunidad, saliendo de nuestras zonas de confort. Han sido aprendizajes también de vínculos solidarios y de relaciones de cuidado entre nosotras y nosotros, de relaciones entre jóvenes. Se han tejido unos vínculos nuevos, muy importantes, que nos llevaremos con nosotros toda la vida. Autogestionándonos, autoorganizándonos, y siendo las protagonistas de esta lucha, estamos hablando de nuestro futuro.”

1 Mensaje

  • Mentira... 12 de abril de 2020 17:56, por Sargento

    Estuve en la Acampada desde el día 1 hasta el útlimo y eso es mentira. El Punto Lila se limitaba a hablar sin actuar, y éramos los de Seguridad (chicos y chicas) los que terminábamos haciendo su trabajo.

    Precisamente el Punto Lila lo que hizo fue perseguir a los hombres de la acampada que no les caían bien, lo vi con mis propios ojos en 3 ocasiones. Terminaron tomando el control haciendo que la acampada se dividiera y se fuera a la mierda.

    Ni el Punt Lila sostuvo la acampada, ni era de "liderazgo feminista" por buenos dotes, es que si algún hombre (aunque fuera de la comunidad LGTBI, aunque hubiera sido violado, aunque tuviera estudios sobre igualdad de género) quería ayudar, se reían de él y no le dejaban ayudar. No he visto cosa más asquerosa en mi vida.

    Y sí, lo sé bien porque la garita de seguridad estaba justo frente al punto lila.

    Me dio vergüenza ajena como se dedicaron a criminalizar a una persona de Seguridad por "haber ofendido a una mujer" mientras ésta persona y yo atendíamos a una mujer agredida DE VERDAD.

    La chica de seguridad, en cuestión, se llevó toda la información de los turnos porque le salió del coño y esto nos causó desorganización y hubieron muchos robos. Al meterle la bronca diciéndole que lo había hecho mal (como haría también con un hombre), la chica se puso a llorar y fue al supuesto "punto lila".

    Este tal "punto lila" formado por niñas de 16-19 años (y en concreto Laia) se dedicó a perseguirle acusándole de agresor machista.

    NO HE SENTIDO NUNCA TANTA REPUGNANCIA POR ALGO. IGUALDAD SÍ, CULPABILIZAR A LOS HOMBRES PORQUE SÍ, NO.

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