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El invierno demográfico me aprieta el chocho

Viernes 28 de enero de 2022

Barbijaputa 27/01/2022 Público

No solo la talla 38 nos aprieta el chocho. El "invierno demográfico" con el que ya nos dio la matraca Pablo Casado y con el que vuelve a la carga Díaz Ayuso, aprieta más. El Partido Popular, en general, siempre ha seguido esta senda de presionar a las mujeres y/o intentar dejarlas sin sus derechos específicamente femeninos. El aborto mismo nunca ha sido para ellos un derecho que le ha costado a las mujeres incontables vidas conquistar, sino un fracaso (cosa que copió en su día Albert Rivera, tanta paz llevó como dejó).

Pero hablemos de Ayuso, que ya en campaña decía que no quería prohibir el aborto porque, total, las mujeres lo íbamos a seguir haciendo. Lo que pretendía (y por una vez no engañaba) no era otra cosa que comenzar a acosar a las embarazadas que no quisieran ser madres. Porque, claro, "hay mujeres que abortan más de cuatro veces", dice ella. Uf, seguro que son cientos de miles. Si juntamos todos los abortos tenemos una cifra de bebés que convertirían el invierno demográfico en la semana santa demográfica. Y presionando un poquito más a las mujeres a lo mejor llegamos a la primavera demográfica. El caso es acosar, perseguir y presionar a las mujeres. Porque a la derecha le gustan especialmente los bebés con unos orígenes determinados. Porque si tanto le preocupara la demografía, estarían los primeros rescatando a migrantes en las aguas y en las vallas. Pero esos no, las criaturas las quieren como las que salen en sus vídeos promocionales, blancas ellas, blanco el padre, blanca la madre. Y específicamente van a ir, para sorpresa de nadie, por las que no queremos criaturas. De ahí sus nuevas "medidas" para la natalidad, donde habla sin tapujos del "concebido no nacido".

Dice Ayuso que "tenemos una de las cifras de fecundidad más bajas del mundo, la maternidad se pospone a los 33 años de media. Los principales frenos son la conciliación, los recursos económicos, la estabilidad laboral y el acceso a la vivienda". Además de que, como buena neoliberal, no gestiona ninguno de esos frenos, yo le preguntaría por qué ella con 43 años y ningún tipo de freno no tiene criaturas. La respuesta está clara, ya que si estuviéramos en otra década, los tendría, como la apabullante mayoría de las mujeres fértiles del mundo. Y si estuviéramos en otro siglo, ni hablamos.

Los motivos para no ser madres son muchos, por ejemplo, no querer, como bien sabrá ella misma. Y eso no es un "freno", eso es haberlo tenido presente toda la vida pero haber decidido que NO... Y no una vez, sino muchas veces a lo largo de la vida. Poner conciencia y cuestionarse las cosas "hechas como dios manda" lleva a eso, a replantearse lo que a una le han dicho toda la vida que es lo que debía hacer. Y el feminismo tiene mucho que ver en todo esto. Porque desde luego que en este país de conciliación, de recursos económicos y de todo lo que queramos nombrar, no hemos estado boyantes jamás. Ni ahora ni nunca. Y sin embargo se tenían las criaturas una detrás de otra. Pero a Ayuso le viene bien ignorar la realidad y el cambio de las mujeres. Mujeres que se niegan a cargar con la crianza, la educación y el bienestar de las criaturas como si fueran solo suyas, y no de ellos. Mujeres que quieren otras cosas, que descubren que la maternidad no es para ellas, y que lo dicen ya sin miedo a ser tachadas de egoístas, mujeres "incompletas" (como dijo Gallardón), no auténticas, mujeres a las que les falta un pilar esencial para abrazar, por fin, la felicidad.

Y Ayuso, mejor que nadie, sabe que por una campaña de cheques no va a convencer a las que sí quieren pero no pueden. Porque hay mujeres que siguen queriendo, pero van a seguir queriendo sin las ayudas pírricas que anuncia como nuevas (algunas ya estaban ahí). Nadie va a decir "madre mía, qué batería de argumentos y de dinero, ahora sí que sí me embarazo". Lo sabemos todas pero, entonces, ¿a qué viene todo este sarao? Sencillamente viene con el fin último de arañar votos a Vox. Que tampoco es que esté yo descubriendo la penicilina ahora, el PP jamás ha hecho nada que no sea por intereses partidistas. Que la realidad de la ciudadanía se la trae al pairo es algo que ya sabemos. Pero nunca está de más denunciar que somos las mujeres las usadas para sus intereses, y recordar que nuestro derecho al aborto nunca está realmente conseguido. Siempre, siempre, existen las amenazas de cambiarlo o de tumbarlo.

Ya nos encargamos las mujeres de recordarle a ella, a Monasterio y a los calcos de ellas que vengan, que arde Troya antes de que toquen siquiera lo conseguido por las condenadas, las represaliadas, las perseguidas, las que murieron sobre mesas de cocina, las que nunca se repusieron de las secuelas de las perchas, las que ya no están pero que siempre tendremos presentes. Aun sin nombres, sin caras, las honraremos y recordaremos siempre. Los nombres de Ayuso y Monasterio se nos olvidarán tan pronto se retiren a empresas privadas para vivir como las reinas que siempre fueron.

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