Xarxa Feminista PV
Portada del sitio > ARTÍCULOS, PUBLICACIONES, ENTREVISTAS, Vídeos > El giro ultra de Casado y la “ideología de género”

El giro ultra de Casado y la “ideología de género”

Domingo 29 de julio de 2018

El nuevo presidente de uno de los principales partidos españoles habla con términos sacados de los manuales de los ultras católicos más virulentos. ¿Qué podemos esperar del PP en el futuro inmediato?

Nuria Alabao 28-07-2018 CTXT

JPEG - 31 KB
El nuevo presidente del Partido Popular, Pablo Casado, durante el Congreso del Partido Popular. Manolo Finish

Pablo Casado, exjefe de gabinete de José María Aznar –alias “tableta de chocolate”–, será el nuevo guía del Partido Popular. Lo será, como hemos podido escuchar estos días, girando algo más a la derecha: seguridad, atlantismo, orden, familia, nación, banderas en los balcones, víctimas del terrorismo, educación concertada, bajada de impuestos, derogación de la actual ley del aborto, ideología de género, eutanasia no, ni un euro para mover a Franco; estos son los musculitos ideológicos que ha lucido Casado durante las primarias.

La pregunta que nos asalta es si Casado va a recuperar de pleno la estrategia neocon que ya exhibiese su padre putativo, Aznar, confrontando directamente con los temas que mayor consenso generan en la izquierda al estilo de las guerras culturales de la Era Zapatero. Algunas de estas cuestiones –aborto, eutanasia, agenda LGTBI y laicismo– han sido enarboladas por Sánchez al asumir el gobierno, con un estilo que evoca al de su predecesor –todo ha cambiado pero hay líneas políticas de hace diez años que palpitan todavía–. No sabemos si Casado se atreverá pues a agitar de lleno temas como el el aborto o los derechos LGTBI, que no solo generan consenso en la izquierda, sino en la mayoría de la población –un 68% de españoles aprueba la adopción por parte de parejas homosexuales, y la mayoría de ciudadanos está a favor del matrimonio igualitario, del aborto o de los derechos de las personas transexuales–. De hecho, en muchos de estos indicadores, España se encuentra entre los países más progresistas de Europa.

Es probable que sea esto lo que esté en sus cálculos: movilizar votantes y recuperar algunos fugados a la derecha más liberal

Entonces, la derechización del discurso ¿ha sido una herramienta útil para ganar primarias que luego se suavizará para alcanzar a la mayoría de votantes? ¿Es una estrategia de largo alcance destinada al conjunto de la sociedad o a competir con Cs? Desde julio de 2017, el PP ha dejado de encabezar las encuestas que lo sitúan ya por detrás o muy poco por delante de Ciudadanos –como la última del CIS–. Por tanto, esta estrategia de polarización podría estar al servicio de removilizar a sus bases y tratar de recuperar parte de los votantes que se están yendo a Cs. De hecho, el espectro político ha mutado, el bipartidismo vive sus horas más bajas, y será difícil volver a la época de mayorías absolutas. Así que al PP le sería suficiente con no perder demasiado terreno para poder ser la fuerza hegemónica de la derecha, lo que quizás le permitiría volver a gobernar con ayuda de Cs. Es probable que sea esto lo que esté en sus cálculos: movilizar votantes y recuperar algunos fugados a la derecha más liberal.

La apuesta por el rearme ideológico de la organización se jugará a tope en las cuestiones de Cataluña, las banderas y la unidad de la patria, pero con el feminismo copando en el espacio público Casado lo tiene realmente difícil para una guerra frontal contra derechos consolidados ya socialmente como el del aborto o los LGTBI. La unidad de la patria puede disputarla a Cs –a los que esta cuestión les está dando buenos resultados electorales–. Sin embargo, en otras cuestiones se diferencian claramente de Cs, un partido que está a favor de los vientres de alquiler, la regulación de la prostitución, la eutanasia, y sus políticas se denominan a sí mismas feministas. El PP, más apegado a los sectores católicos tiene todavía muchos peajes que pagar en estos temas y este constituye uno de los puntos clave de diferenciación respecto al partido de Rivera. ¿Hasta qué punto ha mutado el electorado de derechas en estos temas? ¿Tendrán peso en la agenda las próximas elecciones si Casado las sitúa en primer plano?

¿Qué ha dicho Casado sobre las conquistas feministas?

Las alarmas feministas saltaron durante la campaña cuando Casado, al ser preguntado por estas cuestiones, dijo que en “el centro derecha vamos a liderar la lucha contra la ideología de género” que describió como "un colectivismo social”. Y saltaron estas alarmas porque cuando un político habla de “ideología de género” está haciendo un claro guiño a la Iglesia y a los sectores más ultra de los católicos. La jerarquía católica y sus movimientos sociales se han opuesto tradicionalmente al avance de los derechos sexuales y reproductivos y a los derechos LGTBI, pero el combate a la "ideología de género", así planteada, es una propuesta más reciente –se remonta poco más atrás de una década– y allá donde se está utilizando implica una estrategia mucho más virulenta.

De lo que tratan con este discurso es de combatir el género como concepto. Una herramienta que constituye una de las principales aportaciones del feminismo desde los años 50 y que sirve para explicar cómo la masculinidad y la feminidad son construcciones que no están determinadas por el sexo biológico, sino por la cultura y por adscripciones de roles que pueden ser cuestionados. Los sectores ultrareligiosos que impulsan esta nueva cruzada –no todos los católicos piensan igual–, quieren recuperar la idea de hombre y mujer como biológicamente diferenciados, y vincular esa diferencia “natural” a los preceptos divinos de los que hacen estandarte. Estas diferencias “naturales” estarían, por supuesto, relacionadas con una determinada imagen de la mujer como cuidadora y de la familia como familia tradicional heterosexual con división de funciones entre sexos. Para estos sectores, el género sería parte de una “ideología” –como el “marxismo cultural”– que ha de ser combatida. Esto les sirve para establecer una trinchera con la que delimitar un nuevo frente de batalla –muy al estilo neocon– contra lo que se deriva de las conquistas feministas y LGTBI, y que ellos califican de amenaza apocalíptica para el orden natural-divino de las cosas. Es legítima la alarma pues, al oír a Casado hablar en estos términos.

Aunque los últimos papas desde Juan Pablo II, incluso el papa “progre” Francisco, se han pronunciado contra la "ideología de género”, en nuestro país esta cruzada no ha tenido mucho predicamento. No así en lugares del este de Europa como Polonia, Eslovaquia, Hungría, etc. donde están sirviendo como activador y aglutinador político de la ultraderecha. En Latinomérica, además de la Iglesia Católica han adoptado este discurso los movimientos pentecostalistas –iglesias y organizaciones cristianas evangélicas– que tienen una gran capacidad de movilización y están utilizando esta bandera contra los derechos reproductivos de las mujeres y los LGBTI, las políticas de igualdad, e incluso los estudios de género en los ámbitos académicos y la educación igualitaria en las escuelas. La lucha es encarnizada y en muchas ocasiones, la están ganando.

En nuestro país, estas ideas se han podido escuchar en determinados medios de comunicación extremistas, en partidos sin representación como Vox, o en los movimientos sociales ultracatólicos como Hazte Oír –famoso por sus autobuses tránsfobos– que precisamente fueron financiados profusamente por el propio sector neocon del PP durante el aznarato, por líderes como Esperanza Aguirre en lo que fue el gran laboratorio madrileño de esta corriente.

Por ahora, no dejan de ser paisaje de fondo, casi folklore, pero, ¿hasta cuándo?

Estos sectores estuvieron también presentes durante el congreso del PP, de hecho Hazte Oír hizo campaña a favor de Casado y movilizó a sus militantes, quienes con pancartas y caravanas anti Sáenz de Santamaría rodearon el hotel donde se celebró el congreso. Sin embargo, por ahora, no dejan de ser paisaje de fondo, casi folklore, pero, ¿hasta cuándo? Casado les hizo un guiño desde el atril cuando pidió "defender la vida y la familia sin complejos". Familia, dicho así, es evidentemente un mensaje a los católicos. Pero además, durante la campaña, también pidió el regreso a la ley del aborto de 1985. "No nos gusta la ley de Zapatero de plazos y la vamos a modificar… El aborto no es un derecho. No puede ser barra libre y un coladero como con esta ley”.

Sin embargo, sabemos lo mal que le salió a Gallardón y al propio gobierno la promesa en la campaña electoral del 2011 de derogar la ley de plazos del aborto de Zapatero. Rajoy no se ha atrevido a cambiar esta ley durante sus casi ocho años de gobierno. Parece que no se arriesgan a tocar aguas tan procelosas que dividen a su electorado y a los miembros de su propio partido. ¿Se atreverá Casado?

Por suerte, el combate contra la “ideología de género” todavía no tiene mucho predicamento fuera de algunos pequeños círculos, ni parece que estemos viviendo un gran momento para las movilizaciones ultra en nuestro país. Sin embargo, en toda Europa estamos asistiendo a un giro conservador y la ultraderecha gana posiciones en todas partes. Cualquier experimento de un partido como el PP en este sentido podría tratar de construir esa posición en la sociedad. El feminismo tendrá ahí todo un reto, el de frenar la posibilidad de una ultraderecha española conservadora o claramente antifeminista construyendo una posición en la calle que delimite la verdadera trinchera: el capitalismo financiero y las consecuencias nefastas de las políticas de miseria que impone sobre las poblaciones.

Comentar esta breve

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0