El chasco con la Biblioteca de la Dona

maría macías 03.12.2016 Levante.emv

El pasado 28 de noviembre tuvo lugar la reapertura de la Biblioteca de la Dona en su emplazamiento original de la calle Náquera, de Valencia, tras haber estado unos años en la Ciudad Administrativa 9 de Octubre, atendiendo a las peticiones de las asociaciones de mujeres y a la conveniencia de acercar el servicio al centro de la ciudad. Curiosamente, ningún rótulo a la entrada señalaba que aquello era una biblioteca, ni indicaba su horario de apertura.

El acto resultó algo decepcionante porque no se habló del papel que tiene esta biblioteca para las mujeres que encuentran en ella «un espacio propio» al que dirigirse en busca de las lecturas que necesitan, tanto en momentos difíciles „separación, maltrato„ como en situaciones de normalidad. Tampoco se resaltó la importancia de su fondo bibliográfico, uno de los más completos de España para la investigación sobre mujeres y género y un eficaz auxilio en los estudios e investigaciones de nuestras universidades.

Sin embargo, lo que más nos dolió es que no se mencionara su historia. La creación de la biblioteca en los años 80 supuso una gran alegría y mucha ilusión porque por primera vez disponíamos en nuestra ciudad un centro como este. No se recordó la labor realizada por las primeras directoras del Institut Valencià de la Dona, Lourdes Alonso y Merche Escrich, ambas fallecidas; ni tampoco a las posteriores, Esther Fonfría, Clara Abellán... Ni lo que nos ha costado a las feministas valencianas asegurar su permanencia y funcionamiento. Con el gobierno de Zaplana, el conseller José Joaquín Ripoll se encaprichó del local y obligó a desmontar la biblioteca. Enteradas las mujeres, cuando ya los libros estaban empaquetados, obligaron con sus movilizaciones al conseller a desistir de sus propósitos y los libros volvieron a las estanterías.

Más recientemente, en 2011, la amortización de la plaza tras la jubilación de la bibliotecaria, y la negativa a renovar el contrato de mantenimiento, pusieron en peligro su continuidad. Costó mucho revertir esta situación: una campaña de firmas de ámbito estatal y varias ocupaciones del local lograron que después de un mes se comprometieran a mantenerla abierta, eso sí, con personal no especializado. Todas sabemos que ninguna conquista es gratuita, por ello era necesario resaltar el protagonismo de las lectoras y lectores y de las organizaciones de mujeres en la creación y mantenimiento de la Biblioteca de la Dona, y que se destacara que entre sus objetivos primordiales está el dar a conocer las trayectorias y las obras de las mujeres que normalmente suelen permanecer invisibles. Quisiéramos pensar que en su próximo funcionamiento se enmendarán estos errores de concepción, pero lo que no entendemos es por qué estaba la biblioteca cerrada al día siguiente de su inauguración.