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El Orgullo alternativo al oficial reivindica la periferia en una manifestación que pide “papeles para todes”

Miércoles 29 de junio de 2022

La manifestación crítica con el MADO no renuncia al 28 de junio a pesar de la cumbre de la OTAN y sale fuera de la M-30 para reclamar una regularización extraordinaria de los inmigrantes o el fin de los CIE

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“Sin papeles no hay Orgullo”, reza la pancarta de cabecera de la manifestación alternativa del Orgullo Crítico. Elvira Megias

Marta Borraz 28 de junio de 2022 elDiario.es

uera del centro de Madrid y con las fuerzas renovadas tras la pandemia, el Orgullo Crítico, el alternativo, ha salido a la calle este martes como lleva haciendo ya 15 años cada 28 de junio. La fecha, que conmemora el día en que un grupo de disidentes sexuales se levantaron por sus derechos en el bar neoyorkino de Stonewall, es irrenunciable para la plataforma. Y por eso, ante la imposibilidad de convocar el habitual recorrido debido a la celebración de la cumbre de la OTAN, la protesta ha marchado este año por el barrio madrileño de Carabanchel para poner el foco en los inmigrantes en situación irregular LGTBI y el racismo.

“Sin papeles no hay Orgullo”, reza la pancarta de cabecera. Bajo este lema, la manifestación ha partido pasadas las 19.30 horas de Plaza Elíptica con su habitual color y diversidad en forma de cuerpos, banderas y voces diferentes que en una sola pidieron una regularización extraordinaria de todos los inmigrantes que vivan en España antes del 1 de noviembre de 2021. Lo hacen porque el Orgullo Crítico se ha aliado con la campaña Regularización Ya, que está recogiendo firmas para promover una iniciativa legislativa popular con este objetivo. “Papeles para todes”, claman al tiempo que avanzan por la Avenida de Oporto.

Coco Wiener y Sofía Varela son amigas y no dejan de gritar los lemas que corea la manifestación poco después de arrancar. “El Orgullo no es una fiesta, es una protesta”, claman a una. Tienen 16 años y ambas se complementan para explicar por qué están aquí: “Es clave que en la manifestación del Orgullo se estén hablando de estas cosas y el propio colectivo sea consciente también del racismo que hay en él”, dice Coco, persona no binaria, en referencia al foco que este año ha querido poner la marcha en los migrantes y racializados.

“Dentro del propio colectivo hay mucha diversidad aunque suela mostrarse normalmente un tipo de persona LGTBI concreta y esto es una demostración de ello”, añade Sofía mirando a su alrededor y señalando a los numerosos colectivos y bloques que componen la marcha. Hay uno bisexual, otro de personas no binarias, de ‘bolleras’, de prostitutas, de personas LGTBI con diversidad funcional, el de migrantes y racializadas o el bloque “gorde”, que participa por primera vez en forma de grupo.

Un movimiento heterogéneo

La cabecera de la manifestación enfila la Avenida General Ricardos y Paulina y Cris, ambas bisexuales de 16 y 17 años respectivamente, corren con su grupo de amigas para intentar incorporarse a la marcha. La primera de ellas nunca antes había venido al Orgullo Crítico, pero lo considera este año “más importante que nunca” debido a que “nuestros derechos pueden estar amenazados”. “Lo que ha ocurrido con la película de Lightyear, en la que se ve un beso entre dos mujeres, es algo pequeño, pero de ahí estamos viendo otras cosas más grandes como las agresiones homófobas en la calle”, le complementa Cris.

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La manifestación quieren poner “en el centro” las “vidas migrantes y racializadas”. Elvira Megias

Familias, niños jugando en los parques, trabajadores que vuelven a casa tras la jornada laboral o personas mayores desde los bancos que enfilan la calle son este año observadores de esta explosión de diversidad frente a la mayoría de turistas que solían agolparse en las ubicaciones del centro de Madrid anteriores. “La realidad es que salimos de nuestro país en busca de una vida mejor”, esgrime Erik, de 24 años, nacido en Perú. Por eso, cree “clave” el lema de este año y “que se escuche nuestra voz” porque “el movimiento LGTBI es muy diverso”.

Los manifestantes quieren poner en esta ocasión “en el centro” las “vidas migrantes y racializadas” y denuncian al “Estado racista que persigue, tortura, detiene, deporta y mata” aunque esté en manos de un “Gobierno supuestamente progresista”, reza el manifiesto en referencia a las muertes en la valla de Melilla. Entre las demandas, reclaman el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) o la derogación de la Ley de Extranjería y aseguran que “no hay justicia” ni tampoco Orgullo en una sociedad en la que quienes no son blancos “se ven sometidos a un sistema de control que decide sobre sus vidas y sus cuerpos”.

Se oponen también a la OTAN, que califican de organización “imperialista” basada en la “militarización” y precisamente aprovechan el trasladado forzado por la cumbre más allá de la M-30 para reivindicar los barrios, la “periferia” y “los pueblos, lo rural, lo que está fuera, lo de más allá. ¡Vivan los márgenes que acogen, que cuidan y protegen!”, claman.

Hay espacio entre las reivindicaciones para denunciar “el mensaje de odio” de la extrema derecha y su presencia en parlamentos, gobiernos y medios de comunicación o la estigmatización del colectivo por asumirlo como “causante” de la viruela del mono. Un día después de que el Gobierno enviara al Congreso la ’ley trans’, la marcha pide también el fin del “acoso” a las personas trans y que la norma “no abandone a las personas migrantes, no binarias y menores”. Además, pone el foco en el “neoliberalismo” del Orgullo oficial, el MADO, que se celebrará el próximo 9 de julio y al que considera “despolitizado”. “Somos producto de mercado para ellos”, aseguran.

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La manifestación partió pasadas las 19.30 horas de la Plaza Elíptica. Elvira Megias

Familias, niños y niñas participan de la manifestación

“Aquí está la resistencia trans” o “los derechos trans son derechos humanos”, corea el grupo de niños y jóvenes del colectivo Euforia Familias Trans-Aliadas que sostienen la pancarta de cabecera. Detrás, el bloque de “familias heterodisidentes” marcha entre pancartas caseras, carritos y sillas de bebé. “Arriba el helado, abajo el patriarcado”, claman un grupo de niños y niñas con pancartas en forma de helados teñidas con los colores de la bandera arcoíris y la trans. “A ti qué más te da si tengo dos mamás”, sigue coreando el grupo.

Varios metros por detrás, los colectivos Pan y Rosas y Contracorriente sujetan una gran pancarta que reclama “recuperar el espíritu de Stonewall” y aspira a un “movimiento LGTBI de clase, anticapitalista y combativo”. “Los barrios obreros también son nuestros” y “el Orgullo no se vende, se defiende”, gritan en referencia al MADO, en respuesta al cual surgió esta protesta alternativa en Madrid en 2008. En los últimos años, la manifestación ha ido contando con cada vez más asistencia, sobre todo desde 2017, cuando la capital acogió el World Pride.

“Buscamos libertad”

Con “bastante tristeza” ha acudido este 28 de junio a la manifestación Laura Nicole, una mujer trans de 28 años que huyó de su Colombia natal hace tres por el acoso policial que sufría y no poder ser quien es. “Es muy importante que el tema de hoy sean los migrantes, pero lo que ha pasado en Melilla entristece mucho porque somos personas que solo buscamos libertad y ellas se han encontrado con la muerte”, afirma la joven, solicitante de asilo, que lamenta que también en España “las vidas trans sigan siendo todavía un tabú para muchas personas”.

Laura Nicole ha venido como parte de un grupo más grande formado por los integrantes de la ONG Rescate, que ayuda a personas migrantes y racializadas. Aida, mujer lesbiana, cree que ellas “están siendo olvidadas por las políticas públicas” y pone como ejemplo la llamada ‘ley trans’, que el Consejo de Ministros envió al Congreso este lunes y que solo ahora en segunda vuelta ha rectificado para revertir la exclusión de los migrantes con papeles y refugiados de la autodeterminación de género. Aida denuncia, además, “el discurso de odio de la extrema derecha” que “está calando en la sociedad”, opina, y “se acaba traduciendo en violencia hacia nuestros cuerpos”.

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"Nos siguen matando", es uno de los mensajes que se leen en los carteles de los manifestantes. Elvira Megias

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