El Congreso vulnera la Ley de Igualdad: solo una presidenta en las 17 comisiones

LUIS DíEZ 19/3/2016 cuartopoder

El Congreso de los Diputados vuelve a ser un destacado exponente del machismo político o, si lo prefieren, de esa tendencia de plomo que impide el ascenso de las mujeres a los puestos más altos. Dicho de otro manera: el máximo órgano de la soberanía nacional incumple de una manera flagrante la ley de la paridad que, en cambio, obliga a los partidos políticos a aplicar listas cremallera o a colocar al menos a dos mujeres en los cinco primeros puestos de sus candidaturas electorales. En efecto, de las 17 comisiones legislativas constituidas en el Congreso, solo una está presidida por una mujer –la socialista gallega Pilar Cancela– y es, para evitar el escándalo, la Comisión de Igualdad.

La representación por sexos surgida de las elecciones del 20D ha aportado el porcentaje más alto de mujeres a la Cámara Baja desde que en 2007 entró en vigor la Ley de Igualdad. Concretamente, el 40,5% (142) de los 350 miembros del Congreso son mujeres. Para alcanzar ese porcentaje han tenido que pasar tres elecciones generales. A la tercera ha llegado la vencida y, por primera vez en la historia de la democracia española, se ha hecho efectiva aquella “ley de cuotas” que tan mal sentó a la derecha y que disponía que ninguno de los dos sexos podía rebasar el 60% de la representación.

Pero, a partir de ahí, la undécima legislatura vuelve a demostrar de puertas para dentro la poca o nula diferencia con las empresas del Ibex 35, pues a pesar del aumento de la presencia femenina, parece existir también en el Parlamento “un techo de cristal” para las mujeres. Al menos así lo expresan algunas parlamentarias consultadas sobre su mínima proporción en las presidencias de las comisiones legislativas, y así lo recoge también el portavoz del grupo catalán de Democracia i Llibertat (DiL), Francesc Homs, en una proposición no de ley. Por cierto que su grupo parlamentario no alcanza la paridad: tres mujeres y cinco hombres.

Al tener menos representación en los cargos electos de los órganos de la Cámara, las mujeres siguen teniendo menor visibilidad y menor capacidad en la toma de decisiones que sus compañeros masculinos. Además, según argumenta Homs en su proposición, este hecho pone de relieve la existencia, también en el Congreso, de la conocida como brecha salarial. No hay que olvidar que los presidentes de las comisiones cobran un plus de 1.431,31 euros mensuales en concepto de “representación”.

Puesto que el fenómeno responde a la vieja política del conde de Romanones –“Hagan ustedes la ley y déjenme a mí el reglamento”, decía el incombustible personaje, dueño de media provincia de Guadalajara–, el diputado Homs entiende y propone que el Congreso se comprometa en la próxima reforma del reglamento a que las mujeres se hallen representadas en los distintos cargos electos con una proporción al menos equivalente a la de su presencia en el Pleno. ¿Y en el Senado? Allí las mujeres ocupan la presidencia de siete de las 26 comisiones, una cantidad enorme para lo poco que se reúnen y producen. Y por el momento no se ha registrado queja sobre la desigualdad.