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ENTREVISTA a Viviana Waisman (Women’s Link)

Martes 18 de septiembre de 2018

"El poder judicial no puede ser intocable; hay que cuestionar cómo se aplican los derechos de las mujeres"

La abogada Viviana Waisman es presidenta de la organización Women’s Link, que pelea por impulsar el debate público sobre los derechos de las mujeres más allá de las causas que defiende

"El derecho al aborto no está logrado plenamente", dice Waisman, que asegura que ningún procedimiento médico "que tenga que llevar a cabo un hombre para salvar su vida o su salud" está en el Código Penal

"Pensar que una persona actúa de cierta manera cuando es víctima es no entender los contextos de violencia a los que se enfrentan las mujeres. Y esa combinación da lugar a sentencias como la de la manada", señala

Marta Borraz 17/09/2018 - eldiario.es

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Viviana Waisman / Women’s Link

Ha logrado una condena histórica contra España por no proteger a la hija de una víctima de violencia de género asesinada por su padre. Consiguió que la justicia considerara culpable a la Comunidad de Madrid por interrumpir el tratamiento de reproducción asistida a una pareja de lesbianas. Pelea por que los crímenes del franquismo sean juzgados teniendo en cuenta la represión sobre las mujeres y logró introducir los crímenes de género en la causa contra el genocida guatemalteco Rios Montt. La organización Women’s Link se aferra a los resquicios que dejan las normas para impulsar el debate público a través de las causas que defiende y utiliza el Derecho como motor de cambio. Su presidenta y fundadora, Viviana Waisman, celebra la puesta en marcha de la décima edición de los premios Género y Justicia, con los que la organización pretende seguir poniendo a los órganos judiciales en el punto de mira, y de los que habló este lunes en una conferencia en Caixaforum.

¿Cuál es el objetivo de los premios?

La idea es elegir las mejores y peores decisiones judiciales en relación a la igualdad de género. Es un proyecto que va al corazón de lo que hacemos en Women’s Link, que es fiscalizar cómo los jueces y las juezas implementan los derechos de las mujeres y niñas. Los premios son una llamada a la sociedad civil a que pongan su foco en esto, en qué está pasando, porque uno puede tener todos los derechos del mundo pero si no los puedes hacer realidad, entonces no valen nada. Y justo es el poder judicial el que tiene el papel de implementarlos.

¿Cuál es la situación actual? ¿Se está aplicando la perspectiva de género en la justicia?

Se han dado avances, sobre todo en cuánto a la parte más formal, es decir, las leyes. Sin embargo, la justicia está todavía cargada de estereotipos y prejuicios que hacen que el acceso a los derechos de las mujeres no sea posible. El diagnóstico general es que tenemos que seguir vigilantes porque esto es una carrera de larga distancia. Otra cosa que hay que tener en cuenta es la necesidad de que haya una representación igualitaria en los órganos judiciales, sobre todo en los más altos. Cosa que es independiente a la perspectiva de género porque no es una cosa de mujeres.

¿De qué manera se articulan este tipo de prejuicios y estereotipos?

Hay que empezar entendiendo que todos operamos con prejuicios y estereotipos. Por eso los jueces y juezas también los tienen, pero deben ser conscientes de ello. Se trata básicamente de adjudicar una serie de roles a las mujeres y de pensar a priori cómo debe actuar una persona que ha sido víctima. Cuando esto ocurre, tú ya estás prejuzgando si lo que está denunciando es verdad o no. Por ejemplo, ocurre con las víctimas de trata. Si tú piensas que cuando la tienes delante va a ser una persona que se va a mostrar muy débil y vulnerable o que no va a dejar de llorar y no lo hace, dirás que esa mujer no ha podido ser víctima de lo que está relatando. Eso hace que esta víctima no pueda tener acceso a sus derechos. Es muy peligroso.

La sentencia de ’la manada’, que condena a los cinco jóvenes por un delito de abuso sexual en vez de agresión, es una de las nominadas de los premios Género y Justicia. ¿Es esto que describes lo que ha ocurrido en este fallo?

Sí. El caso de ’la manada’ es un ejemplo de lo que estamos hablando, de qué pasa cuando existen y se aplican los estereotipos en la justicia. Algo que, por otro lado, no es algo aislado. En este caso los jueces entendieron que una mujer que es víctima de una violación tiene que actuar de una manera determinada para probarlo. Es el viejo prejuicio de que si a ti realmente te están violando, gritas, intentas pelear, escapar y defenderte. Y si no lo haces, es que no te han violado. Pensar que una persona actúa de cierta manera cuando es víctima es no entender los contextos de violencia a los que se enfrentan las mujeres. Y esa combinación da lugar a sentencias como la de ’la manada’, que no asume que la violación en sí es violencia.

¿Ha supuesto la sentencia un punto de inflexión en cuanto al debate sobre la violencia sexual en España?

Es uno de los factores que ha contribuido a alimentar un cambio que creo que todas las personas que estamos en este tema estamos viendo. Los movimientos de mujeres llevan décadas y décadas luchando por la igualdad y ahora las mujeres hemos logrado romper el silencio de manera colectiva y ya hay cosas que no estamos dispuestas a callar. Cuando tú hablas con mujeres de cualquier generación y de cualquier parte del mundo, te das cuenta de que todas tienen una historia que les ha pasado que vulnera sus derechos. Y muchas veces esa experiencias son silenciadas. Yo creo que una vez que ese silencio se rompe de manera colectiva, ya no tiene vuelta atrás.

Esta ruptura del silencio también tiene que ver con la crítica a un poder judicial que el feminismo tilda de "patriarcal"...

Sí. Yo creo que es más común reclamar derechos a los legisladores y al Gobierno y tradicionalmente se ha pensado a los jueces y juezas como personas neutrales a las que no podemos cuestionar. Sin embargo, los jueces son personas con sus estereotipos y prejuicios. Eso no quiere decir que no tengan un rol importantísimo en la sociedad, pero tampoco quiere decir que estén libres de discriminar cuando aplican justicia.

Poner la mirada sobre los legisladores es importante, pero nunca hay que dejar olvidado el poder judicial como si fuera algo intocable. Definitivamente no puede serlo porque tiene que haber un diálogo en la sociedad, hay que cuestionar cómo se están aplicando e interpretando los derechos de las mujeres, sobre si esa interpretación e implementación está siendo garantista. Sin ello, la democracia no funciona.

¿Cuáles son los obstáculos a los que suelen enfrentarse las mujeres en el acceso a la justicia?

Primero es importante entender que no todas las mujeres sufren discriminación de la misma manera. No es un grupo homogéneo. La discriminación por género puede interactuar con otros tipos: edad, raza, etnia, orientación sexual, religión, estatus migrante... Es muy importante entenderlo porque si no, la foto está incompleta y la solución no será integral. Pero en definitiva, en el caso de las mujeres, operan los estereotipos de mentirosas y manipuladores, es decir, el cuestionamiento de su propio relato. Con la violencia sexual y la violencia de género en la pareja es muy evidente.

¿De qué manera utiliza Women’s Link el Derecho como motor de cambio social?

El Derecho suele utilizarse para mantener las normas, las reglas, el status quo patriarcal. Nosotras lo que hacemos es llevar casos no solo para defender a nuestras clientas, sino entendiendo que hay que ir más allá de los tribunales. Es decir, que los procesos tienen que tener la capacidad de generar un debate público tal y como ha pasado con ’la manada’ y que tienen que ayudar a fortalecer movimientos sociales existentes. De esa manera hay casos que a lo mejor no se ganan en el significado tradicional del término, como puede ser el caso de ’la manada’, pero la sentencia ha generado un debate social importantísimo.

Cuando nosotras decimos que se tiene que aplicar una perspectiva de género sobre la interpretación del Derecho, estamos diciendo que el estándar, lo considerado ’lo normal’ es la perspectiva del hombre. Para que se tenga en cuenta lo que le pasa al 51% de la población, hay que incorporar una mirada diferente. Lo normativo sigue estando basado en la experiencia de hombre, blanco, heterosexual con recursos... Y eso es lo que intentamos romper.

El Gobierno está estudiando un cambio en el Código Penal respecto a los tipos que tienen que ver con la violencia sexual. ¿Qué le parece?

Nosotras no ponemos mucho el foco en ello, aunque entendemos que eliminar la distinción entre agresión y abuso es un cambio positivo. Sin embargo, las palabras siempre son interpretables y las leyes mejorables. Tú puedes tener un Código Penal perfecto, pero puedes tener jueces y juezas y un sistema que en vez de poner el foco en quién ha cometido el delito está todo el rato preguntando ’¿y cómo iba vestida?’, ’¿iba sola?’, ’¿cuántas copas te habías tomado?’. La clave está en la interpretación. Los jueces de ’la manada’ podrían haber dictado otra sentencia diferente con el actual Código Penal.

El pasado mes de julio el Tribunal Supremo condenó a España por no proteger a la hija de Ángela González, asesinada por su padre tras decenas de denuncias. ¿Por qué es importante esta sentencia?

En primer lugar porque le da justicia a Ángela, que lleva 15 años luchando por que el Estado reconozca que fue negligente en lo que fue la crónica de una muerte anunciada. Nosotras denunciamos su caso ante el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) y ganamos. Este dictamen ya fue importante porque dio a nuestro país una hoja de ruta sobre cómo mejorar. Sin embargo, el Gobierno se negó a reparar a Ángela escudándose en que la resolución no era vinculante. Algo que es bastante ridículo porque para llevar a España ante un comité de este tipo, España tiene que ratificar un convenio. No pretendas que eres parte de Naciones Unidas sobre el papel si luego cuando te dicen cómo mejorar no lo haces. La sentencia reconoce todas las recomendaciones de la ONU en todos los temas de derechos humanos son vinculantes. Es algo histórico.

El aborto es otro de los frentes en los que pelea Women’s Link denunciando situaciones que viven las mujeres que son obligadas a desplazarse de comunidad autónoma para poder interrumpir su embarazo. ¿Por qué siguen dándose este tipo de casos?

En primer lugar hay que decir que no hay ningún procedimiento médico que tenga que llevar a cabo un hombre para salvar su vida o su salud que esté en el Código Penal. No existe. Sin embargo, el aborto sí. El control de la sexualidad de la mujer y su capacidad reproductiva a través de leyes penales es algo que en sí es discriminatorio. Yo creo que esa es la base. En España está reconocida la objeción de conciencia, que se puede ejercer de manera individual, pero no puede ser objetora de conciencia una institución o una comunidad autónoma entera. Y eso es lo que no está funcionando e impide a la mujer tener acceso a un derecho que le pertenece.

Entonces no es un derecho que esté logrado de forma plena...

Es difícil que el derecho al aborto esté logrado plenamente en alguna parte. Vamos avanzando, pero siempre hay que estar alerta porque los derechos sexuales y reproductivos, junto a los derechos LGTBI, están en el punto de mira de las posiciones más ultraconservadoras. No debemos pensar que está conseguido y ya está porque puede ser un péndulo que va y viene. Lo que el feminismo ha conseguido también hay que cuidarlo, no solo luchar en nuevos frentes.

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