Xarxa Feminista PV

Desterremos el colonialismo

Lunes 12 de noviembre de 2018

No nos podemos permitir que las mujeres racializadas, nuestras luchas, nuestras resistencias sean instrumentalizadas en las agendas políticas

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Varias jornaleras marroquíes, tras presentar una denuncia por abuso en los campos de Huelva, en junio de 2018.

Salma Amazian 08-11-2018 CTXT

Una pregunta para “nosotras”

¿Cómo plantear una lucha común cuando para nosotras la lucha también está dentro de los movimientos feministas? Para que nuestra presencia en estos espacios tenga sentido, más allá de darle color o exotismo, debemos empezar a plantearnos cuál ha sido la dimensión colonial del feminismo eurocentrado a lo largo de nuestra historia común; cómo ha contribuido a construirnos como sujetos pasivos, sin voz, sin agencia política, siempre esperando a ser salvadas, no solo por los hombres, sino también por las mujeres occidentales.

Una pregunta para “vosotras”

¿Estamos dispuestas a desterrar de nuestros universos feministas las certezas islamófobas que albergamos sobre las mujeres musulmanas, las construcciones racistas a través de las que nos hemos educado en percibir a las mujeres marroquíes? ¿Estamos dispuestas a revisar nuestras prácticas feministas con/hacia las otras, siempre deshumanizadas y olvidadas? Si no es así, no hay liberación posible para ninguna. Mientras desde las posiciones de las mujeres blancas no se destierren esas estructuras raciales y coloniales sobre nosotras no hay liberación posible, tampoco para ellas.

Rupturas, crisis y cuidados

No nos sirven los relatos de unidad que no incluyen las rupturas, las crisis, las divergencias. Porque esas rupturas y divergencias explican y ponen en el centro las violencias a las que las mujeres migrantes y racializadas hemos sido y somos sometidas, también en el seno del feminismo. Necesitamos nombrarlas, analizarlas para sanarlas. Se habla mucho de cuidados en los espacios feministas. Pues bien, estos espacios de revisión más que un “leerle la cartilla a la blanca” es un espacio de cuidado y autocuidado para las excluidas.

Colonialidad del Género e interseccionalidad

María Lugones define la colonialidad de género como el “análisis de la opresión de género racializada y capitalista como interacción compleja de sistemas económicos, racializantes y generizantes…”. El feminismo descolonial se define, por lo tanto, como la toma de conciencia de un sistema de género basado en la dicotomía humano-no humano y la reducción de las gentes y la naturaleza a cosas “sin género” para el uso del hombre y la mujer eurocentrados y capitalistas.

Lo que se plantea, desde la perspectiva decolonial, es precisamente romper con las narrativas modernas de liberación, entre las cuales se encuentran los feminismos eurocentrados. Eso nos lleva a replantearnos las herramientas de lucha que las mujeres moras utilizamos para nuestra liberación. Debemos recuperar esas genealogías de lucha femenina que muchas veces son también lucha anticolonial.

Bajando a tierra: el caso de las temporeras marroquíes

Sólo una comprensión adecuada de la forma en que raza, migración, clase y género se imbrican en el orden colonial moderno nos ayudará a entender las violencias estructurales que se dan en el campo andaluz, ejercidas desde el Estado y sus instituciones. El discurso colonial sobre la mujer marroquí, que la construye como sumisa, oprimida y sin agencia, se ha ido sofisticando a lo largo del tiempo. La forma más efectiva de llevar a cabo lo mencionado, hoy y aquí, es la Ley de Extranjería, dispositivo deshumanizador, racista y patriarcal. Por un lado, y a través de la misma, se prohíbe trabajar a las mujeres marroquíes migradas al Estado español por reagrupación familiar, relegándolas a un rol eterno de cuidados no remunerados. Así mismo, la única manera en la que se permite trabajar a una mujer marroquí es en el ámbito doméstico. Es decir, ocupando el mismo rol de cuidados, esta vez remunerado, pero sin derechos laborales. Por último, se encuentran las trabajadoras temporales de los campos de Huelva, que sí tienen permiso de trabajo; de hecho eso es lo único que tienen.

Por eso es tan necesario y urgente hacer este llamamiento a los feminismos, para que descentren sus experiencias particulares, locales; para que se sumen a la lucha de las mujeres marroquíes y no impongan lecturas y estrategias que lejos de ayudar a liberarnos acaban legitimando y enraizando las violencias estructurales que nos oprimen. No nos podemos permitir que las mujeres racializadas, nuestras luchas, nuestras resistencias sean instrumentalizadas en las agendas políticas.


Salma Amazian es doctoranda en estudios migratorios. Militante antirracista y contra la islamofobia.

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