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Cuentos propios para una educación en igualdad

Domingo 4 de diciembre de 2016

Ecologistas, pacifistas, biólogas, viajeras... la historia está llena mujeres que no aparecen en los libros, pero que ahora tienes la oportunidad de descubrir gracias a ’Un Cuento Propio 3’, una colección de audiocuentos para niños y niñas (pero también mayores) llena de aventuras, ritmo y emoción.

Izaskun Sánchez Aroca 01/12/16 Diagonal

Luces, cámara, ¡acción! Comenzamos esta entrevista escuchando de fondo una de las canciones de la primera edición de un Un Cuento Propio. Historias para escuchar, heroínas por descubrir. Imposible no moverse en la silla al oír la canción y quedarse fascinada con la historia de Alice Guy, la primera directora de cine.

La suya es una de las miles de historias de mujeres que han quedado fuera de los libros de texto o de narrativa. Con intención de visibilizar historias diferentes y promover otros modelos y referentes en la infancia (pero también entre los y las más mayores), la cooperativa de género y comunicación Pandora Mirabilia impulsó la creación de Un cuento propio, una colección de audiocuentos para vivir con emoción las mañanas de domingo, las tardes lluviosas o los interminables viajes en coche.

Hace unas semanas lanzaron Un cuento propio 3 a través de una campaña de micromecenazgo. Soraya González Guerrero, una de sus autoras y socia de Pandola Mirabilia, nos cuenta cómo es apostar por contar las cosas de otra manera.

Médicas, biólogas, artistas, cineastas... ¿quedan muchas heroínas por descubrir?

Más bien diría que hay una Historia por descubrir y reescribir. La historia, quienes han contado la historia, ha dejado sistemáticamente a las mujeres en los márgenes, y ahí hay un trabajo de arqueología tremendo por hacer. En cualquier disciplina, artes, deporte, ciencia, política..., levantas una piedra y ¡voilá!, encuentras mujeres valientes con historias de vida increíbles. Son muchas y son diversas. Encontrarlas es una cuestión de voluntad, de cambiar el foco para escribir una historia propia.

En un momento en el que la LOMCE potencia la "inserción empresarial" y la excelencia frente a la educación en igualdad, ¿qué aporta Un cuento propio?

El mensaje es diametralmente opuesto a los mandatos de la LOMCE. Frente a la cultura de la excelencia individual, propone la cultura de la cooperación y la interdependencia. Las protagonistas de nuestros cuentos son valientes porque desobedecen mandatos de género pero son vulnerables, necesitan de otras y no parten de cero.

Por ejemplo, la comandanta Ramona, fue el motor de la ley revolucionaria de las mujeres zapatistas y eso lo visibilizamos en el cuento la Revolución de los Bordados, claro. Pero también contamos que fue una lucha colectiva de las comunidades indígenas en resistencia.

O Lynn Margulis, la científica que revolucionó la teoría de la evolución, ella bebió de las teorías de otros científicos, en El baile de las bacterias tratamos de contarlo. Podríamos decir que el mensaje de Un cuento propio es que detrás de grandes hazañas hay muchas mujeres, pero que todas son parte de procesos colectivos.

¿Cómo trabajáis en el aula con los cuentos?

De momento, al aula hemos llevado Lucha Ama Libertad y Ghazala La gacela. El cuento de Lucha lo escribimos intencionadamente pensando en las aulas, buscábamos una historia que hablase de mujeres supervivientes a los malos tratos. Sin victimizar. Un relato sencillo, bonito, digerible, esperanzador.

Y el feedback de alumnas y alumnos de quinto y sexto de primaria no ha podido ser mejor: gusta, genera debate, permite hablar de sumisión, de control y de otras miserias normalizadas en las relaciones de pareja. Se identifican con la historia y sus personajes y esto es fundamental. El reggae Vamos a tratarnos bien que acompaña a este cuento también triunfa, lo tararean y quieren saber cómo descargárselo.

Y el cuento de Gazahala, donde esta poeta yemení evita una guerra entre dos tribus gracias a su capacidad de negociación y el diálogo, lo hemos escogido para trabajar la resolución no violenta de conflictos y la comunicación no violenta. El rap que incluye este cuento les flipa y da pie a que generen sus propias rimas y se expresen con más libertad.

Trabajar con cuentos es genial. Son una herramienta pedagógica potentísima, permiten explicar cuestiones complejas como el sexismo o el racismo a partir de historias. Y también generan identificación, el alumnado puede hablar de vivencias reales que le atraviesan a partir de los personajes, que siempre es una forma más cómoda de empezar a hablar de nuestros malestares.

¿Qué habéis aprendido haciendo Un cuento propio?

Uf, muchísimo. Por resumir me quedaría con tres cosas. Que los proyectos más sólidos y necesarios no son los que responden a las modas de la financiación, sino a la necesidad que observas en tu práctica diaria, en nuestro caso la falta de referentes femeninos y el sexismo que se reproduce en las aulas en las que entramos.

Que se puede divulgar el feminismo con niñas y niños sin ser panfletarias y aburridas, escribiendo grandes historias y dándoles ritmo.

Y que por mucho que nos digan que lo visual es lo único que engancha con la infancia hoy, las niñas y los niños siguen queriendo historias para escuchar.

¿Hay alguna historia a la que le tengáis más cariño?

Otra pregunta difícil… Harriet y el Ferrocarril clandestino porque fue un cuento-reto. ¿Cómo le explicamos a peques que Harriet Tubman, por ser negra, tuvo que trabajar en una plantación de algodón para gente blanca? No queríamos edulcorar la historia. Queríamos tratar a niñas y niños como seres inteligentes pero sin olvidar que son niñas y niños y que no queremos que tengan pesadillas. No, no era fácil.

Pero teníamos claro que queríamos contar la historia del Ferrocarril Clandestino, la red de abolicionistas y esclavos liberados que usaban rutas secretas y pisos francos para escapar y llegar hasta el norte de los Estados Unidos, y donde Harriet participó activamente desde que se escapó en 1849. Esta es una historia que, desgraciadamente, nos resulta cercana porque hoy se sigue considerando que hay personas que son ilegales, muchas son amigas, familia. Así que queríamos incluir una historia que hablase de racismo y que hiciese un homenaje a las redes de apoyo y solidaridad transfronterizas.

Cada vez más gente genera sus propios materiales a través de micromecenazgos: juegos feministas, cuentos, documentales. ¿Es posible salir de los dictados de las grandes industrias y Disney Channel?

Afortunadamente el público es inteligente, no es una masa amorfa que sólo responde a los estímulos de las grandes industrias de entretenimiento. Somos muchas y poniendo un poquito, podemos hacer sostenibles cuentos y medios propios. Lo estamos experimentando en nuestra carnes.

También hay que reconocer que en el ámbito de la educación infantil hay una alta receptividad por productos culturales coeducativos y de calidad. Son muchas las madres, los padres, las tías y las personas educadoras que están abriendo una brecha en este sentido. La crianza y la educación, como la alimentación, son ámbitos que empiezan a politizarse y donde están surgiendo muchísimas propuestas como Un cuento propio. Eso es esperanzador.

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