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"¿Cómo va a ser violencia de género si tiene catorce años?"

Sábado 20 de junio de 2015

"No te vistas así, no te vayas con tus amigas, no te maquilles tanto". Fueron las señales de maltrato que lanzó su primer novio

Marisol Rojas - Madrid 17/06/2015Cadena Ser

Ella tenía 14 y él era unos pocos años mayor. No identificó el control social y el aislamiento como violencia de género, pero sí como una relación que no le convenía, y lo dejó. Las amenazas fueron creciendo, el acoso fue intolerable hasta que llegó la agresión física. Cuando la agarró por el cuello, ella no entendía qué estaba pasando.

Su madre no sospechaba que su hija era ya una víctima de violencia machista. Estaba en casa cuando sonó el teléfono. Al otro lado, un agente de la Policía le comunicó que su hija había sido víctima de una agresión por parte de su expareja. Ella sólo pudo contestar: "¿Qué ex pareja?". Ahora, confiesa que al llegar se dio cuenta de que no se había enterado "de la misa, la media".

Denuncian sin dudarlo, pero no entienden que el agente les diga "esto es violencia de género". La madre preguntó: "¿Cómo va a ser violencia de género si tiene 14 años?". La hija tampoco asume que siendo tan joven puedan considerarla víctima de violencia de género: "Si tengo 14 años, ¿dónde voy yo con esto?".

Ahí empezó un calvario. Parte del barrio les dio la espalda, hasta tal punto que cuatro años después ella sigue sin pasear tranquila por su vecindario; los amigos de él la increpan por la calle.

La Policía se convirtió en parte de la vida cotidiana. "Me llamaban a las cinco de la mañana porque él se había saltado la orden de alejamiento. Y yo quería dormir porque tenía clase al día siguiente. Estaba en el instituto y el coche patrulla me pasaba a recoger porque había saltado el dispositivo".

Al principio intentaron "capearlo solas", pero la realidad las superaba. María recuerda cómo su hija desesperada le dijo: "Mamá, yo quiero acabar con mi vida". En ese momento, encontraron la ayuda de profesionales y consiguieron remontar. Fue clave el trabajo del Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia de Género del Ayuntamiento de Madrid, gestionado por Intress, y el apoyo de unos adolescentes que maduraron a la fuerza.

Ambas recuerdan cómo esos amigos de verdad "dieron la cara cuando había que declarar, porque para las cañas y la juerga estamos todos". Cuando decidieron contar su historia, madre e hija aparecieron con un joven amigo que conoce bien su sufrimiento. Él no quería hablar, no tenía nada que añadir. Sólo quería acompañarlas. Una vez más.

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