Xarxa Feminista PV

Carta al neandertal sanferminero

Sábado 15 de julio de 2017

Si el contexto de esta fiesta es tocar tetas, agredir a mujeres y matar toros, esta fiesta no me representa. Al menos no esa parte de la fiesta

Anita Botwin CTXT 13-07-2017

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Dos hombres visten camisetas con mensajes machistas en San Fermín.

Este año, una vez más, los neandertales sanfermineros han salido de sus cuevas en busca de sus presas. Aprovechando el jolgorio popular, el alcohol y el desconcierto, han entonado el Unga Unga. En total, han sido diez las denuncias presentadas por abusos sexuales desde que comenzaran las fiestas. 2016 acabó con cuatro violaciones, un intento de violación y siete casos de abusos.

“Si se quitan la camiseta van provocando”, dicen algunos de esos neandertales sobre las chicas sanfermineras. Cuando una mujer se quita la camiseta no está pidiendo a gritos que le manoseen 50 cromañones; cuando una mujer se quita la camiseta pudiera estar embriagada o acalorada o una mezcla de mil motivos que no te competen. Cuando una mujer se quita la camisa quizá se la quita por los mismos motivos que un hombre. Quitarse una camiseta o cualquier prenda no es una vía libre a tocamientos. Si un hombre se baja los pantalones, dudo mucho que ninguna mujer le agarre los huevos. Más bien saldríamos corriendo como antílopes asustados. A nosotras nos han enseñado a respetar los cuerpos. Nos han enseñado a pedir permiso antes de entrar en los espacios ajenos. Si una mujer desea que le toquen los pechos, tranquilos, lo hará saber.

Siempre pongo el mismo ejemplo. Imagina una casa con la puerta abierta. ¿Entrarías a robar o te mantendrías al margen? Obviamente no estoy comparando el cuerpo de la mujer con una casa, pero sí lo que supone la licencia de transgredir los espacios íntimos y privados. Nuestro cuerpo nos pertenece, no es una puerta abierta a los deseos ajenos.

“Forma parte del contexto de los Sanfermines”, me dijo uno en Twitter. Entonces, si el contexto de esta fiesta es tocar tetas, agredir a mujeres y matar toros, esta fiesta no me representa. Al menos no esa parte de la fiesta. Con ello no estoy diciendo que se prohíba, faltaría más… tan sólo que se tomen las medidas oportunas para que ni mujeres ni toros tengan que sufrir por el deseo y sadismo de unos cuantos.

Por desgracia, estos abusos no son únicos de esta festividad. En todas ellas parece que el hombre tiene derecho a una copa, una chica y un puro. El alcohol y las drogas permiten el “todo vale”. Los tocamientos, los zarandeos, el pesado de turno que no entiende que “No es No”. Un escote no es un sí, una sonrisa no es un sí, un silencio no es un sí. Y lo saben. Incluso a veces hemos tenido que consentir más de la cuenta por miedo a que fuera a peor.

Este año, los neandertales han dado un paso más en la involución y han estado vendiendo chapas con mensajes que hacen apología a la violencia sexista. “Tu culo será mío”; “Chupa, chupa” –con la tipografía de chupa chups; “Chupa y calla”; “Para ser tonta no eres muy guapa”. Las redes sociales se hicieron eco y denunciaron. Estos mensajes que promueven conductas machistas no son juzgados por la Audiencia Nacional, pero hacen mucho daño y fomentan la violencia machista. ¿Quién lleva ese tema?, ¿hay alguien ahí?

Hoy, en pleno siglo XXI, en los que nos escandalizamos por los velos que llevan las mujeres en Oriente, muchas de nosotras sabemos que llevar un escote pronunciado puede suponer problemas. En pleno siglo XXI aprendemos cursos de autodefensa o incluso a veces vamos armadas. Recuerdo cuando cumplí 15 años. Mi padre me regaló un spray antiviolación. Hubiera preferido unas Converse o el casete de Nirvana o Extremoduro, pero el spray era más necesario. Y no se equivocaba.

En nuestro país se denuncia una violación cada siete horas. Esa mujer puede ser tu hermana, tu amiga, tu hija. Ya no se trata tan sólo de un Pacto de Estado con presupuestos inexistentes empleados para otros fines, como el aumento del 40% del presupuesto Cifuentes en los toros. Necesitamos un cambio de mentalidad y de educación urgentes. Los médicos deberían comenzar a recetar feminismo; las escuelas deberían impartir feminismo junto a las matemáticas; todas deberíamos recibir un ejemplar del Segundo Sexo de Simone de Beauvoir nada más nacer. Lo vamos a necesitar como el comer.

Todos debemos tomar partido. Como sociedad no podemos permitirnos más asesinadas, más agredidas, más silenciadas. Depende de todos terminar con los neandertales. Se nos están haciendo eternos…

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