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Anabel Montes, responsable de rescates en MSF: "El Mediterráneo que dejo es mucho más cruel que el que encontré en 2015"

Sábado 13 de mayo de 2023

MADRID 10/05/2023 JAIRO VARGAS MARTÍN Público

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Anabel Montes, responsable de búsqueda y rescate del buque Geo Barents de Médicos Sin Fronteras, durante una misión en el Mediterráneo Central. — Pablo Garrigós / MSF

Anabel Montes (Asturias, 1987) era hasta el pasado lunes la responsable de búsqueda y rescate a bordo del buque humanitario Geo Barents, de Médicos Sin Fronteras, que navega en el Mediterráneo central tratando de rescatar personas migrantes en peligro.

Su decisión ha pillado a muchos por sorpresa, aunque la ha meditado en profundidad y con tiempo. Anabel Montes anunció el lunes que pone fin a una etapa de casi ocho años dedicada por completo al salvamento de personas migrantes en el Mediterráneo. Fue nadadora de competición, y trabajó más de una década como socorrista en las costas asturianas y mediterráneas. En 2015, en plena crisis de los refugiados, decidió acudir como voluntaria a la isla griega de Lesbos con la ONG Open Arms.

Así pasaron varios años en los que Montes comenzó como socorrista, se convirtió en patrona de las lanchas de rescate y acabó siendo la jefa de misión de la ONG en el Mediterráneo Central, la ruta más transitada y mortal. Se ha enfrentado a Matteo Salvini, ha visto como los guardacostas libios disparaban para evitar que rescataran a migrantes en alta mar y ha sido testigo de la dejación de funciones de varios países en sus obligaciones de búsqueda y salvamento. con En 2021 cambió de barco y de ONG para coordinar las operaciones de búsqueda y rescate del Geo Barents, de Médicos Sin Fronteras. Solo un día después de desembarcar y de aterrizar en España tras su última misión, habla con Público sobre las luces y sombras de su experiencia, del coste personal que acarrea y de la Europa que se avecina en el plano migratorio.

¿Por qué lo deja ahora?

Ha sido una decisión muy difícil porque estoy muy conectada a este trabajo a nivel personal y emocional. Pero estos siete años y medio para mí valen como 20. He tenido un desgaste emocional muy grande. El año pasado tuve que estar de baja por cuestiones de salud mental y ahora que me he recuperado, no puedo decir que estoy perfectamente al 100%, pero ha sido el momento de tomar una decisión consciente y meditada. Está bien parar. Está bien para mí y para dejar espacio a otras personas.

¿Qué efectos en la salud mental tiene esta labor en la que la tragedia es lo cotidiano?

Lo primero que me ocurrió fue que toda mi vida personal pasó a ser el trabajo y, sin darme cuenta, me enganché, por ese afán de seguir trabajando y porque yo tampoco tenía experiencia previa a nivel humanitario. Engancharse a esto tiene una parte muy bonita, pero con el paso del tiempo me fui olvidando a mí misma. Recuerdo una época en la que perdí mi identidad, en que era otra persona. Era eficaz en el trabajo que tenía que hacer, pero había perdido mi esencia. Al final acabó perjudicándome a nivel mental y emocional de una manera muy grave. La del año pasado fue la más gorda, pero no fue la primera. Ser capaz de haber salido y de haberme enfrentado a mis demonios, también a los que yo me había creado, me hizo darme cuenta de que no puede ser así, de que no es beneficioso ser mártir de ninguna causa, sea cual sea y sea lo justa y necesaria que sea. Y de ahí mi decisión, de haberme equivocado, de no haber parado a tiempo y de haber sufrido cosas que podría haber evitado si hubiera sabido a hacerlo de otra manera.

Habla de una especie de adicción que también describen otros profesionales en zonas de conflicto, esa necesidad de adrenalina. ¿Qué efecto produce salvar vidas en el mar?

Yo me defino como una adicta a la adrenalina. Viene de antes de hacer este trabajo, de cuando trabajaba en rescate marítimo, aunque no en el ámbito humanitario. Es ese impulso inmediato de adrenalina, estas decisiones rápidas y esa sensación muy efímera pero muy inmediata de sentirte bien. Todo eso se mezcla con la parte humanitaria, con que estás haciendo un bien común, aunque sea puntual, hace que te enganches. Conozco a muchos compañeros y compañeras de trabajo que les ha pasado lo mismo. Y también les diría que sean conscientes, que no se pueden olvidar de la vida personal, que es importante descansar.

¿Hay algo más doloroso que la muerte de personas cuando se realiza un rescate?

Sí. Para mí es mucho más duro cuando las personas que quedan a bordo son familiares de los que han muerto. Y algo que me ha revuelto mucho siempre es cuando las personas rescatadas te cuentan sus historias, sus deseos y sus sueños para cuando lleguen a tierra. Pero tú eres consciente de que la inmensa mayoría no van a poder realizarlo. Es un momento muy duro, sobre todo cuando esperan una respuesta mirándote a los ojos.

¿Qué Mediterráneo encontró en 2015 y qué Mediterráneo deja en 2023?

Me encontré algo muy duro. Yo ni siquiera estaba preparada, y no sé cómo se puede estar preparado para ver algo de esa magnitud. Me rompió todos los cimientos de mi vida, supongo que por esa burbuja en la que me había criado. Aunque fuera consciente de que hay muchas dificultades en cualquier otro sitio del mundo, aquello estalló por completo cuando lo vi frente a mí. Y recuerdo perfectamente el primer bote que vi en 2015, creo que incluso las caras de algunas de las personas que iban en ella.

El Mediterráneo que dejo creo que es peor. Me refiero a todas las decisiones tanto por parte de la Unión Europea como de países independientes, sobre todo Malta e Italia, porque es la zona donde he trabajado. No han hecho más que complicar cualquier tipo de labor humanitaria y endurecer las leyes para que sea más difícil que las personas migrantes puedan regularizarse, puedan simplemente empezar una nueva vida. Es mucho más cruel. Siempre lo fue, pero hoy el nivel de crueldad es más visible y está mucha más legitimidad a nivel público. Ya no se esconde, ya no hay leyes a las que recurrir. Ahora cualquier político se pone directamente delante de una cámara y dice lo que sea sin problema.

Cuando le siguen llamando cómplice de las mafias del tráfico de personas después de tantos años de labor, y cuando sigue creciendo la gente que compra ese discurso, ¿cómo los encara? ¿Cómo se responde?

Hace años gastaba mucho más tiempo y energía en contestar, ahora no, aunque creo que sigue siendo necesario. Te das cuenta de que hay quien no quiere escuchar, que le da igual que le digas toda la verdad, que realmente muestres todas las pruebas y que pongas todo en un papel. Hay una demagogia y un populismo para trasladar un mensaje intencionado, tergiversando y manipulando. Si alguien de verdad piensa que cualquier persona como yo somos cómplices de fomentar la inmigración clandestina solo tiene que informarse, mirar la legislación internacional, los convenios que firman los países y ver como desde 2016 todas y cada una de las acusaciones a las que me he enfrentado a nivel personas y a nivel de organización se han ido cayendo legalmente.

Se enfrentó a Salvini en 2018 y tuvo que sentarse en el banquillo. Ahora es él quien está en manos de la Justicia por bloquear sus puertos al Open Arms ¿Qué sintió cuando supo que regresaba al Gobierno de Italia y con más peso todavía que entonces?

Incredulidad. Es una clara muestra de la deriva que está tomando la Unión Europea, porque Italia no es el único caso. Su mensaje demagógico es muy grande y usa la inmigración como instrumento. Pero considero que él también es un instrumento para vender ese mensaje. Aunque lo importante es que haya una gran parte de la población y que haya muchas organizaciones que todavía sigan allí trabajando en estas circunstancias. Puede que no cambie nada, pero el mensaje opuesto a su discurso, el de luchar por lo que es justo, eso sigue adelante.

Han sido cientos de operaciones, de precarias barcas localizadas y salvadas. ¿Hay alguna que recuerde especialmente?

Tengo en la cabeza la última, hace una semana. Recibimos información de un barco a las 6:30 horas y encontramos la embarcación al día siguiente, a las 14.00 horas. Es un recuerdo feliz porque hay muchos ejemplos, tengo mucha experiencia y soy realmente consciente de lo fácil que es no llegar a tiempo, de lo fácil que es "perder" un barco en medio del mar. Este lo encontramos y rescatamos a personas que llevaban cuatro días a la deriva. Ser consciente de que no hubieran tenido ninguna oportunidad produce una sensación de felicidad, personal y a nivel general.

¿Cuál fue el rescate más doloroso que recuerda?

Hay demasiados, pero hubo uno en el que creo que fue el momento en el que empecé a romperme, aún sin ser consciente de ello. A final del verano de 2017. Era una embarcación de goma, creo que sacamos a 160 personas con vida, pero había 12 personas muertas a bordo. Puede sonar frío, pero nunca he tenido un problema especial para manipular cadáveres. Aunque este caso a mí me removió el alma. Cuando le dimos la vuelta a una de las personas para meterla en el saco mortuorio vimos que estaba embarazada. Muy embarazada. Fue la primera vez en mi vida que me quedé en shock, parada. Uno de mis compañeros me animó a seguir y lo hicimos. Y nunca más he vuelto a quedarme en shock, pero es una de esas situaciones que jamás debería haber pasado. Ni puedo ni quiero olvidarlo.

Libia es el epicentro de la ruta migratoria en que la que ha trabajado. Está documentado todo lo que allí ocurre y la complicidad de la UE con los graves crímenes contra la humanidad que allí sufren los migrantes. En pocas palabras, ¿qué es Libia para usted?

El puro infierno en la tierra. No hay siquiera palabras en el diccionario capaces de describir el horror que sufren las personas que están allí.

Ahora parece que Túnez se está afianzando como puerto de salida y también como lugar de sufrimiento y violencia contra las personas migrantes. ¿Qué evolución cabe esperar?

Hace ya tiempo que venimos diciendo que Túnez no puede ser considerado un puerto seguro. No hay ningún programa específico para solicitantes de asilo, no está aprobada la protección internacional dentro del país, cualquier persona que llegue allí no tiene esa opción. Y esa pequeña diferencia se hace enorme para las personas que llegan allí, sobre todo en los últimos meses, con los discursos incendiarios del presidente del país. Corre peligro la vida de estas personas que llegan o pasan por allí o que son devueltas tras interceptarlos en el mar. La violencia contra personas migrantes y de determinadas nacionalidades ha aumentado exponencialmente. No devolver a unas personas a un lugar en el que su vida corre peligro es básico en derecho internacional.

También ha sido muy crítica con el papel de Malta en las operaciones de rescate, aunque de eso se habla menos que de Italia

La inacción y la falta de responsabilidad de Malta en los rescates es aberrante. Lo he visto todos estos años y es patente la hostilidad con la que sus guardacostas se comunican con nosotros. Malta ha firmado determinados convenios internacionales por los que, en su zona de responsabilidad, tiene que prestar asistencia a cualquier persona o barco que esté en peligro, y no lo está haciendo. Hace varias semanas incluso ha dicho a barcos mercantes que no rescaten a las personas. Eso se puede llamar omisión de asistencia e instrucciones ilegítimas.

Pero no hay consecuencias

Es una pregunta que nos llevamos haciendo muchísimos años. Cómo es posible no haya pasado nada después de tantos casos, tantas denuncias, tantas muertes directamente relacionadas con sus instrucciones o su inacción en su zona de competencia. Para que haya una denuncia que salga adelante tiene que venir de un país, de un estado. Tiene que presentarse ante un tribunal especial, el Tribunal Internacional del Derecho del Mar. Si no fuera así, Malta tendría ya cientos de denuncias con barbaridades documentadas y pruebas sólidas. No puedo saber la razón por la que ningún país lo ha denunciado, pero puedo tener ideas. Malta se considera un paraíso fiscal, puede que a nivel económico y estratégico tenga determinados convenios o acuerdos con distintos países. No lo sé, pero está claro que hoy nadie absolutamente se ha pronunciado.

En su mensaje de despedida también hizo referencia a malas experiencias con compañeros en el pasado. ¿A qué se refería?

Digamos que no todas las personas que trabajan en organizaciones humanitarias hacen las cosas solo por un beneficio colectivo. Hay personas que tienen un interés personal. Y en un determinado momento cambié de trabajo.

Después de ver la evolución en más de siete años, ¿qué Europa cree que encontrarán las personas migrantes dentro de otros siete años?

Me acusan a veces de ser pesimista, pero me considero realista. Hay que tener los pies en el suelo, y veo un futuro bastante malo. No hay interés real ni políticas europeas o extraeuropeas que no indiquen que vamos a peor. El avance en externalización de las fronteras que hemos visto en los últimos años es de tal magnitud que no creo que seamos capaces de comprenderla completamente. Por desgracia, como pasa con la mayor parte de conflictos del mundo, las migraciones serán una víctima más.

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