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Alice Wonder: "No me siento ni muy mujer ni muy hombre, cuando era pequeña tenía disforia de género"

Domingo 10 de julio de 2022

MADRID0 8/07/2022 JOSE CARMONA Público

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La cantante madrileña Alice Wonder en la plaza del Dos de Mayo. — JOSE CARMONA

Alicia Climent (1998) no sugiere nada, pero el pseudónimo que viste su nombre, Alice Wonder, sí que tiene solera. Original del madrileño barrio de Cuatro Caminos, esta compositora con aires de Patti Smith y voz de tintes andróginos ha conquistado en tiempo récord la industria musical española.

Tras la publicación de su disco Que se joda todo lo demás, Alice Wonder llenó el Teatro Circo Price en un acto de fuerza y presencia desmesurada para su edad.

Hay artistas con muchas más reproducciones que usted en YouTube y que van a todos los festivales que dudo que sean capaces de llenar el Teatro Price.

Total. De hecho mi estrategia es la inversa en cuanto a festivales. Creo que mi show es bastante más rockero de lo que la gente piensa, pero tiene también una parte muy íntima que en un festival se perdería.

Estamos haciendo muchos sold out en muchas ciudades porque se viene a disfrutar de la experiencia en vivo. Me pasa que no me termino de creer que exista esta gente, ¿sabes? Ahora voy a llegar a 100.000 seguidores en Instagram pero siento que le hablo a mi padre.

¿Cuándo empezó a despegar su carrera?

En el pico de la cuarentena. Ya con mi primer disco tuve una gira muy mona en la que la gente llegaba y tarareaba canciones en inglés y me dio muy buen feeling. Pero No te vayas, Por si apareces y Corazón de marmol fueron un clic. La colaboración con Rayden [El mejor de tus errores] la noté muy potente y Que se joda todo lo demás con la aparición de María Pedraza en el videoclip también fue otro clic. Ahora subo progresivamente poquito a poquito, pero de una manera sólida.

¿Por qué compone algunos temas en inglés?

Mis padres alquilaban una habitación de casa a universitarios, así que cada cuatro meses venía alguien de EEUU, de Abu Dabi, Shanghái... Yo era la única que hablaba inglés en mi familia y pasaba muchos ratos con ellos. Era como tener primas y primos americanos todo el rato en mi casa.

Entonces, soy bilingüe desde que tengo seis años y siempre me ha salido de forma natural. He leído mucho durante mucho tiempo, me informé de la cultura y de su historia. Luego he escuchado canciones y las que más me han llegado siempre han sido en inglés. Así que al empezar a componer me salía en inglés, luego me esforcé para pasarme al español.

Me forcé como un reto, porque en español no me gustaban las canciones que escuchaba. Mis amigos en el instituto se hacían fans de grupos que a mí me chirriaban, y me chirrían. Pero quería hacer algo en mi propio idioma que me gustara. Las primeras letras eran flojillas, pero poco a poco he ido evolucionando. En realidad, lo que busco es plasmar un mundo creativo que no tiene idiomas.

El inglés es más directo y más sencillo y en español me regalo más en metáforas para decir una cosa. Son dos caras de mí que molan, que son complementarias.

¿Sufre del síndrome de la impostora?

A muerte. Siempre sintiendo que el de al lado lo hace mejor, aunque haga un cagao [risas]. Luego me he dado cuenta de que es parte de la inseguridad propia de un artista.

En parte, he tenido el síndrome del impostor porque tampoco he encontrado un núcleo que abrace la música que yo intento hacer. Y cuando lo he encontrado es gente muy subida, muy cool... Y yo me considero una persona supersubida pero de buen rollo [risas]. Pero eso siempre me ha chocado. Me ha pasado de estar en un evento lleno de modernos y que de pronto todo el mundo me dijera que vaya carrera tan sólida tengo.

Un "evento de modernos"...

[Risas] Sí, Sí. Un evento de modernos. En esta ciudad nadie tiene escapatoria. Aquí estoy, intentando esquivar el modernismo. Es que no somos lo mismo, yo lo noto. Siento que tengo la edad de estar en una onda en la que no estoy y me he castigado mucho por ello. Ahora empiezo a estar bastante tranquila con el hecho de no estar en esta onda, porque la he tocado por encima y he dicho bueno, me voy. Noto que es una época en la que se premia mucho la superficialidad. Se premia la pose.

Entonces es más Estopa que Radiohead.

[Risas] A la hora de hablar, sí, pero espero acercarme más al sonido de Radiohead.

¿Se siente un bicho raro dentro de la industria musical?

Mucho. Creo que por eso tengo la sensación de no saber si me va bien o mal, porque no hago nada muy trending [de moda]. Noto que mi progreso está en la sombra y cuando de pronto me llega el feedback digo: Hostia.

Pero luego lo pienso y la realidad es que puedo vivir de ello. ¿Cuánta gente de mi edad vive de la música? Hay gente que tiene muchos seguidores pero vive de las marcas o de otras cosas.

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Alice Wonder en el centro de Madrid. — JOSE CARMONA

Lo canta en ’Quién soy’. ¿Le ha costado encontrar su sitio?

Sí, un montón, pero a la vez siempre he tenido mi sitio súper claro, lo que pasa que en ese sitio solo estaba yo estoy intentando incluir a personas. Y todavía estoy en ello. Hace menos de un año he tenido un clic, me ha pasado una cosa vital poderosa, de esas que te hacen darte cuenta de que tienes dos días y que tampoco hay que perder el tiempo rayándose por cosas que no puedes cambiar.

Desde pequeña he tenido un rol muy observador, y además soy muy camaleónica. Tengo amigos de todas las edades y he sido la persona que el otro necesitaba en ese momento.

Suele versionar ’Vete’, de Bad Bunny, en directo. ¿Por qué Bad Bunny ha conquistado a todo el mundo?

Porque es el primero que hace reggaeton y no habla de acostarse con una piva, habla de enamorarse. Los reguetoneros por excelencia son muy básicos a la hora de pensar y a la hora de sentir, y Bad Bunny siente muy sencillo, pero siente muy profundo. Eso ha calado en la gente. Son las primeras canciones que te puedes cantar sin sentir que estás siendo un machista o una tóxica.

Y luego tiene rollo y una voz que parece un saxofón. Le doy mucho mérito por haber renovado el reggaeton, le ha dado un aire fresco.

"Vete", "irse"... suelen ser verbos presentes en sus letras. El abandono es algo que le inspira.

Creo que hay algo muy poético en separarte y volver a echar de menos. O en cerrar del todo y encontrarte algo de primeras. Creo que ha sido una parte en mi vida súper importante.

¿Le ha marcado más la música extranjera?

Mi padre y mi madre siempre me han puesto música de fuera y también me he sentido por eso muy desconectada. No soy esa clase de persona que tenga grandes arraigos con este país: no tengo pueblo, no tengo esa típica pandilla de colegas, no cantaba las típicas canciones. Siempre sentí que, bueno, pues yo vivo aquí, soy de aquí y amo España el mejor sentido de la palabra, pero me voy fuera y es diferente.

Pero hay cosas de España que me encantan. En otros países la gente es muy falsa. Está bien visto ser un fake y luego llegar a tu casa y quitarte la armadura; yo creo que aquí lo combatimos. Eso es lo que me atrae de este país, pero la música no me atrae porque siempre hacemos copias y copias y copias.

¿La música sigue siendo un mundo muy masculinizado?

"Para trabajar conmigo hay que estar en la misma página moral" Mucho, muchísimo. Por ejemplo, no tengo ninguna mujer en mi banda y es una cosa que tengo pendiente.

Aún no hay mujeres pero sí que puedo decir que el valor humano de mí banda es superguay. Para trabajar conmigo hay que tener una sintonía y estar en la misma página moral, ética y de todo.

¿Le preocupa el mensaje que manda con tus canciones?

Sí, muchos piensan que no, pero yo sí creo que los artistas tenemos una responsabilidad para con el mundo. Por ahora no tengo ningún pensamiento demasiado psicópata [Risas]. Intento tener un mensaje y tener unas maneras un poco rabiosas en torno al dejarse llevar. Suéltate y fluye, porque todo estará bien.

Me gustaría ser un artista que representa ese momento de calma, esa que escuchas para soltarlo todo, para llorar y bailar. Para desfogarte y para entrar en contacto contigo.

En redes intento ser entre neutra y cercana, y por ejemplo en los vídeos puedes mandar mensajes subliminales. Ahí sí que se puede entender de qué palo va cada uno.

¿Y, por ejemplo, sumarse a la lucha feminista o la crisis climática?

Es que yo creo que ya lanzo unos mensajes bastante contundentes. Me da un poco de vergüenza, pero en mi vida en general me pasa. A veces me pongo intensa o me pongo a reflexionar en cosas que noto que a la gente no le apetece reflexionar.

Tengo una canción que se puede asociar rápidamente a la lucha feminista, o a veces hablo del cambio climático en los conciertos. En algún momento de mi vida me gustaría llamarme activista y llevarlo a la par de mi carrera. Pero son temas que se tocan tanto que quiero tocarlos para que a la gente les cale. Si no lo he hecho todavía es porque no he encontrado cómo decirlo.

Primero me he centrado en generar un mundo artístico y generar una identidad y desde esa identidad poder afrontar cualquier mensaje o lucha, sabes de cualquier voto hacia la libertad de una manera que cale.

Eso que decía Residente (Calle 13). Llegar a la masa con ’Atrévete’ y luego mandar un mensaje político.

Efectivamente, es un poco la onda. O como lo que ha hecho Lady Gaga por ejemplo. Desde Poker Face se transformado. Mis canciones más conocidas son las más intensas, pero no son las que más me representan. También es ir educando a tu público.

Mi mensaje a la vez es de quítate la venda de los ojos y vamos a hablar, que ya verás que te das cuenta de que no todo es rojo o azul. Evidentemente, tengo ideas muy claras de lo que tolero y lo que no, pero también me considero una persona que está muy dispuesta a dialogar y aprender y no me gustaría ser un artista que es blanco o negro, sino poder aunar a gente que puede estar discutiendo y que puede tener algo en común.

Eso suena bien, pero hay quienes no quieren tratar con el otro, por ejemplo, porque consideran a la mujer inferior intelectualmente.

Ya... Realmente no me siento ni muy mujer ni muy hombre, así que me he sentido siempre en el término medio y creo que me ha hecho poder valorar las dos vertientes. Para empezar ya el ser humano se empeña en dividir en géneros.

Sin duda que la desigualdad de la mujer existe a día de hoy, igual que de muchísimas otras cosas. Pero, por ejemplo, gracias a esta manera de verme, me me he dado cuenta de que el hombre ha tenido otra tralla súper diferente sobre esa parte impostada de la dureza.

Hay gente que no va a cambiar nunca, pero hay mucha gente que lo que tiene es una inseguridad enorme, que por eso tiene tantas reglas y que en realidad está jodidísima por dentro. En cuanto te pones a hablar un poco y confías en que la persona va a entender, lo entiende. Tengo mucha esperanza en eso.

Le gusta enfrentarse a alguien con quien no tienes nada en común.

Me encanta, me lo paso muy bien. Es que para estar de acuerdo todo el rato, qué pereza. Si alguien te viene con un discurso violento y dices: ¿A ti qué te pasa? Te pones a rascar de dónde viene y ves que si te sientes pequeño, de que tu padre te ha pegado una tralla que te cagas, de que la tía de la que te enamoraste pasó de ti y ahora todas las tías son una mierda... Te pones a rascar y dices: necesitas un abrazo.

Sobre lo que dice de los géneros... ¿se considera mujer, hombre...?

Me considero más mujer, pero cuando era pequeña tenía una disforia de género que flipas. Pensaba que Dios se había equivocado o algo así. Las niñas no me incluían en sus grupos de amigas, jugaban a hacerse trenzas y yo quería correr y escalar árboles. Casi todos mis amigos eran chicos y tenía rechazo a las chicas. Y eso que estaba enamorada de un chico, pero no me consideraba una tía.

Esa disforia la luché y mi madre aceptó siempre mi rayada. Mis padres son gente con la mente abierta. Tuve mi momento de desarrollarme y de encontrar mi parte mujer y de aceptarme ahí femenina y de entender que puedo ser una mujer sintiendome femenina de una manera muy diferente al resto y está guay, pero nunca he renegado de la parte que me siento un chico. He estado en relaciones con tías en las que me he sentido el novio tonto [risas]. Va por días.

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