WALL MAPU (NACIÓN MAPUCHE)

“La lucha mapuche es nacionalista, anticapitalista y revolucionaria”


(entrevista de Osvaldo González, publicado en el periodico resumen latinoamericano nº 58 MARZO - ABRIL 2002
con un dirigente de la Coordinadora Arauko-Malleko)

Al sur del río Bio-Bio -ubicado entre el mar y la Cordillera de los Andes- que atraviesa Chile a la altura de las ciudades “wincas” (no indígenas) de Concepción y Temuco, se extienden las comunidades mapuche de Arauko y Malleko que dieron el nombre a la Coordinadora Arauko-Malleko (CAM), una organización que interviene en las comunidades planteando la lucha frontal contra el Estado chileno, la oligarquía y las forestales extranjeras que expropian su territorio y arrinconan y sumergen a la población originaria.
Muy recientemente, en una comunidad de esta zona de la geografía mapuche, el enviado de “Resumen Latinoamericano” dialogó con un dirigente “interno” de la CAM. Estas son sus definiciones.

-¿Cuales son las causas por las que surge la Coordinadora Arauko Malleko?

- La actualidad es desgarradora para el pueblo mapuche en Chile; nuestras comunidades están sujetas a las estructuras de poder del Estado chileno. A partir de allí, hacemos una interpretación de la realidad que nos golpea y que llevaría, a la larga, a la desaparición definitiva ­ideológica y físicamente- del pueblo mapuche a manos de un sistema capitalista depredador. Vemos en la transnacionalización de la economía al gran enemigo, hecho que nos ha arrinconado, cerrando la posibilidad de mantener nuestras comunidades y sobrevivir en ellas. La inversión forestal aumenta en el último tiempo a partir de la fuerte demanda existente de celulosa, de madera, en los mercados internacionales. Lo que antes era el territorio de los mapuche fue primero traspasado a la oligarquía, nuestro enemigo histórico, de ahí en adelante se explotó la madera y el carbón, pero también la producción agrícola a gran escala y después, en el último tiempo, llegó la inversión forestal y algunas empresas de energía y de proyectos turísticos y viales. Esta realidad tiene una constante histórica para nosotros, que es la acumulación de riquezas por parte de unos pocos que hace que hoy estemos sometidos a la pobreza y un estado de dominación permanente.

-Las empresas se apropian de territorios enteros que les pertenecen y ustedes van quedando con tierras magras en las que no se pueden trabajar. ¿ Es realmente así?

-Ya en tiempos de la invasión española se imponía la constante de acumular riquezas apropiándose de las existentes en nuestros territorios ancestrales. Y posteriormente se conforma una casta de clase dominante en Chile, que fundó el Estado-nación chileno, en base a la oligarquía que hoy todavía nos domina.. Si la ocupación de la Arauncanía se dio hace 120 años atrás, fue con ese objetivo: apropiarse de los territorios ancestrales de los mapuche. El 95-98% de esos territorios están ocupados por el Estado chileno y centralmente por las empresas privadas, las transnacionales y latifundios de los wincas. El arrinconamiento, el arreduccionamiento de las comunidades no es un tema de ahora, de ayer o de un gobierno anterior. Es un tema histórico y que se ha acrecentado en el último tiempo.

-¿Las comunidades quedaron reducidas a la sobrevivencia y la marginación?

-Claro, y en algunos casos al desaparecimiento físico. Por ejemplo, hay lagos en las zonas ribereñas que pasaron a manos de los ricos para proyectos de inversión turísticos mayores y luego de unos ricos a otros ricos más poderosos. Es el caso también de las centrales hidroeléctricas que se están construyendo. Quieren constituir monopolios de energía a nivel del continente, con grandes proyectos de inversión, para lo cual nosotros resultamos anacrónicos para el desarrollo de esos proyectos, tenemos que desaparecer. En el caso de las forestales igual, vinieron, plantaron y hoy controlan esos predios y ahogan a las comunidades, sometidas a un sistema de pobreza físico, geográfico, con todo el aparataje administrativo institucional que hay en torno a las forestales, que es un sometimiento político también, un sometimiento administrativo.

-Me dijo que había en el país chileno 3000 comunidades mapuche.

-Hay aproximadamente 3000 comunidades mapuche distribuidas entre distintas identidades territoriales: huilliches, nagches, huenteches, lafkenches, pehuenches y del otro lado del territorio argentino: puelches. Pero no hay una noción de identidad territorial en la gente. Tienen una noción de dominación, es decir, una noción de que ellos pertenecen a una provincia, a una comuna, y están sometidos política y administrativamente a esa lógica.

-¿Cómo empezó el proceso de resistencia en esta nueva etapa y el desarrollo de la conciencia de luchar por un territorio, por una cultura, por una nación?

.-Se agotó una forma de hacer política dentro del movimiento mapuche y en la lucha de los oprimidos en general. La Coordinadora surge como una respuesta al agotamiento de la vía institucional de hacer política; que sometió a los mapuche desde la pacificación de la Araucanía hasta la fecha. Ese agotamiento de las vías institucionales es porque en definitiva nunca hubo, y no la hay tampoco, voluntad política del Estado chileno de resolver las grandes demandas mapuche. Entonces nuestra definición es: o seguimos existiendo como pueblo o desaparecemos. Ese es el eje del nacimiento de la organización. Hasta el momento no existía ninguna expresión política que defienda los intereses de las comunidades de nuestro pueblo. En un sector muy fuerte de hermanos -que militó en algún momento en organizaciones mapuche o en la izquierda- pero inicialmente pequeño, que participó en las acciones de recuperación de tierras unos 10 años atrás, se dio un proceso de discusión. Se planteó levantar un trabajo en una lucha más frontal; de resistencia con un acercamiento hacia las comunidades que tenían más problemas. Y pasar de poder tener un poco más de tierra para sembrar y para comer, a una lucha política con bases ideológicas para construir un gran proceso. Esa fue la idea de la Coordinadora y es el paso que está dando. Nosotros no nos planteamos como otras organizaciones un proyecto de autonomía, un estatuto de autonomía, que se lo reclaman al Estado, sino que nuestra esfuerzo principal está en tratar de construir una corriente de pensamiento desde lo mapuche, contestataria frente al estado actual de cosas que hay, frente al sistema y el contexto socio político. Así hacemos un trabajo primero de despertar de nuestra gente, de conciencia, de politización mínima hasta lograr mayores grados de capacidad, de organización y de expresión de lucha.

-¿Existen antecedentes históricos de este planteamiento en la lucha mapuche?

-Ya Curillanka planteó la resistencia contra el imperio incásico, que era un imperio que trató de imponer la dominación de otros pueblos. El pueblo mapuche se enfrentó a ese imperio para defender su territorio, su libertad y su cultura. Eso continuó con la corona española y así se ha mantenido con el Estado nacion chileno. Nosotros recogemos lo que antaño se desarrolló. Nuestra lucha por la independencia, por la autodeterminación es tomar el planteamiento histórico de nuestro pueblo para mantenerse y seguir siendo pueblo. La idea de nación no es una idea que recojamos de experiencias de afuera. Nuestro pueblo hizo converger una cantidad de elementos, para constituirse en un pueblo-nación que tenía su territorio, su norma administrativa, su forma de organización. Existe algún antecedente de tipo jurídico de derecho antiguo, sobre todo con el Estado español donde se determinó que del río Bio-Bio al sur era territorio mapuche. Eso le daba el carácter de pueblo-nación al pueblo mapuche. Por lo tanto no es que estemos reivindicando la cuestión de nación de forma antojadiza.

-El reclamo de autonomía significaría en los hechos una negociación con los que les sacan las tierras; con las forestales y todas la empresas que se apoyan en el Estado chileno; un acuerdo con el opresor.

.-No podemos solicitar a un Estado, como el chileno que nos respete el territorio y nos de autonomía. No lo podemos pedir así a secas. Eso es imposible, es desconocer que este es un problema de correlación de fuerzas, entre el oprimido y el opresor. Es inviable, porque ahí están las forestales, las transnacionales, el poder económico, el poder de dominación en Chile. Tampoco vemos que el problema esté sujeto a un tema institucional-jurídico, de derecho, para lograr la autonomía. Por eso hablamos de liberación nacional.

-Hablemos sobre los nuevos métodos de la resistencia tras el objetivo de la liberación nacional.

-Siempre se habla de nuestra organización como una organización rupturista, radical, que no conversa, que lucha, que hace acciones. Pero nosotros no sujetamos nuestro planteamiento a hacer acciones solamente, o ser rupturistas, sino que estamos en una idea de construcción y de dar respuestas a nuestra gente. Partimos de cosas muy cotidianas, muy concretas, incluso simples, pero que a la larga nos permiten acumular fuerzas para otros pasos que son necesarios en este proceso. Nuestro accionar, que es amplio, no se reduce a la acción directa contra el sistema, confrontarlo, sino que también hemos diseñado una alquimia de trabajo muy fuerte que es de reconstrucción de la nación mapuche. Revitalizamos aspectos culturales, identitarios, valóricos, religiosos, a través de una serie de actividades de nuestra cultura, sobre la forma de nuestra organización, como deben hacerse; no bajo la lógica de los wincas o desde el sistema, sino bajo la de nuestro pensamiento que recogemos del mundo mapuche. En ese sentido empezamos a darle un mayor valor a nuestra vida, a lo que nos rodea, al mundo mapuche y eso nos hace de alguna manera identificarnos mucho más con una causa. Trabajamos la idea de reconstruir espacios de territorialidad en donde sembramos, trabajamos comunitariamente, socializamos esfuerzo, hermanamos nuestra gente con solidaridad, unidad, respeto al equilibrio ecológico; todo eso es necesario entenderlo, mentalizarlo. Nuestro trabajo se centra en la reconstrucción de la nación mapuche, porque la dominación está en querer lograr una mentalidad de que lo que hacemos no va a dar resultado, que no podemos combatir.

-El Estado chileno, es obvio, quiere colocarlos en negociar, convertirlos en ONGs, y por otro lado reprimir, judicializar la lucha mapuche, perseguir y detener dirigentes.

-Las luchas mapuche actuales hicieron que el Estado asuma en un primer momento una actitud represiva, sacaron hasta los militares al terreno, buscando al fantasma guerrillero. Después trataron de encausar las vías del diálogo y el contacto con las comunidades para encontrar de esta forma la continuidad del sometimiento. Ni lo uno ni lo otro surtió efecto. Hubo una suerte de subvaloración de lo que se está expresando en la irrupción de las luchas mapuche. Luego, con el tiempo rediseñan su estrategia de intervención al mundo mapuche y optan más por una política de cooptación hacia nuestras organizaciones básicas.

A nosotros nos dejan aislados, por supuesto, porque somos los más rupturistas ante la política del Estado. Pero a otras organizaciones, ligerito, las institucionalizan, las cooptan; a ellas y a su dirigencia, les escuchan sus propuestas, las moldean, y hoy día gran parte de esas organizaciones las tienen convertidas en ONGs. Una suerte de empresas desde el mundo mapuche, donde ellos quieren ganar ciertas concesiones, pero en el fondo resultan funcionales al sistema. Esa política sigue ejerciéndose, de hecho a nosotros nos cooptaron a un dirigente, Víctor Ankalaf. A él lo reprimieron, lo persiguieron y después lo obligaron a negociar y hoy día está cooptado y hace el trabajo del gobierno, en materia de tratar de perfilar y encaminar el movimiento mapuche como funcional al gobierno y por lo tanto a la política económica en Chile, favoreciendo a las grandes inversiones transnacionales. Y probablemente él no sepa que su intervención de organizar a las comunidades sea funcional al enemigo. El gobierno, entonces, ha seguido en su política de cooptar comunidades o a la dirigencia.

-¿Y la represión?

-Existe y es fuerte, pero eso no le conviene tanto al Estado chileno, no le conviene generar condiciones como en Chiapas. No le conviene ir a las comunidades a reprimir, porque así se crearía el caldo de cultivo para el levantamiento de la gente y quedaría en evidencia que no hay nada más que hacer que tomar fuerte la lucha mapuche. Prefieren entonces la política social, intervenir con proyectos, con programas, no tanto la política del garrote sino la política de la zanahoria. De a poco conquistar sectores e involucrarlos a la vida institucional y con eso darle continuidad al sometimiento político de los mapuches. Entonces la única expresión más rebelde somos nosotros, porque la Coordinadora no se presentó al negocio mapuche, nunca fue su idea hacerlo, no negoció. Pero la represión y la judicialización de la temática de lucha mapuche no se descuida. Efectivamente, hay más de 200 procesamientos hacia dirigentes en distintas zonas donde se han levantado las comunidades. Hay causas de todo tipo: desde usurpación de tierras hasta, robo, incendio, intento de homicidio, cantidad de otras cosas. Incluso estamos siendo encausados por asociación ilícita en la ley antiterrorista. Somos un peligro para la seguridad del Estado. La misma gente que nos aplica esa ley es la que “berrinchó” (protestó) tanto para que no se la aplicara un dictador como lo fue Pinochet. Los socialdemocratas en Chile, todos los que salieron para el exterior y pidieron asilo en el extranjero, y que se les aplicó esa ley, Ricardo Lagos entre ellos, hoy nos la aplican a nosotros. Pero tampoco se animan a crear cárceles y generar condiciones para que los mapuche hagan un bastión de las cárceles. Hay con esta idea de judicializar la protesta, la intención de que opere la democracia sobre este conflicto y no una política represiva muy abierta. Lo que más hacen es un trabajo de amedrentamiento silencioso, donde intervienen los tribunales, muy soterradamente, junto a la policía y tienen, además, a las comunidades bastante vigiladas. Ellos tampoco van a reconocer que tiene militarizados ciertos territorios. Esa realidad se conoce muy poco. Predios donde existen campamentos de carabineros en el interior, 50 carabineros custodiando cada faena forestal y a los ricos, son órdenes judiciales que se mandan silenciosamente y ahí están. Nadie denuncia eso.

- ¿Tienen muchos presos?

Actualmente tenemos varios, un hermano en la cárcel de Temuco, Aníbal Salazar Huichacura, hace un año y medio qu está encarcelado, cumpliendo condena por 3 años. Hay otros doce hermanos que estuvieron encarcelados lograron su libertad. Pero están clandestinos, con orden de captura, entre ellos el Lonko de aquí de esta comunidad, Juan Millacheo; además José Huenchunao Mariñan, el vocero máximo de la CAM y Werken, los lonko Francisco Llanca, Segundo Encalao, Esteban Marihuen. No tenemos más presos porque ante una política represiva de encarcelamiento tenemos una política de defensa. No dejamos detener a nuestra gente. Y eso fue lo que pasó en Tirua donde hubo un enfrentamiento a balazos.

-Para el Estado chileno el problema mapuche era hasta hace poco un asunto más, sin embargo, ahora parece que para este gobierno cobra mayor importancia, ¿Usted piensa lo mismo?

-Antes era la visión de un sector, que se asemejaba a los planteamientos de otros sectores, por lo tanto desde las “luchas reivindicativas” se sujetaba el programa. Hoy nosotros le estamos dando un carácter más sólido, porque sujetamos nuestra lucha a un análisis de estructura, de sistema, por lo tanto nuestra lucha es contra el sistema capitalista, es una lucha antiimperialista, antioligárquica, nacionalitaria y revolucionaria. Y en ese marco somos mucho más fuertes ideológica y políticamente que ayer. Pero esta concepción política e ideológica no la hemos obtenido porque la izquierda nos haya dicho que así hay que plantarse, sino que nosotros entendimos cuales son los contenidos de nuestro planteamiento de lucha y nos hemos dado cuenta que esto no lo podemos reducir a un tema jurídico-institucional o un tema político en específico, sino que es un proyecto mucho más amplio, más global, que abarca estructuras de poder de dominación, y por eso nos hemos plantado sobre la base nacionalitaria y revolucionaria. Y creo que así lo ha entendido el sistema y por eso nos persigue, por eso dice que somos terroristas, extremistas. Por lo tanto, hay una persecución política contra la Coordinadora.

 

La izquierda chilena y el movimiento mapuche

José Llanquilef ­ “En su momento cuando nos expresamos dentro del quehacer político en Chile con la movilizaciones, la izquierda quedó sorprendida. Todos se preguntaban quienes están detrás de estas movilizaciones mapuches y averiguaban entre ellos. La izquierda de Chile tiene el mal histórico de la relación winca ­ indígena. El mal de la subvaloración: piensan que los indígenas no pueden tener un planteamiento, no pueden tener expresión. Básicamente esto es por la incapacidad y desconocimiento de los procesos de lucha indígenas en toda Latinoamérica”, dice el dirigente mapuche José Llanquilef.


“Hemos visto en la izquierda una mala actitud en relación a nuestro proceso, porque no se han acercado a conversar y sí hemos escuchado opiniones y auto proclamaciones de que están de alguna manera insertos, pero no es cierto, eso denota la falta de respeto, la incapacidad y un poco la crisis en que ellos están sumidos. Pensamos que hoy esa crisis es fuerte en Chile, los vemos muy desperfilados, muy sectarios, metidos en posiciones ambivalentes, un poco en la contienda electoral, un poco en la ruptura Pensamos que no corresponde en estas condiciones tener una suerte de relación. Si viésemos una izquierda más sólida probablemente ya hubiésemos tenido una relación, no sobre la base de una convergencia en el trabajo, sino una relación política, de ideas, fraternidad. Porque en definitiva hubiese habido esa convergencia ideológica. Vemos un Partido Comunista que insiste en hacer política de una manera tradicional, de arriba hacia abajo, influir la mentalidad de ellos por sobre la nuestra. Grupos auto proclamantes del MIR, que no tienen una propuesta real para los oprimidos, y menos para nosotros. Pensamos que el día de mañana podemos recibir el aporte de una izquierda fortalecida, que se haya replanteado ideas para la construcción en el campo de los trabajadores y popular y nosotros podemos aportar a ese proceso desde nuestra concepción propia. Por ejemplo, los espacios de control territorial mapuche, en su momento fueron planteados desde la izquierda como la experiencia de poder popular, en donde el control estaba en manos de los oprimidos. En el caso nuestro cuando decimos esto es que estamos ejerciendo normas, leyes, una cultura de no sometimiento, de reconstrucción, desde nuestra realidad, sobre la base de nuestros recursos y capacidad. A esa forma de autonomía desde lo local, desde lo más particular, le podríamos dar mayor expresión y levantar experiencias de construcción mucho más amplias junto con la izquierda. La experiencia la hacemos no sobre lo poco y nada de lo que nos está quedando, sino sobre la disputa en concreto de los territorios a nuestros enemigos y sobre el control de algunos espacios que hemos arrebatado a raíz de una fuerte confrontación. En esa experiencia a nosotros nos gustaría mantener relación con la izquierda en Chile, pero no vemos qué sectores de la izquierda puedan tener interés en construir poder popular con la población winca pobre”, concluye Llanquilef.

 

Rechazo a los sinvergüenzas

“La izquierda busca militantes en la universidad, dirigentes que se ganan de una otra manera, entre ellos. Nosotros lo que hacemos es un trabajo político en la gente que tienen necesidades. Levantar a nuestros Lonkos, a nuestra gente que está quebrada. No nos interesa ir a una universidad y buscar al más brillante de los mapuche, y decirle “tu vas a ser el representante diplomático y la línea de nuestra organización”. Porque él no está en las comunidades, él está en el sistema winca y va a poner lógica winca, y es muy difícil incluso que quiera volver a las comunidades. Nosotros levantamos a nuestra gente que a veces es un hombre borracho, que está quebrado por la desesperanza, no tiene una cultura por no tener acceso a los medios o no tener formación. Pero él está allí, sufriendo las contradicciones, tiene que sostener una familia, una comunidad, pero es el que está aquí a un paso de pelearle a esta forestal o a este rico. Por lo tanto a nosotros nos interesa hacer una trabajo aquí, que cuesta mucho más, que es mucho más complejo, pero que es el mejor, porque ese hermano no va abandonar la comunidad, se va a levantar para reconstruirla. Por lo tanto los dirigentes de la Coordinadora Arauko-Malleko no son dirigentes que vienen de la universidad. Nosotros no le damos voz a los dirigentes que son formados desde afuera. Esa es la realidad de la Coordinadora, es por lo mismo que mucho de nuestros planteamientos no salían para afuera, pero últimamente hemos hablado algunas cosas más de tipo ideológico, político. La dinámica nos llevó a tratar de explicar sobre lo que se está construyendo. Porque la opinión no la desarrollaba alguien que tuviera la capacidad de hacerlo, no teníamos el rango, ni la atribución para decir. Nuestros Lonkos decían que no era necesario todavía. Ahora sí, en este momento estamos planteándonos más ampliamente, porque creemos que es necesario socializar nuestra experiencia hacia el mundo y también porque hay otros que se están tomando atribuciones, están hablando por nosotros. Hay por lo menos 3 páginas en Internet y algunos medios que le han llegado escritos y posiciones que no son de nosotros, no son de la Coordinadora, no tienen el aval político nuestro. Dicen cosas y elaboran posición a costa nuestra, pero no sabemos quienes son. Muchos de ellos se mantienen no sé con qué fin. Estarán trabajando para algún partido, alguna organización. Nos interesa desenmascarar a esta gente con nuestra posición porque también tenemos que demostrar que somos capaces de ordenar lo que se está haciendo, bajo una temática ideológica, política propia. Entonces me corresponde a mi y a otros hermanos hacerlo pero con el aval de los Lonkos, de nuestra gente. Para salirle al paso tanto a una campaña desinformativa en general, como a las declaraciones y atribuciones falsas, que no nos sirven. Sobre eso tenemos innumerables experiencias: desde tiempo atrás cuando empezaron las primeras expresiones de lucha fuerte han aparecido otros . No eran ellos lo que conducían. Nosotros éramos los que estábamos detrás de la experiencia de lucha en Lumaco (una zona donde se quemaron unos camiones hace 4 años atrás) y aparecían otros dirigentes oportunistas diciendo que eran ellos. Hemos sabido, incluso, que otros hermanos han salido del país a hablar del caso mapuche, pero que no tienen el aval de las comunidades en conflicto, menos de la Coordinadora. Ellos persiguen, entre otras cosas, sacar provecho político o económico. Pero no es nuestra gente. Eso lo queremos dejar bien claro a través de este encuentro con “Resumen Latinoamericano”, porque no hemos salido hacia el extranjero a plantearlo. Nuestro estilo de construcción es un estilo de sacrificio, de compromiso. Lo hemos decidido y lo hemos asumido así, por una cuestión de valores, de moral. No queremos gente aquí que está por el estipendio ni por un puesto, ni por levantar una institución y decir que están en la lucha. Queremos gente que rompa con ese esquema, de corruptela, de sinvergüenzas en el mundo de la construcción del oprimido. Ese es nuestro estilo, mucho caminar, mucho de esfuerzo, mucho de sacrificio, de hombres y mujeres. La Coordinadora, por lo tanto, se ha planteado ser una alternativa distinta a todas la organizaciones existentes. Y ha sido bueno trabajar bajo ese esquema. Pensamos que mucha de la confianza que tiene nuestra gente en las comunidades para luchar, va por ahí. De saber que hay ideales, que hay un proyecto político y no hay otros intereses. Por lo tanto vuelve a nacer la esperanza de nuestra gente, el luchar”.