Edición 1990, licencia No. 002357 del Ministerio de Gobierno. 

Quincena del 2 de septiembre al 15 de septiembre de 1998 
 

SUMARIO 
 
 

Resumen VOZ 15 DÍAS  
 
 Hechos & Cifras

Economía
¿Qué piensa Andrés Pastrana?
(por Miguel Flórez Hernández)
La crisis se agudiza
(por Earl Ferreira)

Enfoque
(por Alvaro Vásquez del Real)

Cartas: Voz en el ciberespacio

Editorial
El asilo político
(por Jaime Cedano)

Punto de vista
¿Disidentes o mercenarios?
(por Carlos A. Lozano)

Presidente Pastrana: Rompa la cadena
PARAS-MILITARES

Aristas en el Acuerdo de Puerta del Cielo

El flagelo paramilitar en Colombia
(por Jaime Robles)

Éxodo en el Magdalena Medio. El estado en el banquillo

La encrucijada del Sinú

Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero.
La eutanasia para quién

Breves sindicales

¿Nóminas, o clientelismo paralelo?

Encuentro Nacional Sindical y toma de Bogotá

Sesionó Comisión Nacional de Paz

Retos de la acción comunal

Problemas ideológicos y trabajo de masas

La mujer y el 17º  Congreso del PCC

VII Encuentro Nacional de Casas de Solidaridad con Cuba

Los misiles Monica. Otro acto de cobardía yanqui

Foro sobre Administración de justicia y crisis carcelaria

Los prisioneros de guerra. FARC-EP proponen salida.
 
 

Punto de vista.

¿Disidentes o mercenarios?

Por Carlos A. Lozano.

Con este título está circulando en España un libro del colombiano
Hernando Calvo Ospina y la belga Katlijn Declercq,  editado por SODEPAZ,
que recoge un interesante material sobre la actividad desestabilizadora
contra Cuba, promovida por la CIA y ejecutada por organizaciones
contrarrevolucionarias radicadas en Miami, otras con sede en Europa y
algunas ONG muy bien financiadas y con propósitos anticomunistas
escudados en un falso discurso humanitario.

Con las propias palabras de los enemigos de la Revolución Cubana, Calvo
y Declercq demuestran que el objetivo es destruir los logros de la
revolución para darle paso no sólo al capitalismo sino también a una
especie de colonia norteamericana hermanada en la desgracia a Puerto
Rico, cuyo pueblo, sojuzgado, lucha por la independencia nacional.

El libro contiene entrevistas con representantes del “exilio cubano en
Miami” (una manera elegante de llamarlos), que a la postre son los
“gusanos” activistas de organizaciones financiadas por la CIA,
incluyendo grupos terroristas como Alpha 66. No podían faltar  Hubert
Matos Benítez y otros. Todos reconocen de alguna manera sus actos
delictivos en las respuestas a las preguntas directas y de controversia
de los autores del libro. Llama la atención la franqueza de Wayne Smith,
ex jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, quien
cuestiona la Ley Helms-Burton y las provocaciones contra Cuba, al tiempo
que reconoce que si a Estados Unidos, su país, le interesara el discurso
de los derechos humanos tendría que estar contra Indonesia, Turquía,
México, Perú o Colombia.

Con suficiente material documental y gráfico es clara la vinculación de
cubanos en el exilio como Carlos Alberto Montaner a las aventuras
provocadoras contra Cuba y para asesinar a Fidel, como también sus
vínculos con la CIA en esos oscuros propósitos.

Como dice en un sesudo comentario del libro el profesor norteamericano
James Petras, “el estudio desmitifica claramente la idea de que los
opositores cubanos son simples disidentes políticos: muchos han sido
pagados por agencias de inteligencia extranjeras, y muchos han ido más
allá que el hecho de expresar opiniones disidentes: se han involucrado
en actividades violentas” y añadiríamos nosotros: terroristas y
criminales para servirle a una causa que no es la del pueblo cubano.

En el libro queda al descubierto la actividad de algunas ONG, que se
disfrazan de humanitarias, pero que están al servicio de causas oscuras
y abiertamente antidemocráticas. La entrevista con Lidwien Zumpolle de
Pax Christi Holanda, ONG que promueve en Europa reuniones y actividades
contra Cuba de dudosa financiación, en medio de respuestas provocadoras
y hasta cínicas revela el odio visceral hacia el socialismo.

Con razón termina el libro, a manera de conclusión, con una frase que
más bien podría ser el epitafio en la tumba de Mas Canosa: “¿Disidentes
o mercenarios? ¿O mercenarios alabados como disidentes?”.