Edición 1990, licencia No. 002357 del Ministerio de Gobierno. 

Quincena del 2 de septiembre al 15 de septiembre de 1998 
 

SUMARIO 
 
 

Resumen VOZ 15 DÍAS  
 
 Hechos & Cifras

Economía
¿Qué piensa Andrés Pastrana?
(por Miguel Flórez Hernández)
La crisis se agudiza
(por Earl Ferreira)

Enfoque
(por Alvaro Vásquez del Real)

Cartas: Voz en el ciberespacio

Editorial
El asilo político
(por Jaime Cedano)

Punto de vista
¿Disidentes o mercenarios?
(por Carlos A. Lozano)

Presidente Pastrana: Rompa la cadena
PARAS-MILITARES

Aristas en el Acuerdo de Puerta del Cielo

El flagelo paramilitar en Colombia
(por Jaime Robles)

Éxodo en el Magdalena Medio. El estado en el banquillo

La encrucijada del Sinú

Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero.
La eutanasia para quién

Breves sindicales

¿Nóminas, o clientelismo paralelo?

Encuentro Nacional Sindical y toma de Bogotá

Sesionó Comisión Nacional de Paz

Retos de la acción comunal

Problemas ideológicos y trabajo de masas

La mujer y el 17º  Congreso del PCC

VII Encuentro Nacional de Casas de Solidaridad con Cuba

Los misiles Monica. Otro acto de cobardía yanqui

Foro sobre Administración de justicia y crisis carcelaria

Los prisioneros de guerra. FARC-EP proponen salida.
 
 

Problemas ideológicos y trabajo de masas

Temas de reflexión a propósito del debate sobre el Documento de
Discusión del 17º. Congreso del Partido Comunista Colombiano, a
realizarse entre el 9 y el 11 de octubre de 1998, en Santafé de Bogotá

Por los centros de investigaciones CEIS—INEDO.

La mujer como la juventud cobran creciente importancia tanto en los
procesos productivos como sociales. En el aparato educativo,
reproducción y generación de conocimientos, su presencia es vital. En el
esquema de desarrollo con justicia social, como el que propugnamos,
implica una alta calificación del recurso humano y es una de las
principales herramientas para la ruptura de la dependencia.
Cada uno de estos sectores presenta sus problemas específicos, pero
tiene la particularidad de estar presente en todos los núcleos sociales
y una creciente conciencia sobre su papel, una tendencia al mayor
protagonismo, pese a su gran dispersión.
A la vez que se requiere de todas las organizaciones sociales más
atención a estos sectores, se necesita un mayor estudio sobre sus
especificidades, formas de organización, métodos y esfuerzos muy grandes
para superar su dispersión y abrir los caminos de la cooperación y la
unidad.
La caída del “socialismo real” en Europa y en la Unión Soviética ha dado
pie para una bien orques-tada campaña que proclama el fin del
socialismo, el triunfo definitivo del capitalismo, el llamado “fin de la
historia”. Se difunde en la población la idea de que no hay alternativa,
generando desmoralización en las masas y pregonando como única salida el
individualismo, el “sálvese quien pueda”, a la vez que se arremete
contra todas las conquistas sociales de los trabajadores.
Al lado de la descentralización se pregona la inutilidad de las
organizaciones nacionales y la ineficacia de los “centros”, mientras se
predican reivindicaciones limitadas, que no comprometan la esencia de la
política dominante, se reivindica la democracia participativa en las
decisiones y se diseña la orientación política. Es un esquema que
permite la participación de la comunidad en aspectos medulares en los
órganos centrales del Estado. Junto a la apertura de nuevos espacios,
como la tutela, se afirma que la persona sola, sin necesidad de
organizarse, puede resolver sus problemas a punta de tutelazos.

¿Cómo enfrentar la ofensiva?

Pero el Estado colombiano, cada vez más presidencialista, centraliza en
sus manos las palancas decisorias del poder, a la vez que fortalece su
núcleo represivo (FF.AA. y tribunales) rígidamente centralizados,
descentraliza y desconcentra funciones, responsabilidades, mientras
continúa su política de privatizaciones.
Así, pues, que enfrentamos una ofensiva que combina la prédica de la
inutilidad de la organización centralizada a nivel nacional, la carencia
de alternativa, la dispersión de la protesta en acciones locales
desvertebradas, los espacios partici-pativos sin decisión, la
conciliación sobre la base de que quien debe ceder sus intereses en aras
de la concertación es el trabajador o el polo popular, con la represión
abierta, legal e ilegal de la guerra integral, que penaliza la protesta
social e instrumenta la guerra sucia contra los luchadores populares.
Ante tal situación los revolucionarios tienen la obligación de enfrentar
la ofensiva en el terreno de la argumentación y de la práctica,
estimulando la acción y participación de la gente en los diferentes
procesos. Teniendo como norte lo que Lenin llamaba la ley fundamental de
toda revolución: “Las masas aprenden a partir de su propia experiencia”.
Y nuestro papel es ayudarlas a sacar sus propias conclusiones,
contribuir a elevar su grado de organización y conciencia a partir de su
práctica y de los niveles alcanzados.
De ahí la importancia de estimular todos los procesos partici-pativos en
las organizaciones sociales y superar la vieja práctica aparatista de
sólo trabajar con las directivas, descuidando el grueso de los afiliados
con sus diferentes grados de conciencia, nivel de compromiso y
organización. Y de replantear los métodos mediante los cuales cumplimos
nuestra actividad ideológica, las publicaciones, medios de comunicación,
grupos de estudio, grupos de actividad según los intereses, etcétera.
Es de importancia destacar el hecho de que cerca de una cuarta parte de
la humanidad persiste en el camino del socialismo. Países como China,
reconocida hoy como tercera potencia mundial, Vietnam, Corea, Cuba y
otros están en la brega por el socialismo, buscando caminos de
corrección en los métodos económicos que permitan el desarrollo
acelerado y sostenido de sus fuerzas productivas, en función de la
satisfacción de las necesidades sociales y la superación de las tareas
burocráticas.
En Rumania y Bulgaria continúan en el poder fuerzas que proclaman su
vocación socialista, constituidas por los partidos obreros reformados,
que tenían el poder antes de la crisis. En Polonia la política de choque
de corte neoliberal y sus enormes costos sociales, han llevado a que la
población apoye al nuevo partido obrero, que se ha constituido sobre la
base del antiguo, que ha ganado las pasadas elecciones parlamentarias, y
en otros países europeos ex socialistas, los partidos obreros reformados
juegan un papel importante y ganan apoyo, lejos de desaparecer de los
registros electorales como se pregonaba.

Reanimación obrera

El movimiento obrero en los países capitalistas se reactiva contra la
ofensiva neoliberal y logra victorias importantes en el plano
huelguístico y electoral como ocurre en Italia. En los países
desarrollados, el neoliberalismo que predican para estos países está en
cuestión y ellos mismos hacen intervenir el Estado de manera intensa en
la economía y en la solución de problemas de la seguridad social.
Del estudio de todas las experiencias de manera sistemática, el
movimiento revolucionario está en condiciones de sacar grandes
enseñanzas para su desarrollo y preparación para triunfos futuros.
Los problemas económicos y sociales continúan agravándose y reclaman
soluciones, y son la base material para el desarrollo de nuevas
protestas y movimientos por soluciones parciales y de fondo.
En América Latina se vive un proceso interesante de reagru-pamiento de
la izquierda, en lo que se llama el Foro de Sao Paulo, buscando su
renovación como alternativa de poder.
En Colombia las luchas obreras, cívicas, populares, campesinas,
juveniles y de mujeres siguen manifestándose, aunque de forma desigual y
dispersa, pese a la guerra integral, en sus distintas expresiones. Las
fuerzas democráticas y revolucionarias pasan por un momento difícil. Sin
embargo el campo de los partidarios de la paz con justicia social se
amplía y crece la conciencia  de la necesidad de la coordinación y la
recomposición de la actividad y formas de organización.
Las condiciones impuestas por la guerra integral y el desarrollo
regresivo de la Constitución, que reinstituye el estado de sitio
permanente y con él la dictadura legal, exige una política organizativa
que garantice la preservación del espacio para la acción legal.
Esta política supone no la renuncia al trabajo de masas, sino por el
contrario su intensificación, su mayor desarrollo, nuevos enfoques y
métodos que superen la fijación exclusiva en los aparatos de dirección,
que permita un trabajo con mayor número de personas, sin estar poniendo
el sello de la hoz y el martillo hasta en la más mínima actividad,
garantizando sí los procesos participativos y la difusión de nuestra
orientación, nuestro trabajo formativo y organizativo de masas y la
promoción de una amplia y flexible política de unidad y coordinación,
haciendo lo posible por romper las barreras de lo local, de lo
estrechamente gremial, hacia una perspectiva política revolucionaria,
teniendo en cuenta los niveles reales existentes de conciencia y
organización, sin aislarnos, ni caer en políticas aventureras que
faciliten los golpes contra el movimiento social y revolucionario, ni en
la fraseología radical o grandilocuente que ante la carencia de las
acciones correspondientes sólo contribuyen al desprestigio del
movimiento social.
Este es un momento que exige de la izquierda capacidad de renovación y
creatividad para responder a las exigencias actuales y abrir nuevos
caminos de acción.