Utopía // 1ro de mayo de 2006

El camino a la transformación económica

La Cogestión y el Control Obrero en la Construcción del Socialismo del Siglo XXI

La propuesta de la cogestión que viene desarrollándose en la Revolución Bolivariana, se refiere a que el control (gerencia)1 de las empresas pase a ser compartida. En el sistema capitalista, el control de la empresa viene determinado por el porcentaje de acciones que se posean. Las experiencias que se están ensayando se centran en que parte de las acciones de la empresa pasen a manos de los trabajadores, con lo que éstos, no sólo adquieren participación directa de este capital sino que, dependiendo del porcentaje de acciones que posean, también pueden tener participación en la toma de decisiones de la empresa.

La cogestión no es una construcción socialista. Es una modalidad económica capitalista, ya que se mantienen las relaciones sociales de producción, que son: la propiedad privada de los medios de producción (propiedad de la fábrica, de la tierra), las relaciones de intercambio (relaciones mercantiles)2 y la división social del trabajo.

El punto a desnudar en esta discusión, es la contradicción insuperable que el sistema capitalista tiene en su seno, a saber, el carácter social del trabajo vs. la apropiación privada de la riqueza generada por él.

La incomprensión de esta contradicción, frecuentemente camuflada en el capitalismo, tiende a expresarse en propuestas como la “autogestión” en el sistema capitalista, en donde se repite continuamente y hasta por destacados revolucionarios, que si la utilidad de la empresa es repartida entre todos los trabajadores, no existe la explotación.

Esta afirmación parte de la premisa de que el trabajo es un producto privado y no un producto social, como afirmaba C. Marx. Un buen y sintético ejemplo del carácter social del trabajo es, “el trabajo realizado en el hogar para que cada trabajador o trabajadora y su familia pueda comer cada día, pueda vestirse y pueda volver a día siguiente a ser explotado a la empresa, también es un trabajo impago. Suele denominarse TRABAJO DOMESTICO. En la sociedad capitalista -centralmente machista y patriarcal- ese trabajo doméstico suelen realizarlo LAS MUJERES... El capitalista no paga ese trabajo pero se sirve de él”.3

Esta misma lógica se aplica a la maestra de la escuela pública que recibe un sueldo miserable por cuidar los hijos del trabajador, o el chofer que transporta al trabajador de la casa a la fábrica y vive en condiciones de miseria. Es decir, la riqueza obtenida por el comercio de la mercancía producida en una empresa no sólo está conformada por el trabajo de cada obrero de esa fábrica, sino también por el trabajo de toda la sociedad. Esto demuestra que el trabajo es un producto social y a toda la sociedad le corresponde la riqueza que se deriva de él.

De nada sirve que liberemos a un grupo de trabajadores de sus patrones capitalistas, que se apropiaban de su trabajo, si ahora estos nuevos trabajadores se apropian del trabajo de toda la sociedad.

En el capitalismo, tanto en las cooperativas como en la cogestión, los excedentes de la empresa no se socializan, sólo se reparten en más manos que antes. Lo cierto es que estas figuras (cooperativa y cogestión), no transforman las relaciones sociales de producción capitalistas. Siguen habiendo explotados y explotadores, aún cuando se disfracen de relaciones horizontales.

Este es el problema principal del tipo de cooperativismo que se viene desarrollando y del tipo de cogestión que se puede desarrollar. Si antes el obrero no percibía el fruto de su trabajo, ahora percibe el de su trabajo y el de la sociedad y este reparto de utilidad es lo que lo estimula a producir más. Ya no es un trabajador, ahora es un empresario, en cuanto a intereses de clase se refiere. Es decir, se desclasa, transformándose en un nuevo empresario, en un nuevo capitalista.

Debemos entonces, romper con la propiedad privada si queremos realmente construir una sociedad socialista y no reproducir el orden ni la ideología del capital. Un paso para romper con este esquema, es plantearnos la socialización del 100% de los excedentes netos4. Así como los medios de producción deben pertenecer a todos y no al (los) dueño(s) de una empresa, la riqueza que genera nuestra sociedad debe igualmente retribuirse al pueblo en beneficios sociales, en vez de ser capitalizadas en nuevas manos.

Esta es pues, parte de la esencia del socialismo. En este sentido, debemos alertar sobre ciertas tesis que plantean que el objetivo último de la cogestión es la autogestión, en donde la propiedad pasa en su totalidad a manos de los trabajadores de esa empresa y por tanto, las utilidades son repartidas íntegramente en esos trabajadores. Aquí está la trampa del sistema capitalista, ya que se niega que el trabajo es un producto social y por tanto los excedentes netos deben socializarse íntegramente. Entonces, el tema central de la cogestión como transición al socialismo no es el tema de la propiedad para ese grupo de trabajadores, sino la propiedad para el pueblo y el control de la empresa en manos de los trabajadores.

Por esto sostenemos que si vemos la cogestión como transición al socialismo, el paso último debe ser el control obrero, no la autogestión. Y el nuevo Estado (o Poder Popular) cumple aquí un papel trascendental, el de la planificación económica y la centralización de los excedentes para su socialización.

En cambio, muchas de las cooperativas (en cogestión o autogestión) que se están desarrollando en Venezuela, se usan como vía para la flexibilización laboral, con el argumento de que ahora no son trabajadores sino empresarios.

Es por estos motivos que debemos hablar de la cogestión revolucionaria, aquella donde los excedentes que les corresponden a los trabajadores en función de sus acciones, se socialicen y no se repartan, cual empresa capitalista, entre sus accionistas. Aquí está una de las diferencias más importantes de la cogestión capitalista y la cogestión revolucionaria.

Los modelos de cooperativismo y de cogestión, sin teoría revolucionaria ni presencia de cuadros revolucionarios de por medio, vienen a facilitar el camino para la desviación hacia el sistema capitalista. De aquí surge la necesidad de evaluar qué medidas debemos tomar para que estas construcciones no se sigan desviando.

En Venezuela debemos propender a un sólo propietario, el Pueblo.

1. Gestionar significa gerenciar. Cogestionar significa cogerenciar, gerencia compartida. 2. Las relaciones de intercambio no se trasforman porque una empresa cooperativa sea cogestionada, autogestionada o esté bajo control obrero. Mientras estemos dentro de el sistema capitalista, seguirá privando el mercado sobre la solidaridad y el valor de cambio sobre el valor de uso, por lo que la trasformación de las relaciones de intercambio sólo se darán como resultado de una política del Nuevo Estado Socialista (Poder Popular) y del control férreo del Poder Popular sobre la mercancía y su precio. 3. Néstor Kohan, Introducción al Pensamiento Marxista. 4. Los excedentes netos son aquellos que quedan luego de las deducciones de los costos de producción (incluyendo la mano de obra), de seguridad social, de educación, etc. Son los que se reparten al final de año los accionistas.


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