! No mas sangre por petróleo !
El camino a Bagdad
José
F. Cornejo Suenan nuevamente los tambores de la guerra y huele a petróleo en la escena internacional. Es un olor nauseabundo y asfixiante acompañado de una sensación de angustia e incertidumbre que se propaga como una sombra oscura sobre los meses venideros. Hay que reconocer, que este líquido negro y oleaginoso compuesto de hidrocarburos y que tiene la facultad de arder con facilidad, no es en nada responsable de la situación. Es más bien la posición dominante que le ha atribuido el homo sapiens en su modo de vida, que está en la base del problema. El motor fundamental del desarrollo y de la prosperidad económica en el siglo XX se ha realizado sobre la base de una abundante cantidad de petróleo barato. Alrededor de este líquido se ha construido un modo de vida -que nos separa radicalmente de las formas de civilización anteriores-, que preferimos denominar hydrocarbon way of life. Este modo de vida de un confort seductor, que se promociona como avance interminable de progreso y bienestar para la humanidad entera, no solamente está restringido a una franja minoritaria de la población mundial, sino que además, está amenazado por dos flancos: los cambios climáticos irreversibles que produce en el medio ambiente y el agotamiento a medio plazo de su principal fuente de energía. Que las fuentes de hidrocarburos que alimentan nuestra forma de vida son finitas y que se van a agotar algún día, no es un tema de discusión en la comunidad científica. Lo que está en debate son los lapsos en que se estima que estas reservas comenzaran a agotarse. Las diferentes cifras que se manejan, como en todo cálculo de probabilidades, no son verdades inamovibles, sino aproximaciones que dependen del ritmo de consumo estimado a la base. Lo que llama la atención es que los escenarios "optimistas" y "pesimistas" distan muy poco sobre el lapso que nos separa del fin del modelo energético basado en los hidrocarburos. El ingeniero y experto en prospección petrolera Colin J. Campbell presenta dos cuadros que me parecen sumamente ilustrativos para comprender los tiempos presentes (1): En este cuadro (A) podemos apreciar por regiones la cantidad de petróleo producido, las reservas probadas y las reservas aán no prospectadas. Lo primero que salta a la vista es la tremenda fragilidad y vulnerabilidad de los EE.UU., el agotamiento cercano de sus fuentes propias de petróleo, su dependencia cada vez mayor del aprovisionamiento externo. El otro dato importante es la confirmación de una intuición general: que los países del Golfo Pérsico poseen las mayores reservas petroleras del mundo (65%). Una visión gráfica más clara de lo que está detrás en la actual crisis internacional, imposible. El segundo cuadro de Campbell no es menos interesante que el anterior: En este segundo cuadro aparecen las estimaciones del ciclo de consumo del petróleo convencional, que según Campbell llegarán a su apogeo en el 2005 para seguidamente decaer en un lapso de 40 años. Los cálculos de Campbell, considerados el escenario "pesimista", no distan mucho de otros estudios que supuestamente nos presentan escenarios más "optimistas". Thomas S. Ahlbrandt, de la agencia gubernamental estadounidense "US Geological Survey", estima por su parte que el apogeo en la producción petrolera llegará entre los años 2036-2040 (2). Por otro lado, un estudio francés sobre el balance energético mundial estima que el tope de producción petrolera se producirá recién partir del año 2010 (3). Como se puede apreciar, el problema estratégico para nuestro actual modo de vida, es decir el agotamiento de su principal fuente de energía, es un dilema vital de un futuro cercano. Los análisis arriba mencionados prevén una transición progresiva hacia el gas natural, sin dejar de precisar que a esta fuente de energía se le estima entre 56 a 62 años de vida antes iniciar a su vez un ciclo regresivo. El gobierno de Bush ha desmentido categóricamente que su intervención en Irak tenga algo que ver con los problemas de abastecimiento de petróleo de la economía estadounidense. Si el petróleo no es la única razón de la presencia militar norteamericana en el Golfo Pérsico, el telón de fondo de las reservas petroleras mundiales es obviamente una de las razones de peso. Cada barril de petróleo importado hacia los EE.UU. es un barril que no podrá alimentar otra economía; las tensiones y los conflictos internacionales por el control vital de esta fuente de energía son inevitables. La intervención militar en Irak, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, permitirá a los EE.UU. asegurarse una presencia directa en la mayor reserva energética mundial y negociar desde una posición dominante con los demás países industriales, forzados a aceptar una posición subordinada en el nuevo orden imperial estadounidense. Notas (1)
Colin C. Campbell " Oil depletion" et "Peak Oil: a turning for
mankind" in Gubert Center Newsletter 2001/2-1, revista del Hubbert Center
for petroleum supply studies. www.hubbert-peak.com |