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  nº 40 noviembre 03
desde dentro


Desde la huelga de patio en Teixeiro, A Coruña

“Hay un reglamento especial para nosotros”

“Kaixo laztanak!
Continuamos txapados hasta el día 11, ya que queremos ver hasta qué punto está dispuesta la cárcel a negociar, le vamos a dar un tiempo para que se lo piense y nos conteste a una carta que le enviaremos el mismo día presentándoles nuestras condiciones: fuera de aislamiento e ingresos, los txikos repartidos en tres módulos (esto no sé si lo presentaremos así) y no me han comunicado aún si meteremos algo más, ya que la dispersión dentro de las mismas cárceles impide la comunicación entre nosotr@s. Tras la reunión que mantuvieron los familiares con el dire, pensamos que el hecho de que los recibiera podía ser una muestra de que está dispuesto a tratar el tema, y lo vamos a comprobar. Esto quiere decir que si no es así, volveríamos al encierro.

También está el asunto en manos del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nazi-onal, (…) por lo que también estamos a la espera de que se pronuncie, aunque sin demasiadas esperanzas, como es lógico, viendo el camino que están llevando las cosas.
“Esto es lo que me escribe Sergio Polo de Sopela [desde su módulo]: Novedades, alguno que de vez en cuando aparece por la galería de paso, y poco más. No nos cruzamos con nadie, no vemos a nadie, no hablamos con nadie externo. De los cambios así considerables, no sé si te conté que nos pusieron por fin bandejas de metal, ya que en las anteriores se filtraban hasta las sopas. Nos han dejado, después de año y medio, la fregona y la escoba en el txabolo, así ya no nos cambiamos la mierda los unos a los otros, avance considerable, hay que decir. (…)

Las celdas son muy diferentes aquí. Se pueden resumir en una nada. Una cama soldada al suelo, una mesa bastante machacada, una especie de armario de 1 metro sin baldas, dejando la ropa a ras del suelo, sin cortina dutxa, sin colgadores, cangrejo [doble reja] en la puerta y vistas a tres metros una pared, sin luz solar, vamos. Y visitas, pues muy mal la cosa, 1 turno y 3 cabinas para una media de 30 presos, así que nunca hay sitio para los 4 el mismo día”.

Y esto sin contar las numerosas “zancadillas” diarias con total impunidad que hay que resistir y medidas “especiales” como cacheos y limitación de materiales que arbitrariamente se prohiben en este módulo. Como véis, hay un reglamento especial para nosotros y os podéis imaginar la rabia e impotencia que tuvieron ke sentir nuestros familiares escuchando como el director negaba esta realidad.

“En el módulo 10 donde estoy al estar el 1º grado, mi horario era de 9 a 1 de salida al patio y el resto en el txabolo, así que la única comida que hacía fuera y en compañía era el desayuno. No hay otra actividad que no sea el polideportivo y de rigurosos horarios, aunque no fui nunca debido al txapeo y ni sé si podría ir en caso de que esto se solucione. Ahora, con la intención de romper nuestra borroka [lucha], cada vez que tengo que salir de la celda a telefonear, ir al médico, recoger el pedido del demandadero, cobrar o comunicar, no me dejan volver a txapar, así que tengo que ingeniármelas para estar el menor tiempo posible fuera (…). Alguna carcelera no ha podido aguantar más y me ha preguntado por qué nos negamos a bajar y hasta le ha parecido lógica la borroka. Otras me preguntan cómo es posible que no me vuelva loka encerrada en seis metros cuadrados 24 horas al día y camino de seis meses ya, y en general no tengo ninguna movida con ellas.

“(…) Estamos todos fuertes y animados; somos conscientes de que vienen tiempos muy duros, más todavía, que vamos a necesitar sobredosis de fuerza para resistir y sobredosis de ánimo para las “nuevas” borrokas que nos esperan”.

Lourdes Cerrato Ozerin
Teixeiro, 7-10-2003


 

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