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  nº 39 octubre 03
desde dentro


Breves pinceladas sobre el módulo de aislamiento de la cárcel coruñesa de Teixeiro

“Estimados amigos:

Quien con salud os escribe, salud os desea. Os escribo desde este campo de exterminio llamado cárcel de Teixeiro en La Coruña. Más concretamente desde el módulo de aislamiento, un módulo típico de aislamiento, hermano del de Soto del Real, Huelva, Palencia, Dueñas, Granada, Córdoba, etc. Todos tienen la misma estructura, sólo que en unos lados abren más la mano que en otros y en esta cárcel tienen el puño completamente cerrado, no hay tregua ni cuartel.

“No nos permiten utilizar maquinillas desechables para afeitarnos, nos dan unas máquinas de estas electrónicas que con anterioridad han sido utilizadas por el anterior inquilino de la celda, debido a que cada mazmorra tiene asignada una maquinilla electrónica, y cuando uno es cambiado, la máquina sigue estando asignada a esa celda, de modo que el próximo en llegar es quien la utiliza. No hay cambio de cabezales, ni hay otra forma de afeitarse que no sea esa. ¿Medidas a tomar? Pues el de desistir al afeitado y dejarnos las barbas a lo “talibán”.

“El corte de pelo se produce previa petición, una vez por semana y se realiza a través del “cangrejo” [rejas dobles] de la puerta por un peluquero, que al no tener movilidad en las manos y brazos, debido a que ha de meterlas por entre los barrotes que hay en la puerta y con una máquina de rapar te acaba llenando la cabeza de bollos y trasquilones, imposible de evitar. Todo ello bajo la atenta y minuciosa mirada de un carcelero verdugo que prohibe toda conversación con el peluquero de turno.

“Algo verdaderamente humillante y que carece de toda lógica, teniéndose en cuenta que carece de tijeras, y uno es pelado con una máquina de rapar la cabeza, que eso tiene menos filo que una bola de ping-pong. Sin embargo, en su obstinación por el fascismo barato que se traen, no cesan en su empeño por joder la marrana provocándonos continuamente (…).

“Las celdas son reducidísimas, 6 pasos cortos por 3 de ancho. El patio, al cual me niego a salir, es de unos 20 pasos de largo por unos 12 de ancho, con doble tela de espinos estilo cuchillas y de unos muros de no menos de cinco metros de altura, para ver un palmo de cielo (…).
“Las ventanas de las celdas están a tres metros de un alto muro de igual altura que los del patio, no menor a cinco metros de altura, por lo que es imposible ver el cielo desde el interior de la celda (al menos la que yo habito). La gente va perdiendo toda la ilusión y esperanza en que las cosas cambien para bien. Actualmente, hasta por echar quejas o denuncias sobre este tipo de cosas se toman represalias, dando patadas en las puertas para pasar los recuentos de pie. En un estilo al más puro militar y fascista, al fondo de la celda y con las manos visibles, correctamente visibles.(…)

“Se me olvidó deciros que llevo 14 años preso, que soy FIES I C. D. [Control Directo] desde el año 97 y que según estos cumplo en el 2022, están chalaos perdidos. Estoy con el Código Penal antiguo y entré en el año 89, por tanto es imposible. Salud y libertad”.

Antonio “Plaga”

 

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