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  nº 36 junio 03

Entrevista a Mohamed Balga, presidente de la asociación marroquí Pateras de la Vida*

“La mayoría de la juventud marroquí está dominada por
el mono de la inmigración”

>> Bajo el lema “la inmigración ilegal no es la única salida para vivir mejor, la lucha para cambiar la sociedad, las condiciones económicas, es una alternativa viable” nace en el 2000 la asociación marroquí Pateras de la vida. A raíz de una propuesta surgida en los Encuentros de la Dos Orillas -espacio de encuentro entre asociaciones de ambos lados del Estrecho-, inicialmente su ámbito intervención se ciñó a la zona de Larache, y luego fue ampliado a todo el norte de Marruecos. De hecho, actualmente su intervención cubre todo el territorio del estado marroquí: denuncian cualquier incidente o naufragio que ocurra, tanto en el Estrecho como en el resto de Marruecos, intentando informar a la población. Entrevistamos a Mohamed Balga, uno de sus activistas.

Demetrio Patocho
Molotov: ¿Cómo es visto, por la sociedad marroquí, el inmigrante autóctono, y el inmigrante del África subsahariana, que está de paso?
Mohamed Balga:
En general, la mayoría de la juventud marroquí está dominada por el mono de la inmigración. Por un lado, las condiciones de precariedad económica, la carencia de oportunidades de trabajo, la carencia de infraestructuras y espacios de diversión para los jóvenes, la falta de equipamiento y apoyos al mundo rural, todo estos factores empujan a los jóvenes a pensar y a soñar con Eldorado europeo. Si el emigrante, el candidato de la emigración clandestina, logra cruzar el Estrecho y llegar a arreglar sus papeles de residencia allí, cuando vuelve no cuenta la realidad de su sufrimiento a la gente de aquí, la engaña. Como sus condiciones de vida han cambiado, ya que su nivel de ingresos ha tenido un salto cualitativo, se da el fenómeno llamada. Frente a la crisis socioeconómica marroquí, no hay más remedio que pensar en la inmigración. Nuestra experiencia, vía la campaña de sensibilización que estamos desarrollando en los pueblos, es que la gente nos contesta que si no hay trabajo, qué van a hacer. La gente se plantea alternativas económicas, cosa que el estado marroquí no esta dispuesto a desarrollar.

Porque, por otro lado, no se puede olvidar que la inmigración es un negocio para el estado marroquí, para las mafias y para el empresariado español y europeo en general, porque desde hace doce años, cuando el gobierno español impuso la obligación del visado para el paso de los marroquíes, las mafias están gozando de una inmunidad inimaginable. (...)

Por ultimo, la inmigración ahora está conociendo otro flujo, que es el de los subsaharianos, flujo reciente frente a las condiciones de emergencia que viene sufriendo África. El tránsito de los subsaharianos por Marruecos siempre termina muy mal: con la detención y los malos tratos por parte de las autoridades. Si logran pasar el Estrecho, logran una acogida más o menos pacífica, ya que al gobierno español le sale muy caro el deportarlos a su país de origen. La ley de extranjería esta más o menos tolerando el que se queden los subsaharianos: cuando se les detiene, los internan, pasan los 40 días y lo dejan en la calle, pudiendo buscarse la vida. Son aceptados por la sociedad española, mientras que los marroquíes están mal vistos, son rechazados y perseguidos por la ley de Extranjería, que sólo enfoca la inmigración como un problema de inseguridad.

M: ¿Qué relaciones tenéis con otros espacios sociales, con las instituciones, con los partidos y con las organizaciones religiosas?
M. B.:
Nosotros colaboramos con varios movimientos sociales y sindicatos de España, por ejemplo, con la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) (1) o con la CGT, con la que preparamos para mediados de octubre un encuentro, en Larache, sobre la inmigración clandestina. Colaboramos en la denuncia de todas las políticas europeas que están cerrando las fronteras al paso de marroquíes y subsaharianos. En el Estrecho, las primeras víctimas son los marroquíes, y la ley de Extranjería lo ha convertido en una fosa común. Desde que se promulgó el visado, se ha cosechado más de 5000 vidas marroquíes.
Participamos en la red de asociaciones que vinculan las dos orillas, las asociaciones del norte de Marruecos, y las del sur de España (...). Es una colaboración militante, que busca atacar todas las violaciones de los derechos humanos y la precariedad, tanto de los marroquíes en España, como entre las dos orillas, como en el propio Marruecos, donde falta la libertad de expresión, de prensa, de organización, donde no hay trabajo para los jóvenes, donde el lenguaje del palo es el lema oficial del poder hacia su población.

Con los grupos religiosos no colaboramos ni compartimos nada, porque son gente fascista, que no cree en los procesos democráticos, que ponen trabas para cualquier plataforma de trabajo en Larrache y en Marruecos. Nosotros somos progresistas, laicos, de ideología marxista, y no compartimos nada con los grupos religiosos.

M: A corto plazo, la salida de la mano de obra “excedente” vía la inmigración, es una válvula de escape que permite limitar el descontento social. Pero a medio y largo plazo, ¿el régimen podrá absorber esa tensión? De hecho, la inmigración es una salida relativamente escasa que no puede solucionar los problemas de toda la población
M. B.:
A nivel sociopolítico, la situación se caracterizaría por una injusticia flagrante que no cesa de agravar las dificultades del pueblo marroquí. Por razones internacionales, regionales y especificas de Marruecos, de su paisaje político, hay un creciente deterioro, y no hay una voluntad política real de solucionar los grandes problemas planteados. Por ejemplo, el problema de la juventud, el de las infraestructuras culturales, el de avanzar en la lucha contra las mafias (por ejemplo, la de la inmigración ilegal) y la corrupción, o el intentar reducir un poco las desigualdades sociales, o las diferencias salariales, o la situación de la mujer... Creemos que la alternativa viable es la lucha política radical, para conseguir una democracia que garantice el respeto de las libertades y derechos, la igualdad y el bienestar social, y que rechace cualquier humillación de las personas. (...) En este caso, damos la prioridad al tema de la remodelación de la Constitución, porque ésta permitiría, como ley suprema que regula a todas las autoridades del estado, abrir el camino a la reducción del poder absoluto de la figura real. Ahí está el caso del periodista Ali Lambert, como un ejemplo clave de que el proceso de deterioro de las libertades continua y se profundiza.

M: En todo el mundo árabe (pero no sólo), hay una cultura y tradición política en la que el poder funciona como una esfera independiente: la población en general no pretende intervenir directamente en los asuntos públicos, ni controlar a los dirigentes. Esta cultura de la “resignación”, facilita que las formas de intervención y participación política colectivas que no están reguladas y controladas, sean perseguidas. ¿Como afrontáis este problema?
M. B.:
A nivel de la concienciación y de la movilización social, intentamos trabajar, para reforzarlas y apoyarlas, con las asociaciones, con la sociedad civil, que garantizan un fuerte dinamismo, y que mantienen aún su credibilidad. A diferencia de la acción política tradicional, que por un lado está un poco deformada, controlada y manipulada por el poder, y por otro lado está encajonada y limitada a los espacios que las fuerzas de seguridad y las autoridades en general les dejan. De hecho, cada vez más, van reduciendo el campo de actuación de los partidos políticos, ya sea conteniéndoles, corrompiéndoles, aislándoles o llenando de trabas su trabajo diario. Para nosotros, el dinamismo que está desarrollando la sociedad civil -consiguiendo resultados concretos- para atacar muchas de las violaciones de los derechos humanos le dan una preeminencia cada vez mayor, ampliando su eco en la sociedad. (...)

M: ¿Las protestas contra la agresión al pueblo iraquí han reforzado a la sociedad civil, o por lo contrario, han salido reforzados otros espacios?
M. B.:
La guerra contra el pueblo iraquí por parte de la alianza imperialista angloamericana ha generado una movilización (vía marchas, etc.) del pueblo marroquí, que ha expresado su denuncia y rechazo, por ejemplo, manifestándose contra los ataques a periodistas en el Golfo. Pero eso ha tenido un eco muy ocasional, son movidas que tienen un efecto muy temporal, que no pueden durar para atacar problemas sociales que está sufriendo la población. Vemos que hay un florecimiento ocasional de un sentimiento nacionalista de solidaridad con la causa árabe y de denuncia de la colonización, de la agresión militar, pero eso no ha durado mucho, tanto en el tiempo, como en su peso. Actualmente, tras los últimos atentados de Casablanca [a finales de mayo, varios suicidas cargados de bombas estallaron en locales de intereses españoles, americanos y en un centro judío], hay un retroceso grave en el proceso de democratización real en Marruecos. Observamos un retroceso en las dinámicas de la sociedad civil y una represión casi generalizada contra los movimientos sociales, como por ejemplo, la prohibición y represión de las movilizaciones del grupo Diplomados en paro, o la huelga de hambre de los monitores de la educación informal. Las fuerzas políticas están a la espera de ver cual será la dirección que tome el poder, para decir algo. Cuando se da una situación nueva, y la gente no sabe como reaccionará el poder, se mantienen a la expectativa hasta que éste se posiciona y después, ellos, a su vez, lo hacen. El 17 de junio, se cumplieron los 40 días de encierro y huelga de hambre de los monitores, y una de ellas se ha ahorcado, por la desesperación y la pena ante el silencio del gobierno y la indiferencia de la sociedad. ...

*Para contactar: pateras_vida@hotmail.com
(1) La Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía y Pateras por la Vida se relacionan desde los primeros Encuentros de las Dos Orillas que se celebraron en Cádiz en 1999.

 

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