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  nº 36 junio 03

Informe del Grupo de brigadistas del estado español contra la guerra

“Los ataques contra la población iraquí fueron premeditados y destinados a causar el mayor número posible de víctimas civiles”

 “Los daños causados a la población civil durante las tres semanas en las que Bagdad fue atacada no se debieron en absoluto a errores, ni representan los ‘daños colaterales’ de una táctica de guerra ‘quirúrgica’, cuyo único objetivo hubiera sido destruir las infraestructuras gubernamentales y militares de la ciudad. Nuestra consideración, entonces y ahora, es que fueron ataques premeditados, destinados a causar el mayor número posible de víctimas civiles, muchos de ellos llevados a cabo de manera reiterada contra áreas muy densamente pobladas y humildes de la capital iraquí. La lógica de este proceder solo encuentra explicación en la voluntad deliberada de los mandos políticos y militares estadounidenses y británicos de provocar terror y minar la voluntad de resistencia de la población bagdadí”. Esta es una de las conclusiones que se desprende del informe elaborado por nueve brigadistas contra la guerra del estado español que permanecieron en la capital iraquí durante la totalidad del ataque armado y que fue presentado en Madrid el pasado 26 de abril. Los 42 casos documentados de ataques contra la población civil que recoge el informe han sido incorporados a las dos demandas presentadas en el Estado español contra el gobierno Aznar por su implicación en la invasión y ocupación de Iraq, la promovida por la Asociación Libre de Abogados (ALA) y la presentada en el País Vasco. De igual modo, han sido incluidos en la documentación que apoyará la demanda por Crímenes de Guerra presentada ante la Justicia belga el pasado 14 de mayo contra el general Tommy Franks, quien dirigió las operaciones bélicas de EEUU y Reino Unido en Iraq. Y es que uno de los objetivos del estudio, tal y como declaran sus autor@s, es que sirva para que “las personas competentes en la materia -especialmente, abogados y juristas- puedan proceder a enjuiciar por delitos [de crímenes contra la humanidad] a los responsables civiles y militares de la barbarie cometida contra el pueblo iraquí, en primer lugar el presidente de EE.UU., George W. Bush, el primer ministro británico Tony Blair y el presidente del gobierno español José María Aznar, quien con sus decisiones políticas posibilitó que los bombardeos sobre Bagdad y el resto de Iraq tuvieran el carácter mortífero que hemos procurado establecer en este Informe”.
El informe muestra que, desde los primeros días de la invasión, los bombardeos y ataques con misiles “se realizaron de manera continuada, tanto de día como de noche y de madrugada, contra cualquier barrio, suburbio o pueblo del área metropolitana de Bagdad”, un perímetro de 50 kilómetros de diámetro que alberga a cinco millones de habitantes. “A los pocos días del inicio de la guerra”, continúa, “las sirenas antiaéreas de Bagdad dejaron de sonar por ineficaces, dada la continuidad de los bombardeos. Sin aviación operativa propia y con muy limitadas defensas antiaéreas, EE.UU. y Gran Bretaña pudieron bombardear Bagdad con total impunidad. A plena luz del día era posible observar cómo los caza-bombarderos picaban una y otra vez sobre los barrios de la ciudad produciendo un peculiar sonido chirriante, dejando caer su cargamento de bombas, luminosas y claramente visibles. Igualmente, era plenamente perceptible el sonido de los ‘superbombarderos’ estadounidenses volando a baja altura sobre la ciudad, especialmente durante las madrugadas. Es reiterativo el recuerdo de estar visitando los hospitales y sentir el impacto cercano de bombas y misiles, que hacían vibrar los cristales y las paredes de las salas donde estaban los heridos de anteriores ataques”.

Armas de destrucción masiva
L@s brigadistas indican que a medida que pasaban las jornadas, “el número de víctimas mortales y la gravedad de las heridas de los supervivientes fue aumentando: si los primeros heridos lo fueron por derrumbe de edificios, avanzada la guerra pudimos constatar que la mayoría lo eran por los efectos de la metralla -extremadamente mortífera- y del fuego. Descripciones de afectados y del personal sanitario iraquí confirman que fueron utilizadas bombas de fragmentación (o de racimo)”. En total, la brigada contabilizó 204 víctimas mortales y 583 heridos en los 42 casos, lo que resulta una media por ataque de 4,5 muertos y 13 heridos. Cabe señalar la aniquilación en varios casos de familias completas, y el gran número de huérfanos.
Para la elaboración del estudio, l@s brigadistas realizaron 114 encuestas a víctimas supervivientes de los ataques o a testigos directos de lo acontecido, tod@s ell@s civiles, entre los días 20 de marzo y 5 de abril. Como escenario del trabajo de campo, visitaron cada mañana uno o dos hospitales que recibían a los heridos y muertos de los ataques y los propios lugares atacados. Sobre el personal de los centros hospitalarios comentan: “hemos encontrado en todo momento un cuerpo profesional abnegado, solícito y extremadamente eficaz, y ello pese a la precariedad de medios impuesta por 12 años de sanciones internacionales y la grave situación provocada por los continuos ataques contra la ciudad y la destrucción de la infraestructura civil”. A las pocas horas y a los días de producirse el ataque, l@s solidari@s se entrevistaban con personas que habían sido afectadas, recopilando una información que aunque no exhaustiva, sí da muestra del carácter amplio, sistemático y brutal de la invasión armada. A cada una de las personas entrevistadas, entre otras cosas se preguntaba “si había algún centro gubernamental o instalación militar próximo al lugar afectado que pudiera explicar el ataque”, dato que l@s brigadistas contrastaban en las visitas a los puntos atacados. La conclusión es que “sólo excepcionalmente (cuatro de 42 casos) cabe considerar alguno de los daños a población civil bagdadí” consignados en el informe como consecuencia —“daño colateral”— de un “ataque contra instalaciones oficiales adyacentes o resultado de los combates terrestres”.
Recordemos que el grupo de solidari@s formaba parte de la iniciativa Brigadas a Iraq contra la guerra ‘Mohammad Belaidi’, puesta en marcha por la Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq (CELSI). A partir del 16 de febrero, cada semana y hasta el inicio de la invasión anglo-estadounidense, grupos territoriales del Estado español se desplazaron a Iraq con el doble objetivo de expresar la oposición mayoritaria de nuestra ciudadanía contra la guerra y su solidaridad con la población iraquí, denunciando al tiempo el apoyo del gobierno español a los planes bélicos de EE.UU. y Gran Bretaña contra Iraq. Durante ese periodo, cinco brigadas provenientes de Catalunya, Andalucía-Canarias, Asturies-Galiza, Madrid-Castilla y Euskal Herria-Cantabria, integradas por una media de 25 brigadistas, además de profesionales de los medios de comunicación, garantizaron una presencia permanente de ciudadanos y ciudadanas del Estado español en Iraq, en la iniciativa internacional más importante —en cuantía y duración— llevada a cabo contra la invasión de este país.
/I. CABARGA

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