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  nº 35 mayo 03

Cinco años de cuentos políticos en Lavapiés
De cómo convertir una infravivienda en un estudio de lujo



RED DE LAVAPIÉS

>> Más de cinco años y medio han pasado desde que, en julio de 1997, el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Fomento firmaron los convenios por los que se declaraba Área de Rehabilitación Preferente aproximadamente a la mitad del barrio de Lavapiés, lo que se llamó el Sector 1.
Cuando estamos apenas a nueve meses de la finalización de dichos convenios, en La Red de Lavapiés hemos querido hacer una vez más balance de la situación en la que se encuentra el programa más ambicioso de cuantos formaban parte de la actuación prevista: la erradicación de la infravivienda.

Para ello hemos visitado cada uno de los edificios en los que la Entidad Gestora consideró en su día que existía infravivienda generalizada, exigiendo su eliminación como condición indispensable para la obtención de ayudas a la rehabilitación. Hemos hablado con los vecinos que los habitan, comprobando cuál es su situación actual y constatando lo que supone el gran fracaso de una intervención que desde las administraciones nos siguen queriendo vender como modélica.

Incomprensiblemente, más de 150 millones de euros (25.000 millones de pesetas) de inversión pública no han servido para mejorar las condiciones de vida de los vecinos que más lo necesitaban, los de menores recursos, los que habitan los edificios en peor estado y las peores viviendas. Cinco años después los vecinos de Lavapiés seguimos habitando la dificultad.

Aunque realmente no es tan incomprensible, conocemos los motivos, sabemos las causas y a los intereses que responden. Pero analicemos antes los datos:
En el Sector 1 del Área de Rehabilitación Preferente de Lavapiés hay 711 edificios residenciales y 11.878 viviendas. De ellos, la Entidad Gestora consideró que existía infravivienda generalizada en 137 edificios (el 19%) con un total de 3.356 viviendas, de las cuales 2.169 (el 65%) eran consideradas infraviviendas. Al día de hoy la situación de estos edificios es la siguiente:

- 74 edificios (el 54%) no han sido rehabilitados, o tan sólo han hecho pequeñas obras de medidas de seguridad o reparación, sin ningún tipo de subvención, como consecuencia, en la mayoría de los casos , de órdenes de ejecución de la Gerencia Municipal de Urbanismo. Su estado en general es bastante malo, encontrándose los vecinos en una situación crítica. Casos como el de Sombrerete 3, declarado en ruina y pendiente de desalojo, Espino 4, que se enfrenta a obras por valor de más de 240.000Eu, sólo para consolidar la estructura y que evidentemente los vecinos no pueden abordar, o Sombrerete 14, sumido en una negociación sin fin, son sólo algunos ejemplos.

- 43 edificios (el 31,5%) se han rehabilitado, o están en obras de cierta envergadura, sin ningún tipo de subvención y evidentemente, sin eliminar la infravivienda. Para ello los vecinos que han podido se han endeudado hasta las cejas, otros han tenido que abandonar sus viviendas, algunos se enfrentan a embargos, muchas comunidades se encuentran en situación de quiebra, con obras paralizadas, con pagos pendientes... Hablamos de comunidades como Travesía de Cabestreros 9, con una rehabilitación de coste superior a 600.000Eu -o Mesón de Paredes 71, donde 12 vecinos llevan gastados 270.000Eu y todavía les queda mucha rehabilitación por hacer. También hablamos de edificios como Sombrerete 6 o Lavapiés 35, rehabilitados y vendidos por inmobiliarias tras expulsar a buena parte de sus inquilinos y en los que ahora las infraviviendas tienen puerta blindada.

- 13 edificios (el 9,5%) también han sido rehabilitados sin erradicar la infravivienda, pero estos sí han tenido subvenciones. La razón es que la Entidad Gestora les quitó la consideración de edificios con infravivienda, pudiendo por tanto optar a ayudas.

- 7 edificios con infravivienda generalizada (el 5%) han sido comprados por la Empresa Municipal de la Vivienda o por la Comunidad de Madrid. En estos es en los únicos que se puede hablar de infraviviendas erradicadas (aunque muchas de ellas se encontraban vacías) De ellos algunos como Amparo 62 se encuentran ya rehabilitados (aunque vacíos, porque supuestamente son para realojos, pero no hay a quién realojar), estando otros, como Valencia 8 y 10, a la espera de que se inicien las obras.

· En total, por tanto, se han eliminado 93 infraviviendas, el 4,3% de las 2.169 existentes. El fracaso es más que evidente.

¿Pero cuáles son las causas de esta situación si la inversión pública necesaria existe? ¿Es la falta de programación o de viviendas suficientes para los realojos que denunciamos desde el principio de la rehabilitación? ¿O la complejidad de la gestión que insistentemente repiten las administraciones? Efectivamente, estos y otros motivos contribuyen al fracaso que sufrimos, pero la verdadera causa la encontramos en el acta del Consejo Rector de la Entidad Gestora del A.R.P. de Lavapiés del 11 de mayo de 1.999, cuando, en relación con el programa de erradicación de infravivienda, uno de los consejeros dice: “Por último, la novedad más importante se refiere, de acuerdo con el Plan General de Ordenación Urbana, a fijar nuestro objetivo más importante en evitar la promoción pública y evitar también la expropiación de suelo, de tal manera que lo que pretendemos es que desde la óptica y la iniciativa privada salga esta operación adelante...”

Y efectivamente así lo han hecho, el peso de la resolución de cada problema lo han dejado en manos de los vecinos y todo lo han convertido en un problema: el pequeño especulador que no vive en el edificio y quiere sacar la mayor rentabilidad de la operación, la mujer mayor que es incapaz de actualizar registralmente su propiedad, una hipoteca, unos bienes gananciales...

No es sorprendente que las únicas infraviviendas que se han eliminado lo hayan sido en aquellos casos en los que no han seguido este criterio, es decir, en los casos en los que finalmente ha existido promoción pública directa: cuando las administraciones han comprado edificios (que supuestamente iban a destinar a realojos) Lo que sí sorprende es que esto no les haya hecho cambiar de actitud. ¿Porqué?

Nuevamente encontramos la clave en las actas del Consejo Rector, esta vez del 10 de julio de 2000, cuando desde los técnicos de la Entidad Gestora se propone que se promueva el uso de las órdenes de rehabilitación que están establecidas en la Ordenanza de Conservación Rehabilitación y Estado Ruinoso de las Edificaciones, entendiendo “que lo que se viene a decir en los artículos 63, 64 y 40 del Título 2 de la citada norma les parece inconfundible y es muy importante para la tramitación y la erradicación de la infravivienda que se pueda llegar incluso a expropiar un edificio...”

Ya en ese momento, hace más de dos años y medio, los técnicos de la Entidad Gestora se daban cuenta de que el modelo no funcionaba y pedían una reconsideración. En ese momento los vecinos llevábamos tiempo diciendo que el modelo no funcionaba, exigiendo órdenes de rehabilitación y expedientes de expropiación. Pero en todo este tiempo nada de esto se ha hecho, las administraciones no han atendido ni a los vecinos ni a sus propios técnicos, demostrando cuál es la causa principal del anunciado fracaso: la absoluta falta de voluntad política en convertir en realidad el proyecto.

Ante esta situación, tan solo nos cabe hacer una interpretación, que realmente existe un interés en no conseguir la erradicación de la infravivienda, en que no se rehabiliten todos estos edificios: expulsar a los vecinos de menor poder adquisitivo de Lavapiés. Después, multitud de operadores inmobiliarios grandes y pequeños ya se encargarán de rehabilitar las infraviviendas con o sin subvenciones, convirtiéndolas en estudios de lujo para los nuevos habitantes que desde el inicio ya decían las administraciones que eran su objetivo: “jóvenes profesionales de mayor poder adquisitivo”. De hecho, en los últimos años esto ya se está produciendo, son muy numerosos los vecinos que han tenido que abandonar el barrio donde han nacido o donde habían decidido vivir y el coste de las viviendas se ha multiplicado por dos y hasta tres veces, llegando hasta los 3.600Eu €/m2. Así se rentabiliza un barrio céntrico, se le pone en el mercado sacando de él todas las plusvalías posibles, homogeneizándolo, convirtiéndolo en un barrio de moda para desfogue de jóvenes de alto poder adquisitivo que pasarán en él tan sólo unos años, hasta que den el salto a una vivienda mayor. Y al mismo tiempo se acaba con un barrio vivo, plural, quizás incómodo, con uno de los últimos reductos de ciudad que quedan en Madrid.

Nos gustaría equivocarnos, pero tan sólo un radical cambio de política nos podría hacer cambiar esta interpretación de una realidad que sufrimos diariamente. Todos: vecinos, técnicos y políticos sabemos cuales son las soluciones, sólo falta la voluntad para acometerlas y ésta, hasta ahora, no ha existido. Aun así prometemos que seguiremos resistiendo, construyendo alternativa, generando ciudadanía.
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