SECCIONES
Es cierto que la mención del feminismo de clase es utilizada muchas
veces por machirulos de izquierda para restar importancia o poner límites
a nuestra denuncia a las opresiones de género. Es habitual que un hombre
al decir la frase "feminismo sí, pero de clase", lo que realmente
quiera decir es "yo decido por ti qué es feminismo de clase y
qué no", y eso es importante tenerlo en cuenta. Pero a mí
no me da la gana por ello renunciar al concepto feminismo de clase, y la mera
idea me parece una barbaridad. Peor aún me parece mentar que eso "lo
que hace es dividir el movimiento feminista", porque me recuerda enormemente
al chantaje emocional de nuestros compañeros de movimientos sociales.
Porque es el mismo: "lo que haces es dividirnos". Bueno, pues ya
multiplicaremos en argumentos, ganas y luchas.
Los feminismos necesitan apellidos, porque los tienen. Porque cuando no tiene
apellidos suele pasar que es "blanco occidental de clase media".
Porque hay feminismo negro, y hay feminismo obrero, feminismo marxista y anarcofeminismo,
y porque todos ellos y muchos más entran dentro de una perspectiva
enriquecedora para el mundo que es el feminismo de clase. Y porque no es lo
mismo el Feminismo Liberal de NOW en EE UU que Mujeres Libres. ¿Sororidad
con cualquiera? La unidad puede hacerse de varias formas; se puede hacer bien
o se puede hacer mal. La verdadera unidad no requiere una fusión que
diluya los matices dentro de una corriente dominante que vuelva a esta homogénea,
sino aceptar y respetar la autonomía de perspectiva y acción,
como ya mencionaban Mujeres Libres (1).
Y necesito apellidos para saber de dónde viene cada cual.
Cuidado, porque no podemos olvidar que la principal fidelidad que existe en
las clases altas es... la fidelidad de clase (2).
Salvo honrosas excepciones, pueden dejar de lado perfectamente otras identidades
oprimidas (porque ahí arriba no lo son tanto), con tal de mantener
su estatus. Así que aunque pueda parecer que estamos "unidas en
esto", es muy probable que no sea así. No es algo ajeno a la historia
del feminismo, como muchas feministas negras nos han recordado ha habido turbios
intereses por parte de las feministas blancas burguesas: Angela Y. Davis,
Hazel V. Carby,
Bell Hooks, Avtar Brah, etc.
Quiero decir con esto que, aunque pueda parecer que estamos unidas en un punto
concreto, lo cierto es que si aumentamos la escala, es posible que deje de
ser cierto. Podemos estar juntas por el derecho al aborto libre y gratuito.
Aunque no afectará lo mismo a la que tenga los dineros para marcharse
fuera que a la que no disponga de ellos, y eso es clase social. Pero aún
hay más. ¿El derecho al aborto es el único interés
en cuanto a nuestra salud reproductiva que tenemos? La salud reproductiva
no es sólo poder abortar, sino también poder tener hijos si
así lo deseas. Y es más, poder disfrutar de ello. ¿Puede
disfrutar la clase trabajadora de tener hijos de la misma manera que la burguesía?
¿Pueden disfrutar de ello las mujeres latinoamericanas que vienen aquí
a cuidar de los hogares y las crías de otras dejando atrás a
sus familias? ¿En esa lucha contra el capitalismo atroz estarán
las mujeres feministas que pelean porque haya más mujeres superando
ciertos techos de cristal y dirigiendo Repsol?
No sólo eso: ¿vamos a leer acríticamente cualquier texto
que se publique en nombre del feminismo, mientras nos cuelan valores neoliberales
con calzador? ¿Nos va a parecer rompedor mentar la libertad de contrato
como empoderamiento individual? ¿Qué clase de concepto de libertad
utilizamos? ¿Nos ha invadido de tal forma la neolengua que no somos
capaces de diferenciar los distintos significados que puede contener tan bella
palabra? ¿No somos capaces de encontrar la diferencia entre la igualdad
y libertad que nos menciona una feminista liberal y la que nos menta Silvia
Federici?
Peor aún resulta todo cuando se mezclan ciertas llamadas a la unidad
del feminismo con los "así yo no voy" a otras luchas sociales:
Assata Shakur participó del movimiento Panteras Negras, luchando contra
el racismo y enfrentándose al machismo de su propio movimiento. Nunca
dijo "así no lucho", sino que luchó el doble. Lucía
Sánchez Saornil no sólo se enfrentó al fascismo, sino
al machismo que también seguía existiendo entre los compañeros
anarquistas. Y nunca dijo "así no lucho", sino que fundó
Mujeres Libres. Todas las mujeres con las que me siento hermanada, se partieron
doble o triplemente la cara (que la raza y otras opresiones también
cuentan), por un feminismo que se entretejía con la lucha social. Muchos
ejemplos inundan la bibliografía feminista. Si nosotras no luchamos,
si nosotras no vamos, nadie lo va a hacer. Nadie va a exponer nuestro punto
de vista.
Denunciar el machismo que sigue existiendo en nuestros movimientos sociales
es de vital importancia, hay que seguir haciéndolo. Pero no pienso
dejar de ser partícipe de esos movimientos, porque los llevo entretejidos
en mis entrañas. Soy feminista, pero eso no explica todo de mí.
Soy otras cosas, y no pienso dejarlas de lado. Y si no le tolero a los compas
anarquistas y comunistas que me hagan elegir entre la lucha de clases o la
lucha feminista, tampoco se lo pienso permitir al feminismo.
Notas:
1.- Martha Ackelsberg, Mujeres Libres, el anarquismo y la
lucha por la emancipación de las mujeres, Virus, Barcelona 2000.
2.- Paco Vidarte, Ética Marica, Egales, Madrid 2007.