SECCIONES
Durante las semanas anteriores a los Juegos Olímpicos de Pekín
2008 hemos tenido que asistir a las clásicas críticas al régimen
comunista chino, a la falta de libertad de expresión, a la lucha de
las democracias occidentales contra la injusticia, a favor de las libertades
y la implantación de un sistema democrático, etc.
Hemos tenido que oír cosas como que no se puede prohibir a los deportistas
que no se expresen libremente, que no se les puede obligar a firmar un documento
olímpico en el que se dice que respetarán a sus marcas comerciales,
que el COI (Comité Olímpico Internacional) no puede obligarles
a no hacer manifestaciones en contra de la dictadura China, que la ministra
de Presidencia española no puede decir a los deportistas que no deben
hablar de cosas que no sean el deporte, que
Desde luego la verborrea de los voceros del sistema capitalista democrático
no ha dejado de ladrar pero el ladrido era uniforme, monocorde y poco tiene
que ver con la libertad que dicen defender y querer propagar. Al igual que
los deportistas, que firmaron un documento olímpico en el que se someten
a los dictados de las empresas que les pagan, los periodistas y comentaristas
en política, economía y sociedad españoles han sido la
voz de sus amos, de los que les pagan, de las empresas que les tienen contratados,
en definitiva del capitalismo, ya sé que alguien me va a preguntar
¿quién es el Sr. Capitalismo? Sin caer en la tentación
de responder con calificativos que no son propios de personas les diré
a los de la pregunta que el Sr. Capitalismo, es el mismo que el Sr. Comunismo,
el Sr. Anarquismo. Si uno no existe los otros, como tal, tampoco pero unos
y otros se reúnen en organizaciones locales, provinciales, regionales,
nacionales, internacionales, y galácticas no porque todavía
no hemos encontrado un planeta al que joder y fastidiar, pero todo se dará.
Como el agua de Marte sea buena para beber y regar, en España los del
PP se la traen para hacer el trasvase del Ebro, o los del PSOE para evitar
que se haga; sí, a la hora de joder al prójimo el Sr. Capitalismo
es el más inteligente, eso nadie lo ha puesto nunca en duda (por lo
menos por parte de los que queremos mantenernos limpios de su suciedad).
Sí, sabemos que el capitalismo es el mejor jodiendo a los demás,
les deja sin recursos, se los apropia y después se los vende y si no
los pagas o quieres recuperar lo que era de todos, te detiene valiéndose
de la ley y el pacto social que defiende la libertad de comercio, el derecho
a la propiedad privada y el derecho a defenderla ante los ataques de "desalmados"
que no saben vivir en sociedad, de "desalmados" que antes eran dueños
de las materias primas y ahora las tienen que pagar para acceder a ellas.
Pero ellos, los señores capitalistas (estos sí que existen)
"no" son desalmados, te pagan sueldos trabajando en la elaboración
de sus productos, sueldos con los que nunca se hará rico nadie; te
"dan" garantías sociales después de años y
décadas de lucha y sangre de los obreros que los pedían; te
facilitan préstamos para que puedas acceder a una vivienda "digna",
aunque tengas que estar pagándola toda la vida y le dejes las deudas
de herencia a tus descendientes; te aseguran una vida "digna" siempre
que no te rebeles contra ellos o contra el sistema democrático-capitalista;
te garantizan el trabajo mientras ellos obtengan beneficios y siempre que
seas dócil y les lamas la mano. Está muy de moda aplicar el
proverbio popular "no muerdas la mano que te da de comer", esto
se aplica al obrero, al trabajador que no debe morder la mano del empresario
que se supone que es quien le da de comer; menuda falacia, si no hubiera una
trabajador, un obrero, un dependiente, que realizase el trabajo, el empresario
sería difícil que pudiese ganar un solo euro. Por sentido común
el proverbio debería ser aplicado al revés, pero el sentido
común desaparece en una sociedad donde uno se aprovecha del trabajo
de sus congéneres para ganar dinero y vivir por encima de las necesidades
humanas primordiales de vida y de ocio.
El capitalista se vale de las estructuras sociales y de las estructuras de
"seguridad" de la sociedad para beneficiarse, si el obrero se rebela
le manda a sus esbirros, policía, ejército, guardias jurados,
etc., para que les castiguen y evitar que sigan enfrentándose al poder.
En realidad nos tratan como perros y por eso nos aplican un proverbio salido
del comportamiento de los perros pero, como siempre, están tergiversando
la realidad y manipulando la información.
Dentro de esta manipulación de la información nos encontramos
con lo que nos están diciendo de China, de su gobierno, de su política
y de su economía; aliñado con la información manipulada
de la falta de libertad de expresión de los deportistas en contra de
las aberraciones del gobierno chino, pero lo que no hacen estos voceros del
Sr. Capitalismo, que planteaban el boicot a los Juegos Olímpicos por
la falta de libertades democráticas en China, es que las empresas capitalistas
occidentales (europeas, norteamericanas, etc.) dejen de instalarse en China
y dar beneficios al gobierno chino para que sigan manteniéndose en
el poder. Que nadie ignore que las empresas occidentales en China se valen
de los bajos costos salariales, ya que el Estado comunista Chino no tiene
regulación laboral para una sociedad capitalista y es él quien
recoge los beneficios extras que deberían repercutir en los trabajadores
de estas empresas. Nadie ha oído nunca decir a los chinos que viven
en España que ellos están acostumbrados a trabajar 10 y 12 horas
diarias y que no descansan ni sábados, ni domingos; entonces ¿qué
pasa? criticamos a un régimen para que no se pueda hacer la propaganda
de las olimpiadas y no criticamos a esas empresas que van a traficar con mano
de obra semiesclava en un país que no deja libertad a sus ciudadanos.
Si China no es buena para organizar unas olimpiadas, tampoco es buena para
que los empresarios occidentales vayan hasta allí a aprovecharse de
un sistema que le pone a los trabajadores en bandeja para ser explotados en
beneficio de las empresas occidentales y de la economía capitalista
de Estado que hay vigente en ese país.
Señores periodistas españoles que critican siguiendo las consignas
de los perros que les dan de comer: son ustedes la voz de la inconsciencia
y de la propaganda neoliberal del mundo, no son ustedes miembros del género
humano ya que se niegan a morder la mano de los perros que les dan de comer,
se comportan ustedes como humanos que son alimentados por perros, no son equitativos
a la hora de exigir responsabilidades sobre lo que está sucediendo
en China, para ustedes es bueno que las empresas occidentales vayan a China
a engordar a los dirigentes chinos de la economía capitalista de Estado
y no se dan cuenta, o no quieren dársela, que mientras esas empresas
sigan operando en China y engordando a los dirigentes chinos nada va a cambiar
¿o es que el capitalismo no se puede desarrollar en las dictaduras?
No me hagan poner ejemplos, para el capitalismo si todo fuese una dictadura
encaminada a obtener mayores beneficios las empresas sería magnífico,
la mayoría de humanos serían como esclavos y podrían
vivir sin los problemas y quebraderos de cabeza que suponen sistemas en los
que los obreros tengan algún derecho de protesta.
El problema que existe con la victoria del Sr. Capitalismo es que la nueva
economía globalizada está dejando sin capacidad de decisión
a los diferentes gobiernos del mundo y están siendo las grandes multinacionales
quienes están imponiendo los precios y su voluntad en el mundo, y esto
es al poco tiempo de iniciarse la gran oleada globalizadora, en unos años
las cosas serán mucho peor, tiempo al tiempo.
Intentar hacer de unos Juegos Olímpicos, en los que no se tienen en
consideración los mínimos miramientos con la vida humana (recordemos
las negativas del COI a las peticiones de luto de los deportistas de EE UU
por el asesinato de un entrenador de su delegación deportiva, de Georgia
por la invasión y la guerra declarada por Rusia, y de la delegación
española después del trágico accidente de Spanair en
Madrid), los portavoces de la paz y de la solidaridad humana, eso es una patraña
mientras sus dirigentes sean gentes que viven a costa de los beneficios del
capitalismo; estos sí que son de los que comen de la mano del capitalismo,
ya que no producen nada y sólo consumen, por tanto nunca podrán
ser los portavoces de la solidaridad y de la paz ya que ellos están
a las órdenes de aquellos que les dan de comer y nunca levantaran la
mano contra alguno de ellos que les puedan garantizar el pan.
Si los seres humanos no somos capaces de expresar nuestros sentimientos ante
los muertos en la guerra, en los accidentes consecuencia de la sociedad y
la economía capitalista que pretende ganar dinero a costa de la seguridad
de sus servicios, y en el asesinato sin sentido de un entrenador de un equipo
olímpico, habremos perdido lo poco que de humanos nos queda y nos convertiremos,
siguiendo el ejemplo que el COI transmite a todos los niños que están
viendo los juegos, en salvajes capitalistas hambrientos de sangre y vísceras
humanas, ojalá estemos a tiempo de pararlo, ojalá seamos capaces
de reaccionar, ojalá seamos capaces de parar a la bestia capitalista
y convertir el mundo en un paraíso patria de la humanidad y no de las
multinacionales
Y ustedes señores periodistas sigan diciendo que en China no hay libertad;
de verdad no la hay, pero dense cuenta que en la sociedad y en la economía
capitalista, que defienden, la libertad es también algo muy relativo
y que, normalmente, disfrutan los que ganan buenos euros y explotan a otros
seres humanos.
Esperemos que todo cambie y que la libertad integral venza, por la anarquía.
El VIII Congreso de la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA) se
celebró en Carrara (Italia), durante los días 4, 5 y 6 de julio
de 2008. Cuarenta años después de la fundación de esta
Internacional en la misma ciudad, los anarquistas italianos, y muy especialmente
los del grupo Germinal, se volcaban de nuevo en la organización de
este evento. Frente a la fachada del teatro en el que se creó la IFA,
delegados de sus Federaciones y algunos invitados (entre ellos el secretario
general de la Asociación Internacional de los Trabajadores, AIT), dirigieron
un saludo al pueblo de Carrara y sus deseos de que el Congreso consiguiera
los mejores acuerdos para potenciar esta herramienta internacional de lucha
por la emancipación humana. Después, un recorrido por la ciudad,
nos mostró la gran vinculación entre ella y los anarquistas:
decenas de placas (de mármol, claro), colocadas por éstos en
memoria de otros anarquistas (también españoles como Ferrer
Guardia), de luchadores o represaliados obreros, de víctimas de la
intolerancia religiosa como Giordano Bruno o de la represión estatal
como Sacco y Vanzetti quienes, además de la placa (un pequeño
monumento marmóreo, en realidad), tienen dedicada también la
calle donde está ubicada.
Unos días antes del comienzo del Congreso, cuando ya estaba todo preparado,
las circunstancias pusieron a prueba la capacidad de los compañeros
del grupo Germinal para reponerse y organizar eventos: el teatro donde debía
celebrarse, situado en la planta baja de su local (un impresionante edificio
localizado en la Plaza Mateotti), sufrió un serio problema en una de
sus vigas que impidió su utilización. Sin embargo, enseguida
tenían preparado el Teatro Garibaldi, no lejos de allí. En realidad,
la ciudad (al menos el centro) es pequeña. Unos diez mil habitantes,
nos cuentan (60-70.000 al completo), de modo que podíamos acudir a
los diferentes espacios en pocos minutos andando. Las comidas y cenas las
preparaban ellos mismos en otro histórico local, con un busto de Francisco
Ferrer y una placa dedicada al lado de la puerta de entrada, que sirvió
igualmente (lo mismo que la propia plaza donde estaba situado) para superar
otra de las pruebas: los cánticos revolucionarios en un sinfín
de idiomas. Los italianos no estuvieron mal, pero creo que solo "A las
barricadas" superó el listón, cantada en un extraño
castellano con acento inglés, búlgaro, turco, serbio, francés
o checo, entre otros varios.
En la tarde del día 4 comenzó el Congreso, abierto por el Secretariado
ubicado en Londres, con una mención especial a Alfonso Nicolazzi, histórico
militante de la Internacional, de la FAIt y responsable de la imprenta que
tienen en Carrara. Fue un pilar, ciertamente, desde la fundación de
la IFA en 1968, y había participado en el anterior Congreso -celebrado
en el 2004, en Besançon (Francia)- de manera muy activa, aunque murió
poco después (2005). Después, se leyeron algunos comunicados.
Unos en directo, Turquía, Federación Anarquista de Sicilia,
Umanità Nova, El Libertario (Venezuela), CAMA (México)
Otros por escrito, Centro de Cultura Social de Sâo Paulo (CCS-SP), Eslovenia,
EE UU, Serbia... Además de otros, como el de un Centro Social italiano
en solidaridad con el pueblo Mapuche, el de la amenaza de desalojo en una
ocupación de Módena, que lleva ocho años, o el una manifestación
en Bolonia contra la discriminación y represión de los inmigrantes,
sobre la que se manda un escrito del pleno del Congreso en solidaridad y apoyo.
Con el informe del Secretariado (2004-2008), se entra en la parte de trabajo
del VIII Congreso. El informe incluye, desde la economía hasta la comunicación
interna, las diferentes reuniones de la CRIFA desde el anterior Congreso,
los actos públicos, las relaciones con otros grupos y organizaciones,
algunos interesados en formar parte de la Internacional, acciones solidarias,
etc. Hay cuestiones internas de tipo práctico, como la página
web, la revista o el Día de Acción, así como el análisis
de la situación global de la IFA, que se tratan en comisiones cerradas
de los delegados de las distintas Federaciones, con pocos cambios. Solamente
la revista se convertirá en un folleto con algunas pequeñas
historias de las Federaciones, además de las mociones aprobadas en
el Congreso sobre diferentes temas (religión, nacionalismo, educación,
etc.). La edición en papel se hará por cada una de las Federaciones
que lo estimen oportuno, en su propio idioma, con tiradas cortas y con la
intención de que sirva de información y propaganda de la Internacional
de Federaciones Anarquistas, en sitios como las distintas ferias del libro
anarquista, encuentros, foros, etc. También a nivel interno se trató
la cuestión de ADA (Federación Anarquista Rusa), con una complicada
existencia dentro de la IFA y que queda fuera de la Internacional, o las posibilidades
y formas de solidaridad práctica, así como la estrategia. En
este apartado, están también los informes de las diferentes
delegaciones sobre los trabajos realizados por sus Federaciones y sus proyectos
a corto plazo.
La mayor parte de los talleres o grupos de trabajo, sin embargo, contaron
con la participación de los compañeros invitados de otros grupos,
federaciones o la propia AIT. Desde Holanda, Serbia o Turquía, pasando
por México, Venezuela o Australia, se mezclaron con los delegados de
las Federaciones adheridas a la IFA, para consensuar algunos textos en temas
diversos: "Explotación desde el poder e inmigración";
"Nacionalismo, fascismo, guerra y opresión", "Comunalismo
Libertario", "Desaceleración" o "Género,
sexualidad, anarcofeminismo", entre otros ya mencionados (Religión,
Educación, etc.). El debate, fue realmente problemático por
culpa de la gran cantidad de idiomas y hasta por las diferentes culturas:
palabras que, incluso semánticamente, tienen el mismo significado,
pueden ser percibidas de manera muy distinta debido a una utilización
histórica determinada en los diferentes países. La necesidad
de ir traduciendo permanentemente, hacía necesario simplificar los
mensajes perdiéndose muchos de los matices y explicaciones que venían
de los trabajos previos, de modo que, en opinión de los delegados de
la FA Ibérica, el resultado de los escritos finales sería más
flojo que los propios escritos de las Federaciones, si bien, ese resultado
final, tiene el interés añadido de ser un trabajo común,
debatido y compartido y las dificultades de conseguirlo no hacen sino sumar
valor a lo acordado.
Han quedado algunas cuestiones pendientes en varios ámbitos, si bien,
lógicamente, todo sigue abierto al debate y a las propuestas. Por ejemplo,
el taller de "Género, sexualidad y anarcofeminismo", decidió
no sacar una moción, sino marcar un proyecto de trabajo colectivo que
comenzaría por un estudio en los diferentes países del grado
de machismo y patriarcado existente, del porqué de la aceptación
de esos estereotipos a día de hoy y del trabajo concreto frente a esa
realidad que desarrollan los grupos y Federaciones. Igualmente, quedó
pendiente de estudio la posibilidad de tener grupos de "Amigos de la
IFA" o algo similar (en línea con lo que ocurre en la AIT).
Finalmente, quedó pendiente para una sesión extraordinaria del
Congreso, a celebrar en Estrasburgo a finales de año, el cambio de
Secretariado a otra Federación que tome el relevo a la Federación
Anarquista Británica, que continuará, hasta entonces, desarrollando
esta tarea.
Los desafíos de la metapolítica
La reflexión en ciencias sociales, en filosofía o en politología,
así como las propias experiencias de la humanidad a lo largo del siglo
XX, han demostrado que la explotación, la dominación y la opresión
no sólo utilizan los medios directos, más o menos coercitivos
y violentos, para imponerse a los individuos y a las sociedades. La gama del
"control de las mentes" (1) es muy grande, a veces muy indirecta,
y en cualquier caso muy ideológica. Los postfascistas de la llamada
Nouvelle Droite (Nueva Derecha) de los años 80 lo han comprendido tan
bien que han recuperado el concepto "metapolítica" formulado
por Antonio Gramsci, cuyo objetivo era avanzar sobre un terreno más
fácil para ellos imponiendo una determinada visión del mundo,
con el fin de hacer pasar mejor sus orientaciones políticas desacreditadas.
En efecto, así se imponen bastante más fácilmente toda
clase de nociones y de valores sin ni siquiera, en muchos casos, ser analizadas
en profundidad y criticadas con seriedad.
En el campo ideológico y metapolítico, el anarquismo se ha visto
anulado por el marxismo y los marxistas, desde la Primera Internacional hasta
el hundimiento de la Unión Soviética. Más de un siglo
por lo menos
Y los espacios y momentos en que el anarquismo fue lo suficientemente
fuerte para oponerse (Ucrania en 1920 o España en 1936) han sido poco
numerosos y muy frágiles. Se saben las consecuencias históricas
y políticas de la hegemonía marxista sobre la crítica
y la alternativa sociales: dramas repetitivos.
Recordar esto no pretende reavivar una polémica que en parte ya es
obsoleta entre marxistas y no marxistas (aunque
), ni minimizar la represión
que ha sufrido el anarquismo por parte de la burguesía y los Estados
sin la más mínima ayuda del marxismo. Se trata, por el contrario,
de plantear una cuestión actual: ¿no está el anarquismo
a punto de ser fagocitado por el ecologismo, no en el plano directamente político
sino más bien en las mentes y mentalidades, es decir, en el plano de
la metapolítica, por decirlo de otro modo? Y, si ese es el caso ¿tenemos
motivos para inquietarnos?
El objetivo no es preservar lo que sería una teoría anarquista
completamente pura o rechazar las evoluciones intelectuales de nuestro alrededor,
sino más bien comprender la lógica en la que operamos. Agrandar
los espacios del pensamiento libre. Lejos de haber abierto la vía al
socialismo libertario, el hundimiento del socialismo marxista, o supuestamente,
no ha ido acompañado forzosamente por una amplitud de la reflexión.
Perspectiva histórica de las ideologías
Tanto respecto al marxismo como al ecologismo, el anarquismo puede compartir
algunas críticas al capitalismo y al Estado, algunas reivindicaciones
y algunas luchas también. Existe, evidentemente, una diferencia mayor
entre el marxismo y el ecologismo. El marxismo ha estado más anclado
en el seno de la clase obrera, aunque no haga falta considerar rigurosamente
ciertas todas las afirmaciones marxistas a este respecto, ni olvidar las críticas
precoces de los anarquistas en lo relativo a la dominación de una élite
intelectual sobre el marxismo y los trabajadores. Por su parte, el ecologismo
se corresponde más con las aspiraciones de la clase media del los países
industrializados, así como con una minoría intelectual en los
países en vías de desarrollo (no se puede asimilar la lucha
socioeconómica de los campesinos indios, africanos o latinoamericanos
con una postura puramente ecologista, a menos que practiquemos la recuperación
política).
Se puede ir más lejos afirmando que si el marxismo nació a la
izquierda, el ecologismo nació a la derecha a partir de Haeckel (1866)
y de otros (la Liga Monista, Ernst Moritz Arndt, Wilhelm Reich, Jan Christiaan
Smuts, Frederic Clements
) (2). Esta constante choca a los que parten
sólo de Rachel Carson (Silent spring, 1962) o del Mayo del 68, o aparenta
chocar a los que eso les conviene (3), pero es histórico. Nos podemos
remontar incluso a Thomas Malthus, porque la ideología malthusiana
constituye uno de los principales hilos conductores del ecologismo. No olvidemos
que la teoría de Malthus ha sido criticada en su conjunto por los socialistas
y los anarquistas. Encontramos así, en primer lugar, a William Godwin,
ya que es, junto a Condorcet, al que responde Malthus en su famoso Ensayo
sobre el principio de la población de 1798 (4).
Es muy lógico que se encuentren temas ecológicos y ecologistas
en el fascismo, el nazismo y la Nouvelle Droite, cuya ideología reposa
sobre el orden natural, la preservación de los equilibrios naturales,
la teoría de la decadencia (la sociedad está jodida, la tierra
se muere
), el arraigo a la tierra y a la sangre (Blut und Boden, eslogan
nazi) y a la raza (la etnia de nuestros días). Esta lógica nos
lleva hoy día a las "bio-regiones" que no son más
que una versión actualizada de la "nación" como cuerpo
natural del pueblo (orgánico, como se decía
siempre son
las mismas referencias biológicas), una recuperación del antiguo
determinismo geográfico que ha sido criticada por Élisée
Reclus y otros (5).
El discurso metapolítico ambiental
Existen también convergencias ideológicas entre el anarquismo,
por una parte, y el marxismo y el ecologismo por la otra. Pero las divergencias
son, en mi opinión, mucho más importantes y cruciales. Si el
anarquismo no quiere compartir con el ecologismo la suerte que ha conocido
con el marxismo, sería bueno que se abordara seriamente el problema.
Regulada teórica e históricamente la cuestión con el
marxismo, no lo está con el ecologismo: y eso es lo que está
de actualidad. Estimar que se trata de una monomanía que afirmar esto
no sólo olvida todos los demás temas abordados, sino que es
sobre todo un error político. Lo queramos o no, la cuestión
ecológica -y ecologista- está el corazón de los desafíos
actuales y futuros.
En el nivel de las decisiones políticas, o sea tácticas, se
ha dicho todo o casi todo de lo que separa al anarquismo del ecologismo: las
elecciones, el parlamentarismo, la jerarquía, la autoridad, el Estado.
En el plano filosófico -y metapolítico- hay todavía mucha
tela que cortar.
Ahora bien, ¿qué constatamos? Más allá del discurso
ideológico directo del tipo "viva el CAC 40", "trabajar
más para ganar más", "el liberalismo, horizonte infranqueable
de la utopía humana", el capitalismo propone actualmente dos discursos
metapolíticos fuertes: el "choque de las civilizaciones"
y "salvemos el planeta". Ha dado en el clavo desde la llamada "guerra
fría".
El primer discurso ya ha sido desmontado, pues la debilidad de su argumentación
facilitó enormemente la crítica. El segundo choca con tabúes
particularmente importantes, incluidos en el seno del movimiento libertario,
lo que a mi parecer es una prueba de su casi victoria como nueva ideología
dominante.
Repitámoslo de nuevo: no se trata de negar la gravedad de la contaminación,
la degradación de las condiciones de vida para algunos (no para todos
),
la situación preocupante de ciertos ecosistemas (no todos
). Pero
la gran fuerza del ecologismo ha sido presentarnos situaciones socioeconómicas
desigualitarias como algo propio de la ecología, y por tanto analizables
en términos de ciencia de la naturaleza, y solubles no en nombre de
la humanidad sino en nombre de la naturaleza. El impasse de esta posición
es tan evidente que limita a los partidos ecologistas a convertirse en una
versión postmoderna de la socialdemocracia, sin ni siquiera tener los
mismos medios políticos que ella, lo que los condena a ser siempre
la quinta rueda del carro.
Entonces ¿es el planeta o es la humanidad lo que está en peligro?
¿O son los dos? Desde el Big Bang o el tiempo de los dinosaurios, el
planeta Tierra ha conocido muchas transformaciones. Se puede discutir para
evaluar si la revolución neolítica no ha modificado el ecosistema
mundial mucho más profundamente que la revolución industrial
actual, y mucho menos a las poblaciones (6). Las inmensas sabanas africanas
son también el fruto de una deforestación resultante de incendios
de origen antrópico. Las vastas llanuras de Europa, de China o de la
India no se han convertido en lo que son en nuestros días -campos,
praderas o arrozales- por obra del Espíritu Santo o del calentamiento
global. Son resultado de una política humana, milenaria, de deforestación,
de roturación y de cultivo.
Dejemos a un lado provisionalmente esta cuestión científica,
y concentrémonos en la dimensión filosófica y metapolítica
del discurso ecologista puesto en marcha por las diferentes corrientes de
la palestra política para constatar que las consecuencias no son las
mismas según se sitúen en la naturaleza o en la humanidad.
Recuperemos la crítica social
Sin duda, la humanidad es parte integrante de la naturaleza, y si la humanidad
destruye la naturaleza, se destruye. Ya lo decía Élisée
Reclus a finales del siglo XIX. Pero se puede dar la vuelta a esa afirmación:
la naturaleza puede destruir a la humanidad, y no se ha privado de hacerlo
(inundaciones, seísmos, enfriamiento, sequía, enfermedades
).
De hecho, sólo una relación dialéctica entre ambas (a
la manera de Proudhon o de Reclus) permite a la vez darnos un análisis
pertinente y soluciones convincentes.
Hablar de "protección de la naturaleza" es por tanto extremadamente
ambiguo. Colocar la "naturaleza en el centro de todo", como postula
la ecología profunda o los primitivistas, da miedo. Porque eso implica
que la humanidad no puede ni tocar esa naturaleza. ¡Absurdo e imposible!
¿Que nadie dice eso en serio? Escuchemos bien algunas posturas y, sobre
todo, tratemos de adivinar las consecuencias. Si en el combate político
una de las instancias, ya sea la naturaleza, ya sea la humanidad, se pone
por delante de la otra, sin una relación dialéctica, se encontrará
en fatal ventaja. Se encarrila una lógica, y se atropella a la otra.
En nuestros días se da la impresión de que toda oposición
o reivindicación sobre cuestiones relativas a lo agroalimentario, al
consumo, a la organización del espacio, es imposible sin una alusión
al calentamiento global en detrimento de una reflexión profunda sobre
los circuitos mercantiles y la dinámica monetaria.
Los científicos lo han comprendido bien, para lograr cómodos
subsidios por parte del Estado y de las instituciones internacionales, amoldando
sus programas de investigación e inyectándoles fuertes dosis
de "cambio climático" y de "desarrollo sostenible".
En esta estrategia, les interesa, desde luego, forzar las cosas, aumentar
los peligros y los desafíos, alertar, alarmar, en suma fomentar el
catastrofismo, para llevarse el premio gordo. Los científicos están
así por encima y por debajo de la cuestión ecológica;
son a la vez productores y consumidores del discurso dominante. Por último,
condicionan la postura militante, bella victoria de la tecnociencia, que extiende
su hegemonía hasta la crítica social. El ciudadano lambda, poco
al día de las polémicas científicas y prisionero de los
discurso de los sabios, es el rehén.
Al menos al mismo nivel que las experiencias sobre la genética o los
delirios tecnológicos, se sitúa el verdadero peligro actual
de la tecnociencia. Dicho de otro modo, contentarse con criticar la ciencia
o la tecnología sin analizar la posición social de los científicos
y la orientación de su discurso lleva a la falsedad. Los numerosos
militantes que atacan de un lado la tecnociencia pero del otro toman como
realidad los análisis catastrofistas de algunos científicos
han caído en la trampa.
Con la ecología profunda, el primitivismo o el apoyo a la desaceleración,
el anarquismo se está fagocitando y perdiendo su propia capacidad de
análisis y de acción política. Seducidos probablemente
por una apariencia de radicalidad y de extremismo -como si el anarquismo debiera
ontológicamente ser más "extremista" y más
"radical" que todos los demás, cuando es la expresión
de una realidad humana concreta, no una utopía venida de otro planeta,
sino la infinidad de campos posibles aquí y ahora- algunos militantes
practican la demagogia teórica o práctica en la cuestión
ecológica.
Pero, como ha pasado a menudo con los marxistas, ir con los más fuertes
conlleva que se pase por encima de uno. Un ecologismo turbio y una desaceleración
nula mezclados con una dosis de antiestatismo no bastan para elaborar una
postura coherente. Al contrario, eso participa en el jaleo de la metapolítica
ambiental. Desde luego, unos u otros podrán encontrar su hueco en las
estanterías del supermercado ideológico que nos rodea. Pero,
a la hora en que los medios nos machaquen con eso del "planeta en peligro",
o el capitalismo prepare sus temas ecológicos de emergencia, aunque
algunos se nieguen a verlo -un capitalismo que está muy lejos de morir,
un planeta Tierra que está muy lejos de desaparecer- parece urgente
recuperar la crítica social.
Notas:
1.- Perífrasis para evitar el término "alienación"
propuesto por los marxistas, término que plantea más problemas
de los que soluciona en sus relaciones con la libertad. En efecto, "alienación"
supone el hecho de "convertirse en otro" a causa de un sistema opresivo.
¿Sobre qué puede (¿debe?) apoyarse un individuo para
desalienarse: sobre su rebelión? ¿Sobre su conciencia personal?
¿Sobre la lectura del catecismo (religioso o político)? ¿Sobre
las palabras del Gran Timonel? ¿Sobre la interpretación del
materialismo histórico?
2.- El binomio izquierda-derecha es insuficiente, pero desgraciadamente cómodo
(¿El anarquismo es de izquierdas? Guiño a las discusiones nocturnas
durante un coloquio libertario en Culoz). En cuanto a los libertarios proto-ecologistas
(como los naturalistas) de finales del siglo XIX y comienzos del XX, su impacto
político y filosófico ha sido mínimo (aparte de la España
libertaria, quizás). Henry David Thoreau (1817-1862) es un caso particular.
Su influencia sobre el anarquismo americano es discutible; en Europa es casi
nula; se dirige más bien hacia la no violencia política (Gandhi,
Lanza del Vasto
).
3.- "Antes de abordar la descripción de los desafíos ecológicos
de este fin de siglo y las soluciones que hay que poner en marcha, es necesario
un poco de historia. No nos remontaremos ni por un momento a Haeckel, que
inventó la palabra ecología en 1866 (
). Limitaremos nuestro
panorama histórico a finales de los años sesenta", Brodhag
Cristian: Objectif Terre: Les Verts, de l'écologie à la politique,
Félin, París 1990, p.20. El autor, ingeniero de Minas, era portavoz
nacional de los Verdes en la época de la publicación de su libro.
Y no vacila a la hora de escribir también que el ecologismo es "el
único movimiento político nuevo del siglo XX" (p.41).
4.- No hay que confundir el malthusianismo de Malthus y de los ecologistas
con el neomalthusianismo. Esta última expresión, totalmente
inadecuada, caracteriza a ciertos anarquistas y socialistas a partir de finales
del siglo XIX. Se centra en la cuestión del control de la fecundidad
y el dominio de la sexualidad, un tema libertario fundamental. La cuestión
de la demografía es determinante, ya lo veremos. Subrayemos simplemente
que la política del hijo único impuesta por el régimen
chino no puede compararse en absoluto con el ideal libertario.
5.- Cfr. las posturas de Edward "Teddy" Goldsmith, piloto y administrador
de la revista L'Écologie. La última entrega de Ni patrie, ni
frontières (n.3) presenta textos del grupo libertario holandés
"La Fable de l'illégalité" que liman el discurso reaccionario
y fascistoide de Teddy Goldsmith. Para un conocimiento de la perspectiva histórica,
cfr. la lectura recomendada de Jacob Jean, L'Antimondialisation, aspects méconnus
d'une nébuleuse, Berg International, París 2006; Le Retour de
"l'ordre nouveau", les métamorphoses d'un fédéralisme
européen, Droz, Ginebra 2000.
6.- A este respecto, Nicolas Ridoux, por ejemplo, toma un camino equivocado
al afirmar que "desde el hombre de Cromañón (
) la
humanidad ha vivido "sobriamente", es decir, consumiendo poco o
teniendo un débil impacto global sobre su ecosistema". Desde el
comienzo de su obra, el lector está determinado a "no salir indemne
de una profunda transformación de [su] visión del mundo"
(prefacio), una primera contra-verdad científica a la que seguirán
otras muchas. Nicolas Ridoux, La Décroissance pour tous. Lyon, Parangon/Vs,
Lyon 2006, p.5.
Chicago 68: Nosotros versus ellos
Este año se celebró el 40 aniversario del Mayo francés,
se conmemoran los 40 años de la masacre de Tlatelolco y se recuerda
la Primavera de Praga. Pero en agosto de aquel año tuvo lugar también
otra revuelta que no fue sólo encabezada por estudiantes, sino también
por hippies, parias, militantes de los derechos civiles, desertores del servicio
militar y freaks. Aquellas jornadas, que empezaron como un recital y terminaron
en un enfrentamiento campal con la policía, cruzaron la frontera entre
arte y política, aterraron a los medios de comunicación, culminaron
en un juicio histórico a los "conspiradores" y dejaron efectos
imborrables en la cultura norteamericana por venir: marcaron el comienzo del
fin de Vietnam, la apertura del mundo académico a la comunidad negra,
el cambio en la relación de la sociedad con la idea de pareja y la
abolición del servicio militar obligatorio. Con cronistas de lujo como
Norman Mailer y Jean Genet y participantes como William Burroughs, Allen Ginsberg
y Timothy Leary, la llamada Conspiración de Chicago es la revuelta
más harapienta, anárquica y olvidada de aquel memorable 1968.
En sus memorias ilustradas, Robert Crumb evoca el espíritu de aquella
época: de un lado, militantes por los derechos civiles, pacifistas,
hippies y yippies; del otro, la policía, los bastones y los políticos
de traje y gomina.
"No crezcas". "No creas a nadie mayor de 30 años".
Con nuevas consignas y gestos sobreescritos a los grafitis del Mayo francés,
una revuelta menos difundida pero con efectos en las costumbres sacudió
la ciudad de Chicago en 1968. No fueron sólo estudiantes sino también
drop-outs, freaks, desertores del hogar, de la escuela y del servicio militar.
Descalzos. Las uñas sucias, los pelos en desorden, las flores en la
vincha, los colores de la guerra y de la paz escritos en el cuerpo. Los universitarios
franceses a esa altura ya serían caretas del pasado ante estas otras
multitudes desprolijas de batik y mostacillas. Que cantaban: "Vender
marihuana es un acto criminal. La hierba tiene que ser gratis". Así
marcharon contra la policía de Washington en diciembre del 67 y lo
harían de nuevo contra la de Chicago ocho meses más tarde. Decenas,
quizá cientos de miles. Mientras otros morían en Vietnam. "Seamos
insensatos". "Crecer significa abandonar tus sueños".
La Conspiración de Chicago fue el nombre que los medios le dieron a
esa marcha carnavalesca que uniría arte, política y contrapublicidad
para enfrentar la convención nacional del Partido Demócrata
en agosto del 68. Este era el partido gobernante, pero con más de medio
millón de soldados peleando contra el Vietcong y una creciente oposición
interna a la guerra, el presidente Lyndon B. Johnson había retirado
su postulación en las elecciones primarias y el vicepresidente Hubert
Humphrey anunciaba su candidatura ese mismo año para enfrentar al republicano
Richard Nixon. Estaba claro: ninguno de los candidatos le daría "una
oportunidad a la paz". En abril mataban a Martin Luther King en Memphis,
y en junio a Robert Kennedy en California, momentos después de que
éste se declarara triunfador en las primarias de ese Estado.
De inmediato, los organizadores de la Movilización Nacional contra
la Guerra (MOBE), una amplia coalición de grupos políticos y
estudiantiles, se reunieron con nuevos actores de la protesta que habían
llevado más de treinta mil personas a la marcha sobre el Pentágono
en octubre de 1967. Chicos de clase media pero también negros de los
guetos, con el Black Panther Party acosado por el FBI y organizando milicias
para defender los barrios pobres con las armas en la mano. Paz, amor y autodefensa:
una mezcla impensada.
Bolcheviques psicodélicos
El movimiento había empezado a germinar en 1966, o quizás antes.
El Summer of Love de San Francisco y las primeras protestas en la Universidad
de Columbia prepararon el terreno para el 68 de la contracultura, la revuelta
estético-política representada por el Living Theatre en su performance
multimedia Paraíso ahora. Donde cantaba Jim Morrison: "We want
the world and we want it... now!" Un estado de ánimo capturado
por el Youth International Party (YIP), el Partido Internacional de la Juventud
fundado en diciembre del 67 en una reunión en la que participaron el
poeta Allen Ginsberg y el psicólogo lisérgico Timothy Leary.
Allí, Party no se traducía sólo como "partido"
sino como fiesta, celebración, orgía. Y también como
parodia a la idea de "construcción del partido" de la izquierda
tradicional, reformista o extrema.
Los yippies eran filoanarquistas que tomaban iconos y etiquetas de la cultura
de izquierda para provocar a la derecha: a veces se presentaban como maoístas,
otras como guevaristas y otras como marxistas ácidos o bolcheviques
psicodélicos. ¿Qué se proponen?, preguntaba el periodismo
de la época. Respuesta: "Nuestra declaración de principios
es una hoja de papel en blanco". Era la parodia como expresión
de deseos de otra modalidad de entrar a la acción política.
El arte performativo y el lenguaje de la droga. El encuentro de la cultura
lisérgica con la militancia antiguerra. "Fumar un porro es un
acto sagrado". En las manifestaciones ya circulaba gratis la maría
y también las pepas de ácido. Se apropiaba el espacio público
para happenings de masas, con un body art puesto en escena para las cámaras,
con cuerpos desnudos, pintados, adornados de fiesta callejera, de murga contracultural.
"No hagas nada que no sea para divertirte". Y también: "Nuestra
idea de la diversión es derrocar al gobierno". ¿Era un
chiste, un delirio, una boutade? Lo cierto es que el centro del imperio crujió
por un momento, en el subsuelo se abrieron grietas y nadie quedó sin
su fisura.
Los últimos siete días de agosto de 1968 fueron una larga batalla
campal entre la Guardia Nacional y los acampados en el Parque Lincoln. Resultado:
más de mil heridos y setecientos detenidos.
Drogados por la revolución
"Pondremos LSD en la red de agua potable de Chicago". Más
que consignas, eran guiños para entendidos que podían suscitar
risas o críticas pero que varios periodistas de la prensa amarilla
tomaron en serio: "¡Hippies drogados avanzan sobre Chicago!"
"¡Amenazan con poner ácido en las tomas de agua de la ciudad!"
Las textos más delirantes provenían de los cofundadores del
YIP, Abbie Hoffman (1936-1989) y Jerry Rubin (1938-1994). Ambos se conocieron
en la intervención sobre la Bolsa de Comercio de Nueva York, en la
que arrojaron billetes de dos dólares desde un balcón sobre
los ansiosos agentes bursátiles, y en la marcha sobre el Pentágono
del 67, que Rubin pagó con treinta días de cárcel. Para
la convención demócrata de Chicago, ambos planearon un megarrecital
en el Parque Lincoln de esa ciudad que se llamaría simplemente The
Life Festival.
El 23 de agosto de 1968, entre tres y cinco mil personas ya habían
llegado con sus tiendas de campaña y sacos de dormir para el acampe
cuando se enteraron de que el alcalde de Chicago había ordenado que
nadie podría quedarse en el parque después de las once de la
noche. Y que seis mil agentes de la Guardia Nacional los esperaban para el
combate. De todas formas, acamparon. Era la primera vez que aparecía
tanta marihuana junta en manifestaciones antiguerra, con porros fumados en
público en un reclamo tácito de despenalización y una
afirmación del derecho al consumo sin pedir permiso a ningún
Estado. Una hierba que se repartía gratis, que se cultivaba en casa,
que era pura flor. Por eso: los niños de la flor. Y con ella, la estética
de la alucinación: disfraces, tatuajes, pétalos contra los fusiles.
Pero del otro lado no fueron tan amables.
La batalla duró siete días. Mientras los activistas más
experimentados coordinaban las manifestaciones en torno al edificio donde
se reunían los delegados demócratas, los yippies fogoneaban
la terca estancia en el parque contra la policía que atacaba con gases
y bastonazos a los que se resistían al desalojo. Finalmente, sólo
Phil Ochs, The Fugs, Country Joe, los MC-5 y algunas bandas menores de la
escena local pudieron tocar en el escenario improvisado en el parque sitiado.
Una pancarta decía: "Vote a Nadie: Nadie legalizará la
marihuana - Nadie combatirá la desocupación - Nadie retirará
todas las tropas de Vietnam".
Los conspiradores: Lee Weimer, John Froines, Abbie Hoffman, Rennie Davis,
Jerry Rubin, Tom Hayden y David Dellinger: en marzo de 1969, fueron acusados
por conspirar en la convención nacional demócrata con la intención
de asesinar a algunos de sus participantes. Bobbie Seale, el Pantera Negra
y octavo "conspirador", ya había sido separado del juicio
cuando Richard Avedon fotografió a los desde entonces Chicago 7.
Street art, política y restauración
La marcha sobre Chicago dejó como saldo inmediato más de mil
heridos y cerca de setecientos detenidos. A medio plazo, fue el principio
del final de la guerra de Vietnam, que se arrastró cuesta abajo siete
años más, hasta 1975. También fue el golpe decisivo al
servicio militar obligatorio, que sería suprimido por Nixon en el 69.
Sí, el mismo Nixon que finalmente ganó las elecciones apoyándose
en la "mayoría silenciosa" que reaccionó contra la
contracultura y votó republicano. Después de la fiesta libertaria,
la restauración conservadora. Una reacción no calculada por
la dinámica de la provocación, por esa ansiedad en diseñar
actos para "asustar al burgués". Porque a veces el burgués
se asusta y exige más ley y más orden.
El 68 norteamericano mostró un nuevo rostro de la revuelta, un ataque
simultáneo sobre el aparato militar-industrial y sobre las estructuras
de control mental, un cruce de límites entre la utopía de una
sociedad no autoritaria y las visiones de una existencia vivida en éxtasis,
en grado cero de intensidad. Como una performance masiva y espontánea,
ese experimento pareció afectar a sus participantes mucho más
que al resto de la sociedad. En ese improvisado laboratorio de street art
y cambio existencial los resultados serían inferiores a las expectativas.
Tal vez porque no todas las sustancias que alteran la percepción se
acoplan fácilmente a la acción política, una obra que
implica medición de fuerzas, alianzas, avances, retrocesos, golpes
y negociación.
A largo plazo, la lista de cambios culturales atribuibles a ese año
mítico incluiría la desjerarquización en la pareja y
la familia, la incorporación de negros y otras minorías en el
mundo académico, político, laboral y la (lenta) despenalización
de sustancias hoy tan integradas a un vasto mercado mundial que a nadie se
le ocurriría que puedan provocar una revolución. Y por cierto,
el famoso "síndrome de Vietnam", ese conjunto de signos antimilitaristas
que hoy, aunque arrasado por el derrumbe del 11 de septiembre, permite a muchos
activistas contra la invasión a Iraq extraer inspiración de
aquellas jornadas de hace cuarenta años. Acaso aquel espíritu
de cruce de fronteras entre el arte y la política pueda ser leído
como documento de época pero también como género literario,
un texto escrito sobre cuerpos soñadores de una utopía de comunas
libertarias donde todo el mundo pudiese vivir haciendo el amor y no la guerra.
¿Era demasiado inocente? ¿Era pedir lo imposible? Bueno, es
lo que se puso en escena en Chicago en el 68.
Con la palabra revolución la gente entiende una gigantesca conflagración
social. Tienen en mente un momento en el tiempo o un breve intervalo. Pueden
pensar en la violencia. Con la palabra revolución, por el contrario,
yo entiendo un cambio en las estructuras fundamentales en una de las cuatro
esferas clave de la vida social: economía, política, cultura
y género/familia.
Cuando la revolución, como yo la defino, cambia las estructuras fundamentales,
se opone a los viejos métodos y construye otros nuevos. Por eso, según
creo, la palabra revolución incluye oposición, organización,
abolición y creación. Una revolución podrá tener
un momento o un período de cataclismo, pero el cataclismo no entra
en mi definición. El cataclismo no es lo que se pretende. Puede haber
violencia en una revolución y ciertamente habrá conflicto. Pero
estos son aspectos particulares para mí, no las características
esenciales.
El cambio revolucionario puede ser para mejorar, debería añadir,
como todos consideran por descontado, pero reducir la opresión o expandir
la libertad no cabe igualmente en mi definición. El beneficio no es
necesario. Lo que es necesario -para que un proceso social sea una revolución,
al menos como yo entiendo la palabra- es que las estructuras institucionales
básicas en una de las cuatro esferas de la vida social cambien de manera
fundamental.
Este uso del término es un poco idisincrático, lo sé.
También sé que para hacerlo más preciso deberé
aclarar qué es lo que entiendo con todos los conceptos implicados.
Porque sin eso, obviamente esta definición evita dar prioridad a una
esfera de la vida sobre todas las demás. La revolución no es
sólo economía o sólo política o sólo cultura
o sólo relaciones interpersonales. La revolución puede tener
que ver con una o con las cuatro esferas de la vida social. Esta definición
evita también, obviamente, elevar a la categoría de fetiche
un método de cambio sobre todos los demás.
Debido a la falta de espacio, me vais a permitir continuar con algunas observaciones
adicionales sobre la economía, que es mi campo. Y dejadme que hable
del tiempo presente, en el que vivo. Con estos límites, creo que sólo
son relevantes tres sistemas económicos en lo que respecta a la reflexión
sobre la revolución: 1) el que todos llaman capitalismo, 2) el que
yo llamo "coordinacionismo" (pero que otros llaman socialismo de
mercado o socialismo con planificación centralizada), y 3) al que llamo
economía participativa. Estos tres sistemas son fundamentalmente diferentes
en sus implicaciones sobre el comportamiento humano. Moverse de un tipo de
sociedad a otro, en cualquier dirección, es lo que considero una revolución.
Pasar del capitalismo al socialismo de mercado o socialismo de planificación
centralizada, con considerable violencia o fuertes conflictos en el período
de transición, consigue una revolución económica, según
mi definición. Pero lo mismo sucede con el paso del socialismo de mercado
o del socialismo de planificación centralizada al capitalismo, como
ha sucedido recientemente casi sin ninguna violencia y con muy pocos conflictos.
Moverse desde una economía coordinada o desde el capitalismo a una
economía participativa, es también una revolución económica;
es mi preferida y por la que trabajo.
En cuanto a los tres modelos económicos:
1) El capitalismo tiene la propiedad privada de los medios de producción,
división del trabajo, procesos decisorios autoritarios, remuneración
por la propiedad, poder y, hasta cierto punto, producción y reparto
a través del mercado.
2) El coordinacionismo elimina la propiedad privada de los medios de producción,
conserva los procesos decisorios de tipo autoritario y la división
del trabajo, conserva la remuneración por poder y producto pero elimina
la que se basa en la propiedad, conserva los mercados para las funciones de
reparto o recurre a la planificación centralizada.
3) La economía participativa, o parecon, resumiendo, elimina la propiedad
privada de los medios de producción (o sencillamente elimina la propiedad
de los medios de producción), sustituye la división del trabajo
por el reparto equilibrado de tareas, sustituye los procesos decisorios autoritarios
con la autogestión de los consejos de trabajadores y consumidores,
remunera la duración, la intensidad y la peligrosidad del trabajo en
vez de la propiedad, el poder o el producto, y sustituye los mercados (o la
planificación centralizada) con la planificación participativa.
Cada uno de estos tres tipos de economía puede acompañarse de
muchas otras características adicionales y con variaciones, naturalmente,
pero en lo que respecta a los modelos básicos, pienso que este terceto
agota las posibles opciones políticas modernas.
En la mayor parte de las naciones, por tanto, perseguir una revolución
económica anticapitalista significa superar el socialismo de mercado
o de planificación centralizada -que yo llamo coordinacionismo cuando
es más o menos el 20 por 100 de la población quien monopoliza
las posiciones de poder y que funciona como clase dirigente de esta economía-
o perseguir una economía participativa, que carece de clases. Yo busco
la revolución de este último tipo. Quiero parecon y rechazo
tanto el capitalismo como el coordinacionismo basado en el mercado o en la
planificación centralizada.
Normalmente las revoluciones, económicas o de otro tipo, terminan cuando
son estructuradas de manera que pueda prosperar cualquier retórica
contra sí misma, o también por engañarse a sí
misma. Esto se refiere a todas las esferas de la vida social, pero a propósito
de la economía podemos ser más explícitos sobre el particular.
Los movimientos anticapitalistas que incorporan la lógica del coordinacionismo
y que reflejan y manifiestan las preferencias de miembros de la clase coordinadora,
formada por abogados, ejecutivos, ingenieros y otros empleados con posiciones
de poder, probablemente conducirán hacia una economía coordinacionista
cuando realicen el cambio revolucionario.
Por otro lado, los movimientos anticapitalistas que han hecho propia la lógica
de parecon y reflejan y manifiestan las preferencias de los componentes de
la clase obrera, probablemente conducirán hacia una economía
participativa cuando realicen el cambio revolucionario.
Así, a propósito de un movimiento revolucionario anticapitalista
contemporáneo, podemos inteligentemente discutir si su estructura organizativa,
si sus métodos operativos y decisorios y su lógica general se
identifican con la búsqueda de coordinacionismo o, por el contrario,
con la búsqueda de parecon.
Teniendo en cuenta todo esto, mucha gente responderá a la pregunta
"¿qué es la revolución?" en otra dirección.
Dicen que la revolución rechaza las reformas. Pienso que esto, tomado
al pie de la letra, no tiene sentido.
Una reforma es un cambio en las relaciones corrientes que evita superar las
estructuras básicas fundamentales. Por tanto, una reforma no es una
revolución. El reformismo, que persigue sólo reformas y que
asume que al nivel más elemental no existe alternativa a las estructuras
que soportamos actualmente, es, de hecho, antitético con la revolución.
El reformismo acepta el estatus institucional como permanente. Pero las reformas
en sí no son reformismo y no son contrarias a la consecución
de una revolución.
Al contrario, los esfuerzos por conseguir un moderno cambio revolucionario
requieren la construcción de movimientos que inspiren a un número
suficiente de personas, y estimulen la suficiente implicación y militancia
por parte de los miembros, para realizar el cambio fundamental. Pero una técnica
central para construir tales movimientos implica la iniciativa de obtener
reformas en el presente. Debemos combatir por obtener condiciones mejores,
leyes mejores, mejor distribución de los beneficios, y otras mejoras
de todo tipo ahora, deprisa, sin revolución, tanto para mejorar la
vida de la gente como para obtener más adelante conquistas mayores.
Pero entonces, ¿cómo se lucha para obtener reformas revolucionarias
en vez de reformistas?
Un revolucionario lucha por las reformas no sólo para hacer mejor la
vida de la gente en el presente, sino también para avivar nuevos deseos,
para prepararse a la consecución de nuevas exigencias, para propiciar
una mejor organización, para estimular nuevos conocimientos y, en general,
para formar parte de un proceso encaminado a un cambio fundamental.
Un revolucionario puede a menudo perseguir las mismas reformas que un reformista,
pero un revolucionario lo hará con un diferente lenguaje explicativo,
con diferentes exhortaciones, con una organización diferente y, lo
que es más importante, con una relación muy diferente con respecto
a lo que vendrá después. El reformista lucha para volverse a
casa y disfrutar los frutos de la victoria. El revolucionario lucha para que
los seres humanos puedan estar mejor ahora, pero también para luchar
más y más, hasta que no haya ninguna necesidad de luchar porque
el mundo haya cambiado.
Entonces, ¿qué es lo que define a un revolucionario aparte de
la consecución de la revolución?
Un revolucionario es quien está entre los que favorecen una revolución,
que están más implicados y más esperanzados, e intenta
vivir cada día. El mundo moderno está tan lleno de compromisos
y locuras que no resulta fácil, aunque uno lo intente sinceramente.
La revolución no es un estilo de vida, no es una camiseta. No es algo
que uno enciende o apaga. No es algo a lo que dedicarse en el tiempo libre
o a temporadas; es ciertamente una cosa muy, pero que muy, buena de hacer.
Pero, aparte de esto, convertirse en un revolucionario de verdad significa
tener siempre una fuerte componente que incide en el modo de ver las cosas,
de pensar las cosas y especialmente en lo que se decide hacer, intentando
ofrecer lo mejor de sí para la revolución.
Por consiguiente, otra vez, ¿qué es la revolución?
La revolución es una suma de victorias conquistadas por una población
despierta que introduce cambios fundamentales en las estructuras que definen
las relaciones sociales y también los cambios realizados, y también
es el proceso de proyectar nuevas nuevas realizaciones, y de implementarlas,
y finalmente el proceso de los pueblos que se despiertan, que se informan,
que se organizan.
La revolución pone fin a viejas épocas e inicia otras nuevas.
La revolución puede sustituir la pobreza por la igualdad, el menosprecio
por el respeto, el egoismo antisocial por la solidaridad, la alienación
por la comunidad, el autoritarismo por la autogestión, la homologación
por la diversidad, el patriarcado por el feminismo, el racismo por el intercomunitarismo
y la economía de la avidez y de la competencia por la economía
del apoyo mutuo y de la cooperación.
La revolución es una manera de vivir que las personas pueden inteligentemente
adoptar si tienen amor por sí mismos, sus familias, sus amigos, sus
vecinos, sus paisanos y toda la gente del mundo.
La revolución es eso que está en el programa revolucionario.
Que es de hecho el corazón y el alma del programa revolucionario. Es
de lo que tenemos necesidad en el mundo moderno, por la libertad, y probablemente
también por la supervivencia.
El desarrollo, divulgación e investigación de la tradición
ideológica y política ácrata en Costa Rica es del interés
de todos aquellos militantes que participan de la Organización Anarquista
Comunista (OAC). Una cultura libertaria de poco más de 100 años
respalda la práxis anarquista que comparten hoy los anarquistas costarricenses.
Algunos investigadores aseguran que para el siglo XIX ya se habían
hecho presentes en Costa Rica las ideas anarquistas de manera clara y explícita.
El estudio de las ideas de Antonio Zambrana, socialista y anarquista, le ubican
como quien pudo ser el primer expositor sistemático del pensamiento
anarquista en el país. Otras informaciones también señalan
que desde principios del siglo XX hasta el año 20, muchos intelectuales
de este pequeño país, estuvieron apasionados por el pensamiento
de L. Tolstói y el anarquismo. Tampoco estaríamos haciendo justicia
a la historia del anarquismo en Costa Rica, si olvidáramos la influencia
de los emigrantes franceses, que en 1920 establecieron una colonia anarquista
en Parrita o el aporte e influencia del español Anselmo Lorenzo, Charles
Malato y el trotamundos ruso y ácrata, Piotr Kropotkin presentes en
algunas de las publicaciones del sector obrero, artesal e intelectual local
. Existen otros varios ejemplos que podrían ser nombrados en esta introducción,
que dejaremos para otro momento.
El historiador Mario Oliva (1985) , narra que ya a comienzos del siglo XX
la tendencia socialista reformista tenía un peso considerable en nuestros
artesanos y obreros; entre 1909 y 1914 esta postura estaba bien arraigada
e influía en la dirección del movimiento trabajador; pero desde
1911 en adelante tuvieron que enfrentarse a la creciente organización
anarquista que prendía rápidamente en amplios sectores de los
trabajadores urbanos y en número considerable de intelectuales. Bajo
este contexto, de fermento y auge del pensamiento y la acción anarquista
en Costa Rica, se crea una plataforma cultural y política que tiende,
a partir de la segunda década del siglo XX, a enfrentar tanto el liberalismo
como al socialismo reformista.
La influencia del anarquismo "criollo", fue trascendental para el
movimiento obrero costarricense, anarquismo del cual debemos subrayar el carácter
clasista que le dio a la lucha, su internacionalismo, la concepción
de autonomía y conciencia de clase respecto al movimiento obrero y
trabajador en el resto del mundo. Entre 1909 y 1914 proliferaron los centros
de estudios, bibliotecas populares, escuelas nocturnas para trabajadores,
circulación de libros, periódicos socialistas y organizaciones
laboristas. Todo esto venido de sus propias posibilidades y esfuerzos.
También fueron los años en que cada uno de los miembros del
movimiento trabajador aparentemente unitario, comienza a fracturarse y desarrollarse
por caminos diferentes. Unos se integrarían al sistema dominante. Los
otros, en parte influenciados por el pensamiento y la acción desde
el anarquismo, tendieron a profundizar los desacuerdos y contradicciones con
el orden de cosas establecido.
Parece ser que el posicionamento maduro del ideario anarquista costarricense
e internacional, es realizado mediante la creación del Centro de Estudios
Sociales Germinal a principios de 1912. Centro cuya propuesta y perspectiva
cultural proletaria era combatir los prejuicios sociales, religiosos y políticos
que retardaban la evolución de los trabajadores y el desarrollo integral
de la persona.
Hoy, desde una perspectiva en cuya esencia se leen los principios primigenios
del Centro de Estudios Sociales Germinal de mediados del siglo pasado, la
OAC propone retomar el ideario anarquista del Centro Germinal original, y
desde una lectura actualizada de la realidad social y cultural costarricense,
desarrollar una propuesta (cultural y educativa) integral, acorde a los tiempos
y las necesidades urgentes de transformación social del entorno nacional
del cual participamos. El ideario del Centro de Estudios Sociales Germinal
está vivo, nos hace un llamamiento a retomarlo, reanimar su esencia
y actividad desde una propuesta y perspectiva anarquista vigente.
Antecedentes
Hacia fines de 1909 un grupo de intelectuales encabezados por Omar Dengo,
Joaquín García Monge, Carmen Lira, el dirigente obrero Juan
Rafael Pérez y otros, fundan el Centro de Estudios Sociales Germinal,
como un centro de fuerza intelectual para la clase trabajadora. El Centro
Germinal se encontraba instalado en un segundo piso, en las proximidades de
la Rambla.
El Centro tenía como propósitos centrales establecer cursos
libres de ciencias sociales, conferencias y sesiones públicas, organizó
una biblioteca de consulta popular, dar veladas con representaciones de obras
dramáticas de propaganda social, publicar y contribuir para que se
publique; fundar centros de su misma índole, y establecer relaciones
a nivel internacional y local con otros centros de similar importancia . En
1913 bajo su dirección se organizó la Federación General
de Trabajadores (CGT) nacionales. El Centro Germinal tenía las típicas
características de las agrupaciones anarquistas; en su local estaba
izada la bandera roja y negra, donde se congregaban por las noches obreros
de los distintos talleres de la capital, en sus salas se colgaban los retratos
de Emilio Zola y de Eliseo Reclus. Sus reuniones tenían la particularidad
de ser informales, sin mesas directivas, y los miembros se esparcían
por el local de reunión. Al comenzar cantaban un himno libertario llamado
"Hijos del Pueblo".
En esta reunión se estudiaban los sistemas de organización moderno
de los trabajadores, de aquí salió la idea de la Federación.
Este centro no sólo impulsó la idea de una organización
nacional de los artesanos y obreros del país sino que empujó
la conciencia antipatronal.
El Centro ayudó a fortalecer las posiciones anarquistas, inculcando
en los trabajadores las ideas anticlericales, el abstencionismo doctrinario,
el antiparlamentarismo y el sindicalismo. Ideas que salían divulgadas
en la revista Renovación. Así las ideas anarquistas contribuyeron
a expresar con vehemencia el sentir de la clase trabajadora contra aquellos
que les explotaban y oprimían.
Desarrolló también el Centro Germinal lo que denominaron "propaganda
revolucionaria", trasladándose a las comunidades, distribuían
panfletos, daban discursos y conferencias sobre temas y problemáticas
de interés para los trabajadores y civiles en general.
El Centro Germinal, que desde su creación tuvo una estrecha y fraternal
relación con los trabajadores y sus organizaciones, impulsó
en 1913 la celebración por primera vez del Primero de Mayo en Costa
Rica. En el local del Centro Germinal, desde mediados de abril de ese año,
se reunían delegados de casi todas las asociaciones obreras a preparar
la celebración del Primero de Mayo. Se incitaba a los trabajadores
a suspender sus labores y a protestar contra todas las injusticias a las que
son sometidos los trabajadores en el mundo, recordando los acontecimientos
de Chicago, cuando los trabajadores norteamericanos en 1886 realizaron una
huelga para reducir la jornada diaria de trabajo a ocho horas máximo,
y fueron masacrados.
Los organizadores consideraban pertenecer a un movimiento obrero mundial,
que sobrepasaba no sólo las fronteras geográficas, sino religiosas,
de raza, de nacionalidad e ideas políticas. Esto se evidencia tanto
en el manifiesto de invitación para celebrar el Primero de Mayo como
en los discursos pronunciados con tal motivo. No faltaron los obstáculos
para la realización de esta celebración clasista, sin embargo
este Primero de Mayo se tradujo en concentración de fuerza y de la
clase trabajadora costarricense.
Es sobre la base de esta tradición de la clase trabajadora e intelectual
anarquista que la OAC promueve el restablecimiento de lo que denominará
en adelante Centro de Estudios Anarquistas Germinal en Costa Rica.
Libertad inmediata para Gorki Águila
El pasado 25 de agosto, fue detenido -una vez más- en su domicilio
Gorki Águila, miembro fundador y vocalista de la banda punk cubana
Porno Para Ricardo.
Las hostilidades por parte del Estado cubano contra Gorki Águila y
los demás integrantes de Porno Para Ricardo han sido una constante
desde los primeros momentos de vida pública de este colectivo. Ya desde
el mes de abril del presente año, hacíamos un llamamiento a
la "Solidaridad urgente con los jóvenes contestatarios y el movimiento
anarco-punk en Cuba", centrando nuestra atención en el acoso permanente
por parte de las autoridades castristas contra la banda Porno Para Ricardo
y, en particular, contra Gorki Águila; reclamando de los hombres y
mujeres del mundo amantes de la libertad, la más viva solidaridad con
la escena contestataria y contracultural cubana; sumándonos a la campaña
de los animadores del proyecto "Cuba Underground", en defensa de
la integridad física de los integrantes de Porno Para Ricardo; así
como la de sus familiares, amigos y compañeros.
Hoy, reafirmamos nuestro incondicional apoyo a todos los jóvenes antiautoritarios
que en la cotidianidad sufren la opresión y la explotación de
la dictadura nacionalista burguesa que desde hace medio siglo gobierna de
manera absolutista en Cuba e iniciamos la Campaña Internacional por
la Libertad Inmediata de Gorki Águila; llamando a manifestarse frente
a las embajadas y consulados de Cuba alrededor del mundo exigiendo su libertad
y el cese de la actual caza de brujas contra los jóvenes contestatarios
y el movimiento anarco-punk y antiautoritario en la Isla.
Esperamos que este llamamiento tenga el eco que merece en el seno del movimiento
punk y anarquista internacional.
¡Por una Cuba libre y libertaria!
¡Por la anarquía!
Traducimos un artículo aparecido recientemente en "Le monde libertaire" (semanario de la Federación Anarquista francófona) en el que Michael Paraire nos lleva a un lugar imaginario dondeProudhon, el fundador del anarquismo, se cruza con el dios creador del fútbol.
Dios del fútbol: Proudhon
¡Venga a ver esto!
Pierre-Joseph Proudhon: ¿Qué pasa?
Ddf: Quería mostrarle mi nuevo juego. Encarna perfectamente su idea
de justicia, su sistema de mutualismo.
P-JP: ¡Demonios! Enséñemelo.
Ddf: Sí, se trata de un juego que se juega con dos equipos de once
personas cada uno, cuyo objetivo es marcar puntos haciendo pasar el balón
de pie en pie.
P-JP: ¿En qué se ajusta eso al ideal de justicia mutualista
y revolucionaria?
Ddf: ¿No ve que cada uno se apoya en el otro al pasarse el balón?
¿No es este un bonito ejemplo de la fuerza colectiva que tanto gusta
usted de alabar?
P-JP: Hum
Me parece que esos individuos están en competencia
salvaje los unos contra los otros. Se permiten todos los golpes con tal de
que no se note
No tiene nada que ver con mi principio de ayuda mutua. La antinomia es absoluta.
Ddf: Sin embargo, reconoce usted que cada equipo de once jugadores se presta
garantía mutua.
P-JP: Seguro, ¡pero no garantiza nada al otro equipo, salvo su deseo
de abatirlo!
Ddf: Se lo concedo
Pero ¿no es esta la expresión de un
impulso de libertad?
P-JP: ¿De libertad? ¿Qué libertad? ¿La de aplastar
al vecino? ¿La de hacer maldades en todo momento?
Ddf: ¡Pero eso es la vida! Devolver golpe por golpe, ojo por ojo, diente
por diente. ¡Esa es nuestra moral, y también la vuestra!
P-JP: Señor dios del fútbol, o como quiera que se llame usted,
me parece que lo confunde todo. Ojo por ojo, diente por diente no es justicia,
ni equilibrio, ni mutualismo, sino venganza, salvajismo bestial, la antigua
ley del Talión.
Ddf: ¡No lo desprecie! Si se respetan las reglas, no hay ninguna violencia
que temer. Una mano invisible, una armonía preestablecida contribuirán
al buen desarrollo del juego.
P-JP: Las armonías preestablecidas y las manos invisibles no son muy
de mi gusto. Prefiero las garantías de hecho, y no las veo en su juego.
Ddf: ¿Y el árbitro? ¿No encarna la justicia?
P-JP: ¡Lo acaban de insultar!
Ddf: Es un accidente que ocurre pocas veces
¡Fíese de mi
palabra!
P-JP: ¿Y esos que gritan alrededor del campo?
Ddf: Un detallito
¡Los fanáticos que a veces van demasiado
lejos en su amor por el juego!
P-JP: Pues debe de ser muy grande, porque vociferan unos insultos y unos gritos
de odio de una manera muy poco digna. Permítame que le recuerde mi
definición de la justicia, porque me parece que ninguno de los actores
de su juego la conoce: la justicia es el respeto, espontáneamente experimentando
y recíprocamente garantizado, de la dignidad humana, en cualquier persona
y en cualquier circunstancia en que se encuentre, y en cualquier riesgo al
que se exponga.
Ddf: Pero entonces ¿de qué principio, de qué ley, es
expresión el juego del que soy yo el dios?
P-JP: De la ley de mercado, del puro capitalismo, y no del mutualismo.
Ddf: Gracias por la aclaración. Voy entonces a ver a Adam Smith y a
su amigo David Ricardo.
P-JP: Buen viaje, ¡le acogerán con los brazos abiertos!