SECCIONES
Hace ciento diecinueve años (1886) ocurrieron los asesinatos de varios
anarquistas en Chicago por parte de un gobierno "legalmente establecido";
todos sabemos el porqué de ello. Y creemos que no se debería
estar recordando año tras año los hechos acaecidos en aquellos
momentos. Todo trabajador sabe que la fecha del Primero de Mayo, ha sido en
defensa de los intereses proletarios, del recordar las luchas por aquellos
derechos que año tras año se fueron consiguiendo con nuestras
movilizaciones, con la sangre de nuestros compañeros.
Hoy parece ser que esta fecha es más un día de fiesta, lo que
ya consiguió el franquismo con aquellas movilizaciones en los campos
de fútbol. Pues bien, hoy los sindicatos llamados obreros, pongamos
por caso UGT y CC OO entre otros (y nombramos a éstos porque ellos
mismos se llaman representantes de la clase obrera; sí, así
como suena), están viviendo de las mentiras al proletariado, y de las
ayudas estatales, las cuales se calculan alrededor de 30.000 millones de las
antiguas pesetas, que es lo que perciben cada año por "defender
al trabajador". Estos sindicatos se ocuparon de desvirtuar el espíritu
del Primero de Mayo de tal forma que hoy estos actos de reivindicación
se han trasformado en jolgorio de fiesta. Estos sindicatos se han convertido
en verdaderas empresas, permitiéndose el lujo de despedir a sus propios
empleados.
Para nosotros los anarquistas el Primero de Mayo es, y debe ser en todo el
mundo, un día de unidad del proletariado revolucionario, una fecha
que reúna en un frente único internacional a todos los trabajadores,
a la clase obrera organizada y no organizada, a esos compañeros que
están esperando que alguien les diga la verdad, que dejen de mentirles
y que les traten con dignidad. En esta fecha deberían de caer todas
las barreras que diferencian y separan a comunistas, socialistas y anarquistas.
Un día de rebelión, no de descanso. Un día no ordenado
por esos voceros jactanciosos de los sindicatos protegidos por el Estado,
por los voceros de las instituciones que tiene encadenado al mundo del trabajador.
Un día en el que el trabajador haga sus propias leyes y que tenga el
poder de ejecutarlas. Todo sin el consentimiento ni aprobación de los
que nos oprimen y gobiernan. Un día en que con la tremenda fuerza del
trabajador unido se moviliza contra la opresión y la tiranía,
contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar
a disfrutar de las famosas ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso,
ocho horas para lo que nos dé la gana.
Y tal como dice la CNT, los trabajadores son únicamente vendedores
de su esfuerzo a cambio de una remuneración, no son una mercancía
con la que se trafique, aunque tristemente sea una realidad.
Los sindicatos deben de ir mas allá de las reivindicaciones económicas,
deben dejar de ser los gestores de un sistema que nos oprime y para ello deben
de ser independientes del Estado y sus subvenciones y de otros compromisos
que puedan maniatar su independencia.
Después de siglos de dominación, de ejercicio del poder de
la persona sobre la persona, da igual cualquiera de sus formas (república,
monarquía, dictadura, democracia, etc.), en todas sus dolorosas y sangrientas
manifestaciones (guerras, genocidios, parricidios, persecuciones religiosas
y políticas, etc.) después de siglos de permanecer bajo el yugo
de los iluminados de turno, los elegidos por Dios o por nosotros mismos para
decirnos lo que tenemos que hacer, pensar, desear, cómo tenemos que
vivir, trabajar, amar, actuar, vestir. ¿No estamos hartos ya de tener
siempre alguien por encima que asuma nuestra responsabilidad en todo lo bueno
y nos la ceda en todo lo malo? ¿No estamos hartos ya de que se nos
asesine, se nos encarcele, se nos bombardee, se nos discrimine, se nos torture,
se nos contamine, se nos condene, se nos despida... en nombre de la libertad,
la justicia, la paz social, la igualdad, el medio ambiente, Dios, el Nuevo
Orden Mundial, la paz? ¿No estamos hartos ya de promesas incumplidas,
palabras vacías, traiciones, corruptelas, pactos de silencio, responsabilidades
que no se depuran, cabezas de turco, montajes policiales, leyes antiobreras,
golpes del Estado, fondos reservados, accidentes laborales no investigados
con fuerte hedor a terrorismo patronal, contaminación de ríos,
mares y cielo en nombre del progreso y el bienestar público? ¿No
estamos hartos ya de que banqueros, políticos, militares, empresarios,
curas, jueces, policías y demás pandilla de vagos improductivos
nos roben, mientan, masacren, exploten, salven, condenen, repriman y despersonalicen
convirtiéndonos en sus esclavos, en sus víctimas, en su rebaño,
en sus reclusos y en sus sospechosos para toda nuestra vida?
¿Qué sociedad queremos? ¿Con qué mundo soñamos?
¿Nos gusta la sociedad y el mundo en el cual vivimos? Si no es así:
¿Qué podemos hacer para cambiarlo?
Esta pregunta es tan sencilla de responder como difícil de llevar a
la práctica la respuesta, las utopías nunca fueron fáciles
de realizar, pero alcanzar la libertad tutelados por cualquier forma de Estado,
no es que sea difícil, es imposible. La libertad existe y está
ahí, a nuestro alcance, sólo tenemos que tomarla en nuestras
manos y utilizarla, hacer uso de ella, practicarla y no hipotecarla dejándola
en manos de otros, pues somos nosotros y nadie más quienes hemos de
decidir y actuar sobre todo lo que nos afecta tanto en el trabajo como en
la vida, sin miedo a equivocarnos, pues lo mejor que tienen los errores es
que pueden subsanarse, si nos empeñamos en subsanarlos en vez de buscar
culpables. La libertad exige responsabilidad y cuando todos somos responsables,
todos seremos culpables y de todos dependerá la solución. No
se trata de asumir el poder, se trata de diluirlo en un organismo llamado
asamblea formado por todos los miembros de la sociedad con el mismo poder
de decisión y capacidad de actuación, cada uno en su campo y
según sus actitudes "a cada uno según su necesidad y de
cada uno según su posibilidades". Sólo una sociedad regida
por el libre acuerdo, por la libre federación de individuos libres
podrá garantizarnos esa libertad que todos llevamos en el corazón,
esa libertad que todos ansiamos y que hoy en día sólo unos pocos
perseguimos: la anarquía.
El 1 de mayo de 1980, después de la manifestación celebrada
en la calle Bravo Murillo de Madrid, entramos un centenar de cenetistas en
un local casi destruido, situado en Villaverde Alto. Este era un barrio, situado
al sur de Madrid, rodeado de industrias del metal, que había sido un
pequeño pueblo agrícola y que, en la actualidad, sigue siendo
un barrio deprimido, sin vida propia, aunque algo más colorido por
la concentración de inmigrantes de todos los colores y países.
Fue una de tantas ocupaciones protagonizadas por la CNT para reivindicar la
devolución de su patrimonio histórico, robado por el franquismo
al término de la llamada guerra civil. Normalmente, la policía
procedía al desalojo enseguida, pero el acto cumplía su función
de denuncia. En este caso, sin embargo, la policía tardaba en llegar,
así que la asamblea, reunida sobre toneladas de escombros, reaccionó
enviando a algunos compañeros a los locales de la CNT de Madrid a por
material para proceder al desescombro y cierre del edificio. Durante semanas,
varias decenas de militantes quedamos dentro adecentando un espacio que parecía
sacado de una fotografía de Berlín en 1945 y que, en efecto,
había sufrido dos incendios parciales y era un vertedero para ratas
y yonkis desde hacía un par de años.
En realidad, la construcción era relativamente reciente -1960- y la
hizo el sindicato vertical del franquismo sobre los terrenos de una fábrica
de pan autogestionada por trabajadores cenetistas, que se llamaba "El
pan del obrero". Al disolverse esta organización fascista, el
espacio fue utilizado por sindicatos y trabajadores de empresas de la zona
para hacer reuniones y asambleas (en esa época se hacían a diario)
dada la falta de locales sindicales, hasta que -sobre el 1977/78- cayó
en desuso. Pronto empezaron los robos (hasta las máquinas de escribir
se habían dejado) y la rapiña (no quedaron ni las conducciones
de la luz, desagües o calefacción y hasta las paredes laterales
-eran de hierro y cristal- fueron desmanteladas).
El primer acto público, seguido por gran cantidad de vecinos y cenetistas
emocionados, fue el derribo de los símbolos fascistas que afeaban la
fachada principal. Cayeron desde la parte más alta, con gran estruendo
y seguidos de los vítores de la concurrencia, para visualizar el importante
cambio que suponía esta recuperación de un espacio que fue experiencia
revolucionaria y que pretendíamos que volviera a serlo.
Con esas pretensiones, las actividades comenzaron casi de inmediato: lo que
tardamos en sacar grandes cantidades de escombros. El barrio siempre ha tenido
carencias de todo tipo, así que empezamos por las actividades culturales
que, con Cayetano Morales -cantautor y militante del Sindicato de la Construcción
de la CNT- como primer invitado, no han parado hasta hoy. A Cayetano le siguieron
otros muchos cantautores conocidos, como Joaquín Sabina, Javier Krahe,
Pablo Guerrero, Chicho Sánchez-Ferlosio, Rafael Amor y un largo etcétera,
pero no fue el único tipo de música que ofrecimos al barrio
en estos 25 años: rock, blues, punk y clásico o folk, se han
sucedido sobre el escenario. Y, por supuesto, tampoco la música fue
la única actividad cultural: charlas-coloquio por docenas, teatro,
cine, exposiciones o presentaciones de libros, siguen siendo un parte importante
de la vida de este local situado justo en el centro de Villaverde Alto.
Aquí está, también, la escuela infantil "Pequeñ@
compañer@". Fue uno de los primeros proyectos propuestos con la
ocupación, así que ya va por su curso número veinticuatro.
Y la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, archivo, biblioteca,
hemeroteca y editorial de la CNT, además de algunas otras tareas, igualmente
interesantes, como la organización de importantes Jornadas y Congresos
de estudio y debate del anarquismo. No podemos olvidar el sindicato, claro:
la Comarcal Sur de la CNT que, con algunos altibajos, está hoy con
más afiliados que nunca y una actividad desbordante, ni el Ateneo Libertario
de Villaverde, que ya llevaba siete años de recorrido cuando se recuperó
el local. Músicos, artesanas, etc., siguen teniendo, igualmente, este
edificio como su segundo hogar, y el barrio y los anarquistas, un espacio
para el aprendizaje y el disfrute.
Por supuesto, nunca se dejó de lado la lucha en la calle. Manifestaciones,
concentraciones o piquetes para reivindicar o denunciar situaciones como las
de los presos y presas represaliados por el Estado, los antimilitaristas,
los inmigrantes o los trabajadores explotados, sancionados o despedidos por
el capitalismo salvaje e inhumano, se han repetido a menudo organizadas desde
el local. Hemos tenido por ello, detenidos, presos, apaleados y denuncias
varias, pero nadie se echó atrás por eso, ni se olvidó
la solidaridad generosa y valiente desde la CNT y el resto de los colectivos.
En definitiva, los anarquistas hemos demostrado que podemos cambiar las ruinas
por un mundo nuevo y que, para ello, no necesitamos ni las subvenciones del
Estado, ni dirigentes, liberados o parásitos. Lo que necesitamos, para
continuar otros veinticinco años de autogestión, es la participación
y entrega de los militantes libertarios, como hasta ahora. Por el momento,
y para celebrar este primer cuarto de siglo, tenemos un mes de mayo repleto
de actos, que empiezan con un pasacalles por el paseo principal, trueques,
comedores veganos, charlas-debate, teatro para pequeños y grandes,
cine, música de varios estilos y, claro, una fiesta final con tarta
de cumpleaños incluída.
Para quien quiera conocer más a fondo esta experiencia, hemos editado
un folleto -de unas sesenta páginas- donde se relata gran parte de
la historia.
Pascual
Jornadas libertarias
30 de abril al 29 de mayo de 2005
Sábado 30
12,00: Pasacalles, sangría y limonada popular
12,00: Mercadillo del trueque
15,00: Comedor vegano
19,00: Charla-debate: 25 años de anarquía
Domingo 1
12,00: Valdecederas. Manifestación 1º de Mayo de la CNT
15,00: Comida conmemorativa. Menú vegano: dos platos, postre, infusión
o café.
21,00: Concierto: Invitados de Piedra (Metal Core desde Villaverde), Futuro
Veganpop (Hard Core Melódico desde Madrid), Desidia (Punk Ska desde
Villaverde)
Jueves 5
19,00: Charla-debate: La figura de Federica Montseny, con Irene Lozano
(periodista e investigadora). Proyección del documental "Federica,
palabras de Mujer"
Viernes 6
19,00: Charla-debate: Educación actual y alternativas del anarquismo,
a cargo de la Sección de Estudiantes de la CNT-Villaverde
21,00: Cine-forum: "La verdad sobre el caso Savolta"
Sábado 7
12,00: Mercadillo del trueque
15,00: Comedor vegano
21,00: Concierto: Raskatripas (Punk-Rock Ska, San Pablo de los Montes), Zurrapapos
(Punk-ska, Toledo), Insurgentes (Hard-Core Toledo)
Domingo 8
12,00: Teatro de mimo con Javier Torres (Mérida)
Jueves 12
19,00: Charla-debate: Anarquismos, tendendencias y corrientes libertarias
Viernes 13
19,00: Charla debate: Prensa y poder, a cargo de Moncho Alpuente (periodista)
21,00: Cine-forum: "La estrategia del caracol"
Sábado 14
12,00: Mercadillo del trueque
12,00: Recital de poesía, con Goliardo Ceibe (Barcelona), presentación
de su último libro "Afilando la pluma"
15,00: Comedor vegano
18,00: Una lectura del Quijote, con Goliardo Ceibe (Barcelona)
21,00: Concierto: Javier Krahe
Domigo 15
12,00: Teatro para mayores y pequeños: Historias del Camino. Cristófono
Colombo (Hervás-Cáceres)
Jueves 19
19,00: Charla-debate y proyección: Liberación animal, a
cargo de Anti Especista
Viernes 20
19,00: Presentación del libro "Transiciones, de la asamblea
obrera al proceso del Pacto Social, CNT 1979-1981", a cargo del autor,
Pablo César Carmona
21,00: Cine-forum: "¡Qué alegría vivir!"
Sábado 21
12,00: Mercadillo del trueque
15,00: Comedor vegano
19,00: Charla-debate: Cárcel no es reinserción, a cargo de CNT-Villaverde.
Documental: "Muerte silenciosa"
21,00: Concieto: Milicia 34 (Punk desde Madrid), Regocijo en el Fango (cantautores
desde Aranjuez)
Domingo 22
10,00: Excursión y comida campestre a las posiciones del Frente
Antifascista, Cerro de los Ángeles (Getafe). Traer vehículo
y comida. Salida desde el Ateneo Libertario
Viernes 27
19,00: Charla-debate: Maquis, la resistencia antifascista, con Dolors
Marín
21,00: Cine-forum: "Sacco y Vanzetti"
Sábado 28
12,00: Mercadillo del trueque
15,00: Comedor vegano
19,00: Charla-debate: Nacionalismo y anarquismo, con compañeros de
la CNT de Santiago de Compostela y Vitoria
Domingo 29
20,00: Teatro: Mujer tenía que ser, a cargo de Pipi Gutiérrez
(Albacete)
22,00: Fiesta fin de las jornadas: Gran tarta para nuesto-vuestro 25 cumpleaños
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA "25 AÑOS DE ANARQUÍA" durante todas las jornadas
Sobre el directorio Bolkenstein
Continuando el artículo aparecido en el número 200 (marzo pasado)
de Tierra y libertad con el título "Abstención, el triunfo
del pueblo", queremos dirigirnos también a los lectores de nuestro
periódico anarquista, estando en posesión del texto completo
del "Tratado establecido para una Constitución para Europa",
que aquí en Francia se ha ofrecido gratuitamente en un formato de periódico
normal de 28 páginas bien prietas y con letra minúscula. No
podía ser de otra manera, con sus 448 artículos y sus IV partes,
divididas cada una de ellas en secciones, y cada artículo con sus apartados.
Me refiero a la Comisión de la Unión Europea en vigor, formada
por comisarios nombrados por los gobiernos que forman la mencionada Unión
Europea, los cuales participan en la confección del llamado "directorio
Bolkenstein" (nombre del comisario holandés que lo inicia) donde
se establecen normas y derechos para todo trabajador de un país miembro
de la Unión Europea que vaya a prestar sus servicios a otro país
miembro.
En el capítulo de ese tratado que habla sobre la circulación
de personas y de servicios, en la parte III, sección 2, artículo
133, los apartados c) y d) son contradictorios a mi juicio. Véamoslos:
El apartado c) nos dice que se ha de permanecer en los Estados miembros a
fin de ejercer un empleo conforme a las disposiciones legislativas reglamentarias
y administrativas por las que se rigen los empleos de los trabajadores nacionales.
El apartado d) dice que se ha de demorar en las condiciones de que son objeto
de reglamentos europeos adoptados por la Comisión sobre el territorio
de un Estado miembro, después de haber ocupado un empleo.
Y ahí es donde vemos la contradicción flagrante, o mejor la
pillería que con el directorio Bolkenstein quiere imponerse antes de
ponerse en práctica la Constitución. Es decir, establecido ya
un reglamento europeo por la Comisión en vigor, los trabajadores tendrán
que aceptarlo, como en la actualidad sucede a los trabajadores emigrantes
sin papeles, que para poder vivir aceptan cualquier trabajo al menor sueldo,
que la Comisión que aprobó el referido Directorio Bolkenstein
a mi entender lo legaliza en toda la Unión Europea. Gracias a las protestas
y a la manifestación de los sindicatos europeos en Bruselas se ha congelado
este directorio
posiblemente esperando modificarlo, puesto que es de
mucho interés para la patronal. Puesto que cualquier decisión
que la Comisión ponga en duda durante cuatro a seis meses deberá
pasar por el Parlamento Europeo, habrá que ver cómo eliminar
el embrollo que causa al trabajador que preste sus servicios en otro Estado
miembro de la Unión Europea (artículo III-227, párrafo
2).
Da frío en la espalda, como se dice aquí en Francia, cuando
sin ningún control ese Tratado de la Constitución especifica
a favor de los trabajadores en lo que respecta a la competencia, la flexibilidad,
por sólo citar estas dos disposiciones que la patronal exige y practica,
o mejor, son los Estados miembros que adoptan las suyas. Y cuando vemos lo
que ocurre aquí en Francia con un diez por ciento de personas útiles
en el paro, sin contar a las no asistidas, que son cinco millones de desempleados,
sin tomar medidas para la vergonzosa deslocalización que condena a
miles al hambre, al suicido, a la mendicidad y al robo. Es decir, lo económico
está por encima de lo político, que les obedece en detrimento
de lo social que todos los gobiernos solucionan con la represión.
Como dice la compañera Marilés, la abstención y la lucha
para conseguir de una vez por todas los derechos humanos es el triunfo del
pueblo.
Vil garrote que te llevó,
mataron a Salvador.
Sucio Estado y sucias guerras,
que abrasan tu cuello,
mataron a Salvador.
Libertad y solidaridad,
ideas estranguladas,
sucio Estado y sucias armas,
mataron a Salvador.
Aquél que todos tenemos dentro.
Desapareció físicamente,
sus ideas están presentes,
mataron a Salvador.
Hoy muertos en vida,
no pensamos,
no luchamos,
no morimos, pues ya lo estamos,
mataron a Salvador.
Podría haber sido otro,
desapareció un sospechoso,
lo mataron, nos lo robaron,
mataron a Salvador.
Mataron, insultaron, lincharon,
les maldigo,
¡qué se maten entre ellos!
Ahora es Salvador,
ahora y siempre, sangre del pueblo.
Racismo, xenofobia y sexismo, pueden considerarse tres aspectos diferentes
de una misma actitud. En todos los casos sólo toman cuerpo y significado
cuando pueden medirse con algo diferente. El sexista, lo mismo que el racista
o el xenófobo, solo es capaz de autovalorarse colocando al otro en
unas condiciones de inferioridad que él estima objetivas. La debilidad
de la mujer convierte a ésta en culpable y por tanto la hace merecedora
de estar situada en un plano de dependencia, campo abonado para el ejercicio
del poder sobre ella.
El sexismo está ligado a la idea narcisista de fuerza, pero esa fuerza
sólo es el resultado de la explotación del adversario en condiciones
de inferioridad; es un poder que se sustenta sin ningún riesgo. El
sexista nunca se compara a otro hombre porque de esa comparación podrían
derivarse resultados no deseados.
El más claro exponente de racismo, sexismo y xenofobia lo encontramos
en los totalitarismos de derechas que extendieron su ideología por
Europa durante el pasado siglo XX. Uno de los teóricos fascistas, F.
Lofredo, defendía en su libro Política de la familia (editado
en Milán en 1938 y citado en la obra Explotación y liberación
de la mujer)
-"Una medida verdaderamente revolucionaria: reconocer el principio de
prohibición de la instrucción profesional, media y superior
de la mujer y, por lo tanto, modificar los programas de enseñanza,
de modo que permitan impartir a la mujer una instrucción dirigida a
hacer de ella una excelente ama de casa y madre de familia. (...) Será
por tanto fatal que el fascismo enfrente y resuelva este problema, fundamental
en la creación de nuestra nueva civilización, realizando la
negación teórica y práctica de ese principio de igualdad
y cultura entre hombre y mujer, que puede alimentar uno de los factores más
dañosos de la perjudicial emancipación de la mujer. (...) La
abolición del trabajo femenino debe ser resultado de dos factores:
la prohibición sancionada por la ley y la reprobación sancionada
por la opinión pública. (...) La mujer debe volver estar absolutamente
sujeta al hombre, sea padre o marido: y por lo tanto inferioridad espiritual,
cultural y económica".
De todos modos, los regímenes fascistas necesitaban que su campaña
contra las mujeres fuese sutil, no se estaban enfrentando a una minoría,
sino al cincuenta por ciento de la población. Había que lograr
que las propias mujeres aceptasen voluntariamente una situación de
sometimiento a los varones. Para ello, la sumisión tenía que
ser considerada un hecho natural derivado de su condición de género.
Uno de los factores para lograr este propósito consistió en
ensalzar la maternidad y primar con incentivos económicos y sociales
a las mujeres que dejaban su puesto de trabajo para casarse, en tanto que
se obligaba a pagar tasa doble a las estudiantes femeninas.
En Italia, en 1924, las obreras de las tabacaleras de Milán y Bolonia
se negaron a afiliarse a los sindicatos fascistas y más tarde siguieron
su ejemplo las tejedoras de Salerno y las obreras textiles de Biella. Pero
esta reacción que dejaba patente el carácter combativo de las
mujeres, hubiese necesitado unas organizaciones con mayor madurez de la que
tenían entonces las organizaciones femeninas obreras. Los despidos
comenzaron a sucederse "por el bien de las propias mujeres", según
aseguraba la propaganda.
A pesar de cobrar la mitad del salario de los varones y trabajar el mismo
número de horas, lo cual podía ser un incentivo para su contratación,
los organismos oficiales rodearon la contratación femenina de tantos
requisitos y reglamentaciones, que los empresarios se vieron disuadidos de
incluir mujeres en sus plantillas, incluso en aquellos trabajos donde su presencia
había sido una tradición.
Según la revista Rinascita en 1936, la tasa de empleo femenino había
pasado del 32,5 al 24 por 100.
La mujer no debía trabajar, no debía estudiar ¿podría
votar? En 1923, el fascismo italiano celebró un congreso pro-sufragio
femenino. En él, Mussolini defendió el voto para las mujeres,
pero en un sufragio restringido, solo para algunas categorías privilegiadas,
aquellas mujeres con mas de 25 años que cumpliesen alguno de estos
requisitos:
Haber sido condecoradas con medallas al valor civil, ser madres de soldados
caídos en campaña, ejercer la tutela o patria potestad de algún
menor, aprobar previamente un examen de capacitación intelectual, pagar
al Ayuntamiento una suma anual de 40 liras.
Sin embargo, ni este simulacro de respeto a las libertades femeninas se pudo
mantener, las mujeres fueron sacrificadas por el fascismo para que los hombres
se sintiesen fuertes contemplando la debilidad de sus compañeras.
Ha muerto Juan Pablo II, o Karol Wojtyla, como mejor se quiera. Cuando salga
este articulo ya haya nuevo Papa, pero es un momento interesante como para
hacer una valoración, no sólo del pontificado de Juan Pablo
II, sino de la Iglesia y el Vaticano en general.
Ahora sacan todos los valores del pontífice muerto. Parece que Juan
Pablo II fue la persona más buena sobre la Tierra, y poco menos que
sin él no existiría la ley de la gravedad. Pocos medios de comunicación
se atreverán a decir nada negativo del Papa muerto. Cuánto de
menos se echa un buen periódico anticlerical. Pero a falta de esto
nuestra prensa sí puede hacer valoraciones. Si por algo se ha caracterizado
el pontificado de Juan Pablo II ha sido por su visceral anticomunismo. No
vamos a ser nosotros quien defienda estos regímenes, pero sí
es cierto que bajo su mando la inestabilidad internacional ha sido importante.
Igualmente, a través de sucesivas encíclicas el Papa ha valorado
la situación del denominado Tercer Mundo, donde lejos de ofrecer una
solución interesante a la cuestión, se ha dedicado a decir a
los pobres que esperen el Reino de Dios, donde se acabarán sus penas.
Esto para regocijo de los ricos, que poca oposición iban a encontrar.
También es criticable la beatificación y canonización
de fascistas confesos, como hizo en su último viaje a España.
Esto sin olvidarnos de la canonización de personajes tan negativos
como el fundador del Opus Dei Josemaría Escrivá de Balaguer.
Se alaba su actitud de oposición a la guerra de Iraq, pero la posición
del Vaticano fue más triunfalista que altruista. Se opone a la guerra
de Iraq en un mundo casi al completo en contra de dicha intervención.
¿Alguien se imagina cómo habría repercutido en el Vaticano
su apoyo a la guerra en un mundo hostil a ella? La respuesta es muy sencilla.
También en sus últimos momentos oímos cómo Juan
Pablo II criticaba las reformas que los socialistas españoles llevan
a cabo, que algunos atrevidos dicen que es laicismo o incluso los más
fanáticos las tachan de ateas.
Pero la muerte del Papa y todo lo que rodea la elección de uno nuevo
pone en tela de juicio la institución de la Iglesia y el Estado Vaticano.
Empezando por el Estado Vaticano, nos encontramos ante el último Estado
absolutista, con todo lo que ello conlleva, de Europa. ¿Cómo
es posible que algunos hayan calificado a Juan Pablo II, o a los anteriores,
Papa de la democracia si rige un Estado que no es democrático? Todo
esto sin contar los estatutos especiales que se dictaminan dentro del Vaticano
o que aún mantiene la pena de muerte. Muchos de los que se conduelen
de la muerte del Papa son aquellos que se denominan "adalides de la democracia",
a los que se les llena la boca de ideal democrático. Pero olvidan la
historia, y las revoluciones democráticas y socialistas siempre encontraron
en el Vaticano el más ferviente enemigo. Todos los movimientos por
una sociedad más justa eran inmediatamente condenados y perseguidos.
El Vaticano es uno de esos Estados más que los anarquistas anhelamos
destruir como institución, si bien determinadas cuestiones internas
nos hace tenerle mayor animadversión.
Otro foco de debate es la institución de la Iglesia. Dos años
de crímenes, persecuciones y condenas la contemplan. No es precisamente
la Iglesia católica un ejemplo a seguir. Recordemos algunas cuestiones
históricas. La Iglesia ha quemado a científicos y filósofos
solo por utilizar la razón, ha prohibido obras en un Índice
de Libros Prohibidos que se mantuvo vigente hasta los años 60 del siglo
XX, aunque hoy seguro que lo utilizarán de otra manera. Han bendecido
las armas en la guerra, mantuvieron la Inquisición hasta sus estertores
y la prolongaron todo lo que pudieron durante siglos, hasta prácticamente
la actualidad. Como casos concretos próximos recordemos la condena
a Francisco Ferrer Guardia y su Escuela Moderna, campaña que orquestaron
los jesuitas por el odio que tenían al pedagogo libertario. También
la actitud de Pío XII ante la II Guerra Mundial y el holocausto nazi,
sonriendo a las fuerzas del Eje y con ello a todas las barbaridades cometidas.
Esto es un hecho y algo vergonzoso para la civilización.
El poderío económico de la Iglesia es lo que la mantiene. Y
ese poderío económico le viene del expolio que durante siglos
y siglos ha perpetrado contra la población.
Hoy al Iglesia sigue matando. Mata de hambre con sus mensajes de sumisión
a la población paupérrima. Mata a miles de niños al año
por hambre al condenar los métodos anticonceptivos en países
donde la mortalidad infantil es alta, con niños que no llegan a un
año. Este es un gran logro de los misioneros católicos. Sin
contar también las inversiones de la Iglesia en el mundo capitalista
que a través de sus instituciones realiza. Es la riqueza para ellos
y la explotación para nosotros.
La Iglesia es un elemento en lenta descomposición. Uno de nuestros
muchos trabajos es la erosión día a día de esta institución
del crimen y la explotación. Quizá hoy es un buen momento para
la activación de un fuerte movimiento anticlerical.
Aunque hemos hablado de los católicos, ninguna doctrina debe escapar
a la crítica anarquista. No hay religiones buenas o malas. La religión
conduce inevitablemente al fanatismo y es uno de los valores de la guerra.
Fanatismo y guerra, enemigos irreconciliables del ideal anarquista. En nuestra
crítica general pondríamos a la misma altura al Papa, que al
Imán, que al Rabino o al Dalai Lama. Pero el entorno que nos ha tocado
vivir es el del catolicismo, y por lo tanto lo sufrimos más de cerca.
Las manifestaciones clericales y sus opiniones oxidadas es algo que no debe
caer en el olvido del anarquismo. El envalentonamiento último de la
Iglesia y sus posiciones fanáticas ha demostrado donde están
realmente. La Conferencia Episcopal Española con sus opiniones sobre
el aborto, los métodos anticonceptivos o la violencia de género,
entre otras cuestiones, ha dejado bien claro el mensaje desfasado y atroz
de la Iglesia católica. Curioso cuando condena el terrorismo esta institución
que implanta el terror en la sociedad.
El Papa ha muerto, pero vendrá otro. Nosotros no nos alegramos de los
males personales y del sufrimiento que ha padecido en sus últimas horas
este personaje. Somos humanistas. Pero criticamos y combatimos las instituciones
del poder. Papado, Vaticano e Iglesia son instituciones a superar. El camino
es sencillo: Ciencia, Razón y Progreso. Tres valores de la anarquía.
Las Iglesias legitiman su intervención en política europea
por el hecho de ser "actores sociales" en los servicios de educación,
sanidad, ayuda a "inmigrantes" y desprotegidos: por eso tienen,
según ellas, el derecho a dar su opinión y a hacer presión
a sus fieles para hacer valer sus puntos de vista.
El título VI del proyecto de Constitución estipula en su artículo
44 que "en todas sus actividades, la Unión Europea respeta el
principio de igualdad de sus ciudadanos". Sin embargo, el artículo
51 otorga a las Iglesias y a ciertas asociaciones una representación
especial y distinta de las asociaciones de la sociedad civil. Además,
el artículo 51 constituye una discriminación respecto a las
personas miembros de organizaciones religiosas que no están afiliadas
a una Iglesia. Estas disposiciones crean de hecho una doble representación
de los intereses de las organizaciones afiliadas a una Iglesia:
1. Aplicando el artículo 51 que acabamos de citar, "en reconocimiento
de su identidad y de su contribución específica"
2. Aplicando el artículo 46 relativo a la democracia representativa
de la sociedad civil, de la que forman parte también las asociaciones
religiosas.
La Comisión del Episcopado de la Comunidad Europea (COMECE) parece
más que satisfecha del giro que han tomado los acontecimientos. Así,
monseñor Noël Treanor, secretario general de la COMECE, ha declarado:
"Equilibrando un espíritu de apertura entre lo religioso y lo
político con la justa separación de las dos esferas, el artículo
I-51 representa un nuevo acercamiento al gobierno, que está al nivel
de los retos de la sociedad europea en el siglo XXI. Al referirse desde sus
primeras palabras al "legado cultural, religioso y humanista" de
Europa, el tratado constitucional subraya el papel formador de este legado
-del que los cristianos forman una parte esencial- para la Europa de hoy.
Por eso lamento que los jefes de Estado y de gobierno no hayan podido encontrar
una fórmula que reconozca explícitamente la contribución
indiscutible del cristianismo y de otras tradiciones".
¿Un legado humanista?
Los representantes de la Iglesia olvidan sencillamente que existe un legado
humanista en Europa, un humanismo contituido por una oposición feroz
de la Iglesia y una lucha encarnizada contra los pensadores del humanismo
contra la religión. Pero eso no impide a monseñor Treanor decir:
"Esta omisión no cambia en nada el hecho de que los valores de
la Unión descritos en el artículo I-2, sobre todo el respeto
por la dignidad humana, hayan estado inspirados en el pensamiento cristiano.
Por el contrario, constituye una oportunidad para construir sobre la base
de nuestro patrimonio común un porvenir abierto a todos".
Juan Pablo II, jefe de un Estado que no es miembro de la Comunidad Europea,
agradece a sus compatriotas polacos el haber defendido los valores eternos
del catolicismo. "Agradezco a Polonia que, en el forum europeo, haya
defendido fielmente las raíces cristianas de nuestro continente. De
ellas han salido la cultura y el desarrollo de la civilizacion de nuestro
tiempo. No se pueden cortar las raíces de las que procede".
El 19 de junio de 2004, al hacer alusión al texto de la Constitución,
el director del gabinete de prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro
Valls, subrayaba la satisfacción del Vaticano: "Los medios de
comunicación social han informado de la adopción del acuerdo,
en Bruselas, del Tratado Constitucional Europeo por parte de los jefes de
Estado y de gobierno, de los 25 Estados miembros. La Santa Sede expresa su
satisfacción ante esta nueva e importante etapa en el proceso de integración
europea, siempre deseada y estimulada por el pontífice romano".
Tenía otro motivo para alegrarse:
"Es también un motivo de satisfacción la inserción
en el tratado de la disposición que salvaguarda el estatuto de las
confesiones religiosas en los Estados miembros y obliga a la Unión
Europea a mantener con ellas un diálogo abierto, transparente, regular,
reconociendo su identidad y contribución específica". "No
obstante, añade Navarro Valls, la Santa Sede expresa su disgusto ante
la oposición de ciertos gobiernos al reconocimiento explícito
de las raíces cristianas de Europa. Se trata de un desconocimiento
de la evidencia histórica y de la identidad cristiana de las poblaciones
europeas".
La Santa Sede, subraya el portavoz del Vaticano, "expresa su gratitud
y aprecio a los gobiernos que, conscientes de su pasado y del horizonte histórico
sobre el que toma forma la nueva Europa, han trabajado para dar una expresión
concreta a su legado religioso reconocido".
Siete países, en efecto, han defenido este reconocimiento: Polonia,
Italia, Eslovenia, Eslovaquia, República Checa, Malta y Portugal, cuatro
de ellos, según precisa el Vaticano, hasta hace poco bajo un régimen
comunista ateo. Se podrían, no obstante, presentar las cosas de otro
modo: cuatro países bajo el régimen totalitario comunista y
dos (Italia y Portugal) que han vivido la experiencia del fascismo.
L'Osservatore Romano sacaba este titular el día 20 de junio de 2004:
"Una Europa de memoria descolorida". El subtítulo explicaba:
"A la satisfacción por la adopción del tratado constitucional
debe añadirse no obstante el lamento por los contenidos, que no están
a la altura de las esperanzas y los deseos". Un recuadro se titulaba:
"Lamentos de la Santa Sede", e incluía la totalidad de la
declaración de Navarro Valls.
Un comunicado de los obispos de Polonia se hizo eco de las palabras de Juan
Pablo II y deploró que, ignorando las convicciones de la mayor parte
de los habitantes de Europa, del Papa, y de numerosas conferencias episcopales,
el texto del tratado consitucional "no contenga ninguna referencia a
las raíces cristianas del continente". Y concluyen: "Vista
la situación, convocamos a todos los hombres de buena voluntad para
que reflexionen en el futuro de una Europa construida sobre la omisión
de valores fundamentales".
Hablemos pues de los valores fundamentales de la Iglesia Católica.
Un fascista canonizado
Juan Pablo II ha canonizado recientemente a un dirigente fascista, fundador
del Opus Dei, Escrivá de Balaguer, director espiritual de Franco y
de Pinochet. Esta secta, fundada en 1928 en Madrid, desempeña un papel
político e ideológico capital en la difusión de las posiciones
integristas del Vaticano. Esta organización de la extrema derecha católica,
que depende directamente del Vaticano, es la principal responsable de las
reorientaciones de la mayor parte de las conferencias espicopales (especialmente
en España, América del Sur y África). Así, los
prelados y fieles de izquierdas han sido perseguidos (incluso ejecutados,
como el asesinato del obispo Romero en América Latina). Hay pocas conferencias
episcopales que puedan resistir, porque los nombramientos los hace el Vaticano.
El Opus Dei es el principal impulsor de las campañas en pro del orden
moral (rechazo del derecho a la anticoncepción y al aborto, entre otros)
y contra el preservativo: las posiciones del Vaticano son responsables de
cientos de miles de muertos y constituyen sin duda un verdadero crimen contra
la humanidad.
El Opus se describe a sí mismo en Crónica, la revista interna
del movimiento, como "el resto santo, inmaculado, de la verdadera Iglesia",
fundado para "proteger a la Iglesia y al papado". Cuatro años
después del Concilio, Escrivá deploraba un tiempo de error en
la Iglesia: "El mal viene de dentro y de arriba. Hay una verdadera podredumbre
y actualmente parece que el Cuerpo místico de Cristo sea una cadáver
en descomposición, que hieda". Eso no ha impedido a esta santa
institución mezclarse muy de cerca con ciertos escándalos mucho
más hediondos, como el caso Matesa, en 1969 (desvío de fondos)
o el asunto José María Ruiz Mateos (fraude fiscal e infracción
en la reglamentación de divisas): "Detrás de la ficción
de una asociación puramente espiritual -familia pobre, rica solamente
en hijos- gravita una nebulosa de sociedades, de bancos y fundaciones dirigidos
anónimamente por miembros del Opus. En los años 70, mientras
Escrivá vituperaba a la Iglesia en descomposición, sus amigos
entraban en la red financiera, lo que permitiría a la Obra hacerse
con millones de dólares".
Los ovarios de la madre Teresa
El Vaticano ha aprobado como "milagro de primera clase" la curación
de una mujer, Monica Besra, cuyo tumor de ovarios desapareció gracias
a que pusieron sobre su vientre una fotografía de la madre Teresa.
La Asociación India de Racionalistas ha negado categóricamente
el hecho y demandado que el milagro post-mortem de la madre Teresa pueda ser
llevado a juicio. Los "testigos" sin embargo, han hecho voto de
silencio sobre este asunto, y el testigo principal, la enferma, ha desaparecido.
El antiguo ministro de Sanidad en Bengala reveló que emisarios del
Vaticano se pusieron en contacto con él y lo invitaron a designar a
un médico que certificara que la curación de Monica Besra había
sido un milagro. Tras haber obtenido los informes médicos del caso
en febrero de 2000, que sometió al examen minucioso del servicio médico
de Calcuta, quedó convencido de que no había habido nada anormal
en esa reabsorción del tumor tras el adecuado y prolongado tratamiento
médico que se le había realizado.
Aquí tenemos un ejemplo típico de los valores del Occidente
cristiano que trata de difundir el Vaticano. La idea de curación milagrosa
no sirve sino para introducir entre los pobres e iletrados de la India unas
ideas supersticiosas que cuestionan cada vez más la confianza en la
ciencia y en la medicina. Ese es el argumento que esgrime la Asociación
Racionalista India.
Un santo que jamás existió
Pero aún no hemos tocado fondo: mejor que los que hacen votar a los
muertos, el Papa ha canonizado a un hombre que nunca existió, un tal
Juan Diego Cuauhtlatoazin. Uno de los mejores historiadores de México,
Serge Gruzinski, afirma que el mito de ese personaje fue creado en el siglo
XVII para evangelizar a los indígenas:
"Esta canonización actual marca la derrota del raciocinio. Los
historiadores hemos sido incapaces de encontrar pruebas. La Iglesia ha sido
más fuerte. Y sin embargo, los propios historiadores eclesiásticos
reconocen que hacer remontarse a Juan Diego Cuauhtlatoazin a 1531 constituye
un contrasentido histórico. En 1531, el obispo de México, fray
Juan de Zumárraga, una racionalista admirador de Erasmo, odiaba las
apariciones. Es la primera vez, desde el Vaticano II, en que se ha expulsado
del martirologio a los santos cuya existencia se rechazaba, por lo que asistimos
a un paso atrás".
En diciembre de 2003, Guillermo Schulemburg Prado, antiguo superior de la
basilica de Guadalupe, envió al Papa un mensaje en el que le pedía
que no canonizara a Juan Diego Cuauhtlatoazin, puesto que su existencia no
se había podido demostrar.
Esta canonización tenía por objeto impresionar a la población
indígena, al mismo tiempo que la Iglesia rechazaba la ordenación
de sacerdotes indios y marginaba a los curas contestatarios. En opinión
de F.J. Pablo, del Movimiento Campesino Indígena Regional Independiente,
está muy claro:
"La imagen de este Juan Diego Cuauhtlatoazin es la prueba clara de la
mentalidad racista de la Iglesia católica. Esta canonización
nos quiere decir a los indios que, si se nos explota, no nos rebelemos. Si
se nos paga mal, no importa. Si sufrimos aquí, en el cielo nos irá
mejor. Se nos manipula; la Iglesia no se preocupa de nosotros". En cuanto
al alcalde del municipio indio de Tatahuicapán, declara: "La canonización
de Juan Diego no tiene nada que ver con el reconocimiento de nuestros derechos
y nuestra cultura. Para el gobierno no es más que publicidad".
El Vaticano, y especialmente el Opus Dei, es una auténtica máquina
de guerra ideológica contra las masas pobres de América Latina.
Juan Pablo II ha nombrado obispos a numerosos miembros del Opus Dei en América
Latina: siete en Perú, cuatro en Chile, dos en Ecuador, uno en Colombia,
así como en Argentina, Venezuela y Brasil. Perú, con siete obispos
del Opus, es particularmente vigilado por el Vaticano, porque de ahí
partió la teología de la liberación desarrollada por
el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez. Esta doctrina, que ha
logrado gran arraigo en América Latina, habla de la liberación
social. Inútil decir que es el objetivo central de la ofensiva del
Vaticano.
La guinda en el pastel
El Vaticano ha publicado hace dos años una serie de prohibiciones sobre
el sexo y la familia que constituyen literalmente un manifiesto de los valores
del Occidente cristiano y de la versión católica del "humanismo"
propuesto a los fieles. Se presenta bajo la forma de un diccionario, llamado
Lexicon, en el que la Iglesia recuerda sus posiciones tradicionales.
Esta obra de 850 páginas se ha puesto a la venta al precio de 60 euros
y aborda 78 temas. Se centra en las convicciones más extendidas, especialmente
las relaciones sexuales, los derechos de los homosexuales, el aborto, el divorcio,
la eutanasia, las uniones libres, etc. Así, podemos leer que "la
abstinencia o las relaciones sexuales limitadas al matrimonio son la única
estrategia realmente eficaz frente al sida". La oposición de la
Iglesia al uso del preservativo como medio de reducir los riesgos del sida
ha sido renovada otra vez.
La Iglesia recuerda también su oposición a la contracepción,
que es "rechazarla totalmente", e insiste en sus posturas sobre
bioética, derechos de los embriones, derechos de los niños,
familia y pareja.
Este diccionario ha sido redactado a iniciativa del Consejo Pontificio para
la Familia, presidido por el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo,
considerado como uno de los prelados más conservadores del Sacro Colegio.
Setenta cardenales, obispos, teólogos y "expertos" del mundo
entero han participado en la redacción.
¿Los valores cristianos de Europa? Nos echamos a temblar.
Raoul Boulard
(Le Monde libertaire)
Raramente se encuentra un juriconsulto que litigue, ni médico que tome medicinas, ni teólogo que sea buen cristiano
Baltasar Castiglione
La proclamación de Joseph Ratzinger como nuevo Papa de la Iglesia
Católica no puede dejarnos indiferentes; basta comprobar el eco de
su elección para comprender que la innegable pérdida de fieles
de su Iglesia no ha reducido su tradicional influencia sobre las élites
dominantes occidentales. La abusiva presencia en los medios de comunicación
españoles de la agonía de Juan Pablo II y del proceso de elección
del nuevo Pontífice, impropia de un Estado laico, es la mejor prueba
de lo que decimos.
A veces usamos claves políticas para explicar lo que sucede en ámbitos
que, como la Iglesia Católica, tienen una dinámica específica.
Le elección de Joseph Ratzinger no es sólo el triunfo de los
sectores más conservadores, pues el nombramiento de un Papa de esta
tendencia era tan previsible como inevitable, pues prácticamente todos
los cardenales presentes en el cónclave habían sido designados
por Karol Wojtyla. Tampoco es noticia la opción por un miembro de la
curia romana, pues un Papa ajeno al "aparato vaticano" habría
sido presa fácil de los cardenales que manejan los entresijos del gobierno
de la Iglesia Católica; las dudas sobre la causa última de la
muerte de Juan Pablo I, un mito que si non é vero, é ben trovato,
muestra el legendario poder de la curia incluso frente al supuesto vicario
de Cristo.
Lo que muestra la elección de Joseph Ratzinger es que la Iglesia Católica
ha decidido enrocarse, ha optado por cerrar filas en Europa, renunciando a
su pretendida vocación universal. Los cardenales eran conscientes de
que el futuro de la humanidad pasa por Asia, con China como potencia emergente
que ya está actuando como locomotora de la economía mundial,
y que allí el catolicismo no sólo es una confesión religiosa
minoritaria, salvo en Filipinas, sino que está profundamente escindido
en la República Popular de China. Sólo una profunda renovación
permitiría a los católicos entrar en el continente asiático,
cuya espiritualidad está muy alejada de la cristiana.
Pero se ha optado por una rigidez doctrinal y litúrgica que también
va a suponer una sangría de fieles en América Central y del
Sur, la reserva demográfica del catolicismo, que ya nutren las filas
de las comunidades evangélicas que, cómplices de la estrategia
estadounidense para su patio trasero, están cubriendo el vacío
de una Iglesia de los pobres descabezada de los "teólogos de la
liberación". Es muy significativo que en su primer discurso después
de los fastos de su proclamación, el nuevo Papa utilizase el alemán
y no dijese ni una palabra en castellano. Esa misma intransigencia moral va
a limitar el arraigo del catolicismo en África, un continente llevado
al borde de la extinción por el sida que hasta ahora no ha podido ser
curado con el rezo intensivo del rosario, y en América del Norte, donde
los escándalos sexuales de unos sacerdotes que no consiguen resolver
su contradicción entre un rígido celibato y un ambiente de promiscuidad
sexual, están erosionanado la fidelidad de unos feligreses cada vez
más atraídos por las corrientes que proclaman ser la mayoría
moral de esa nación.
Sin embargo, la Iglesia Católica ha optado por la evangelización
de una Europa tan irreversiblemente laica que, hasta entre los creyentes más
fervorosos, ha relegado la religión al ámbito de las creencias
personales y la ha apartado de su vida cotidiana. El papado de Joseph Ratzinger,
como el de Karol Wojtyla, va a ser un pontificado consolador para los fieles
más convencidos, una inyección de optimismo para los católicos
convictos y confesos que militan en sectas integristas (desde el Opus Dei
a Comunión y Liberación, pasando por los kikos, los focolares
o los legionarios), que no tienen miedo a ser tan conservadores en lo político
y en lo social como integristas en lo moral, que dan cerrojazo al ecumenismo
cristiano convencidos de estar en posesión de toda la Verdad, que miran
al futuro con temor (¿no es curiosa la insistencia de los católicos
en subrayar la presencia de jóvenes en sus actos?).
Claro que para esa tarea, que necesita un nuevo San Benito, el colegio cardenalicio
no ha escogido al mejor candidato posible: un alemán, joven militante
de las Juventudes Hitlerianas, soldado de la Werhmacht que desertó
al final de la contienda, cabeza visible de la Santa Inquisición, rebautizada
como Congregación para la Doctrina de la Fe, donde se ha mostrado implacable
hasta contra sus amigos (como Hans Kung) o sus discípulos (como Leonardo
Boff).
Mientras los seminarios se vacían (la edad media de los sacerdotes
españoles está cerca de los 60 años), las iglesias se
despueblan (apenas un 20 por 100 de los españoles asiste a misa con
regularidad), los colegios confesionales pierden el monopolio de la educación
de las élites (más preocupadas por el inglés o la informática
que por el agua bendita) y las órdenes religiosas tradicionales están
a punto de ser declaradas en vías de extinción, los católicos
nos miran satisfechos de haberse conocido. Nosotros nos alejamos, satisfechos
de su ceguera, sin comprender de qué se ríen.
La filosofía
individualista:
una tensión necesaria en la herencia
libertaria
El anarquismo, para mí, supone el punto culminante del librepensamiento (una especie de liberalismo radical en tensión permanente con los valores de no-dominación) y, por lo tanto, en su misma base se halla un individualismo extremo, una defensa radical de la libertad individual entendida como derecho absoluto de cada ser humano a actuar ateniéndose únicamente a los dictados de su propia conciencia y de su propia voluntad; existe también en la herencia libertaria la afirmación de que cada personalidad tiene un valor único, insustituible, cuya expansión no debe verse limitada por ninguna frontera externa. Las diferentes doctrinas religiosas, políticas o económicas han hecho del individuo una pieza más de su engranaje -aunque la justificación fuera hacerlo el fin de sus designios como partícipe de una supuesta realidad magnánima- sin atender a su valor personal por sí mismo. En las diferentes sociedades, la mayoría de los hombres se conforman con ser determinados por el medio: el anarquista, en cambio, se esfuerza en determinarse por sí mismo. La tendencia libertaria es suscitar en los individuos el mayor conocimiento en el sentido empírico, demostrar y asimilar el antiautoritarismo en los diferentes ámbitos del ser humano: ético, intelectual, artístico, social, económico... Es difícil encontrar en otras ideologías, supuestamente emancipadoras, respuestas a las necesidades que se desprenden de la defensa del individuo; una de las riquezas de la heterodoxia doctrinal libertaria ha sido tratar de responder a esos interrogantes.
Un rápido repaso a la tradición individualista
Stirner -auténtico apóstol del anarquismo individualista, aunque
él mismo jamás se calificara como tal, y cuya obra "El
único y su propiedad" se puede considerar una auténtica
"biblia", si se me permite la terminología religiosa- consideró
que el hombre era centro de toda reflexión y aun de toda realidad;
pero no el hombre en general, ni como representante de la Humanidad abstracta,
sino del individuo, de "mí mismo" en cuanto "yo"
único. El "Único" de Stirner existe absolutamente
y es previo a toda exterioridad, tanto de la formada por el espíritu
objetivo, como de la constituida por los "yos" ajenos. Sólo
en la absoluta independencia del "Único", libre de toda coacción,
se encuentra la posibilidad de unirse libremente con los "Únicos"
ajenos; de esta manera, es posible conseguir la libertad auténtica,
convertir la unión forzada en unión libre, y la universalidad
de la idea en universalidad de la unicidad. Stirner consideraba que el hombre
debe fundar sobre sí mismo su causa, rechazando causas superiores o
voluntades ajenas, aunque invocasen su propio bien.
Mención aparte merece la tradición liberal radical norteamericana
con un fuerte sustrato individualista y antiestatista. Muy conocida es la
actitud de desobediencia y resistencia a la arbitrariedad del poder preconizada
por Thoreau, otro autor que jamás se llamó anarquista; los que
sí se considera como a tales son Warren -que evolucionó hacia
un individualismo feroz en la que la sociedad debía adaptarse a sus
necesidades, lo que le sitúa cerca de Stirner- y Tucker, que abogaba
por una ética social en la que no se debía transgredir las fronteras
de la libertad ajena y resultan tremendamente importantes sus intentos de
establecer conexiones entre las tradiciones culturales de su país,
la consolidación conceptual del anarquismo europeo y la filosofía
individualista.
Un claro divulgador del pensamiento stirneriano fue el francés Armand
con gran preocupación por las cuestiones sexuales, las cuales asociaba
a la liberación individual. Otro autor galo, quizá más
innovador, fue Ryner, cuyo pensamiento ecléctico es difícil
de clasificar; creía en un cambio interior del individuo, huyendo de
toda autoridad externa, y apostaba por la fraternidad y preocupación
por el otro -alejándose del egoísmo de raíz stirneriana-;
su heterodoxia hacía que viera precursores del individualismo en filósofos
del la antigüedad como epicúreos, estoicos o el mismo Platón.
Aunque el interés de los anarquistas por el individuo y el individualismo
ha hecho que consideren a autores como el mencionado Stirner, Nietzsche -quién
habló de su admiración por la obra stirneriana- y Tolstoy como
parte de su tradición cultural, el mismo Bakunin afirmaba que el individuo
era la única realidad y que la voluntad de la sociedad, tan continuamente
invocada, no existía; dos de los más brillantes teóricos
en España, como Ricardo Mella y Anselmo Lorenzo, sostenían,
el primero, que el llamado "derecho social" suponía el "sacrificio
del individuo en el altar de la sociedad", un misticismo nuevo, tan tiránico
como el antiguo y el segundo negaba la existencia de una soberanía
popular, justificación moderna para la autoridad del Estado, reivindicando
la individual que resulta absoluta e indivisible. Los italianos Malatesta
y Berneri, movidos por un humanismo, también inequívocamente
adherido al anarquismo en su historia, insistían en contemplar a cada
ser humano por encima de cual fuere su condición o degradación;
el humanismo anarquista, afirmó Berneri, garantiza el desarrollo de
la personalidad del individuo.
Individualistas versus societarios
Naturalmente, el pensamiento individualista extremo puede chocar con el colectivismo
o comunismo de otras vertientes anarquistas al desconfiar de toda organización,
económica o no, que pudiera desviarse hacia formas burocráticas.
Sin embargo, como ha señalado el historiador italiano Gaetano Manfredonia,
hay ocasiones en que la interpretación alternativa de clásicos
como Proudhon o Bakunin contribuyen al enriquecimiento y la singularización
de unas ideas que sitúan al individuo como punto de partida de toda
emancipación colectiva. Como afirmó Mella, el individualismo
no debe enfrentarse a la realidad social, "somos porque coexistimos",
la relación de igual a igual ensancha nuestra esfera de acción.
Otro pensador español, el controvertido Federico Urales, largamente
enfrentado a la asociación anarcosindicalista, la cual consideraba
peligrosamente centralizadora, consideraba la consciencia individual como
base o punto de partida de cualquier modelo organizativo; para Urales, anarquismo
e individualismo son la misma cosa y tratar de nombrar ambos como conceptos
diferentes hace caer en una especie de reiteración o "pleonasmo";
sin embargo, era muy crítico con la filosofía de Stirner o Nietzche,
con esa liberación del "yo" que podía degenerar en
un egoísmo antisolidario. La libertad individual se enfrenta, según
la tradición libertaria, a la autoridad -política, económica
o religiosa- y no a la sociedad. En la obra de Proudhon, defenestrado por
Stirner como socialista autoritario, se puede encontrar un equilibrio entre
la preocupación por el individuo y los intereses de la sociedad: "el
individuo es el hecho primordial y la sociedad, su término complementario".
A Bakunin se le puede considerar a la vez como individualista y societario,
aunque colocó al individuo como primer beneficiario de derechos, pero
siempre entendiendo que el lugar donde la libertad y el carácter del
individuo se desarrollaban plenamente era en la sociedad de iguales; ya hemos
visto que el "único" stirneriano es previo a cualquier sociedad
por lo que niega esta concepción -presente también en la obra
de Kropotkin- en la que el hombre, sin la capacidad de humanizarse en sociedad,
cae en un proceso de animalización. El italiano Malatesta se va a mostrar
como uno de los más feroces críticos de los anarquistas individualistas.
Si las premisas básicas de éstos pueden ser: la sociedad debe
ser un agregado de individuos autónomos, completos en sí mismos,
y que colaboran cuando hallan algún interés; que estos individuos
son libres de abandonar la sociedad cuando sientan su libertad menoscabada;
que siendo la tierra y los modos de producción libres y una clase organizada
no dominará sobre otra, nadie estaría obligado a vivir en sociedad;
que, finalmente, la llamada "armonía por la ley natural"
actuará como freno de los intereses antagónicos y de la pluralidad
de voluntades para que no se produzca la lucha. Si la competencia y la propiedad
individual -extensión de su libertad- se dan dentro de estas premisas
individualistas, los comunistas anárquicos abogaban por la destrucción
de la propiedad individual considerando el trabajo como una necesidad fisiológica.
Malatesta rechazaba el armonismo -la llamada ley natural- individualista al
considerar a cada persona como un ser integrado en la sociedad sin la cual
permanecería anclado en una animalidad brutal; vemos que el lúcido
anarquista italiano era un digno heredero de las posturas de Bakunin y Kropotkin.
El pensamiento individualista:
una bella reafirmación de la personalidad
En este amanecer de nuevo siglo, cuando el anterior ha sido terriblemente
convulso, se ha desembocado en una triste calma donde la mayor parte de los
individuos han interiorizado los tristes postulados del pensamiento único
generado por estructuras autoritarias mayoritariamente económicas.
Si la tendencia es a equilibrar nuestra ambición individual -ya sea
de forma hedonista o intelectualmente- con el contexto social, político
y económico, un pobre margen nos deja el sistema imperante actual -sustentado
en esa mezquindad del fin de la historia y de las ideologías-; la pobreza
filosófica o espiritual de las religiones monoteístas -base
para una actitud servilista o dominadora- hace que muchas personas busquen
respuestas en otras tradiciones -como las filosofías orientales- que
parecen permitir un margen doctrinario más amplio. Pero no hay, quizá,
mayor riqueza de espíritu -entendiendo tal como fortalecimiento de
la voluntad, del ánimo, de esa reafirmación de cada personalidad
específica- que la de ese amor a la vida preconizado por los anarquistas
individualistas -Urales tenía razón, caigo en la reiteración
al mencionar los dos conceptos, no existe uno sin el otro-, la de esa obligación
de vivir intensamente una vida breve, exenta de principios superiores o trascendentes;
el eclecticismo, el anti-dogmatismo, las tradiciones de radicalismo liberal
-palabra que uso sin miedo a pesar de su perversión actual que habla
de libertad económica para encubrir la dominación-, de expansión
del pensamiento sin límites, de culto a la sabiduría, de un
racionalismo de base humanista, de liberación sexual, de una moral
acorde con los valores antiautoritarios, fraternales y solidarios, conductora
del pensamiento y de las acciones -personalmente, rechazo el nihilismo en
que puede desembocar la rigidez del pensamiento stirneriano- conceptos que
todavía encuentran demasiados obstáculos culturales o institucionales
en nuestras diferentes sociedades humanas y que los anarquistas recogen ya
en sus orígenes, no de una manera doctrinaria o cerrada sino asumiendo
un progreso, una liberación constante en el individuo.
Ven, ¡oh mayo!, te esperan las gentes,
te saludan los trabajadores;
dulce Pascua de los productores
ven y brille tu espléndido sol.
En los prados que el fruto sazonan
hoy retumban del himno los sones
ensanchando así los corazones
de los parias e ilotas de ayer.
Desertad, oh falanges de esclavos,
de los sucios talleres y minas;
los del campo, los de las marinas,
tregua, tregua al eterno sudor.
Levantemos las manos callosas,
elevemos altivas las frentes,
y luchemos, luchemos valientes,
contra el fiero y cruel opresor.
De tiranos, del ocio y del oro
procuremos redimir al mundo,
y al unir nuestro esfuerzo fecundo
lograremos al cabo vencer.
Juventud, ideales, dolores,
primavera de atractivo arcano,
verde mayo del género humano,
dad al alma energía y valor.
Alentad al rebelde vencido
cuya vista se fija en la aurora,
y al valiente que lucha y labora
para el bello y feliz porvenir.
En 1842 el compositor Giuseppe Verdi estrenaba su ópera "Nabucco", con letra de Temistocle Solera. El argumento es una paráfrasis bíblica. Cuenta la historia del pueblo de Israel deportado a Babilonia por Nabucodonosor. El coro Va pensiero, un canto nostálgico de los judíos recordando su tierra de origen, tuvo un enorme éxito. Incluso se entonó como canto patriótico en favor de la unificación e independencia de Italia. Bastantes años después, el propagandista anárquico Pietro Gori (1865-1911) escribía su obra teatral "Primero de Mayo". En ella se cantaba el Himno del Primero de Mayo con la música de Verdi, que se convirtió rapidamente en una de las canciones más populares entre los anarquistas italianos. Pietro Gori escribió folletos de propaganda, además de canciones, obras de teatro e, incluso, una ópera. En España se publicó "Primero de Mayo" en 1897; de ella reproducimos su célebre canto.