Orígenes históricos de la hegemonía
imperial
Desde 1930 hasta mediados de los setenta el imperialismo
norteamericano en América latina se vio constantemente desafiado
por regímenes y movimientos nacionalistas, populistas y socialistas
democráticos. Estos desafíos eran por lo general más
reformistas que revolucionarios, en la medida en que cuestionaban elementos
del proyecto imperialista, pero no el conjunto de las relaciones y el sistema
existente.
En los años treinta y cuarenta el presidente
Cárdenas de México nacionalizó los intereses petroleros
de Estados Unidos, mientras Vargas en el Brasil, Perón en la Argentina
y el Frente Popular en Chile promovían la protección estatal
de la industria nacional con barreras comerciales, iniciando un vasto movimiento
hacia la nacionalización de industrias estratégicas en la
región. En los cincuenta el presidente de Guatemala, Arberiz, expropió
la tierra de la United Fruit y la distribuyó entre los campesinos,
lo que dio por resultado un golpe de estado exitoso dirigido por la CIA
contra su administración. Una revolución de tipo radical
nacionalista tuvo lugar en Bolivia en 1952, seguida de una revolución
social en Cuba que desafió la hegemonía imperial en la región.
Los sesenta y setenta fueron testigos del surgimiento de regímenes
y movimientos populistas, nacionalistas y democráticos a lo largo
del continente. Este "largo medio siglo" de avance social y político
dio como resultado una significativa legislación social y económica
que legalizó sindicatos, proveyó de beneficios sociales básicos,
extendió la educación pública y la asistencia en salud
a sectores sustanciales de la clase obrera industrial, de los empleados
públicos y en unos pocos casos (Chile entre 1970 y 1973) a los campesinos.
Este período, que precedió a la actual
fase de hegemonía imperial de Estados Unidos y que asistió
a la gradual incorporación de la clase obrera y de las clases medias
al proceso político y de desarrollo, no fue de ninguna manera una
"edad dorada" de desarrollo o un paraíso para los trabajadores.
Estos eran explotados, los campesinos estaban excluidos de la legislación
social, y las economías dependían fuertemente de la exportación
de bienes primarios a los países adelantados industrialmente para
financiar sus importaciones de bienes de capital e intermedios. De todas
maneras, todavía había algunas restricciones sobre el capital,
y bajo diversos regímenes populistas mejoró de manera significativa
la distribución de¡ ingreso entre el capital y el trabajo.
En el caso de Chile bajo el régimen socialista de Allende el trabajo
recibió casi el 60% de¡ ingreso derivado de la producción
social, un avance que fue rápidamente revertido por el régimen
de Pinochet. Este creó las condiciones para que en 1989, después
de 17 años de políticas neoliberales, la participación
de¡ trabajo en el ingreso nacional estuviera reducida al 19%, una
de las más bajas del mundo.
El sistema de dos clases (campesinos/propietarios
de tierras) que había prevalecido en el período de depresión
fue reemplazado por una estructura más compleja que, además
de los campesinos y propietarios de la tierra, incluía obreros,
pequeña burguesía y burguesía industrial. Una ola
de nacionalizaciones en los años sesenta y comienzos de los setenta
vio cómo la energía, minería, telecomunicaciones,
transporte, acero y otros sectores estratégicos de la economía
pasaban a estar bajo el control del estado. En algunos casos las firmas
imperiales fueron compensadas generosamente y muchas encontraron lucrativas
salidas para nuevas inversiones. Las barreras tarifarias impulsaron la
industrialización nacional pero no impidieron que las corporaciones
multinacionales (CMNs) siguieran estableciendo plantas filiales. De todas
maneras, por lo general tuvieron que sujetarse a la legislación
que establecía requisitos en cuanto al sector de la economía,
el empleo de los nacionales y el régimen cambiario (producir para
la exportación). Más serio todavía fue que las CMNs
tuvieron restricciones en lo que respecta a la inversión directa
y la repatriación de beneficios, viéndose forzadas a recurrir
a subterfugios tales como la transferencia de los beneficios mediante los
precios, de manera que emergieran a la superficie en economías más
liberales y menos restrictivas.
Los regímenes nacional-populistas de América
latina permitieron que hubiera sustanciales beneficios sobre el capital
extranjero invertido y las operaciones de las CMNs. De todas maneras, tras
la revolución cubana, nuevas y más radicales medidas estuvieron
en los programas de muchos gobiernos, creándose las condiciones
para la reacción política de las fuerzas sociales generadas
en el proceso de acumulación capitalista. En particular, una nueva
clase de ricos operadores de negocios y de banqueros estaba irritada por
la legislación laboral y los controles establecidos sobre sus capitales,
para no hablar de las medidas destinadas a redistribuir los recursos productivos,
tales como la tierra, así como el ingreso. Esta clase se volcó
hacia las fuerzas armadas y las corporaciones multinacionales en busca
de apoyo para romper la alianza populista y asegurar una mayor participación
en los mercados exteriores, financiamiento de sus emprendimientos y acceso
a nueva tecnología. Así se formó la base social para
las políticas de contrarreforma y el ascendiente del imperialismo
norteamericano que caracterizaría al capitalismo latinoamericano
en las siguientes dos décadas.
Las bases políticas e ideológicas
del ascendiente imperial
De acuerdo con los ideólogos del neoliberalismo
el "mercado libre" se ha convertido en el modelo dominante debido al fracaso
del "estatismo" y a las virtudes inherentes del mercado. Pero los datos
históricos sugieren otra cosa. El "mercado libre" surgió
en América latina precisamente en reacción al éxito
de las reformas sociales y fue impuesto con la intervención política
violenta.
Washington, en concierto con los militares de América
latina, derribó a los gobiernos elegidos democráticamente
en Chile, la Argentina, el Brasil y el Uruguay. Las nuevas dictaduras,
apoyadas por las instituciones financieras internacionales, procedieron
a desmantelar las barreras sociales y proteccionistas, a desnacionalizar
los sectores industriales y bancarios y a privatizar los activos públicos.
Las políticas de mercado libre fueron implementadas y puestas en
vigor por regímenes draconianos que mataron a miles, encarcelaron
y torturaron a decenas de miles y obligaron a muchos más a ir al
exilio. Los vínculos políticos entre los bancos, las corporaciones
multinacionales, los capitalistas transnacionales de América latina
y el estado fueron reforzados y las aspiraciones de hegemonía de
Estados Unidos se hicieron realidad.
La centralidad de la política, la violencia
estatal y la intervención del estado imperial en la construcción
de la nueva configuración neoliberal desmiente a los que sostienen
que la institución del "nuevo modelo económico" se debió
a la mayor eficiencia y racionalidad del mercado. La expansión de
la inversión imperial vía compra de empresas privatizadas,
la toma de bancos latinoamericanos y la penetración de los mercados
no fue el producto de fuerzas globales impersonales e inevitables (y amorfas);
mucho menos fue un inevitable "imperativo de la globalización" o
del "sistema mundial capitalista". Más bien la nueva configuración
de poder es el resultado de una guerra de clases conducida en el nivel
nacional, regional e internacional y ganada por las fuerzas imperiales
y sus aliados domésticos, quienes procedieron a construir un nuevo
orden económico y sociopolítico, acorde con sus intereses.
Inmediatamente después entraron en juego
los ideólogos del nuevo orden imperial. Ellos han elaborado un nuevo
discurso (globalización) para darle cierta legitimidad. El nuevo
proyecto imperial hace varias afirmaciones y proyecciones futuras acerca
del desarrollo capitalista que necesitan ser deconstruidas y sometidas
a un análisis crítico.
La primera afirmación es que el sistema anterior
"estatista-populista" y su modelo económico estaba en crisis, una
vez cumplido su ciclo, y que un nuevo modelo de acumulación era
necesario, dirigido hacia el exterior en lugar de estar orientado hacia
adentro: dirigido hacia el mercado mundial -el motor del crecimiento económico
y el sector privado -su chófer-.
La segunda afirmación es que el nuevo modelo
requeriría un período de ajuste penoso en el cual los salarios
más bajos y la eliminación de los empleos en servicios públicos
llevarían a un crecimiento dinámico basado sobre la concentración
del ingreso (un nivel más alto de ahorro e inversión), y
flujos de capital en amplia escala, de largo plazo, que llevarían
a nuevos trabajos mejor pagados y a ingresos más altos.
La tercera afirmación es que la "transformación
productiva" (conversión tecnológica) y "modernización"
que acompañó la liberalización incrementaría
la competitividad internacional de las firmas latinoamericanas, aumentaría
el consumo privado sobre la base de menores costos de producción
e importaciones más competitivas y llevaría a una torta económica
más grande, que incrementaría el ingreso real y beneficiaría
a los pobres, aun cuando las desigualdades sociales existentes persistieran,
como se esperaba que sucediera.
Finalmente, los neoliberales sostienen que, una
vez que el nuevo orden esté establecido, la liberalización
económica conducirá a una política democrática.
Entonces surgirán políticos responsables, preocupados con
la administración del sistema de libre mercado y con evitar las
demagógicas e irracionales demandas "populistas".
En esta concepción del "orden económico
del nuevo mundo" (la consolidación del sistema imperial) se presume
y argumenta que las adaptaciones a los cambios en él (y los requerimientos
del) sistema económico mundial darían un nuevo dinamismo
a las economías de la región, permitiéndoles participar
de la "nueva ola de prosperidad" que está por inundar a todo el
mundo. De todas maneras las evidencias sugieren un desarrollo y giro muy
diferente de los acontecimientos: el surgimiento de una enorme división
entre nuevas formas del capital y el trabajo, que producen en abundancia,
de un lado, grandes concentraciones de riqueza y, del otro, condiciones
de extendida y creciente pobreza y miseria.
En el contexto de este desarrollo, sostenemos que
la retórica de la globalización y del ajuste estructural,
y la previsión de un crecimiento renovado y prosperidad, están
destinadas a encubrir el proyecto imperial de recolonización. El
programa real que está detrás de la consolidación
del nuevo orden imperial en América latina es no sólo generar
un renovado ciclo de acumulación capitalista, sino también
crear en el proceso las condiciones que permitirán a las fuerzas
del imperialismo norteamericano avanzar y expandirse en otras partes del
mundo. En efecto, América latina ha sido señalada no sólo
para ser saqueada en sus recursos, sino también como un terreno
de lanzamiento hacia la batalla pendiente por el mercado mundial entre
los centros líderes de los poderes capitalistas y las aspiraciones
hegemónicas, y las pretensiones del capital de Estados Unidos.
El Nuevo Orden Imperial: doce años en
el poder
Existe abundante evidencia para sostener que los
miembros de la elite de la clase capitalista transnacional de América
latina así como las "empresas" imperiales se han beneficiado enormemente
con la hegemonía imperial de Estados Unidos en el último
cuarto de siglo. La naturaleza del Nuevo Orden Imperial en América
latina puede ser entendida en términos de los hondos lazos estructurales
que han servido como puntos de extracción de excedente y de las
relaciones clase/estado que los han sustentado.
El Nuevo Orden Imperial se construye sobre cuatro
pilares: pagos de intereses a largo plazo de la deuda externa en gran escala;
transferencia masiva de beneficios derivados de las inversiones directas
y de cartera; compras y toma (takeovers) de empresas públicas lucrativas
y de empresas nacionales con problemas financieros, así como inversiones
directas en talleres y fábricas de sobreexplotación, en recursos
energéticos y en manufacturas e industrias de servicios de bajos
salarios; cobro de rentas provenientes del pago de regalías sobre
una amplia gama de productos, patentes, mercancías culturales, etc.;
balances de cuenta corriente favorables basados sobre la dominación
de las corporaciones y bancos de Estados Unidos en la región gracias
a la tradicional "familiaridad" con el mercado y a los lazos históricos.
(i) Pagos de intereses sobre la deuda
En lo que respecta al pago de los intereses sobre
la deuda externa, las estadísticas causan vértigo y la realidad
que les corresponde aún más. La mayoría del capital
original en forma de préstamos bancarios sindicados fue prestada
en los setenta, cuando los bancos comerciales de Estados Unidos expandieron
rápidamente sus operaciones internacionales para ubicar sus excedentes
de capital y ganar las altas tasas de retorno que anticipaban. Para 1982,
unos 257.000 millones de dólares habían sido extendidos en
esta forma (préstamos bancarios) a los gobiernos latinoamericanos
y al sector privado, particularmente en México y el Brasil, que
por sí solos tenían más del 50% de toda la deuda acumulada
del tercer mundo. Con el inicio de la "crisis de la deuda" en 1982 el volumen
de los créditos bancarios a la región fue drásticamente
reducido, a pesar de que en el curso de la década -desde 1983 a
1989- la deuda externa acumulada de la región creció de 257.000
millones de dólares a 452.000 millones; esto a pesar de haberse
pagado intereses por 170.000 millones. El resultado fue un drenaje neto
de recursos tan grande (120.000 millones), que el entonces presidente del
Banco Mundial se vio impulsado a observar, con alguna vacilación,
que la transferencia de recursos en tales proporciones es... probablemente
prematura".
Para los noventa, cuando el flujo de capital a la
región había cambiado significativamente en su composición
(crecientemente en la forma de valores y no deuda), los Institutos Financieros
Internacionales (IFIs) anunciaron en son de triunfo el fin de la crisis
de la deuda, a pesar de que la mayoría de los países aún
tenían que servir sus deudas externas por un nivel (50% de los ingresos
por exportaciones) que el mundo bancario define como "crítico".
En el curso de la década el problema de la deuda externa no se superó
de ninguna manera, a pesar de que era visto ahora por los IFIs como "manejable"
(Cuadro1). Para 1998 el total de la deuda externa de América
latina trepaba a 698.000 millones de dólares, un incremento del
64% respecto de la deuda existente en 1987, el año pico de la crisis
de la deuda. De todas maneras, lo que es significativo acerca de esta deuda
no es su tamaño (alrededor del 45% del producto bruto regional)
ni el peso que representa para los trabajadores, productores y clases medias
de la región, sino el volumen de los pagos de intereses a los bancos
de Estados Unidos como una forma de plusvalía y el drenaje de una
inmensa masa de capital potencial de América latina. En sólo
un año (1995) los bancos recibieron 67.500 millones de dólares
de esta fuente y en el curso de la década más de 600.000
millones, un número equivalente a aproximadamente el 30% del total
de los ingresos por exportación generados en el período a
un enorme costo económico y social.
Cuadro 1 Deuda y pago por la deuda, América latina, 1982-98 (en miles de millones de dólares, promedios anuales, a precios corrientes) | |||||||||||
'80 | '87 | '90 | '91 | '92 | '93 | '94 | '95 | '96 | '97 | '98 | |
Stock de deuda | 257 | 474 | 476 | 491 | 450 | 526 | 547 | 588 | 627 | 650 | 698 |
% de pnb | 36 | 66 | 45 | 45 | 42 | 37 | 35 | 36 | 35 | 33 | 36 |
Pagos | 30 | 47 | 41 | 39 | 37 | 38 | 35 | 36 | 35 | 33 | 35 |
% de exportaciones | 36 | 37 | 32 | 26 | 26 | 28 | 29 | 29 | |||
Fuentes: Banco Mundial World Debt Tables 1994/95, 1994, World Development Report, varios años; Cepal, 1998b:25 |
(ii) Inversiones de cartera
Seducido por un programa de reformas neoliberales,
el capital privado ha afluido a América latina a una tasa acelerada
a partir de 1991 (Cuadro 2). Las inversiones de cartera en acciones
y títulos han formado una parte importante de este flujo de capital,
representando la parte del león del total de los flujos de capital
a lo largo de la década y, como inversión directa extranjera
(IDE), altamente concentrada en los países avanzados más
industrializados de la región, el Brasil y México. En los
años que llevan a la crisis de la deuda de los ochenta hubo una
salida neta de inversiones de cartera, que reflejan no sólo la volatilidad
de esta forma de capital, sino también un síntoma de la fuga
del capital así como de las condiciones que llevaron a un incremento
persistente de los déficits de la cuenta corriente en la región
y la erosión, sino saqueo, de las reservas de divisas de los bancos
centrales (Cuadro 6). Los primeros años de los noventa vieron
un boom de las inversiones de cartera, atraídas por las altas tasas
de interés y las oportunidades en los mercados emergentes, pero
en los años siguientes ha habido un considerable sube y baja, y
entrada y salida, en el flujo de la inversión de cartera, en la
medida en que los inversores responden a los ajustes de los gobiernos,
a las manipulaciones de las tasas de cambio y de interés, y a las
condiciones cambiantes. En general, se observa (Cuadro 2 y UNCTAD
) 2 que países de América latina (más
que en cualquier otro lugar, con la excepción de Chile) han tendido
a apoyarse más sobre la inversión extranjera de cartera que
en la inversión extranjera directa (IDE). Hasta hace poco y desde
1992 los flujos de entrada de inversión de cartera en la región
(bonos y títulos emitidos por gobiernos, especialmente del Brasil
y México) han excedido por mucho a los flujos de entrada de IDE
3.
Cuadro 2 Flujos de capital en activos hacia América latina (miles de millones de dólares acumulados) | |||||||||
1981-89 | 1990 | 1991 | 1992 | 1993 | 1994 | 1995 | 1996 | 1997 | |
Entrada neta 4 | -8.3 | 12.2 | 25.3 | 51.1 | 76.3 | 66.3 | 61.2 | 89.1 | 94.8 |
IDE + Cartera | 82.1 | 28.2 | 45.7 | 91.6 | 91.8 | 37.3 | 94.2 | 88.6 | |
IDE | 83.0 | 8.7 | 11.6 | 17.6 | 17.2 | 28.7 | 31.9 | 43.8 | 56.1 |
Cartera | -9 | 16.6 | 28.1 | 74.4 | 63.1 | 5.4 | 50.9 | 32.5 | |
Otras | -90.5 | -2.9 | 0.4 | -15.3 | -25.5 | 23.9 | -5.1 | 6.2 | |
Fuente: Para inversiones de cartera y otras, FM1 lnternational Financial Statistics varios años; para. W 1990-97: UNCTAD (1998: 256, 362) basada sobre datos provistos por ECLAC, Unit on Investment and Corporate,Strategies. De acuerdo con Securities Data (Excelsior, 16 de enero de 1999) 54.400 millones de dólares en OE en 1998 fueron usados para comprar activos de corporaciones existentes en 1998. |
(iii) Inversiones directas extranjeras
A lo largo de los ochenta la mayor parte del capital
en la forma de valores se dirigió a otros países desarrollados,
mientras que los créditos bancarios se dirigieron hacia los países
en desarrollo; pero en los noventa la dirección y composición
de los flujos de capital ha cambiado significativamente. El mayor cambio
ha consistido en un giro relativo hacia inversiones en valores tanto en
forma de cartera como directa 5. Desde 1978 a 1981 los
préstamos bancarios sindicados representaron la parte del león
de todos los flujos de capital hacia América latina (82%). Una década
más tarde desde 1990 a 1993 sólo representaba el 32%, pero
hacia el fin del milenio, unos seis años después, la inversión
en valores representa más de las tres quintas partes de tales flujos
-una tercera parte en la forma de cartera y cerca del 45% en la forma de
inversión directa, Otra característica de este flujo de capital
es su acrecentada preferencia por los "mercados emergentes" de América
latina y por los activos debido a las condiciones altamente favorables
que presenta el amplio programa de privatización de América
latina, la profundización de la liberalización, la estabilidad
macroeconómica -y política-, así como la Política
general de los gobiernos y el stock de recursos naturales, mercados, trabajo
y "activos creados" de la región 6. En el curso
de la década, el flujo de inversión directa creció
un 223% en el mundo, pero en América latina la tasa de aumento estuvo
cerca del 600%, la mayor parte (62%) corresponde al Brasil, México
y la Argentina, mientras que a Chile, Colombia, Perú y Venezuela
les corresponde el 26% 7. Este flujo de entrada de IDE
a la región (Cuadro 2) se refleja en el rápido crecimiento
del stock acumulado de IDE y en la acrecentada participación de
la IDE en la formación de capital fijo bruto -de un promedio anual
de 4,2% en los años 1984 a 1989, 6,5% de 1990 a 1993, 8,6% en 1993
y 11 % en los siguientes años un nivel que refleja el peso desproporcionado
de las CMNs en la economía de la región 8.
La mayor parte de esta IDE se ha usado para comprar
los activos de las empresas públicas privatizadas y de empresas
"privadas" de la región con problemas financieros, con poca formación
de capital comprometida 9. Tales adquisiciones, juntas,
representan entre el 68 y el 75% de toda la IDE de la región. La
naturaleza improductiva de esta IDE se refleja en las estadísticas
sobre la explosión de fusiones y adquisiciones transfronteras, que
ha llevado a que sectores industriales clave y corporaciones de primera
línea cayeran en las manos (con compañías tenedoras
de acciones o en operaciones) de corporaciones de Estados Unidos, las unidades
más grandes en operaciones del imperialismo norteamericano 10.
Para 1999, 33 de las 100 corporaciones más importantes de América
latina habían caído víctimas de los inversores extranjeros,
en su mayoría de Estados Unidos 11. El poder económico
y el control efectivo ejercido por estas corporaciones sobre la economía
latinoamericana es mucho mayor que el tamaño de su capital comprometido
(entre el 3,5 y el 5% del pbn de la región). Esto se debe a que
los activos actuales en posesión y controlados por las filiales
de las firmas imperialistas es aproximadamente 3,5 veces más grande
que su stock de entrada de IDE 12. A esto hay que agregar
que el control corporativo está concentrado y es ejercido estratégicamente.
El flujo de IDE en la región ha generado
preocupación por el impacto negativo de la IDE en las balanzas de
pagos. En el Brasil, por ejemplo, el déficit de la cuenta corriente
ascendió de 1.200 millones de dólares en 1994 a 33.000 millones
en 1997, a la par que los flujos de entrada subían de 3.000 millones
a 17.000 millones 13. Un estudio realizado por Varman-Schneider
(Cuadro 5) sugiere que este problema abarca a toda la región
y está ligado con la cuestión de la huida de capital, que
aparece como un residuo en los datos de las balanzas de pagos 14.
De hecho, Varman-Scheneider muestra que grandes entradas en deuda y valores
de capital, así como los crecientes déficits en la cuenta
corriente y el vaciamiento de las reservas de divisas se vinculan con el
fenómeno de la fuga de capitales, que en muchos casos alcanza y
aun excede las proporciones de la deuda externa. Y estos problemas también
se vinculan con la enorme salida de ganancias realizadas por los administradores
de dinero de Wall Street y los bancos de inversión en sus inversiones
especulativas de corto plazo. En relación con esto, un informe reciente
sobre la crisis financiera en el Brasil señala las enormes ganancias
realizadas por algunas casas de inversión y bancos como el Chase
Manhattan, que en el contexto de la crisis brasileña duplicaron
y hasta cuadruplicaron su tasa "normal" de beneficio 15.
El ingreso generado por los flujos de entrada de
IDE es considerable, constituye una fuente muy importante de beneficios,
de los cuales un 50% es reinvertido regularmente (y por lo tanto considerando
el volumen del flujo actual de IDE, el flujo real de entrada de capital
es sólo el 6% del total del flujo registrado 16.
El Cuadro 3 presenta diferentes formas de este ingreso y la tasa
de ganancia sobre la IDE de Estados Unidos. El ingreso registrado representa
en promedio anual una tasa de beneficio del 12% sobre la IDE de Estados
Unidos, calculada por el Departamento de Comercio (de Estados Unidos),
pero una tasa que va del 22 al 34% tal como la calcula ECLAC. Por supuesto,
la tasa real de retorno y de beneficio es mucho mayor porque gran parte
de él no es informado, o es disimulado a través de mecanismos
de transferencia con los precios, pero también porque no incluye
los beneficios reinvertidos y se calcula después de las deducciones
por impuestos, las obligaciones de las corporaciones matrices, los pagos
por seguros y derechos por licencias y regalías, y una serie de
"ajustes" relacionados con las valuaciones de las monedas. De todas maneras,
aun como se registra oficialmente, la tasa y magnitud de la repatriación
de beneficios es significativa -sobre la base de los cálculos de
la ECLAC, sólo en los últimos tres años fue de 157.000
millones de dólares 18. Esto constituye una fuente
crucial de combustible para el proceso de acumulación global y expansión
del imperialismo norteamericano.
Cuadro 3 Pagos de ingreso sobre inversiones en valores y tasas de beneficio (en miles de millones, promedios anuales) | |||||
1993 | 1994 | 1995 | 1996 | 1997 | |
Ingreso sobre activos | 27.5 | 34.0 | 41.6 | 40.0 | 59.0 |
IDE | 14.3 | 16.6 | 16.7 | 17.8 | 19.9 |
Otros | 12.6 | 18.1 | 25.7 | 22.2 | 20.1 |
Tasa de beneficio sobre IDE 17 | |||||
(1) | 14.2 | 12.3 | 12.1 | 11.6 | |
(2) | 27.2 | 34.3 | |||
Fuentes: FMI, varios años; UNCTAD, 1998: 267-268; Departamento de Comercio-BEA Estados Unidos, 4 de marzo de 1999. |
(iv) Royalties y derechos por licencia
La batalla de Estados Unidos por incluir las cláusulas
de "propiedad intelectual" en la Ronda Uruguay del GATT se basó
sobre el hecho de que las regalías y los pagos por licencias han
devenido cada vez más importantes para el balance de pagos de Estados
Unidos (Cuadro 4). Entre 1982 y 1992 los pagos por regalías
y licencias totalizaron unos 1.300 millones de dólares, pero en
los noventa tales pagos han excedido los mil millones por año y
representan un gravamen creciente impuesto anualmente por las corporaciones
matrices de Estados Unidos a las operaciones de sus filiales en América
latina. No sólo estos pagos constituyen una forma de renta que puede
ser cobrada sin añadir valor a la producción, sino también
permiten a las empresas matrices bajar sus tasas de beneficios declarados
en el país receptor. Los pagos de royalties y derechos de licencias
también están aumentando en los últimos años,
crecieron un 14% en 1996 y otro 20% en 1997.
Cuadro 4 Pagos por royalties y derechos de licencias a Estados Unidos desde América Latina. (en miles de millones de dólares, promedio de pago anual) | ||||
1985-90 | 1991-93 | 1994-95 | 1996 | 1997 |
0.9 | 1.1 | 1.6 | 1.4 | 1.7 |
Fuente: UNCTAD, 1998: 268; Depto. de Comercio - BEA de Estados Unidos, "US Direct Investment Abroad. Capital Flows" (1994; 1999) |
(v) Comercio
Los retornos acumulados de la inversión directa
de Estados Unidos en un amplio abanico de sectores económicos y
los altos márgenes de ganancia de las mayores corporaciones son
de vital importancia para sostener la economía norteamericana. Pero
de igual importancia es el papel jugado por el comercio entre América
latina y Estados Unidos. Cerca de un cuarto de las exportaciones norteamericanas
y de las importaciones desde Estados Unidos se dirigen hacia América
latina. En este sentido, América latina es la única región
en el mundo que provee a Estados Unidos con un excedente significativo
en la cuenta corriente. Sin este excedente, el déficit externo en
cuenta corriente de Estados Unidos sería significativamente mayor,
el dólar estaría más débil y el rol de Estados
Unidos como banquero del mundo se volvería mucho más problemático.
Perder este papel devastaría la capacidad de Estados Unidos para
financiar sus enormes déficits. En este aspecto América latina
está considerada una reserva estratégica, que compensa la
debilidad comercial de Estados Unidos en otros lugares y provee un importante
flujo de beneficios para sostener la expansión imperial.
La especialización de las economías
de América latina impuesta por la "comunidad financiera internacional"
ha generado ganancias inesperadas para Estados Unidos y otros poderes imperiales.
La doctrina de las "ventajas comparativas" según la cual se aconseja
a los países latinoamericanos especializarse en ciertas líneas
de producción que reflejen sus dotaciones de factores, ha socavado
el proceso de diversificación económica que se había
iniciado y puesto en marcha durante la fase industrial nacional. El resultado
ha sido una sobredependencia en una limitada línea de productos
de exportación -particularmente materias primas- que ha sufrido
una fuerte caída de precios a lo largo de años, con el resultado
de un deterioro relativo de los términos de intercambio, que se
estima ha costado a la región un 25% de las ganancias potenciales
por exportación. En la actual coyuntura (marzo de 1999) una precipitada
caída en el precio mundial del cobre, petróleo y café
está causando desastres en numerosas economías de la región,
con el resultado de que se anticipa una tasa general de crecimiento negativa
para el último año del milenio, con un ajuste hacia la baja
de un anterior -y repetido- pronóstico de crecimiento sostenido.
En este contexto, en la medida en que los precios
de¡ petróleo declinan fuertemente en el mundo, las economías
de México y Venezuela han incrementado su dependencia de las exportaciones
de petróleo hacia Estados Unidos, con una desastrosa baja en sus
ingresos que, a su vez, ha provocado cortes salvajes en los programas sociales
y en las inversiones públicas y, por lo tanto, un deterioro sustancial
de los niveles de vida y un incremento masivo de la pobreza y el desempleo.
La caída en los ingresos ha llevado a la venta de aun más
activos públicos lucrativos para cumplir con los pagos de la deuda
con el extranjero. Por otro lado la economía de Estados Unidos se
ha beneficiado enormemente con las fuentes de energía barata para
alimentar su propio crecimiento y maximizar los beneficios de sus corporaciones.
La estructura del comercio entre Estados Unidos
y América latina no sólo ha provisto a Estados Unidos de
un excedente sustancial en su balanza comercial con la región, sino
también facilita la transferencia encubierta de una significativa
masa de plusvalía y ganancia. Entre otras cosas, las filiales de
las corporaciones norteamericanas dominan este comercio y, se estima, un
58% de ese comercio consiste en transferencias intrafirmas y por lo tanto
no está sujeto a las llamadas "fuerzas del mercado". Más
aun, hay evidencia de una considerable subfacturación o falsificación
de documentos de transacciones comerciales, como un medio de ganar divisas
por fuera del control o la regulación de los bancos centrales de
la región 19. Cuando se suma al ingreso perdido
por el mecanismo de los términos de, intercambio y el ingreso generado
sobre las exportaciones e importaciones, así como el enorme flujo
hacia fuera de ingreso en la forma de renta, pago de intereses y beneficios
sobre inversiones a largo y corto plazos, el resultado es una enorme masa
de recursos que ha succionado al exterior, a la manera de un sifón,
la sangre vital de la región, para enriquecer a los capitalistas
locales o extranjeros, pero mutilando la economía y empobreciendo
a la gente.
Estancamiento, regresión y nuevo dualismo
en América latina
El otro lado de la prosperidad de las corporaciones
dentro del imperio norteamericano es la profundización del estancamiento
y las crisis sistemáticas en América latina. Como Magdoff
y Sweezy lo han argumentado de manera convincente, el capitalismo en su
fase monopolista posee una tendencia inherente al estancamiento y la crisis.
En ningún lado esto es más evidente que en América
latina hoy (Cuadro 5). A pesar de los anuncios periódicos
del Banco Mundial y del FMI acerca de América latina se ha recuperado
de la crisis y está en camino de un crecimiento dinámico,
tales proyecciones optimistas siempre son de corta vida en la medida en
que surgen nuevas y más serias crisis, a partir de la debilidad
de los fundamentals de la economía y las grietas en su base.
Entre 1980 y 1999 América latina ha experimentado
el estancamiento, perforado por crisis sistemáticas que son acompañadas
por costosos salvamentos que debilitan aún más las estructuras
básicas de la economía. Los años ochenta fueron llamados
la década perdida" en cuanto los bancos internacionales drenaron
la economía regional a través de masivas transferencias de
pagos de la deuda y la primera ola de compras de empresas públicas
lucrativas. Las deudas renegociadas y los nuevos préstamos estuvieron
condicionados a la aplicación de políticas que debilitaron
el sistema productivo y socavaron el empleo y la inversión pública
en infraestructura, que pudo haber prevenido una recurrencia de las crisis.
Las "condiciones" impuestas por los IFIs abrieron aún más
las economías de la región a una inundación de importaciones
baratas y aflojaron los controles sobre los flujos de capital. El resultado
ha sido un boom de corto plazo en inversiones especulativas de cartera,
un debilitamiento del poder del estado sobre sectores estratégicos
de la economía y una mayor dependencia y vulnerabilidad con respecto
a los centros imperiales del capital extranjero.
Las inyecciones de capital de corto plazo en gran
escala, de tiempo en tiempo, dan la impresión de una "recuperación"
y de la llegada a la "tierra prometida" promovida por los ideólogos
neoliberales De todas maneras, poco después de que se anunciara
la recuperación", un evento disparado (en casa o afuera) llevaría
al asalto de la moneda nacional y de las reservas de los bancos centrales,
conduciendo a una masiva fuga de capitales, estimada por fuentes oficiales
en una magnitud que excede en mucho los nuevos flujos entrantes de capital.
Esto condujo a una nueva crisis, profundizando el estancamiento y el crecimiento
de¡ desempleo y subempleo, exponiendo la fragilidad del sistema financiero
y productivo, y la completa dependencia (leída como relaciones de
interdependencia) de la región de las agencias e instituciones imperialistas.
Cada "solución" ofrecida profundiza la penetración imperialista,
aumenta las oportunidades rentables y debilita los fundamentals de la economía.
Cuadro 5 Indicadores macroeconómicos del desarrollo de América latina | ||||||||||
1981-89 | 1990 | 1991 | 1992 | 1993 | 1994 | 1995 | 1996 | 1997 | 1998 | |
Pnb per cápita | -0.9 | -2.2 | 2.0 | 1.3 | 2.3 | 3.8 | -1.2 | 1.8 | 3.6 | 0.7 |
Balanza de pagos (en miles de millones) | ||||||||||
Comercio | -20 | -32 | -50 | |||||||
Cuenta Corriente | -5 | -22 | -38 | -41 | -46 | 52 | -37 | -64 | -84 | |
Capital | 62 | 80 | 62 | |||||||
Balanza de pagos (promedio anual de cambio en %) | ||||||||||
Comercio | -2.1 | 0.4 | -1.2 | -1.5 | -0.6 | -0.5 | -0.5 | -1.6 | ||
Cuenta Corriente | -0.2 | -1.5 | -2.7 | -3.2 | -3.1 | -2.1 | -2.0 | -3.2 | ||
Capital | -0.7 | 1.9 | 3.8 | 4.3 | 2.5 | 1.7 | 3.5 | 4.1 | ||
Fuente CEPAL, 1998 a: 1; 1998 b: 26. |
Para atraer nuevo capital a las economías
en deterioro los regímenes neoliberales ofrecen tasas de interés
más altas a los especuladores, llevando a una ola de inversiones
de cartera, venta de empresas lucrativas y a una política de puertas
abiertas a mayores flujos de importaciones, profundizando por lo tanto
el estancamiento en la medida en que las empresas locales van a la bancarrota.
En este sentido, se estima que unas 38.000 empresas medianas en la Argentina,
aquellas operadas por la pequeña burguesía, o bien quebraron
en la pasada década o están agobiadas por deudas imposibles
de pagar. En México este desarrollo es aun más crítico,
dando como resultado la formación de una organización de
productores endeudados con los bancos (El Barzon) que en el lapso de pocos
años ha reunido más de 750.000 miembros.
En el mismo contexto, los industriales locales buscan
mantener la tasa de beneficio sobre sus inversiones y operaciones bajando
los salarios aún más y/o volcándose hacia actividades
de intermediación y especulativas, así como a actividades
ilícitas (drogas, contrabando y prácticas corruptas en gran
escala, comprendiendo sobre costos en los contratos estatales). Para atraer
las inversiones de cartera la "estabilidad macroeconómica" que se
busca a cualquier costo da como resultado una moneda sobrevaluada, lo que
lleva a la caída de las exportaciones y al aumento de los déficits
comerciales, lo que a su vez provoca apuestas especulativas y corridas
sobre la moneda, lo que demanda nuevas operaciones de salvataje y el saqueo
de las reservas de divisas de los Bancos Centrales 20.
El resultado es un círculo vicioso (estancamiento -crisis -salvamento
-estancamiento) que beneficia al sistema imperial de conjunto así
como a sus corporaciones clave y a los agentes financieros, pero que sujeta
a los que conducen la política de la región a considerables
dificultades en la administración económica y gobernabilidad.
Del estancamiento a la crisis de clase
Para mantener los beneficios capitalistas bajo condiciones
de estancamiento crónico, la clase capitalista de América
latina se ha empeñado periódicamente en una serie de asaltos
directos contra la clase obrera, atacando su capacidad organizativa y negociadora,
y en un asalto indirecto (vía el estado) contra los beneficios sociales
legislados estatalmente, revirtiendo la legislación social del período
previo para debilitar aún más la capacidad del trabajo de
participar en cualquier aumento de la productividad. En este aspecto, muy
poco del capital atraído a la región ha sido o es invertido
productivamente. En el curso de los ochenta y noventa la tasa de participación
del capital en las ganancias de productividad asociadas con el proceso
de conversión tecnológica y transformación productiva,
según la mayoría de los cálculos, fue negativa o marginal.
El trabajo, por otro lado, ha participado sustancialmente del aumento de
la productividad, pero lo ha hecho sin un aumento correspondiente en sus
niveles de participación. De hecho la participación del trabajo
en el valor añadido a la producción y al ingreso nacional
(Cuadro 6) ha sido reducida drásticamente en el proceso de
reestructuración laboral, lo cual ha resultado en una compresión
dramática del valor de los salarios, así como una reducción
de la parte del trabajo en e¡ ingreso nacional. La clase obrera indudablemente
soporta el embate más fuerte del proceso de ajuste generado por
los esfuerzos de insertar la economía de América latina en
el proceso de globalización.
Cuadro 6 Salarios como porcentaje del ingreso nacional | |||||
1970 | 1980 | 1985 | 1989 | 1992 | |
Argentina | 40.9 | 31.5 | 31.9 | 24.9 | |
Brasil | 34.2 | 35.1 | 36.3 | ||
Chile | 47.7 | 43.4 | 37.8 | 19.0 | |
Ecuador | 34.4 | 34.8 | 23.6 | 16.0 | 15.8 |
México | 37.5 | 39.0 | 31.6 | 28.4 | 27.3 |
Perú | 40.0 | 32.8 | 30.5 | 25.5 | 16.8 |
Fuente: CEPAL, varios años |
La base de este ajuste es la reestructuración
del trabajo en sus formas de empleo (precarización), sus condiciones
de trabajo (irregularidad e informalidad) y particularmente en su relación
con el capital. El proceso puede ser seguido en dos niveles. En términos
estructurales, se refleja, en primer lugar, en las condiciones que llevaron
a una significativa reducción de la participación del trabajo
en los ingresos nacionales (y en el valor añadido a la producción).
A comienzos de los setenta, bajo el régimen de Allende, los trabajadores
chilenos recibían más de un 50% de¡ ingreso nacional.
Para 1980, después de cinco años de crisis y de medidas draconianas
contra el trabajo, esta participación se había reducido al
43%; para 1989, después de 17 años de dictadura y de reformas
de libre mercado, al 19%. Y en otros países la historia es la misma:
en promedio, la parte del trabajo (salarios) en el ingreso nacional ha
sido reducida alrededor del 40% al comienzo del proceso de ajuste a menos
del 20%, y este desarrollo fue paralelo con una aún mayor reducción
de la parte del trabajo en el valor agregado al producto social. Otros
cambios estructurales pueden ser registrados en la reducción de
los trabajos en el sector formal de la producción y en una declinación
asociada y desaparición de proletariado industrial.
Los cambios estructurales en la clase obrera también
son evidentes en la caída en el valor de¡ salario promedio
y de los salarios mínimos y en el empeoramiento que va asociado
de las ya amplias y profundas disparidades en la distribución de
los ingresos de los hogares. En muchos casos, los niveles salariales a
comienzos de los noventa estaban todavía por debajo de los niveles
alcanzados en 1980 y en el caso de la Argentina y Venezuela en 1970. El
Banco de México estima que al final de 1994 -esto es, antes de la
más reciente crisis que trajo una reducción mayor y drástica
de los niveles salariales- los salarios habían mantenido sólo
el 40% de su valor de 1980. En Venezuela y la Argentina los trabajadores
todavía no recuperaron los niveles salariales alcanzados en 1970
21.
En cuanto a la distribución del ingreso basada
sobre una compresión generalizada de los salarios, la Argentina
brinda un caso ejemplar. En 1975 el ratio de ingreso recibido por los quintiles
superior e inferior de la población era de 8 a 1. En 1991 esta brecha
en el ingreso se había duplicado y en 1997 llegaba a un asombroso
25 a 1 En el caso extremo -pero no atípico- del Brasil el 10% más
alto recibe 44 veces más ingreso que el último decil. En
otros países se puede encontrar el mismo patrón y la misma
historia: crecientes desigualdades sociales en la distribución de
la riqueza y el ingreso; en un extremo, florece un puñado de enormes
fortunas y un proceso de acumulación asociado, y en el otro, la
extendida ampliación y profundización de una agobiante pobreza.
ECLAC estima que en el curso de las reformas estructurales implementadas
en la región en los ochenta la tasa de pobreza aumentó del
35 al 41% de la población, pero que en la primera mitad de ¡os
noventa esta tasa de pobreza se redujo algo en ocho de doce países
estudiados. De todas maneras un examen más atento de las estadísticas
sugiere manipulación o directamente ocultamiento y mentiras: la
pobreza se reduce redefiniendo la línea de pobreza en términos
del Banco Mundial de 1 dólar por día. Con otras medidas más
razonables, relacionadas con la capacidad de la población de satisfacer
sus necesidades básicas, la tasa de pobreza ha continuado subiendo,
hasta el 60% o más de los hogares, de acuerdo con algunos estudios.
En todo caso, el mínimo progreso que se identificaba para la primera
parte de los noventa ha desaparecido en la segunda mitad.
En el nivel político, el ajuste de los trabajadores
a las demandas del imperialismo se refleja en la desarticulación
y destrucción de sus organizaciones de clase y en un generalizado
debilitamiento de su capacidad de negociar acuerdos colectivos con el capital.
Estos desarrollos, así como el fracaso o incapacidad de la clase
obrera para resistir efectivamente la imposición en todos lugares
del nuevo modelo económico reflejan una nueva correlación
de fuerzas de clase en la región. En los setenta los trabajadores
enfrentaron una concentración de fuerza armada y represión
así como un asalto directo del capital a su capacidad organizativa
y a las condiciones de su existencia social. En los ochenta el principal
mecanismo de ajuste fue una reestructuración de la relación
capital -trabajo basada sobre las fuerzas liberadas en el proceso de cambio
de la política económica. En los noventa, dentro del mismo
marco político e institucional, la clase obrera enfrentó
una gran campaña a favor de la reforma del mercado laboral, llevada
a cabo por organizaciones como el Banco Mundial.
El objetivo de esta campaña, la última
arma en el arsenal de estas organizaciones que se han unido a la batalla
del capital, fue crear las condiciones políticas para un nuevo y
más flexible régimen de acumulación (capitalista)
y un modo de regulación (laboral): dar al capital, en su función
de dirección, mayor libertad para contratar, despedir y usar el
trabajo en la medida que lo necesite y flexibilizarlo, es decir, predispuesto
a aceptar los salarios ofrecidos bajo las condiciones del libre mercado
y someter al nuevo modelo de dirección su relación con el
capital y la organización de la producción. Tal como el Banco
Mundial lo elabora, la extendida interferencia de los gobiernos en el mercado
laboral y lugares de trabajo (legislación salarial mínima),
así como el excesivo (monopólico) poder de los sindicatos,
han distorsionado el funcionamiento del mercado, llevando al capital a
retirarse del proceso de producción y generando con ello los problemas
de desempleo, pobreza e informalidad que infestan la región.
Para resolver estos "problemas", las legislaciones
laborales que protegen el empleo son reemplazadas por leyes que aumentan
el poder arbitrario de los empleadores para despedir obreros, contratar
trabajo temporal y transitorio y reducir las indemnizaciones por despidos.
Tal desregulación del mercado laboral y de otros mercados ha conducido
a nuevas reglas impuestas por la elite capitalista para facilitar la transferencia
de ganancias, inversiones y de la producción dentro y fuera de la
región, con el resultado de que fueron diezmados los trabajos estables,
aumentó la marginalidad en las comunidades y se polarizaron agudamente
las economías nacionales.
Las disparidades en la distribución de¡
ingreso y el acceso a los recursos productivos cuya distribución
es aun más sesgada y la compresión y reducción del
valor de los salarios, se reflejan, en un polo, en la abundancia de unos
pocos multimillonarios, la concentración del ingreso en la clase
capitalista y propietaria, que dispone de la parte del león de los
recursos productivos y del ingreso. Peor aún, mucho del ingreso
disponible para esta clase no está declarado. Por ejemplo, los ingresos
provenientes del narcotráfico de capitalistas de México,
réditos de los cuales una parte se distribuye entre compinches -políticos,
banqueros y otros- exceden los ingresos provenientes de su principal exportación,
el petróleo y están subregistrados en gran medida.
Por otra parte, los hogares más pobres disponen
de una reducida parte del ingreso que está creciendo poco o no crece
en absoluto en términos reales. Un resultado de esto es la generación
de nuevas formas y condiciones de pobreza que alcanzó a las clases
medias de las sociedades de América latina. En relación con
esto, una característica que impresiona de la desigualdad inducida
por el imperio es el crecimiento de los pobres urbanos y el cambio de la
composición de clase de los pobres. La nueva pobreza es urbana más
que rural y se extiende mucho más allá de las clases trabajadoras
y productoras, llegando a la otrora orgullosa clase media, que ha sido
diezmada por las fuerzas liberadas en el proceso de reestructuración.
En el pasado, la mayoría de los pobres estaban concentrados en las
áreas rurales en declinación. Mientras la pobreza rural continúa
siendo la regia, el crecimiento más rápido del número
de pobres hoy se registra en las ciudades. A diferencia del pasado, los
nuevos pobres urbanos no son simplemente "migrantes rurales" sino trabajadores
en situación descendente y capas bajas de la clase media, que han
sido despedidos de sus trabajos y no encuentran empleo en el superpoblado
sector informal. El creciente ejército de pobres urbanos de América
latina está formado ahora por trabajadores de segunda y tercera
generación, que crecientemente viven en villas de emergencia, incapaces
de subir en la escalera de ocupaciones hacia una mejora creciente de las
anteriores generaciones. Una de las mayores consecuencias de esto ha sido
el gran crecimiento del crimen, directamente ligado con la desintegración
de la familia, y concentrado en una juventud que en la anterior época
habría canalizado sus quejas a través de los sindicatos o
del sistema fabril.
El nuevo dualismo: primer mundo, cuarto mundo
Los presidentes Carlos Menem, Fernando Cardoso,
Ernesto Zedillo y Eduardo Frei han anunciado, en alguno u otro momento,
que sus respectivos países (la Argentina, el Brasil, México,
Chile) entraban en el primer mundo. Exhiben los modernos shoppings, el
boom de los teléfonos celulares, los supermercados abarrotados de
bienes importados, las calles atoradas por autos y los mercados accionarios
que atraen a grandes especul¡adores extranjeros.
Hoy en América latina el 15 a 20% de la población
comparte un estilo de vida "primer munclo": envían sus hijos a exclusivas
escuelas privadas, pertenecen a countries privados donde nadan, juegan
al tenis y hacen ejercicios aeróbicos, se hacen Iffing en sus caras
en clínicas privadas, viajan en autos lujosos en caminos con peajes
y se comunican vía computadoras, faxes y servicios de correo privado.
Viven en comunidades con entradas protegidas por policía privada.
Frecuentemente veranean y hacen compras en Nueva York, Miami, Londres o
París. Sus hijos van a universidades en el extranjero. Disfrutan
del fácil acceso a políticos influyentes, a los grandes personajes
de la prensa, celebridades y consultores de negocios. Por lo general hablan
un inglés fluido y tienen la mayoría de sus ahorros en cuentas
en el exterior o en títulos locales nominados en dólares.
Forman parte del circuito internacional del nuevo sistema imperial. Constituyen
la audiencia a la cual los presidentes de América latina dirigen
sus grandilocuentes discursos de primer mundo sobre una nueva ola de prosperidad
global basada sobre el sometimiento a las exigencias del nuevo orden económico
mundial. Y a pesar de las subas y bajas de la economía, continúan
beneficiándose del sistema imperial.
El resto de la población vive en un mundo
totalmente diferente: está descendiendo del estilo de vida "tercer
mundo" al "cuarto mundo". Los recortes en el gasto social y la eliminación
de los subsidios para la comida básica han llevado a los campesinos
a la malnutrición y el hambre. Los despidos en gran escala de trabajadores
industriales y su entrada en el "sector informal" significan el retorno
a una existencia de subsistencia y dependencia de la1amilia extendida",
de la caridad basada sobre la comunidad y de la "solidaridad (ollas populares)
para sobrevivir. La reducción radical de los presupuestos en salud
pública y educación da como resultado que cada vez haya que
pagar más los servicios y éstos sean cada vez peores. Los
recortes en las inversiones para mantener el agua, las redes cloacales
y otros servicios públicos han dado como resultado el resurgimiento
de enfermedades infecciosas. Los niveles de vida en baja, medidos en ingreso
monetario, así como las condiciones de vida, son la realidad de
dos tercios o más de la población. Una declinación
desde el estado de bienestar del tercer mundo a la miseria del cuarto mundo.
En la medida en que se profundiza la crisis del
sistema de conjunto, la elite de la clase, para desarrollar nuevas capacidades
productivas, intensifica la explotación de las clases asalariadas.
Como los costos de asociarse con los poderes del primer mundo se incrementan,
las elites de América latina desvían un mayor porcentaje
de los ingresos estatales para subsidiar sus sociedades a expensas de los
programas sociales para las familias trabajadoras.
En la medida en que se acumulan los pagos de la
deuda, y los intereses, regalías y ganancias se van al exterior,
los ingresos en retroceso achican los mercados domésticos. Se multiplican
las quiebras y la competencia de los mercados extranjeros en baja se intensifica.
La crisis deviene sistémica: las economías vacilan al borde
de¡ colapso. El estancamiento se transforma en depresión,
grandes bancos e instituciones financieras van a la quiebra, se fusionan
o son compradas por grupos financieros de¡ exterior. Los especuladores
del exterior amenazan con una salida rápida. Los salvatajes internacionales
se hacen más frecuentes y amplios, y son instrumentados para prevenir
el colapso inminente como es el caso del Brasil.
La crisis de los sectores y clases "excluidas" ha
comenzado a extenderse desde las clases medias a los sectores de elite
y a las clases ligadas con la economía internacional. América
latina, uno de los eslabones más débiles de la economía
mundial capitalista, tiene la menor capacidad de resistencia: las reservas
extranjeras que parecen formidables en un momento, desaparecen en meses,
sino en semanas porque están construidas sobre arena; o peor, sobre
la gran afluencia de inversiones de cartera basadas sobre la fácil
entrada y la rápida salida. A comienzos de 1999 las propias elites
reconocían que las mayores y más importantes economías
de América latina marchaban hacia la depresión. Se espera
que la economía del Brasil caiga un 5% en 1999, arrastrando toda
la región a la recesión; se anticipa una caída del
1,2%. México, la Argentina, Venezuela están en la misma espiral
descendente, así como Chile, la actual estrella y la vidriera del
neoliberalismo latinoamericano. Inversores de Estados Unidos ya están
saliendo, los banqueros toman resguardos ante la probabilidad de que no
se cumplan pagos de la deuda y los exportadores están enfrentando
fuertes pérdidas en los mercados. La crisis sistémica no
es una predicción, es visible en las estadísticas económicas.
La verdadera cuestión ahora es cuán honda va a ser, cuánto
va a durar y cómo afectará a la economía de Estados
Unidos.
Respuestas a la crisis: reforma o revolución
En los últimos años algunas voces
desde el seno del consenso imperial han comenzado a cuestionar seríamente
los resultados del "nuevo modelo económico" sustentado sobre las
operaciones del "mercado libre". Funcionarios internacionales, intelectuales,
políticos y líderes de negocios han hablado de la necesidad
de "volver a traer al estado". Al tiempo que aceptan las premisas básicas
del libre mercado, reclaman una intervención estatal limitada para
suavizar los golpes del mercado, financiando programas de entrenamiento
laboral, de alivio o reducción de la pobreza y de autoayuda. Algunos
han propuesto controles al capital para estimular las inversiones productivas
más que la Inversión especulativa". Al tiempo que apoyan
las privatizaciones como una cosa buena, cuestionan la "transparencia"
de los negocios, la venta a precios no competitivos a compinches. Critican
el alto desempleo, pero evitan abordar sus causas estructurales, prefiriendo
pedir más flexibilidad y entrenamiento laboral. En efecto, promueven
el modelo de mercado libre pero abogan por un banco agrario para financiar
a los productores pequeños y medianos al borde de la bancarrota,
por protección contra la afluencia de importaciones baratas y la
necesidad de aumentar la base social de la producción 22.
Algunas de estas propuestas han sido implementadas y, como era previsible,
han fracasado en frenar la profundización de la crisis; otras han
sido archivadas una vez que los críticos entraron al gobierno.
Por otro lado está creciendo una oposición
más consecuente, extraparlamentaria, que cuestiona la "globaloney"
de las clases dominantes. Estos nuevos movimientos sociopolíticos
como el ELZN de México, el MST de Brasil, las FARC de Colombia,
los movimientos campesinos-indios de Ecuador, Bolivia, el Paraguay, están
desafiando abiertamente los regímenes neoliberales y a los imperialistas
que los respaldan. A pesar de que sus tácticas varían desde
las ocupaciones de tierra en gran escala, a los ejércitos guerrilleros,
pasando por una amplia gama de otras acciones de masas, estos movimientos
han llamado a la socialización de los sectores estratégicos
de la economía, a una redistribución de gran alcance de la
tierra y la reducción de la deuda externa y de otras transferencias.
Mientras que programas completos alternativos todavía están
en proceso de ser elaborados, estos movimientos están luchando por
crear regímenes antiimperialistas que pueden comenzar la reconstrucción
del mercado doméstico, recuperar el control sobre las palancas esenciales
de la economía, redistribuir la riqueza y crear una forma de democracia
participativa para reemplazar los sistemas electorales dirigidos por la
elite, basados sobre el extranjero, que corrientemente se describen como
democracias.
Conclusión
La parábola neoliberal ha completado su curso.
A partir de los setenta, cuando el neoliberalismo irrumpió en escena
bajo las armas de los militares y el tutelaje de la CIA y del Pentágono,
se inauguró un nuevo ciclo que atacó salvajemente a la clase
obrera y al campesinado, demolió el estado de bienestar y despejó
el camino para la expansión capitalista sin restricciones. Alimentados
por masivos préstamos de los IFIs, el flujo de capital de las corporaciones
multinacionales y los préstamos privados en gran escala y a largo
plazo, los regímenes consolidaron temporariamente su dominio. Ellos
se aseguraron el apoyo entre sectores de la pequeña burguesía
y los trabajadores mejor pagados con facilidades de crédito e importaciones
baratas. El boom, de todas maneras, terminó en seguida con la crisis
mundial de estanflación de comienzos de los ochenta que llevó
al colapso virtual de las economías y casi a una década de
retroceso y desacumulación. El descontento popular, el malestar
en la elite y la intervención de Washington llevaron a las transiciones
desde las políticas militares a las electorales ampliamente ubicadas
dentro del "caparazón" de economías neoliberales e instituciones
estatales autoritarias. Las elites electorales profundizaron y extendieron
las políticas de libre mercado y las instituciones inauguradas por
los regímenes previos, sin consulta popular. Amplios sectores de
la economía fueron privatizados por decretos ejecutivos, los pagos
de la deuda fueron satisfechos al costo de los programas sociales y se
impusieron planes de austeridad al pueblo. Las políticas gubernamentales
no guardaban ninguna similitud con las campañas electorales: las
promesas de reforma social precedieron las fuertes reducciones en el gasto
social; las promesas de pleno empleo fueron seguidas por despidos en masa;
la retórica sobre la defensa del patrimonio nacional fue seguida
por la privatización de las empresas estratégicas y rentables.
El capital volvió a la región en el
período 1990-93, la mayor parte en forma de inversiones especulativas
de cartera o simple compra de empresas.
El estancamiento subyacente de las fuerzas productivas
todavía es la realidad, como es la propensión a las crisis.
El crash mexicano de 1994-95 puso de relieve la declinación definitiva
del neoliberalismo, dejando como resultado la destrucción masiva
de empleo productivo y el colapso del sistema financiero. El "paquete de
rescate" de 20.000 millones de dólares sólo salvó
a los especuladores norteamericanos y sujetó a México a un
abierto control colonial, con sus futuros ingresos petroleros como hipoteca
para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Al final del milenio, el estancamiento de largo
plazo y la crisis están transformándose en un colapso en
gran escala. Las reservas extranjeras están siendo vaciadas, los
salvatajes se multiplican en la medida en que las monedas son amenazadas
por el colapso, la tasas de crecimiento negativas y de dos dígitos
de desempleo (el Brasil: 12%; la Argentina: 14%) van paralelas a un ejército
permanente de reserva y/o subempleo (el sector informal), alcanzando el
50, 60 y 70% de la población en países como la Argentina,
México y Venezuela. Los ingresos por exportaciones están
en picada, se están reduciendo las importaciones, las deudas, internas
y externas, están reduciendo cualquier recurso estatal que hubiera
podido usarse para estimular la economía. El ciclo neoliberal se
acerca al colapso aun cuando los regímenes continúan aplicando
fórmulas vacías para enriquecer un estrecho círculo
de compinches de clase, el 10% más alto de la población.
La vieja izquierda de los años setenta y
ochenta, enlodada en disputas electorales y acomodamientos socioliberales
al status, muestra poca imaginación y menos audacia para organizar
una ruptura radical con el sistema, a pesar de su colapso. Figuras militares
populistas como Hugo Chavez emergen como radical outsiders que rápidamente
se. ponen en buenos términos con los banqueros extranjeros y los
inversores mientras florea la retórica y se frustran las expectativas
de las masas. La brecha entre las condiciones objetivas de la crisis y
el posible colapso del sistema capitalista y la respuesta revolucionaria
subjetiva se está ensanchando en la medida en que la crisis se hace
más sistémica. Las ONGs en este contexto zozobran en los
intersticios del sistema, sus proyectos locales y microempresas de autoayuda
actúan como un soborno ineficaz frente a niveles de vida que colapsan.
Los nuevos movimientos sociopolíticos radicalizados en sus asentamientos
rurales tienen hondas raíces populares "fuera" del sistema. Ellos
están comprometidos en la construcción de una nueva subjetividad
revolucionaria.
El problema fundamental es convertir estos movimientos
sectoriales en formaciones políticas nacionales capaces de transformar
las luchas regionales en revoluciones sociales. El fin del milenio trae
intensas privaciones, elevadas polaridades sociales y nuevas formas de
represión estatal. El nuevo milenio puede ser el preludio del renacimiento
del socialismo, pero es probable que el camino sea largo y tortuoso.
Bibliogratía
*Bergsten Fred, Henning Randall (1996), Global Economic Leadership
and the Group of Sevenm Institute for Internation Economics.
*CEPAL/ECLAC (1990), Productive Transformation with Equity, Santiago,
ECLAC.
*CEPAL (1 998a), Balance preliminar de las economías de América
latina y el Caribe, Santiago.
*CEPAL (1998b), Estudio económico de América latina y
el Caribe, Santiago.
*CEPAL (1998c), La inversión extranjera en América latina
y el Caribe: Informe 1998, Santiago.
*CEPAL (1 998d), Panorama preliminar de las economías de América
latina y el Caribe, Santiago.
*Fields G.S., Newton A.B. (1997), "Changing Labor Market Conditions
and Income Distribution in Brazil, Costa Rica and Venezuela", en Edwards
S., Lustig N. (eds.), Labor Markets in Latin America, Brookings Institute,
Washington D.C.
*International Monetary Fund (1995), Internatíonal Capital Markets:
Development, Prospects and Policy Issues, Washington IMF.
*South Centre (1997), Foreign Direct Investment, Development and the
New Global Economic Polícy, Ginebra.
*UNCTAD (1994), World Investment Report, New York y Ginebra: UN.
*UNCTAD (1997), World Investment Report, New York y Ginebra: UN.
*UNCTAD (1998), World Investment Report, New York y Ginebra: UN.
*US, Dept. of Commerce-Bureau of Economic Analysis (1999), Balance
of Payments. Transactions by Area, 4 de marzo.
*US, Dept. of Commerce-Bureau oí Economic Analysis (1994, 1999),
US Direct Investment Abroad. Capital Flows.
*Varman-Schineider Benu (1991), Capital Ffight from Developing Countries,
Westview Press.
*World Bank (1994), World Debt Tables 1994/1995.
*World Bank (1995), World Developement Report, New York: Oxford University
Press
Notas
* La versión original de este trabajo, enviada por los autores para su reproducción en la revista Realidad Económica, fue publicada en Monthly Review (julio-agosto 1999). Traducción del inglés: Rolando Astarita.
1.- Este asunto es discutible. Bergsten y Randall Henning (1996), entre otros, han llamado la atención sobre la evidencia existente acerca del renacimiento de la rivalidad interimperialista, reflejada en las disensiones en el seno del G-7. De todas maneras, sostendremos que existe evidencia del esfuerzo creciente y éxito de Estados Unidos, luego del colapso de la URSS y del bloque socialista, en establecer su hegemonía sobre el conjunto del sistema. El Japón, en particular, ha estado perdiendo terreno. Al mismo tiempo, y a pesar de la evidencia de una creciente batalla por el mercado global y de las dificultades dentro del G-7 para concertar políticas de management global y de gobierno, y de las dificultades para controlar los efectos del capital especulativo de corto plazo, el sistema en conjunto está cada vez más bajo el poder y la hegemonía de Estados Unidos. Este desarrollo se refleja en la participación decreciente del Japón en las 500 multinacionales más importantes (de 71 en 1998 a 46 en 1999) y de la Comunidad Europea (173 contra 244 de Estados Unidos). Entre las 100 primeras, la preponderancia de EStados Unidos es aun más llamativa: el 70% contra 26% para Europa y 4% para el Japón (Financial Times "Global 500", 28 de enero de 1999)
3.- La liquidez y volatilidad de las inversiones de cartera se refleja en la caída dramática de los flujos de inversión de cartera en 1995 con la crisis financiera mexicana; inmediatamente después de ésta más de la mitad de los bancos del país entraron en default, requiriendo un salvataje equivalente al 8,6% del pnb de México.
4.- El flujo real de capital así como el ingreso derivado del mismo es difícil de determinar y es probable que sea considerablemente mayor al informado. Esto se debe en parte a las "distorsiones significativas" -como dice CEPAL (1999:1)- generadas por el hecho de que más del 40% del capital en activos, aun registrado oficialmente como flujo hacia la región, es depositado en los "centros financieros del Caribe". Más todavía, un "inusualmente alto" porcentaje de los ingresos de las filiales -58% en 1997, 54% en 1996 y 38% desde 1982 a 1995- es reinvertido (Departamento de Comercio de Estados Unidos, Survey of Current Business, junio de 1998). Como resultado, la contribución de nuevo capital es mucho menor que lo que reflejan las estadísticas del flujo de capital.
5.- En cuanto al stock de inversión directa extranjera, calculado en 3,5 billones de dólares para 1997 (UNCTAD, 1998:xvii), provee la base para las operaciones de unas 53.000 corporaciones multinacionales y 448.000, aproximadamente, de sus filiales, que dominan la producción y el comercio mundiales; valor total se calcula en 9,5 billones de dólares. Observando el flujo de IDE, los países en desarrollo tuvieron cerca de 2/5, o 149.000 millones de dólares de la IDE del mundo en 1997, lo que representaba el doble de su participación en 1993 y diez veces la de 1985 (UNCTAD, 1998:16). Para 1997 América latina había superado a Asia del Sur, del Este y del Sudeste como lugar preferido de llegada de IDE y en IDE per cápita (ibid: 17,264)
6.- UNCTAD, 1998: xvii-xix, 246, 264. Dice la UNCTAD : "los marcos politicos liberales nacionales" en la región son ahora tan comunes que pierden su poder para atraer capital extranjero, el cual crecientemente se orienta en sus decisiones por las "ventajas locales" de una región, esto es, su stock de recursos humanos, infraestructura, acceso a los mercados, así como los "activos creados" como tecnología y capacidad innovativa (xxxi).
7.- UNCTAD, 1998: 224. En 1996 el Brasil mantuvo su posición como líder de la región en la recepción de IDE, superando a México; en 1997 esta superioridad sobre México se consolidó con una entrada adicional cuantiosa basada sobre la mayor privatización efectuada hasta la fecha.
8.-UNCTAD (1996 a: 61), UNCTAD (1998: 12,243). Mientras los flujos de IDE hoy son casi dos veces mayores de lo que han sido en 1990 y aproximadamente siete veces su volumen de 1989, ello subvalora fuertemente la magnitud real de la inversión de las CMN porque no cubre las inversiones que son financiadas con fondos captados en los mercados domésticos e internacionales (UNCTAD, 1997a). Si éstos se incluyeran se estima que el capital base de la producción global correspondiente a las corporaciones transnacionales (CTN) y sus filiales sería de unos 1,6 billones de dólares, aproximadamente 3,5 veces el valor del stock de IDE (UNCTAD, 1998: 8).
9.- De acuerdo con el Banco Central do Brasil (1998) sólo aproximadamente el 30% de los activos privatizados en Brasil han sido adquiridos por inversores extranjeros (la mayoría de Estados Unidos), aunque en los sectores de telecomunicaciones y electrónica el involucramiento de empresas extranjeras es más alto (39 y 40% respectivamente). Más en general, desde 1996 la IDE se usa en forma creciente para adquirir las acciones de firmas no privatizadas -un 40% de acuerdo con la CEPAL (1999).
10.- En 1997 el total de las transacciones por fusiones y adquisiciones transfronteras (F y A) en el mundo sumaron unos 342.000 millones, representa aproximadamente el 25% de todas la F y A del mundo, pero el 58% del total de los flujos de IDE (UNCTAD, 1998: 19). En el Brasil, el campo de deportes de América Latina favorito del capital transnacional, desde 1992 a 1997 se produjeron 600 F y A, 61% de los cuales involucraron a firmas extranjeras (en su mayoría de Estados Unidos). Estas F y A han sido particularmente evidentes desde 1994 en los sectores de bancos, seguros y finanzas (que en 1997 se convirtieron en el principal destino para la IDE en la región), así como en productos farmacéuticos y químicos y telecomunicaciones (UNCTAD, 1998: 19 y ss.).
11.- América Economía, 1997/1998; UNCTAD, 1998: 248.
13.- IDB, 1998; UNCTAD, 1998: 263.
14.- La fuga de capital se mide de manera diferente en diversos estudios (Varman-Schneider, 1991). Tal como lo elabora el Banco Mundial, es un ítem residual en la cuenta de la balanza de pagos, esto es, la diferencia entre la fuente de financiamiento (cambio en las reservas oficiales de divisas, déficits en la cuenta corriente y salidas de capital). Alternativamente la fuga de capital se mide como la suma del cambio en la deuda externa acumulada, el aumento en la IDE neta, el excedente en la cuenta corriente y el cambio en las reservas oficiales.
15.- New York Times, 26 de marzo de 1999. El mecanismo de estos super beneficios es la especulación acerca de los tiempos de las acciones políticamente manipuladas del gobierno sobre la tasa de cambio del real. Chossudovsky (1999) estima que los administradores de dinero de Wall Street y los especuladores hicieron una ganacia adicional de 20.000 millones de dólares por esta vía.
17.- La tasa de beneficio es calculada por los autores sobre la base de los datos de la balanza de pagos informada por el Departamenteo de Comercio -BEA- de Estados Unidos, sobre el ratio entre el ingreso por inversión (el retorno sobre la IDE de Estados Unidos) y la posición de la IDE de Estados Unidos (sobre la base de los costos históricos). El ratio (1) es el ingreso de inversión calculado por el BEA sobre la IDE de Estados Unidos, mientras que el ratio (2) utiliza los datos del ingreso de IDE presentados por Investment and Entrepreneurship Strategy Unity de ECLAC, del 12 de octubre de 1998. De acuerdo con esta fuente, la IDE desde 1990 a 1997 en las once economías más grandes de la región (Cuadro 5 para 1996-1998) generó un total de ingreso neto de 323.000 millones de dólares, más del doble del ingreso registrado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos para ese período. Estos cálculos de la tasa de beneficio sobre las inversiones directas se comparan con los siguientes cálculos realizados por la UNCTAD (1994: 29) de los beneficios realizados por CMNs con base sobre Estados Unidos sobre las inversiones directas en América Latina: 11,7 (1977), 16,1 (1982), 10,7 (1987), 10,9 (1988), 14,6 (1989) y 11,4 (1990). A pesar de que estos cálculos claramente subestiman las tasas reales de ganancia, el Departamento de Comercio de Estados Unidos nota que la IDE en América Latina y en otros lugares siempre genera una considerable prima sobre las ganancias generadas en las operaciones domésticas, en compensación de los riesgos más altos involucrados.
18.- ECLAC, 1998 c: 2; Slide 18.
19.- Varham-Schneider, 1991: 12.
20.- Este proceso está bien ilustrado en el caso del Brasil y su más reciente crisis financiera que creó las condiciones que condujeron al "miércoles negro" (15 de enero de 1999); un asalto especulativo masivo sobre la moneda, con el resultado de una devaluación de facto del 20%; la pérdida de 50.000 millones de dólares de reservas, la mayoría de los cuales terminaron en los cofres de los especuladores de Wall Street y en las cuentas en el exterior de la elite financiera del Brasil; y una fuga de capital que, de acuerdo con fuentes oficiales, promedió los 400 millones de dólares por día, pero que en por lo menos dos días alcanzó 1.500 millones y 3.000 millones.
21.- Fields y Newton (1997). En términos de los datos del Banco Mundial (1995), el índice de salarios bajó en Bolivia de 192 (1980) a 76,4 (1987); en México de 129,2 en 1980 a 103,3 (1990); en el Brasil de 100 (1981) a 68,3 (1989); y en Venezuela de 100 (1980) a 47,4 (1992).
22.- Cepal/ECLAC (1990) es la mayor fuente institucional
de tales propuestas en la región. Mientras el modelo neoliberal
está dirigido a un pequeño racimo de empresas (se estima
un 15% aproximadamente de todas las empresas) que son compeatitivas internacionalmente,
así como a otro grupo de empresas medianas que tienen "capacidad
productiva", CEPAL sostiene que es necesaria una forma de desarrollo económico
más participativa e inclusiva: incorporar en el proceso de producción
(y desarrollo) aquellas empresas formadas por los campesinos en la economía
rural, y por los operadores de micro empresas en la economía urbana
informal, que han sido dejados a merced de los vientos de las fuerzas del
mercado por el modelo neoliberal.