"EEUU:
PÓNGANSE A PENSAR PORQUÉ EL MUNDO
LOS ODIA
TANTO".
Por Paula Del Río
y Ánton Slavic.
A
continuación, entregamos algunos antecedentes
sobre el hecho noticioso que, lejos, más nos ha tenido ocupados
desde el 11 de septiembre último. Desconfiando absolutamente de
los cables que llegan vía CNN y agencias de prensa afines, parte
del equipo de Pretextoss realizó una breve, aunque provechosa
investigación en diarios y periódicos extranjeros, logrando
sin falsa modestia, un aporte interesante en ese sentido, ayudando además,
qué duda cabe, a sortear los bostezos y risas que puedan provocarnos
nuestros analistas nacionales. Aunque nos siguen quedando algunas dudas
(después de todo, casi toda la prensa mundial, o al menos a la que
se tiene rápido acceso, está en poder de "Occidente y del
Mundo Civilizado"), intentamos reproducir las informaciones que nos parecieron
las más interesantes, veraces y menos tendenciosas. En esta primera
entrega, dos artículos interesantes: algo sobre la tesis de que
el atentado pudiera haber sido cometido por fuerzas de la ultra derecha,
al interior de EEUU, y algunos datos sobre el antihéroe del momento:
Osama Bin Laden.
UNA PISTA
NO DESCARTADA
Si la pista Bin
Laden – o de un grupo nacido en el seno de los movimientos del medio oriente
– es la primera que se impone, según los investigadores de la seguridad
norteamericana, después del ataque terrorista lanzado el pasado
martes 11 de septiembre en contra de las ciudades de New York y Washington,
la eventualidad de una acción organizada al interior de los EEUU
no ha sido formalmente descartada. Sobre todo si consideramos que para
los norteamericanos, aún permanece vivo el recuerdo del atentado
en contra del edificio del FBI, en Oklahoma City, que causó la muerte
de 168 personas el 19 de abril de 1995.
El estupor los
había invadido cuando se enteraron que los autores de la matanza
habían sido norteamericanos. Peor aún, uno de ellos, Timothy
McVeigh, entonces de 27 años, era un antiguo héroe de la
guerra del Golfo.
RECHAZO AL PODER FEDERAL
Norteamérica,
sorprendida, se daba cuenta de que contaba en su propio seno, con boys
salidos de los movimientos marginales de ultra derecha, cuya popularidad
era creciente. Descubrían además, que a su abrigo, se encontraban
hombres llenos de odio, dispuestos a derramar la sangre de sus propios
compatriotas para descargar sus frustraciones y odios.
Aun si Mc Veigh,
ejecutado el 11 de junio pasado, nunca formó parte de alguna milicia
particular, o de un grupo de extrema derecha organizado, fue un hombre
cercano a ellos, compartiendo las ideas de estos "patriotas" adeptos a
la "supremacía de la raza blanca". Tenía en común
con ellos, su rechazo al poder federal, reforzado esto por dos acontecimientos:
el momento en que
es sitiado un enajenado en Ruby Ridge (Idaho) en 1992 y aquel episodio
de la secta de los Davidianos en Waco (Texas) en 1993, donde la intervención
del FBI había causado 80 muertos. Los más extremistas, como
Timothy McVeigh, vieron en esto una vasta conspiración destinada
a oponerse a sus libertades individuales, aun si estos hombres seguían
siendo marginales en una nación próspera como Norteamérica.
Más adelante,
el ejército había investigado acerca de la realidad de los
grupos llamados "del odio" al interior de sus propias filas. El
general Larry Jordan, encargado de dirigir una comisión investigadora,
se había dirigido hacia la mayoría de las bases militares
de los EEUU, de Europa y de Asia, con el fin de evaluar, según los
términos oficiales de la misión "el clima reinante en
los soldados norteamericanos". Su verdadero objetivo no era otro que
evaluar la importancia de la presencia, en el seno del ejército,
de soldados miembros o simpatizantes de aquellos grupos.
LAZOS INFORMALES
Si apenas una docena
de extremistas fueron identificados en Fuerte Bragg, donde Timothy McVeigh
había estado en 1991, fue en esa misma guarnición que un
grupúsculo clandestino, los Special Forces Underground (Fuerzas
Especiales Subterráneas), publicaba una carta de carácter
informativo, llamada The Resister, un mensaje incendiario, vehículo
de las ideas y credos de la extrema derecha radical.
El Centro para
la renovación democrática, con sede en Atlanta, censaba en
1995, entre 25 000 y 30 000 activistas al interior de los movimientos de
la "supremacía blanca", de los cuales aproximadamente 4 000
eran skinheads. Se agregaban cerca de 200 000 simpatizantes, sin contar
otros 100 000 miembros de diversas milicias de "patriotas" antigubernamentales,
aunque no necesariamente racistas.
Los lazos entre
las diferentes milicias y los diferentes grupos anti-estado se revelaron
tan informales como empíricos. Según Kenneth Stern, un especialista
en estos asuntos, las organizaciones pertenecientes a los movimientos de
los grupos de ultra derecha ("del odio"), actúan independientemente
los unos de los otros, sin recibir instrucciones de ninguna comandancia
central. Lo que no impide los contactos puntuales entre ellos. Fue de esta
forma que los lazos de McVeigh y Terry Nichols, (ambos inculpados en el
atentado de Oklahoma City), con las milicias extremistas fueron claramente
establecidos. El verdadero peligro que estos movimientos revisten, según
K. Stern, es que están constituidos por individuos decididos y que
actúan en solitario, como Timothy McVeigh.
BIN LADEN:
UN ANTIAMERICANISMO
ABSOLUTO AL SERVICIO
DEL DJIHAD
ISLÁMICO.
"Yo peleo, por
lo tanto puedo morir e irme al paraíso a encontrarme con Dios. Nuestra
lucha, es ahora en contra de los norteamericanos", declaraba, hace
algunos años, al Diario Al Qods al Arabi, Osama Bin Laden.
Norteamérica, quien fuera su aliada mientras duró la djihad
en contra de la Unión Soviética en Afganistán, se
ha convertido para Bin Laden en el enemigo número uno. Ninguna de
sus escasas intervenciones públicas deja de mencionar "la guerra
santa" en contra de Washington.
El odio de Bin
Laden en contra de los EEUU, se remonta a la guerra del Golfo y a la invitación
que el rey Fahd de Arabia Saudita le hiciera a las tropas extranjeras,
principalmente norteamericanas, para acudir en defensa del Reino y reconquistar
Kuwait, entonces invadido por Irak. Bin Laden, cuya familia hizo fortuna
en la construcción de palacios reales, había hecho lo posible,
alegando personalmente, para que el rey Fahd no permitiera la invasión
de las tropas "infieles en el suelo sagrado de Arabia, que abriga los
dos sitios más sagrados del Islam, La Meca y Medina".
Bin Laden venía
entonces llegando de Afganistán, donde había quedado impresionado
por la victoria de los moudjaidins, "por su fe islámica" en
contra del ocupante soviético. El hombre tenía apenas 30
años. Proveniente de una de las familias de mayor fortuna en Arabia,
podría haber gozado tranquilamente de ese confort. Sin embargo,
haría de eso una arma al servicio de lo que se volvió para
él una obsesión: la derrota norteamericana. En 1992, perseguido
por los servicios secretos sauditas, decide instalarse en Sudán.
Es en ese lugar, aparentemente, donde desarrollaría su propia infraestructura
y crearía su organización, Al Qaida.
Khartoum es entonces
un gran lugar de citas para todos los islamistas políticos. Bin
Laden se encuentra con mucha gente. Los EEUU se interesan cada vez más
en él, y en 1994, Arabia Saudita le quita la nacionalidad. En 1996,
sometido a las presiones cada vez más fuertes de Riyad, Khartoum
precipita la salida de Bin Laden del lugar. Se dirige a Afganistán,
hacia las zonas controladas por el Presidente Burhanuddin Rabbani.
INTELIGENTE Y CARISMÁTICO
La llegada de Bin Laden
al lado de Mollah Omar, jefe supremo de los talibanes, se concreta tiempo
mas tarde. En Afganistán, Bin Laden reencuentra numerosos soldados
perdidos de la djihad antisoviética, árabes principalmente,
así como jefes de organizaciones islámicas buscados en sus
países, como Ayman Al Zawahri, jefe de Al Jihad (egipcio), condenado
a muerte en Egipto por el asesinato de Anuar-el-Sadate, el 6 de octubre
de 1981. Preocupado por la conquista del país, los talibanes se
interesan poco en estos extranjeros, quienes logran organizarse libremente.
Inteligente, decidido y carismático, Bin Laden reúne a su
alrededor una nebulosa de personalidades, cuyo objetivo confeso es el triunfo
de la revolución islámica y la derrota de su principal oposición,
la potencia de Norteamérica, los EEUU.
Afganistán
es un terreno soñado. El fundamentalismo extremo desarrollado por
los talibanes atrae a los soldados puros y duros del Islam. Financiados
por Bin Laden, los campos de entrenamiento para jóvenes reclutas
llegados desde los países árabes del Golfo y de Uzbekistán,
además de Chechenia, florecen. Allí se enseñan las
artes rudimentarias de la guerra o los métodos terroristas más
avanzados. En esta época, los veteranos de la djihad llevada en
contra de la URSS son formados en la mejor escuela de la CIA: por casi
10 años, entre 1979 y 1989, la central de inteligencia norteamericana
ha iniciado - con la ayuda del Inter service Intelligence (ISI), los servicios
secretos pakistaníes - toda una generación de combatientes
en el manejo de armas explosivos o misiles. En la actualidad, numerosos
campamentos de fieles a Bin Laden, fueron construidos con la asistencia
de los EEUU. Afganistán se ha convertido progresivamente en el alto
sitio del islamismo militante, y Bin Laden su figura emblemática.
REPRESALIAS INEFICACES
Acusado por los EEUU
de haber cometido el primer atentado en contra del World Trade Center en
1993, Bin Laden lo fue también por las explosiones en contra de
las embajadas norteamericanas de Nairobi y Dar es-Salam en 1998 (224 muertos
en total). Además, por el atentado suicida en contra del destroyer
norteamericano USS Cole Aden (17 muertos), el año 2000. En un poema
que fue leído en febrero, en el matrimonio de su hijo, Bin Laden
había comentado el éxito de la operación. Luego, al
más puro estilo Far-West, el FBI le puso precio a su cabeza: 5 millones
de dólares, vivo o muerto. El departamento de estado, estima que
Bin Laden es "uno de los sponsors más importantes del islamismo
extremista en el mundo". Todos los intentos norteamericanos, especialmente
las sanciones impuestas por la ONU para obtener su extradición,
se toparon una y otra vez, con el rechazo de los talibanes, quienes consideran
a Bin Laden como su huésped, afirmando además, que los EEUU
nunca han podido probar su participación en actos terroristas.
Después
del bombardeo norteamericano sobre Afganistán, en agosto de 1998,
en represalia por los atentados de Kenya y Tanzania, los talibanes afirmaron
haber tomado medidas para controlar las actividades de Bin Laden. Estas
implicaban el retiro de los medios de comunicación ultramodernos
utilizados por Bin Laden, la prohibición de conceder la mas mínima
entrevista o de aparecer en público y la promesa de que no organizaría
actividades terroristas desde Afganistán. Sin embargo, Bin Laden
ha aparecido en tres oportunidades, desde noviembre, en las pantallas de
la televisión árabe.
Disponiendo de
una casa en Kandahar, donde vive Mollah Omar, el jefe supremo de los talibanes,
Bin Laden se desplaza regularmente hacia la región de Jalalabad
donde utiliza una granja que le sirve de base para sus seguidores. Nunca
se queda demasiado tiempo en un mismo lugar y se rodea de una guardia pretoriana
árabe permanentemente. En los momentos de peligro, se retira hacia
escondites ubicados en las montañas afganas. A lo largo de los años,
la influencia de Osama sobre Mollah Omar se ha acrecentado y con ella,
la importancia del movimiento árabe cuyo objetivo es hacer de Afganistán
no sólo un santuario para militantes del Islam, sino que también
una base de lanzamiento de la Revolución.
La pasada primavera,
en ocasión de una gran reunión de activistas islámicos
llevada a cabo en Peshawar (Pakistán), Bin Laden, en un mensaje
leído por un asistente, invitó a la próxima generación
a prepararse para la Djihad en Afganistán. "Llamo a la joven
generación a estar preparada para la Guerra Santa y a hacerlo en
Afganistán, porque la Djihad, en estos momentos de crisis musulmana,
es una obligación".
*Propósitos recogidos
en la prensa extranjera, en diarios y periódicos de Francia y España.
*Traducción del francés:
François Dupont.