..."Y como es con el Estado con
quien estamos enfrentados en una lucha prolongada y que cada día
se profundiza más, al
haber cancelado el primero todas las posibilidades de una salida política
negociada,
entonces las FARC-EP han decidido
en coherencia con su planteamiento político-militar y en reciprocidad
a las
medidas adoptadas por el Estado
contra ellas, exigir la renuncia a todos los mandatarios departamentales,
municipales y veredales,
no por lo que ellos son como persona, sino por lo que representan al Estado.
De esta manera estamos explicando
al pueblo y a los funcionarios afectados, las razones políticas
de nuestra medida.":
FARC-EP
Comunicado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
LAS FARC-EP RESPONDEN AL ESTADO Y LE EXPLICAN AL PUEBLO
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,
Ejército del Pueblo (FARC-EP) nacieron en 1964, como una Organización
político-militar, con el claro objetivo de conquistar el poder político
para el pueblo; y surgieron como consecuencia directa y de respuesta a
la violencia institucional del Estado colombiano, el que representa y defiende
los intereses de la oligarquía liberal-conservadora.
Todo comenzó cuando el Estado colombiano
con 16.000 hombres, desató la más grande operación
militar de exterminio contra 46 hombres y dos mujeres bajo el mando del
Comandante Manuel Marulanda Vélez, en Marquetalia. Fue el Congreso
de la República, influenciado por Álvaro Gómez Hurtado,
el que autorizo al Presidente Guillermo León Valencia agredir a
Maquetalia, acusándola de ser una "República Independiente",
porque en ella se habían quedado, gracias a la fertilidad de sus
tierras, la mayoría de los amnistiados. Contando para esta agresión,
con el apoyo irrestricto de los Altos Mandos Militares, asesorados estos,
por oficiales del Pentágono y la CIA., respaldados en su cometido
por la gran prensa, los Jefes de los dos partidos tradicionales, los latifundistas
y los terratenientes. El Generalato pensó que tres semanas, era
tiempo más que suficiente para acabar con el grupo de 48 valientes
campesinos y entregar a los militaristas un parte de victoria. Los marquetalianos
después de ser agredidos, decidieron en una asamblea, levantarse
nuevamente en armas.
Desde entonces Las FARC- EP vienen enfrentando al
Estado, utilizando todas las formas de lucha, incluida los diálogos,
para conquistar unas nuevas costumbres políticas y con ellas, lograr
cambios fundamentales en la misma estructura del Estado, y que los distintos
gobernantes burgueses de turno entiendan, que los factores generadores
de la confrontación política, económica, social y
armada que sacuden a Colombia, no los pueden superar con el desmesurado
aumento de las Fuerzas militares y de Policía, amparadas bajo un
manto de impunidad para su acción criminal contra el pueblo, financiadas
con inmensos recursos del Presupuesto Nacional, pasando del recaudo normal
de impuestos, al extorsivo, para financiar la guerra contra el propio pueblo.
En el Gobierno de Belisario Betancourt (1982-1986),
fue posible desarrollar los primeros diálogos: Gobierno-FARC-EP
y las dos partes firmaron en la Mesa, los Acuerdos de la Uribe. Acuerdos
que produjeron simpatía y esperanza en casi todos los sectores sociales
de nuestro país, porque a pesar de las trabas puestas por los militaristas
enemigos acérrimos de los diálogos y la salida política,
se firmó el 28 de mayo de 1984, el primer Cese de Fuegos bilateral,
anunciado simultáneamente al país por el Presidente de la
República Belisario Betancourt y por el Comandante en Jefe de las
FARC-EP, Manuel Marulanda Vélez. Con posterioridad al Cese de Fuegos,
nace como resultado de los Acuerdos de la Uribe, una nueva fuerza política
en el país: La Unión Patriótica, Movimiento político
pluralista, creado como una alternativa política diferente a los
partidos tradicionales.
Los militaristas tanto de uniforme como de civil, desde los Tres Poderes
del Estado y fuera de él, opusieron sus oligárquicos intereses
en obstaculizar el cumplimiento por parte del Estado, de los Acuerdos firmados
por las partes. Acudiendo para ello, a las amenazas, a las torturas, a
las desapariciones, a los asesinatos selectivos y a las matanzas de los
integrantes y dirigentes del Movimiento político Unión Patriótica,
del Partido Comunista, de dirigentes sindicales y populares. Este plan
de extermino contra el pueblo y sus dirigentes se llamó en los países
del Cono Sur: Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, que también
lo vivieron, "Guerra Sucia", para significar el terrorismo desatado por
el propio Estado, dentro de una concepción contrainsurgente, diseñada
por el Pentágono y la CIA norteamericana, con el fin de evitar que
se repita en el Continente americano otra revolución socialista
como la cubana.
El Gobierno de Virgilio Barco mantuvo el proceso
de diálogos iniciado por Betancourt, sin avances significativos,
mientras se incrementaba la guerra sucia, hasta tal punto que su entonces
Ministro de Gobierno Cesar Gaviria, denuncio ante el país la existencia
de más de l50 grupos paramilitares, conformados todos por agentes
de seguridad del Estado.
En diciembre de 1990, el Presidente de la época
Cesar Gaviria Trujillo terminó repentinamente con el proceso de
diálogo iniciado por el Gobierno de Betancourt, al ordenarle al
Alto Mando ejecutar la operación militar denominada "Centauro",
contra el Secretariado de las FARC-EP en "Casa Verde", al mismo tiempo
decretó la Conmoción Interior y la "Guerra Integral", para
acabar con las FARC-EP.
El Gobierno de Ernesto Samper, ofreció a
las FARC-EP diálogos, pero en medio de la guerra. Las FARC-EP expresaron
su disposición de dialogar con el nuevo Presidente, siempre y cuando
se desmilitarizara el municipio de la Uribe, en el Departamento del Meta.
Pero las Fuerzas Militares, en cabeza del entonces General Harold Bedoya
Pizarro, se opusieron y amenazaron con dar Golpe de Estado, si el Presidente
aceptaba la petición de las FARC.
Durante la campaña electoral a la presidencia
de la República de 1998, donde los mas opcionados eran Andrés
Pastrana Arango y Horacio Serpa Uribe, las FARC-EP pusieron como condición
a quien saliera electo de los dos antes mencionados, el despeje de cinco
municipios: San Vicente del Caguán (Caquetá), La Uribe, Mesetas,
La Macarena y Vista hermosa en el Meta; así como el desmonte de
los grupos paramilitares organizados por el Estado. El señor Andrés
Pastrana Arango durante su campana proselitista asumió el compromiso
con quienes votaran por el, de liderar en persona los diálogos,
y ofreció desmilitarizar los cinco municipios exigidos por las FARC-EP.
Una vez elegido Pastrana como nuevo Jefe del Estado, aun sin posesionarse
tuvo una entrevista con el Jefe de las FARC-EP, para definir detalles sobre
las dos condiciones: desmilitarización de los cinco municipios y
el desmonte de los grupos paramilitares organizados por el Estado. En esta
ocasión el Presidente le contaba al Comandante Marulanda, de como
pensaba resolver los problemas sociales y económicos que afectaban
al país. Entonces el Comandante Marulanda le dice:" Señor
Presidente, nosotros le creemos todo lo que usted esta diciendo, pero hay
una dificultad: "Cómo piensa resolver usted el problema del paramilitarismo,
ya que ahí están vinculados Oficiales y Suboficiales?". A
lo que el Presidente respondió: "Utilizaré para ello todos
los instrumentos, del Estado".
El señor Presidente Pastrana, lo mismo que
los gobernantes que le antecedieron, exigió desarrollar los diálogos
en medio de la guerra, sin embargo, el 20 de febrero del año en
curso, de forma unilateral determinó la ruptura definitiva de las
conversaciones y la cancelación de la Zona Desmilitarizada convenida
por las dos partes, tomando como motivo el desvío de un avión
y la retención de un congresista, por la Columna Teófilo
Forero de las FARC-EP.
Todos los esfuerzos anteriores han sido en vano:
los espacios políticos que se han logrado abrir (como fue el caso
de la Unión Patriótica, donde selectivamente cayeron asesinados
bajo las balas del terrorismo de Estado más de 4.500 líderes
de ese Movimiento) han sido barridos a plomo, por la intransigencia y el
miedo que le tiene la corrupta casta dominante, a los cambios sociales
que favorezcan a los sectores populares, porque son conscientes, que esos
cambios implicarán para ella, pérdida de privilegios de clase.
En todos los intentos que hasta ahora han hecho
las FARC para encontrar una salida política al conflicto social
y armado que padece Colombia, siempre se han encontrado con la misma actitud
del Estado y sus representantes: ausencia total de un verdadero proyecto
de paz con justicia social, y una negativa casi instintiva, a cualquier
propuesta de cambio que haga la Insurgencia, por insignificante que sea.
Solamente llevan a la Mesa una bien definida estrategia de guerra, para
imponerle a la guerrilla la paz del Estado y a empellones reinsertarla
a la vida civil, a cambio de nada.
Mientras tanto, en la medida que se agudiza la lucha
de clases dentro del Estado, éste, cada día más fortalece
el Poder Público con más soldados profesionales, más
policías, más paramilitares, más leyes antipopulares
y más sapos, para reprimir con más crueldad y eficiencia
la progresiva inconformidad popular, contra las actuales políticas
neoliberales impuestas por los Estados Unidos, por medio del Fondo Monetario
Internacional.
Para reprimir más, es precisamente el mal
llamado "Plan Colombia", donde el Estado aplicará su política
de sangre y fuego en todo el territorio nacional, por medio de las administraciones
departamentales, municipales y veredales: gobernadores, alcaldes, inspectores
de Policía,... quienes, a pesar de haber salido del seno del pueblo
y haber sido elegidos popularmente, no tienen otra alternativa sino cumplir
con el papel represivo que les asigna el Estado, en cabeza del Presidente
de la República. Además de lo anterior, las elecciones recientes
fueron desvergonzadamente fraudulentas y viciadas de corrupción
y violencia; donde los grandes medios de comunicación, como siempre,
manipularon a los electores. Todo lo anterior, ilegitima sus resultados.
Y como es con el Estado con quien estamos enfrentados
en una lucha prolongada y que cada día se profundiza más,
al haber cancelado el primero todas las posibilidades de una salida política
negociada, entonces las FARC-EP han decidido en coherencia con su planteamiento
político-militar y en reciprocidad a las medidas adoptadas por el
Estado contra ellas, exigir la renuncia a todos los mandatarios departamentales,
municipales y veredales, no por lo que ellos son como persona, sino por
lo que representan al Estado. De esta manera estamos explicando al pueblo
y a los funcionarios afectados, las razones políticas de nuestra
medida.
Secretariado del Estado Mayor Central
de las FARC-EP
Montañas de Colombia,
julio del 2002