LA ESPERANZA ROTA
ELN - Colombia
Una
imagen ha quedado grabada en la memoria colectiva de los colombianos,
La de Andrés Pastrana el 7 de agosto en la televisión colombiana:
el rostro destemplado, el cabello despelucado, los ojos desorbitados
y la ira en sus palabras prepotentes y amenazantes, anunciando la
"Suspensión de los diálogos con el EJERCITO DE LIBERACION
NACIONAL DE COLOMBIA (ELN)". Al fondo y no como decoración,
los televidentes presenciaron un amplio despliegue de fuerza militar
jamás visto.
Como argumento planteó "la falta de voluntad
política del ELN para la paz", lo cual distorsiona la realidad
que conocen los colombianos y la comunidad internacional que ha estado
cerca de este proceso. Desde febrero de 1.998 el ELN ha promovido
diversos escenarios para él dialogo y la búsqueda de una
solución política al conflicto social y armado que se desarrolla
en Colombia, dentro de un proceso de construcción de la paz con
justicia social y la participación activa de la sociedad colombiana.
Un proceso real, que de cuenta de las transformaciones que el país
requiere y no a cualquier precio.
Desmintiendo las palabras del Presidente está
las reuniones del Palacio de Viana en España, la reunión
de Maguncia en Alemania, las de Río Verde en Colombia, las de Ginebra
en Suiza y en especial la realizada en La Habana Cuba y los acuerdos a
que se llegó en diciembre del año 2.000.
Con este acuerdo, que hoy es historia,
llegamos a pensar a pesar de sus imperfecciones que se relanzaría
finalmente el escenario para iniciar el proceso de paz abriendo los diálogos
con el gobierno y el proceso de La Convención Nacional con la participación
de la sociedad colombiana. Los sucesos posteriores al acuerdo de la Habana
confirmaron con creces que el
gobierno de Pastrana utilizaba las conversaciones con el ELN como pretexto
para vender la imagen de estar avanzando en el camino de la paz, mientras
que en todas nuestras áreas de influencia las fuerzas armadas asociadas
con bandas paramilitares financiadas por narcotraficantes escalaban la
guerra, desencadenaban la guerra sucia infame y cometían todo tipo
de tropelías con las comunidades, obligándolas al desplazamiento
forzoso.
Las fumigaciones y la operación
Bolívar realizadas en el primer trimestre del año 2.001,
contrariando acuerdos hechos, las expectativas de los campesinos y el interés
del grupo de países amigos, sumado a la dilación del despeje
de la Zona de encuentro y la complicidad evidente del gobierno en las masacres
en el Sur de Bolívar y en Barrancabermeja, nos reafirmó una
vez mas que Pastrana venía jugando con el ELN. La esperanza y la
confianza que en determinado momento depositamos en el proceso se agotó,
viéndonos obligados a SUSPENDER indefinidamente las conversaciones.
Sintiéndonos depositarios del clamor por
la solución política de la mayoría de los colombianos
y como resultado de los acercamientos promovidos por la Comisión
Facilitadora Civil, abocamos de manera oficiosa una reunión con
representantes del gobierno de Colombia y la CFC el pasado mes de junio
(26-27) en Ginebra, invitados por el "Centro para él Diálogo
Humanitario".
Allí, las partes coincidimos en hacer un
nuevo esfuerzo. De este intercambio y las consultas respectivas sale como
resultado proseguir en Venezuela, mantenido el carácter oficioso,
sin levantar la suspensión de nuestra parte, teniendo como marco
los acuerdos de La Habana y el cumplimiento de tres (3) exigencias planteadas
en nuestra carta del 26 de abril.
El encuentro de Venezuela se desarrolló
en dos (2) rondas: la primera entre el 26 y 29 de julio y la segunda el
5 de agosto. A continuación reseñamos para conocimiento de
todos la realidad de lo sucedido:
En la primera ronda el gobierno hizo evidente
su propósito de revisar los acuerdos de La Habana, manifestando
"su disposición ha cumplirlos" siempre y cuando aceptáramos
algunas modificaciones "no sustanciales" a decir de sus delegados, pero
inaceptables para el ELN: revisar el carácter y funciones de la
policía cívica, insistiendo que fuese integrada por efectivos
de la policía nacional preparados para tal fin ((lo que había
sido rechazado desde un principio); recabaron la afirmación que
la zona era difícil de manejar con la presencia de las FARC, principal
factor desestabilizador según ellos; a la vez que levantaban la
propuesta perversa de unámonos para combatirlos como garantía
de "seguridad en la región", se minimizaba la presencia paramilitar
y el conturvenio de éstos con las fuerzas armadas, anotando que
"esto es
manejable".
La delegación del ELN reafirma
la disposición de avanzar en la medida que los acuerdos de La Habana
se cumplan, siendo éstos irreversibles e impostergables; desmiente
con ejemplos reales que la presencia de las FARC en la región no
ha obstaculizado el proceso de conversaciones sostenidas entre el ELN-Gobierno
y sectores de la sociedad. Así mismo, asume sin temores ser garante
de la seguridad en el área, siempre y cuando el gobierno confronte
a los paramilitares y entregue la zona despejada como condición
para el inicio del proceso de diálogo y la Convención Nacional.
En el entendido del compromiso del gobierno
de enfrentar al paramilitarismo en la región, de reparar los perjuicios
a las comunidades afectadas con las fumigaciones y la entrega de la zona,
avanzamos en una fórmula para reiniciar el proceso: precisar tiempos
para iniciar el despeje, la Convención Nacional, la integración
de la Comisión verificadora, la presencia de los verificadores internacionales,
el encuentro entre el Presidente Pastrana y Nicolás Rodríguez
etc. Sobre este enfoque general de coincidencias, diferencias y asuntos
por concretar, se definió la segunda ronda, previo las consultas
respectivas.
La ronda del 5 de agosto fue precedido
por dos hechos graves: la masacre de 9 campesinos en La Corona (Bagre)
adyacente a la Zona de Encuentro y la segunda quema del corregimiento del
Paraíso de San Pablo en el Sur de Bolívar. Ante estos dolorosos
hechos cometidos con la complicidad de Las Fuerzas Armadas, el Comando
Central, a través Antonio García, se pronuncia el 3 de agosto,
reiterando nuestra posición de señalar la falta de compromiso
del gobierno para avanzar en logros tangibles y reales con la confrontación
al paramilitarismo, el despeje y el inicio de la Convención Nacional.
La segunda ronda se inicia colocando
sobre la mesa dos exigencias: el gobierno solicita precisión sobre
la declaración de Antonio, si implica desconocimiento a la interlocución
con el gobierno. Y la delegación del ELN, ante los recientes hechos,
reitera que el gobierno confronte los paramilitares, entregue la zona para
el inicio del proceso la Convención despejada de las Fuerzas Armadas
y de sus Socios los paramilitares. Es a partir de ese momento cuando el
ELN se responsabiliza de la seguridad interna.
Lanza en ristre la delegación del gobierno
señala "la falta de unidad interna del ELN " por las declaraciones
de Antonio García y que la exigencia nuestra, echaba atrás
lo avanzado en la primera ronda. A la vez entra a cuestionar los hipotéticos
pasos avanzados en dicha ronda, reafirmando lo inmanejable de la zona por
la presencia de FARC y retrae propuestas que ya habían sido descartadas
anteriormente, como alternativas: reducción de la zona, entrega
gradual, cambio de zona e inicio de La Convención en el extranjero.
Los enfoques sesgados son resultado
de la manipulación de la realidad, buscando nuevos acuerdos ajustados
a las declaraciones dadas durante la primera ronda, por el general Tapias
comandante general de las fuerzas armadas, a los medios de comunicación:
El ELN se debe olvidar, de una vez por todas del sur Bolívar como
escenario despejado para la realización de la Convención
Nacional.
Esto explica con suma claridad la postura que trajo
el gobierno a la segunda ronda; y que fue la constante que mantuvo en todo
el tiempo que duraron las conversaciones: Una y otra vez se echó
atrás de acuerdos recurriendo a distintos medios de presión
patrocinados por las mismas fuerzas armadas.
Es en el proceso de paz con el ELN donde
salta con toda claridad la alianza macabra de las fuerzas armadas de Colombia
y de otros sectores gubernamentales con los paramilitares en contra de
dicho proceso. Es evidente en las operaciones punitivas contra las comunidades
en el Sur de Bolívar, la ocupación paramilitar de Barrancabermeja,
los bloqueos a las vías y las manifestaciones prefabricadas por
Asocipaz en contra del despeje etc. Igualmente la falta de poder decisorio
de los delegados del gobierno a las conversaciones, amarrados a la aprobación
de la cúpula militar, opuesta al desarrollo de la propuesta de paz
elena.
Los pronunciamientos posteriores del
Presidente Pastrana donde arremete con virulencia contra el proceso de
búsqueda de la paz del ELN, apelando a hechos no ciertos, deja en
entredicho su discurso y voluntad real de paz, dejando al descubierto la
trampa que oculta su real estrategia guerrerista comprometida con el Plan
Colombia y los intereses de la Casa Blanca y el Pentágono.
Concluido el proceso de conversaciones de paz con
el presidente Pastrana, El EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL DE COLOMBIA
persistirá en sus viejos desafíos estratégicos en
sintonía con las expectativas de la mayoría de colombianos
que sueñan en un nuevo país donde haya paz con justicia social,
democracia participativa y dignidad nacional; seguirá persistiendo
en la propuesta de Convención Nacional como espacio de diálogo
de los excluidos e instrumento para tejer un gran acuerdo nacional; y espera
que nuevos interlocutores en la casa de Nariño le apuesten de verdad
a la PAZ que soñamos los colombianos.
EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL DE COLOMBIA
Comando Central
Nicolás Rodríguez
Bautista, Antonio García Pablo Beltrán,
Ramiro Vargas, Oscar Santos.
Montañas
de Colombia, Agosto de 01