METODOLOGIA
DE LA EDUCACION POPULAR:
CONDICIONES INTERNAS
Decíamos que el trabajo popular se realiza
en dos momentos: reflexión y acción. El primer momento (reflexión)
tiene un cuño esencialmente educativo. Consiste realmente en una
actividad teórica, que mira a la comprensión de la realidad,
a la concientización. Es esencialmente un "acto de conocimiento".
Se trata aquí de la educación popular. Más adelante
abordaremos el segundo momento - la acción directa - de cuño
esencialmente práctico y a veces político ("acto político").
Indudablemente el primer momento incluye también
una dimensión práctica (e inclusive política) y el
segundo, a su vez, es actuar, aunque se reflexiona a partir y en función
de la acción. Igualmente, actuar no es reflexionar, aunque se actúa
a partir de la reflexión y se actúa pensando.
Algunos elementos componen el contexto de la parte
propiamente educativa del trabajo popular. Son las condiciones que acompañan
y encuadran el proceso de la educación popular.
1. Diálogo
Toda educación tiene lugar en una dinámica
de diálogo. No es preciso aquí retomar toda la doctrina de
Paulo Freire, sino recordar algunos puntos importantes. En primer lugar,
hay que evitar todo adoctrinamiento, que es llenar la cabeza del pueblo
con sistemas de ideas o esquemas de acción ya montados.
Educar no es adoctrinar. Evitar, pues, todo autoritarismo
pedagógico. Esta forma de educación que consiste en transferir
el conocimiento del agente al pueblo, fue llamada "concepción bancaria"
de la educación. Esta "conduce forzosamente a la división
de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima
de la sociedad". Es, por tanto, una forma autoritaria de educación,
pues supone que una parte sepa, hable y enseñe y la otra ignore,
escuche y aprenda.
El papel del agente aquí es animar el debate
y estimular la participación de todos en el mismo. Es facilitar
que la palabra corra libre y suelta como la bola en un partido de fútbol
bien organizado.
El diálogo se aprende. Está situado
entre la conversión informal (como la que tiene lugar en una familia
o en una cafetería), y el discurso (de un político o de un
profesor). El diálogo exige una cierta disciplina: la de escuchar
y hablar (sin interrumpirse unos a otros) y la de centrar el debate en
torno a un problema delimitado, definido (sin hacer digresiones). De allí
la importancia del papel del animador o coordinador.
Nótese que el diálogo se hace en torno
a la práctica. La práctica es la referencia constante del
diálogo y no ideas o ideales. Cuando decimos práctica decimos
"realidad" o "vida" del pueblo. "La vida social es esencialmente práctica".
La práctica es mediación pedagógica. El pueblo aprende
haciendo, pues, saca las lecciones de la vida. Para la mayor parte del
pueblo, el aprendizaje no pasa por los libros, sino por la realidad vivida.
La mediación no es cultural (escuela biblioteca, lecturas, etc),
sino práctica. No es tanto por "El Capital" de Marx por lo que el
trabajador sabrá lo que es explotación, sino sobre todo por
su propia experiencia de fábrica y su lucha en el sindicato. No
simplemente por argumentos se convence el pueblo, de que tiene fuerza y
puede liberarse, sino más bien por su acción concreta y efectiva
(una huelga, una manifestación callejera, etc). "En la práctica
es donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad,
el poder, la concretez de su pensamiento.
Educar no es convencer. Es pensar la propia praxis.
No es con razones como se podrá probar al pueblo quiénes
son los opresores, sino con acciones concretas y con reflexiones sobre
ellas.
Es claro que la acción por sí sola,
sin reflexión, no educa. Para ser educativa, la acción necesita
ser digerida, asimilada. Y esa es la función de la reflexión,
pero de una reflexión "en grupo", o sea dialogada.
Este lazo de la reflexión con la acción
no debe entenderse de modo rígido. Esta relación vale en
general, de modo que la referencia a la acción debe ser la práctica
pedagógica normal en el trato con el pueblo. Pero sin duda el pueblo
puede también aprender con la experiencia histórica y social
de los otros (y no sólo de la propia), proyectar una práctica
(y no sólo pensarla a posteriori), hacer deducciones lógicas
(y no sólo inducciones ) etc.
Sea como fuere, una idea sólo se fija en
el alma del pueblo cuando se enraíza en el surco de su propia vida.
Si este surco no está preparado, poco se saca con sembrar.
Digamos también, para evitar toda confusión,
que cuando hablamos aquí de praxis como mediación pedagógica
se trata de una praxis hablada y reflexionada. No se trata en este momento
de la praxis concreta como tal. Pues una cosa es la praxis como objeto
de reflexión y otra la praxis como acción directa. Es esta
ambigüedad es donde cabe la expresión: "La educación
se da en la praxis". Pues en el momento educativo que es el de la reflexión,
la praxis aparece evidentemente como tema de conversación. Esto
supone necesariamente un distanciamiento de la praxis directa como tal.
En este primer momento se habla acerca de la praxis, pero no se "practica"
todavía concretamente. Sin embargo, esta conversación sobre
la praxis permite dar a la praxis directa un contenido y una dirección
consciente.
2. Participación
Nunca se hará suficiente hincapié en la
importancia de la participación viva de todos en la reflexión.
Vivir en comunidad o
sociedad es participar. Política es básicamente participación.
Todo comienza con la participación en la
palabra, en el diálogo, en las decisiones. En una reunión
de reflexión no hay solamente un entrenamiento o preparación
para la vida política. Allí mismo se da ya una vida política
en la medida en que tiene lugar la participación del saber, del
pensamiento y de los proyectos.
Independientemente de los contenidos (si son directamente
políticos o no), una reunión debe mostrar, por su dinámica
participatoria, que se trata de democracia, del poder popular. Y esto,
inclusive cuando se trata de programar una procesión o un pic-nic.
De hecho, la lucha no es solamente contra los agentes
de la opresión, externos al pueblo, sino también contra las
relaciones de opresión, internas al pueblo, a su conciencia y a
su práctica diaria.
Política es participar, es luchar contra
toda opresión, sea encarnada en agentes concretos, sea en comportamientos
determinados. Por eso, la política se da también en la vida
diaria, desde una conversación hasta la organización de una
sala.
Desde este punto de vista, es preciso prestar mucha
atención a la contradicción que ocurre frecuentemente entre
una propuesta liberadora y un proceso autoritario que mira a implementarla;
entre una meta democrática y un método impositivo.
Ahora bien, debe haber homogeneidad o coherencia entre una cosa y otra:
entre contenidos y formas, proyectos y procesos, metas y métodos.
Es imposible hacer la democracia "agarrando y reventando".
La liberación se realiza en el camino o no
es liberación. La igualdad comienza ya o nunca va a tener lugar.
De donde se ve que la política como participación
es una dimensión interna de toda práctica colectiva: familiar,
religiosa, etc. Sin embargo esto no elimina, sino que completa la cuestión
de la práctica política específica, con contenido
, formas y objetivos propios. Pues esta es la gran cuestión y la
causa principal de la educación de hoy.
3. Comunidad
La educación se da en el contexto de la comunidad.
Esta es el espacio del diálogo. Espacio y sujeto. La comunidad es
como un "intelectual colectivo". Es junto como el pueblo se educa. Uno
es profesor del otro, uno es alumno del otro. En el grupo se da la coparticipación
de las experiencias y de las lecciones que ha enseñado la vida.
Como el pueblo es " sujeto histórico " del poder, así también
es el "sujeto colectivo" del saber.
El grupo de reflexión es como una "escuela
popular" en que la gente del pueblo es al mismo tiempo educador y educando.
El texto del aprendizaje es el libro de la vida. Por eso el diálogo
se da en torno a la vida (problemas y luchas).
Allí el agente es parte del proceso, y una
parte específica del mismo. El tiene el papel particular de facilitar
la coparticipación o la socialización del saber popular.
El agente es un dinamizador de la palabra colectiva. El es un articulador:
coordina las personas entre sí y las personas con el tema de la
vida (o de la praxis).
Sin duda el agente puede provocar a la comunidad
a dar un salto adelante. Haciendo parte del grupo y de su caminar, él
puede y debe contribuir al crecimiento de la comunidad a través
de lo que él mismo ve y sabe. Esta función se ejerce especialmente
en el momento de la decodificación o comprensión crítica
y sistemática de la realidad, como veremos más adelante.Por
tanto, para el trabajo popular, la comunidad aparece como la gran mediación
pedagógica como espacio y como instrumento-. De hecho, ella es la
mediación:
-de concientización: en ella y por ella se logra una conciencia
cada vez mayor y más crítica de la realidad;
-de participación: en ella y por ella se aprende a entrar en
el juego de dar y recibir, de hablar y escuchar, de actuar y ser movido
(accionado), en fin de asumir el propio lugar y el papel en la transformación
colectiva de la realidad;
-de solidaridad: en ella y por ella se adquiere conciencia de clase
y se construye la unión en torno a un mismo proyecto de base;
-de movilización: en ella y por ella se descubren, se asumen
y se enfrentan los desafíos comunes, etc.
De donde se puede aprender la importancia del grupo
como unidad pedagógica, al mismo tiempo palco y actor de la propia
conciencia, como ha de serlo de la propia existencia