A través del
siguiente artículo se derrumban algunos de los mitos que circulan
en torno a la Coordinadora Arauko-Malleko, que en estos momentos está
a la cabeza de las luchas del pueblo Mapuche contra los intereses de los
latifundistas chilenos, los "nuevos invasores" de las empresas españolas
y la represión policial que ha lanzado sobre ellos el gobierno socialdemócrata
de Ricardo Lagos.
Sobre la Coordinadora y sus dirigentes
se intoxica a diario a la población chilena, acusándoles
de "terroristas" y "revoltosos marxistas", pero no se cuenta la verdad
de una causa que ya lleva cientos de años pugnando por la justicia.
Esperamos que este texto, elaborado por
un grupo juvenil de apoyo al la causa mapuche constituya un aporte para
entender los planteamientos políticos de esta organización.
¿Cuáles son las cinco mentiras de la desinformación
sobre la lucha de la Coordinadora Arauko-Malleko?
Mentira 1.
La Coordinadora surge debido a la infiltración de la ultra
izquierda dentro del Movimiento Mapuche, por tanto, no es una organización
mapuche.
La Coordinadora no
surge debido al "supuesto" trabajo realizado al interior de las comunidades
por cuadros del MIR, el EGP-PL o del Frente Patriótico Manuel Rodríguez,
sino ante la necesidad de un sector social específico del pueblo
mapuche (en este caso una parte de las comunidades) de irrumpir en la lucha
política ante el Estado chileno y el capital transnacional. Esta
irrupción de las comunidades, claro está, no fue un producto
de la mera casualidad ni del destino. Se produce luego de un largo proceso
de discusión política entre diversos actores sociales mapuche,
muchos de ellos miembros de una nueva generación de jóvenes
dirigentes, en torno al agotamiento de la vía institucional para
intentar solucionar la situación de pueblo oprimido que afectaba
al pueblo mapuche en su conjunto.
La lectura que hacen los dirigentes de
las comunidades en conflicto el año 1997 de la etapa histórica
que vivía el pueblo mapuche se resumía en tres hechos entrelazados
entre sí: Primero, la instauración en Chile de un régimen
político antidemocrático como resultado del plebiscito del
año 1989; segundo, la consolidación del modelo económico
neoliberal en el país en el marco de la trasnacionalización
mundial de la economía; y tercero, la desarticulación del
movimiento mapuche que sobreviene al Pacto de Nueva Imperial (1989). Y
sus dirigentes entendieron que cualquier intento por debilitar el sistema
de dominación impuesto desde el aparato estatal pasaba por alterar
primero alguno de estos factores que permitían su existencia.
Conscientes de esta situación y
del hecho de que solo una fuerza social organizada y fuerte podría
lograr tal objetivo, sus primeros componentes comenzaron a realizar trabajo
político en varias zonas, donde a través de la entrega de
elementos políticos a los dirigentes locales y de un consistente
trabajo de base, lograron elaborar un discurso político autónomo
y de corte radical que a poco de iniciados los conflictos significó
para las comunidades movilizadas un salto hacia mayores niveles de lucha
mapuche.
Mentira 2.
La Coordinadora centra su accionar
en las comunidades y en la lucha por la tierra, por tanto, es una organización
campesinista.
El hecho de que la
Coordinadora centre su accionar en las comunidades no es antojadizo. Según
sus dirigentes, esto fue motivado principalmente por dos razones. La primera,
es que consideraron a las comunidades como el único sector del pueblo
mapuche que podía nutrir la lucha con los elementos culturales,
filosóficos, políticos y religiosos mapuche que de por si
necesitaría el proceso para desarrollarse y crecer. Y la segunda,
es que consideraron que era el sector desde donde resultaba más
efectivo golpear al sistema de dominación, representado en su aspecto
económico por las empresas transnacionales forestales.
Por otro lado, las demandas por restitución
de territorios en los cuales basa su accionar la Coordinadora dista mucho
del discurso de "la tierra para el que la trabaja" propio de las vertientes
campesinas de la izquierda chilena. La recuperación del Territorio
usurpado y la defensa de lo poco que hoy se posee, señala la organización
en múltiples de sus comunicados, es condición sine qua non
para plantearse algún día la liberación como pueblo.
Aquí el concepto de territorio está por sobre el de tierra,
pues representa no sólo un medio de producción y de subsistencia,
sino el espacio vital donde se desenvuelve y se proyecta un colectivo humano
que se identifica como mapuche y que en base a dicha identificación
desea ser tratado por el resto. Y no solo a nivel del discurso la Coordinadora
ha dado un salto cualitativo. Las experiencias de "control territorial"
desarrolladas por diferentes comunidades en conflicto, representan sin
duda su expresión concreta en los hechos.
Mentira 3.
La Coordinadora combate sólo el modelo económico, a las forestales
y por tanto, es más marxista que mapuche.
Que la Coordinadora
centre su accionar en atacar al modelo económico y las consecuencias
que su implementación conlleva al interior del wallmapu, no debe
ser interpretado como un residuo negativo del pasado izquierdista de alguno
de sus dirigentes. Y esto porque si bien el accionar operativo de la Coordinadora
está centrado a golpear los intereses del modelo (encarnado en las
empresas forestales, enemigos directos hoy en día de muchas comunidades),
su accionar político apunta sus dardos mucho más lejos. En
varios de sus comunicados y documentos se desprende el carácter
nacionalista de su postura política, y ese carácter implica
necesariamente un rechazo a la relación amo-esclavo que mantiene
el Estado-nación chileno con nuestro pueblo.
Lo que cabe preguntarse aquí es
lo siguiente: ¿debe una organización política mapuche
sólo preocuparse de cambiar la estructura político-administrativa
del Estado chileno y bregar por una autonomía regional tal como
lo hace el Consejo de Todas las Tierras o lo intentaba hacer la ya desaparecida
"Identidad Lafkenche"?. Creemos que no, pues si una organización
política centra su campo de acción en un ámbito estrictamente
superestructural (jurídico-institucional) y no se preocupa de transformar
en profundidad el modelo socioeconómico que la dominación
le impone, su acción no será otra cosa que un rotundo y merecido
fracaso. Si una organización política mapuche sólo
se preocupa de lo primero, como ocurre hoy con un par de ellas, ¿que
nos garantiza que ese nuevo sistema jurídico-institucional no siga
siendo funcional a los intereses del gran capital y las empresas transnacionales?.
Nada. Un pueblo mapuche autónomo sería una mera ficción
si dicha "autonomía" no va acompañada de una alternativa
al sistema neoliberal. Y si esa alternativa no es revolucionaria, la autonomía
ya no será una mera ficción, sino un triste espejismo. La
Coordinadora lo que intenta hacer es centrar su accionar operativo en el
modelo económico y su accionar político en la superestructura.
Es decir, se trata de hacer converger la lucha contra el neoliberalismo
con la lucha contra el Estado chileno. Unir dos vías que hasta hoy
caminaban en direcciones separadas y cuando no contrarias: la lucha por
la reivindicación nacional y la lucha contra el capitalismo.
Mentira 4.
La Coordinadora no plantea directamente en su discurso la autonomía
del pueblo mapuche, por tanto, no puede ser catalogada como autonomista.
Efectivamente, para
la Coordinadora la autonomía del pueblo mapuche no es central como
demanda. Y esto porque dicha aspiración cabe dentro de su proyecto
estratégico, más no dentro del táctico. Para la Coordinadora,
resulta claro que su objetivo estratégico (o a largo plazo) es la
liberación de nuestro pueblo en tanto pueblo oprimido y explotado
por el Estado chileno. Sin embargo, su objetivo táctico (o actual)
dice relación con la necesidad de reconstruir fuerza social mapuche
para alterar las condiciones históricas actuales, que son enormemente
desfavorables, para que permitan a futuro la instalación de un proceso
de liberación nacional. Proceso que, demás esta decirlo,
deberá ser llevado adelante por una fuerza política mapuche
integrada por amplios sectores (comunidades, estudiantes, intelectuales,
obreros, etc.), de su respectiva vanguardia y de una táctica de
lucha distinta a la utilizada hasta el día de hoy.
Para la Coordinadora
no es meta hoy la autonomía del pueblo mapuche y básicamente
porque sus dirigentes entienden que la situación histórica
que vive nuestro pueblo no la hace posible. Con un movimiento mapuche desarticulado,
un pueblo desestructurado social y políticamente, y un enemigo más
fortalecido que nunca, ¿se podrá plantear una demanda de
autonomía?. Es obvio que no, pues para plantear el reconocimiento
de nuestros derechos políticos y territoriales primero debemos alterar
las condiciones históricas en que estamos parados y construir desde
la base misma fuerza social. Por ahí sin duda que va la dirección
de los golpes y las construcciones actuales que impulsa la Coordinadora.
Mentira 5.
La Coordinadora utiliza la violencia como método de acción
política, por tanto, sus miembros son todos terroristas.
El uso de la violencia
por parte de la Coordinadora está restringido al ámbito de
la defensa del Territorio y de la autodefensa de las comunidades, y no
responde a planteamiento ofensivo alguno. En ese marco se entienden las
acciones mínimas de sabotaje que han afectado a las empresas forestales
y a sus guardias paramilitares, y los enfrentamientos entre militantes
mapuche y fuerzas especiales de Carabineros. Si bien el gobierno ha tratado
de aislar a la Coordinadora acusándola de practicar el "terrorismo
rural", lo cierto es que la práctica de la violencia ha sido hasta
ahora patrimonio exclusivo del Estado chileno y de los empresarios forestales
que ven amenazados sus intereses en las zonas de conflicto.