Amanda Puz, es para mí recuerdos de playa, de veraneos eternos, de fiesta, de Pascuas alegres; también de orden, disciplina y rigor; pero lo más importante, de brillantez intelectual y de generosidad sin límites. Por eso, no es extraño que haya accedido a que publiquemos esta joya de la Historia de nuestro periodismo, sin más exigencias que esta: enviarle la transcripción del texto, para evitar la posibilidad del más mínimo error. Y yo, a su vez, le he exigido a Pretextoss, hacer público mi agradecimiento por el gesto, permitiéndome esta intromisión. Ya recibida la aprobación de Amanda, y el vamos de Pretextoss, he hecho entrega de este artículo inédito en Chile, a mi buen amigo Horacio, quien gracias a la magia del mundo virtual, podrá poner esta "delicatessen" periodística, a recorrer el mundo, como una gentil muestra de un pedazo de nuestra historia reciente. Gracias.
Sebastián Puz Medioli*

CITA PENDIENTE



Por Amanda Puz**

    Todos tenemos una asignatura pendiente, una aventura pendiente, una cita pendiente, algo que siempre quisimos hacer pero que nunca hicimos porque nos faltó tiempo, o ganas, o fuerzas para emprenderlo.
    Mi cita pendiente fue con Alicia Crespo, la mujer que le escribió a Neruda la carta de admiración más hermosa que él recibió en su vida. Fue el propio poeta quien me hizo esta confidencia y me autorizó para publicar, en febrero de 1970, la misiva que ella le había enviado desde España. Recuerdo como si fuera hoy ese día pasado con él en Isla Negra. Mi tarea era hacerlo hablar de Amor. Se necesitaba ser joven y petulante para aceptar tal misión. Neruda era nada menos que el Poeta del Amor por excelencia. Y sin embargo, con esa bondad y esa deferencia que tenía con las mujeres, se prestó de buenas ganas al ejercicio.
    Rememoró algunos de sus amores y calló otros, pero sobre todo me permitió hablar de las mujeres a las que había querido, desde Terusa y Rosaura, que inspiraron los Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, hasta Matilde, la amada última y definitiva.
    Aunque insistiendo en que mejor que hablar de amor era hacer el amor, el poeta hizo algunas confidencias, a veces casi susurrando porque Matilde, como llamada por un hada maligna, asomaba la cabeza por la puerta entreabierta de la "covacha" y sacudiendo su cabellera rojiza le amenazaba entre risueña y seria: cuidadito, cuidadito, Pablito, nada de hablar de más.
    Cuando le pedí una definición del amor, me dijo: " ¡qué ocurrencias! ¿Y la definición del agua y el vino para qué sirven? El agua y el vino son para beberlos, lavar, regar, cantar, correr. El amor, sin definición, es para sentirlo, hacerlo, perderlo, recobrarlo, consumirlo, vivirlo, morirlo ".
    Le pedimos que seleccionara entre las cartas que le habían escrito las mujeres del mundo aquella que más le había impresionado. Hurgando en el viejo escritorio heredado de su padre ferroviario, la encontró: escrita con tinta verde en una cartulina blanca, lleva dibujadas unas gaviotas, la firma Alicia Crespo, de Orense, España, y está fechada en el otoño de 1967.
    Alicia le dice a Pablo que al descubrir su poesía se ha reconciliado consigo misma en un momento en que creía haberlo perdido todo. "Me gustaría regalarte – escribe – un cuenco de madera, rústico, tallado a navaja por el viejo Blas, un pastor amigo. Lo llenaría de leche recién ordeñada y tomándolo con las dos manos, te haría mi humilde ofrenda. ¿Cómo podría decirte que necesito hacerte llegar mi admiración, mi emocionado júbilo por el hallazgo? Desde este rincón del Noroeste de España, yo, ALICIA CRESPO, elevo mi voz para darte las gracias ¡Pablo! Mañana, al alba, subiré a la colina más abrupta a poner una piedra blanca y lisa que señale mi descubrimiento.
    Quizá en este mismo instante, desde donde estés, sientas el roce de mis dedos acariciando tus mejillas. (....)"
    Pablo Neruda aceptó responder a través de nuestra revista a Alicia Crespo. Reconcentrado, escribió la respuesta en una esquela de color jacinto pálido:
    "Perdón, Alicia, por el largo silencio, pero guardé tu carta entonces y ahora salió a la luz como una flor que conservare la vida y el aroma. Creo que ahora tienes mas años y no sé si aún mi poesía te lleva lo que entonces, la alegría y la melancolía de vivir.
    Gracias por la piedra blanca y por la ceremonia silvestre.
    Tu carta me conmovió y te lo agradezco de verdad. ¡Hasta luego! Pablo Neruda".
    Neruda me regaló la carta de Alicia y la respuesta que él redactó. Cuando llegué a Europa me hice la promesa de ir a buscar a esta mujer, hablar con ella, entregarle la misiva del poeta. Los años fueron pasando, y conforme la tinta de la carta se iba desvaneciendo por causa del tiempo y de mi descuido, yo fui postergando la diligencia.
    Hoy siento que ya es tarde. Dejé pasar demasiado tiempo. Ya no quiero ir a esa cita que, por lo demás, nadie me dio.

*Sebastián Puz, es sobrino de Amanda y colaborador de nuestra revista.
**Amanda Puz, es Periodista y actualmente Catedrática de la Universidad de Lyon II. Fue hasta 1973, Subdirectora de Revista Paula.


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